Revista delatripa no 002

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y poseedores de las características antes mencionadas, empezando con Dupin, el detective de Poe, siguiendo con Sherlock Holmes (definitivamente el más famoso) cuyo padre es Conan Doyle, Maigret el detective-policía del belga Simenon, y terminando con dos figuras memorables: Poirot, un detective pulcro, peculiar, que hace gala del uso de sus células grises, Miss Marple, una viejecilla muy curiosa que siempre resuelve el crimen antes que la policía. Estos son creaciones de Agatha Christie. La novela de detectives tiene un nicho bien establecido: el enigma es la base de todo. Las preguntas ¿cómo?, ¿porqué? y ¿quién fue? Pero llego un momento en que el misterio en sí no fue suficiente para interesar al lector, las atmosferas en la novela detectivesca clásica eran muy artificiales, poco apegadas a lo que sucedía en la sociedad y con la ciudad. La realidad es que la violencia y la corrupción comenzaron a ser frecuentes en dicha sociedad. El público lector estaba ávido de encontrar estos elementos reales en la novela policíaca. Los escritores vieron en el relato detectivesco la oportunidad perfecta para combinar la incógnita del crimen y al mismo tiempo plasmar la realidad, denunciar los abusos y hacer patente el mundo en el que vivimos. Es en este momento cuando nace la novela negra en manos de escritores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler. La clásica novela detectivesca tiene raíces europeas especialmente británicas y francesas. La novela negra se origina en Estados Unidos, nación joven en comparación con los viejos países europeos. En el género negro, el misterio comparte la importancia con la realidad, con el lenguaje crudo, violento. La figura del detective también evoluciona dentro de la novela negra. Muchas veces el detective debe dejar de lado la honestidad y rectitud para poder obtener información o hacer justicia. 32

delatripa: narrativa y algo más

Atrás quedó esa realidad fantasiosa donde se descubre al asesino, se le entrega a la policía y es sentenciado. Se da paso a este entorno que muchas veces nos supera, un mundo donde se muestra que existen policías corruptos, que pueden ser comprados por la cantidad correcta de dinero, redes de criminales tan fuertes que no sólo se trata de descubrir quién cometió el crimen, sino encontrar la forma en que realmente se haga justicia. En la novela negra, los finales no son perfectos, a pesar de que el lector sabe quién cometió el crimen y por qué. Esto no es sinónimo de que el criminal acabe tras las rejas cumpliendo una sentencia. La constante que permanece en la figura del detective, es esa soledad perenne donde puede tener aventuras amorosas, pero la estabilidad del noviazgo le está negada. Esta soledad se puede asociar con la realidad de millones de habitantes que conviven en las grandes ciudades y quienes de alguna u otra manera tienen un aura de soledad y desconfianza hacia sus semejantes. La novela negra tiene como objetivo denunciar y evidenciar la corrupción y violencia que se vive en el día a día. Los escritores de este género encontraron que la fórmula entre una dosis de realidad y misterio era única. Los lectores volvieron a quedar atrapados no sólo por este intento de descubrir al asesino, sino que a su vez también se enfrentaron y descubrieron una parte de la sociedad escondida y olvidada. En cierta forma, puede decirse que el enigma a resolver pasó a un segundo plano, para dar cabida a lo real, al bajo mundo, a las redes de corrupción que existen en mayor o menor medida en los países, especialmente en las grandes ciudades. Los Estados Unidos es el lugar donde la novela negra surge. Posteriormente Latinoamérica repara en éste género y lo hace suyo a su manera. En México Paco Ignacio Taibo II es


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