Turista de interior. Revista de procesos de isla / Volumen 2 (2019)

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TURISTA DE INTERIOR


TURISTA DE INTERIOR DIRECCIÓN EDITORIAL

SOLAR. ACCIÓN CULTURAL

SOCIEDAD - LUGAR - ARTE

LOLA BARRENA DALIA DE LA ROSA

PRODUCCIÓN EDITORIAL

SOLAR. ACCIÓN CULTURAL

SOCIEDAD – LUGAR – ARTE

RACSO ZEHCNAS

EDITORIAL

SOLAR. ACCIÓN CULTURAL

SOCIEDAD - LUGAR - ARTE

LOLA BARRENA DALIA DE LA ROSA MATAPARDA

COLABORADORA EDITORIAL

ALEXANDRA LAUDO

ARTISTAS

TERESA AROZENA LÚA CODERCH

DISEÑO

RACSO ZEHCNAS COMUNICACIÓN SOLAR. ACCIÓN CULTURAL SOCIEDAD – LUGAR – ARTE

PATROCINIO

IDECO

IMPRESIÓN

Slapsus Papel S.L.

ISSN 2605-3403 Depósito Legal TF739-2018 www.solarizacion.org

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EDITORIAL

Solar. Acción Cultural

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Potencia Isla Teresa Arozena

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PIENSO CABAÑA Y DIGO ISLA

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DESPUÉS DE ELLA (ÚLTIMO REFUGIO)

Alexandra Laudo

Lúa Coderch



EDITORIAL

Solar. Acción Cultural En la década de los sesenta, las fronteras naturales mostradas por las primeras fotografías espaciales, pudieron haber sido la última oportunidad para cuestionar las grandes narrativas territoriales. Desde el exterior, la organización política del espacio terrestre no resultaba perceptible y la superficie transitable era solo suelo exento de divisiones diplomáticas. La abstracción compuesta por la imagen de la Tierra sin geografía era una ilusión propiciada por la distancia que, sin embargo, quedaba descartada por la sucesión de procesos de cartografiado, en los que se había plasmado la jerarquía diversificada de propiedades y jurisdicciones, conforme se avanzaba en la antropización según una posición utilitarista.

La taxonomía de la superficie terrestre es compleja y de difícil definición dado su carácter multidimensional, y atiende tanto a la horizontalidad y verticalidad como a cuestiones conceptuales. Posicionarse en un punto de mira específico, y por lo tanto sesgado y limitado, solo puede producir la captura de una pequeña parte de las múltiples facetas que aportan las visiones y acercamientos a esa clasificación y a esa superficie. Una isla concentra el suelo emergido, el sumergido y el escindido, y cada una contiene y produce una forma de convertirse en territorio. En este sentido, a ras del terreno, las fronteras se extienden desde las unidades más pequeñas, en términos de reparto antiguo de tierras, hasta las grandes operaciones generadas por la geología política, que expande los límites cada vez más y, actualmente, no solo en lo concerniente al suelo firme, sino también al mar y al océano. En ese suelo convertido en territorio se concentran lo físico y lo político, que tratan de establecer realidades, y lo simbólico, donde se difumina lo homogéneo y se imaginan ficciones posibles.

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La geografía, es decir, las materialidades del entorno, y las inmaterialidades encarnadas en el hecho de habitar en los territorios cambian según las épocas y los procesos de asentamiento. El Archipiélago Canario, entendido como un sistema-mundo, ha ido modificando los lugares donde se asientan los hábitats, debido a la presión cultural que produce la transformación humana. Marcado por un antes y un después de los repartimientos de suertes de tierra en los procesos de conquista y colonización, los cambios, alteraciones y toma de decisiones de ciertos sectores sociales generaron tipologías de suelo, unos más aptos que otros en función de su uso, y de lugar, como la fijación a ese suelo de un establecimiento que se traduce en la ordenación social del espacio1. En cierto sentido, el asentamiento como estructura, independientemente de su tamaño, es el que refleja la escala de tiempo y las formas de existencia. La estratificación del asiento, por superposición de capas históricas, se traduce en una sucesión de encubrimientos al contrario que el reconocimiento de la superficie, que trata de descubrirse y/o desvelarse a través de su propia imagen-mapa. De esta manera, asentarse, tomar posesión y posición es en sí la forma antigua y contemporánea de apropiarse del suelo para convertirlo en el propio territorio, ya sea en forma de cueva, de refugio, de cabaña, de poblado, de pueblo, como ciudad e, incluso, como aguas limítrofes en tanto que zonas de contacto. Desde el nomadismo hasta el sedentarismo o desde la economía de subsistencia a la hiperproducción, el lugar donde asentarse deviene en la transfiguración del ser, del estar y del formar parte. Habitar es presencia, posición y desplazamiento2 y, por lo tanto, se trata de un gesto.

1 García de Cortázar, José Ángel (Coord.), Organización social del espacio en la España medieval. La Corona de Castilla en los siglo VIII al XIII, Universidad de Cantabria, 1999. 2 Lefebvre, Henri, La producción del espacio, Madrid, Capitán Swing, 2013.

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Mataparda Cuevas, Playa de la Viuda, Arafo, Tenerife. 2019

Este Volumen 2 de Turista de interior. Revista de procesos de isla cuenta con la coedición de la comisaria Alexandra Laudo (Barcelona, 1978), cuyo foco de interés se centra en la parte de insularidad que puede reconocerse en la idea de cabaña, entendida como espacio aislado de pensamiento fuera del ámbito de lo productivo. De la conversación y confluencia de intereses y procesos simbólicos en torno a esta propuesta, el trabajo de las artistas Teresa Arozena (Tenerife, 1973) y Lúa Coderch (Perú, 1982) amplía en distintas direcciones la reflexión sobre este concepto, y llega a la abstracción y a la suposición de entender en cada asentamiento una cuestión de isla. Alexandra Laudo con Digo cabaña, pienso isla propone la isla como sistema transferible hacia otras figuras, tanto metafóricas como reales. Teresa Arozena, con Potencia isla, ensaya un acercamiento al lugar dentro del lugar como espacio no escindido de sí mismo ni de su propia estructura, orgánico. Por su parte, Lúa Coderch con su propuesta Después de ella (último refugio) genera el proceso de una construcción en un doble movimiento que converge en la contundencia de la narrativa y la simplicidad de la hechura, ambas como medida propia y como intemperie. Con todo, Turista de interior. Revista de procesos de isla, Volumen 2, se presenta como un acercamiento consciente y decidido a la realidad del espacio apartado, a la relación con las franjas de territorio circundante y a los cuerpos que lo habitan.

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