Localización: veintiocho grados norte trece grados oeste es un proyecto de SOLAR. Acción Cultural Sociedad – Lugar – Arte para el 9o Encuentro Bienal de Arte de Lanzarote con la colaboración de la Escuela de Arte Pancho Lasso, en especial, con el profesorado y las/os alumnas/os de las asignaturas de Fotografía, y Antropología y Sociología del Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza, y Fotografía del Ciclo Comunicación Gráfica y Audiovisual. Este proyecto no hubiera sido posible sin la implicación de Adrián Roncero Frey, Adriana Sánchez Decan, Ania Hernández Martel, Gara Guillén Díaz, Gorka Barroso Barquín, Héctor David Santana Perdomo, Jorge Muñoz Arriaga, Keyla Morales García, Lorena Cerdera Madrid, Andrea Cáceres Arrocha, Manuel Godino Martínez, Marisa Ruffa, Marta Hernández Álvarez, Óscar Hernández Moralejo, Thalya Peña Rodríguez, Vanessa González Hernández, Yara Arráez Martín, José Alberto Álvarez Robayna, Alexandra Anguelov Betancort, Iriome Bermúdez Navarro, Hamza Bihich, Sheila Blanco Cabrera, Jonay Miguel Corujo Fernández, Grissel de León Perdomo, Ariadna Díaz Mosquera, Adrián Duarte Viñoly, María Félix Duque Luna, José Mario Lasso Sosa, Claudia Lemes Fajardo, Juan José Montes Londoño, Pietro Ognibene Tarajano, Lucía Oncina Dévora, Eliana Parrilla Morín, Balbino Pérez Tavío, Juan Marcos Pina Morera, Samuel Ramos Caraballo, Abián Rodríguez López, Aída Tavío Martín, Nayade Tejera Cáceres, Aina Tolon Latorre y Juan Sebastián Vargas Marín a quienes Solar agradece infinitamente el tiempo compartido y el aprendizaje mutuo. Gracias a los colaboradores Carmelo Vega de la Rosa (profesor de Historia del Arte de la ULL) y a los artistas Idaria del Castillo y Mataparda. ¡Gracias!
SOLAR. Acción Cultural Sociedad-Lugar-Arte es una asociación cultural sin ánimo de lucro, un proyecto crítico cuya actividad fundamental es la investigación, la creación y la producción artística destinada a utilizar el espacio cotidiano como el lugar natural para la transmisión del lenguaje simbólico. La colaboración, la colectividad y el intercambio son las pautas que atraviesan el trabajo de Solar que, partiendo de las ideas y el crecimiento artístico, genera redes de pensamiento. En la actualidad, SOLAR. Acción Cultural cuenta con, aproximadamente, ciento treinta socios y socias que apoyan el proyecto desde la base, haciéndose responsables de los hechos simbólicos que suceden en su entorno, y permitiendo, con sus aportaciones, la consolidación de los valores del trabajo artístico dentro de la sociedad.
solarizacion.org
LOCALIZACIร N:
VEINTIOCHO GRADOS NORTE, TRECE GRADOS OESTE Propuesta de SOLAR. Acciรณn Cultural para la 9o Bienal de Arte de Lanzarote
Mataparda
“Sustituyo lo concreto por lo abstracto. El molde, por el módulo. Lo entero, por lo íntegro. El objeto, por su esquema. El sujeto, por su esencia. La Isla, por su mapa poético. Culto. Construyo la geografía integral de Lanzarote.” Agustín Espinosa, Lancelot, 28 o - 7 o.
La ciudad es una realidad compleja construida sobre un espacio social con múltiples capas de uso y significado que se superponen de forma histórica a través de relatos. En este entramado de lugares, tanto reales como simbólicos, conectados por vías de comunicación, se encuentran los vacíos urbanos, espacios de amnesia que, en unos casos, poseen un potencial especial marcado por el tiempo y el uso del entorno y, en otros, son solamente solares en desuso. Los solares forman parte del suelo urbano consolidado, es decir, su utilización está sujeta a las dinámicas habituales de construcción y utilización directa por parte del titular de la propiedad; constituyen, junto con las parcelas edificadas, la ciudad compacta. Sin embargo, son unidades en negativo que, al positivar, revelan toda su información.
