Didactica Magna

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aumentar la erudición y comunicarla a otros. Por lo tanto, deben aprenderse: 1. No todas, porque es imposible; tampoco muchas, porque es inútil, puesto que se roba el tiempo debido para otras cosas, sino las necesarias solamente. Son necesarias: la propia, respecto a la vida doméstica; las lenguas vecinas, en cuento a la comunicación con los países limítrofes, como a los polacos, por un lado la alemana y por otros la húngara, válaca y turca; y con el fin de leer los libros sabiamente escritos: la latina, para la erudición general; la griega y arábiga, respecto a los filósofos y médicos, y la griega y la hebrea, en lo tocante a la Teología. 2. No deben aprenderse todas completamente a la perfección, sino conforme a la necesidad. No es tan necesario hablar el griego o el hebreo con igual facilidad que la lengua usual, puesto que no tenemos con quien conversar; basta, por tanto, aprenderlas lo suficiente para leer y entender los libros. 3. El estudio de las lenguas debe ir paralelo al conocimiento de las cosas, principalmente en la juventud, a fin de que aprendamos a entender y expresar tantas cosas como palabras. Pretendemos formar hombres, no loros, como hemos dicho en el capitulo XIX, fundamento VI. 4. De donde se deduce: Primero, que no deben aprenderse los vocablos separadamente de las cosas, ya que éstas ni existen ni se entienden solas, sino que, según están unidas, unas y otros existen aquí o allí, hacen esto o lo otro, Esta consideración fue la que nos movió a escribir la PUERTA DE LAS LENGUAS, en la cual las palabras que forman las frases expresan también la estructura de las cosas con feliz acierto (según se afirma). 5. En segundo lugar, tampoco es necesario a nadie conocer completamente y por entero cualquier lengua, y sería pedante e inútil quien tal hiciera. Pues ni el mismo Cicerón llegó a saber la lengua latina por completo (y eso que es tenido como supremo Maestro en ella) cuando confiesa que ignoraba muchas voces referentes a las artes: nunca, seguramente, conversó con los zapateros remendones para conocer todas sus labores y aprender los nombres de todo lo que manejan, y por lo demás, ¿de qué le iba a servir el aprenderlo? 6. Esto no lo tuvieron en cuenta algunos de los que ampliaron nuestra Puerta de las lenguas, los cuales incluyeron en ella voces muy poco usadas de cosas completamente fuera del alcance de los niños. La puerta


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