W248 Lecciones de Japón para los Estados Unidos

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ESTUDIOS PÚBLICOS

sitarios por ingresar a la profesión docente. Según hemos podido apreciar, en Japón no hay escasez de profesores de matemáticas calificados, ya que los ingenieros recién egresados de las universidades no exigen en la industria privada sueldos iniciales mucho más altos que los de un maestro de escuela. Dicho de otro modo, Japón es capaz de dotar a sus aulas de profesores competentes a un mínimo costo, pudiendo escoger entre una gran cantidad de postulantes. Otro motivo por el que la docencia sigue siendo bastante atractiva, aparte de que sus sueldos son competitivos con respecto al sector industrial, dice relación con el prestigio de que goza al interior de la sociedad. El profesor japonés ha ocupado tradicionalmente una posición respetada, particularmente en las zonas rurales. Y aunque la enseñanza ha ido perdiendo parte de su atractivo con el paso de los años, el título de sensei (maestro) sigue inspirando un grado de respecto que la palabra “profesor” (teacher) nunca podrá adquirir. El hecho de que la denominación sensei se emplee indistintamente para referirse al profesor primario o al rector de una universidad sitúa al profesor de una escuela pública en una categoría única que aún posee bastante prestigio. Los gastos en personal para el mantenimiento de las escuelas también se reducen al mínimo, en parte mediante la intervención de los alumnos en las labores de aseo. Por ejemplo, en las escuelas estadounidenses es muy raro que se exija a los niños que limpien los pisos de su sala y los corredores antes de retirarse cada tarde. En la mayoría de los casos lo que se espera de ellos es que se limiten a recoger los papeles alrededor de su pupitre, el cual deben poner en su lugar junto con la silla. La limpieza del piso en cuatro pies al final de la larga jornada corresponde a una antigua tradición en las escuelas japonesas concebida como un aspecto a la vez instructivo e higiénico del sistema didáctico, que además permite reducir los gastos en personal de aseo. Desde cualquier punto de vista (instalaciones, personal, libros de texto, edificación), la escuela japonesa es una de las instituciones más sobrias de todas las naciones económicamente desarrolladas, por lo que resulta notable que sus estándares académicos figuren entre los más altos. La experiencia nipona demuestra que para ser eficientes las escuelas no requieren de un presupuesto alto. El ítem más caro en el sistema educacional japonés es el terreno necesario para emplazar nuevos edificios. Lo anterior resulta inevitable en un país pequeño con una extensión limitada de territorio aprovechable, sobre el cual vive una enorme cantidad de seres humanos. Los precios de los terrenos son exorbitantes. Pero una vez levantada la construcción, que suele ser de proporciones modestas y


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