Entre 2015-2016, durante el 8 o Encuentro Bienal de Arte de Lanzarote, Solar. Acción Cultural desarrolló el proyecto Paisajes y contextos, en el que a partir de las interpretaciones del paisaje contenidas en la Colección del MIAC (Museo Internacional de Arte Contemporáneo, Lanzarote), las/os alumnas/os de la Escuela de Arte Pancho Lasso y artistas como Noelia Villena, Atilio Doreste, Marco Alom y Gerson Díaz realizaron una intervención simbólica en uno de los solares que frecuentemente se encuentran en la ciudad de Arrecife, en concreto, el de la Avenida La Marina, número 2. Convertir un espacio “residual” en un lugar con connotaciones simbólicas muta su percecpión de mero hueco a lugar en el que se pueden plantear distintas prenguntas, y de coordenadas espaciales a entorno de encuentro y desarrollo ciudadano.
Exposición Re-contextos, 2016. Av. La Marina, 2. Arrecife.
Av. La Marina, 2. Arrecife. 2018
En Localización: veintiocho grados norte, trece grados oeste, los vacíos urbanos de Arrecife se toman como localizaciones metahistóricas; son lugares susceptibles de albergar una ficción espacial y otras narraciones relacionadas con el ordenamiento, el tránsito o el abandono. El desarrollo de este proyecto, parte de la construcción de un mapa de geolocalizaciones, no solo desde un punto de vista geográfico-técnico, sino también mediante la inclusión de una estructura conceptual cercana a la cotidianeidad, los usos emotivos del espacio y la poesía del paisaje urbano. Agustín Espinosa en Lancelot 28o 7o realiza una guía poética de la Isla que, en sus palabras, es “un objeto para el devenir”, una relación palabra-idea que alude al espacio de percepción.
Mataparda
A partir de las prácticas de Solar, Localización: veintiocho grados norte trece grados oeste es un mapeo de los lugares propicios para lo simbólico, que también están relacionados directamente con el discurrir urbano y la vida cotidiana de los habitantes de la capital de Lanzarote. Este proceso surge como resultado no solo de los habituales modos de Solar sino también del conocimiento y la percepción directa a través del recorrido y la transurbancia. El espacio es percibido como ámbito físico e itinerario poblado de memoria.
SOLAR. Acción Cultural
Una de las partes fundamentales del proyecto Localización: veintiocho grados norte, trece grados oeste es la colaboración con las/os alumnas/os de la Escuela Pancho Lasso y, en especial, con las asignaturas de Fotografía, y Antropología y Sociología del Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza, y Fotografía del Ciclo Comunicación Gráfica y Audiovisual. El proceso estuvo destinado a trabajar con el entorno urbano en términos de percepción y de apreciación de capas diferentes a las habituales para cambiar la aprehensión de Arrecife a través de la reflexión crítica, utilizando herramientas propias de las asignaturas: la encuesta y la deriva fotográfica. Ambos procesos fueron planteados como recorrido de reflexión, desarrollo y reinterpretación de las acciones derivadas.
Realizada por las/os alumnas/os de 2o de Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza de la Escuela Pancho Lasso
La encuesta es entendida como una forma de acercamiento a la ciudadanía y de transformación del espacio urbano en espacio social, resultado de la interacción y de la conversación con las otras personas que habitan/transitan/visitan un mismo lugar. Así, en una primera fase, se introducen conceptos como percepción del espacio, paisaje de afectividad e inafectividad y relación de la ciudadanía con el entorno urbano de Arrecife. El cuestionario fue diseñado como ejercicio de reflexión por el propio alumnado que, tras preguntas como “cuál es tu recorrido habitual, qué transmite o qué cambiarías de Arrecife”, quedó estructurado en cinco bloques: datos sociodemográficos generales, percepción, valoración, carencias y/o cambios y aspectos culturales de la ciudad. En una segunda fase, realizaron la encuesta a una muestra aleatoria y diversa de población –un total de 78 personas– por el centro de la ciudad, entre la Calle Real y El Charco de San Ginés. Y, finalmente, la reinterpretación de la ciudad fue consecuencia del análisis y de la conversación sobre los resultados.
En muchas ocasiones, la asimilación de adjetivos y la contaminación de ideas devienen en opiniones colectivas que traspasan el grupo para compartirse desde lo individual; además, la adjetivación de un objeto o situación está sujeto a un matiz de significado que, si bien enriquece el lenguaje, resulta totalizador al colocarse bajo un solo significante. En cualquier caso, no dejan de ser “realidades” que, quizás tras la reflexión, podrían incluir otras dimensiones. Así, “fea”, “sucia” o “caótica”
(algunas de las palabras recopiladas) resultan demasiado simples para describir un espacio urbano complejo como lo es Arrecife; de la misma manera que atribuirle “paraíso” o “encantadora” (también términos recabados como deseos) no dejan de ser estereotipos globales. Quizás, la crítica constructiva (en tanto que la ciudad se construye a partir de diferentes estamentos) está en identificar los procesos que requieren una razonada observación y, a partir de ahí, una propuesta de cambio acordes con todos los parámetros de necesidades no solo básicas sino también simbólicas, y unas en relación con las otras.
Este ejercicio supone, desde una perspectiva metafórica y en palabras de Henry Lefebvre, asimilar el espacio urbano como percibido y vivido y, por lo tanto, atravesado por el cuerpo, los cuerpos, que en él habitan. Transitarlo conscientemente se traduce en pensamiento. Pero transitarlo es, también, caminar por sus aceras, rodar por su asfalto, asistir a sus eventos culturales, divertirse, recorrerla diariamente, pasar por los mismos lugares, comprar en sus tiendas, mirar y dejarse afectar por sus fachadas, perderse por su urbanismo sin sentirse perdido/a, oler, respetar, ser responsable, estar en responsabilidad. Cambiar cada una de esas situaciones (o revisarlas) es tomar derivas (y decisiones) que requieren enfocar, encuadrar y tomar otro punto de partida.
Realizada por las/os alumnas/os de la asignatura de Fotografía del Bachillerato de Escénicas, Música y Danza, y del Ciclo Comunicación Gráfica y Audiovisual / Fotografía con Carmelo Vega
La propuesta de Localización: veintiocho grados norte, trece grados oeste ha pretendido construir una imagen distinta de Arrecife para el imaginario colectivo mediante el tránsito, la deriva, la importancia de caminar de otra forma por el espacio-ciudad habitual y re-conocerlo a través de la fotografía. Es decir, componer otra cartografía de la ciudad diferenciada de la imagen más usual (la turística, la administrativa, etc.), trasladando la percepción del paisaje urbano hacia descripciones y registros expandidos.
CAMINARFOTOGRAFIAR: Arrecife deriva Carmelo Vega
Caminar y fotografiar parecen, en principio, dos actividades incompatibles: o caminas o fotografías. Fotografiar mientras caminas comporta ciertos peligros físicos (los turistas ensimismados con el monumento, con el espectáculo de la naturaleza, con los atractivos del lugar o los que, en general, miran el lugar visitado a través del visor de su cámara, tropiezan y caen), mientras que caminar cuando fotografías puede provocar, para quien así lo entienda, fracasos y decepciones (fotografías movidas, fuera de encuadre, desenfocadas). Se trata por tanto de hacer una elección, de dar prioridad a un acto sobre otro. La intención de esta deriva es caminar (trazar un camino, recorrer y atravesar calles y solares para entender la ciudad) pero el objetivo es fotografiar la experiencia de ese transitar como forma de entendimiento del espacio caminado. De paso, la fotografía nos suministrará documentos gráficos, aparentemente irrefutables e indiscutibles, que serán solo proyecciones de nuestra voluntad de querer saber, de averiguar (de saber averiguar), de penetrar en las cosas de un modo distinto, de desvelar lo conocido, de relacionarnos de otra manera con lo cercano. Fotografiar no es otra cosa que un ver consciente: cuando hacemos una fotografía tomamos conciencia de lo que fotografiamos. Es necesario, como afirmaba Edward Weston, “ver fotográficamente” para comprender las posibilidades formales, estructurales y conceptuales de la fotografía como imagen (como interpretación de una realidad dada) pero también como acto. Al fotografiar convertimos y concentramos el mundo en un conjunto de registros parciales de nuestra vida: al convertirlo en cosa, volvemos a verlo como una imagen distanciada que puede revisarse, analizarse, como un souvenir de la experiencia que podemos archivar o destruir. El destino de la deriva no es llegar: es la deriva misma. Fotografiar en deriva implica proceder del mismo modo: avanzar, ver, detenerse, mirar, desviarse, indagar, alejarse, comprender, volver atrás (descaminar), revisar, advertir, señalar. Lo cercano nos hace desapercibir las cosas que nos rodean, nos impide ver con otros ojos. Hay que expandir nuestra forma de entender y de estar en el mundo, deconstruir lo sabido, volver a ver.
“La ciudad que habito es aburrida” pero los extranjeros que la visitan pasean y se entretienen por sus calles, se interesan y se entusiasman con cada nuevo rincón que encuentran porque para ellos todo tiene el sello de lo diferente y lo desconocido. Con frecuencia, el que viene de fuera busca paisajes que sean postales, es decir la representación de la belleza ideal y epidérmica de los lugares. El que camina para fotografiar debe ser y sentirse extranjero del territorio que vive para reconocerse en su propia memoria; debe distanciarse de sí mismo y de lo que sabe para compartir ese conocimiento; debe ver siempre diferente, rebuscar en las sombras de lo residual y lo abandonado, de lo que “no tiene interés”, de lo vacío, de lo raro y lo extraño porque eso también es parte del lugar, “es” el lugar.
Adrián Roncero Frey
Marissa Ruffa Adriรกn Roncero Frey
Gorka Barroso Barquín Héctor David Santana Perdomo
Óscar Hernández Moralejo Gorka Barroso Barquín
Adriana Sรกnchez Decan Lorena Cerdera Madrid y Andrea Cรกceres Arrocha
Ania Hernรกndez Martel Marta Hernรกndez ร lvarez
Keyla Morales GarcĂa
Yara Arráez Martín Ania Hernández Martel
Jorge Muñoz Arriaga Yara Arráez Martín
Manuel Godino MartĂnez Marisa Ruffa
Lorena Cerdera Madrid y Andrea Cรกceres Arrocha Marta Hernรกndez ร lvarez
Gara Guillén Díaz Jorge Muñoz Arriaga
Gara Guillén Díaz Lorena Cerdera Madrid y Andrea Cáceres Arrocha
Óscar Hernández Moralejo Héctor David Santana Perdomo
Vanessa Gonzรกlez Hernรกndez
Manuel Godino MartĂnez Adriana SĂĄnchez Decan
Thalya Peña Rodríguez
GEOLOCALIZACIÓN y METAHISTORIA El plano es representación pero tambien punto de vista. Es decir, se trata de la intersección esquemática de líneas y formas geométricas en una superficie que conforman un proceso de comunicación global, siempre en relación a la posición subjetiva del cuerpo en un punto determinado: ubica y reubica. Esos puntos son las geolocalizaciones que se insertan en la capa vivencial de cada plano y al mismo tiempo se sitúan en lugares con un potencial dirigido a lo simbólico como son los espacios vacíos que contienen otra historia, más allá del relato actual. Lo metahistórico se refiere a la afectividad del paisaje urbano, a los lugares que aguardan con una huella específica y cuyos relatos son la suma de la memoria de la ciudad. En este caso, Arrecife es un lugar con múltiples capacidades gracias a su ubicación frente al mar, su orografía y su ciudadanía; una ciudad que refleja todas las incongruencias y todas las potencialidades tal y como expone el mural elaborado por los artistas Idaira del Castillo y Mataparda en el solar de la calle Almirante Boado Endeiza, número 7. En esta acción, que trata de transformar la percepción hacia esas otras posibilidades simbólicas, se señala el punto 28o N, 13o O como una forma de unificar la luz, el color, el mar y el viento para re-conocerse en la ciudad.