Siempre! 3028

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n el fuego, en la mirada es donde el poeta hurga, sitios de lumbre en los que el escribano sostiene las manecillas de la vida que le atañe. Así, Julio César Félix, le da tintes a los dibujos de su ciudad, de su recuerdo, de su pasión. Un encuentro en el que parece buscar pues, sentimos-leemos, su voz desde la raíz del tema del que se ocupa en cada uno de los poemas de su más reciente volumen Mis ojos el fuego. Julio César Félix (Novolato, Sinaloa, 1975) estudió Letras hispánicas en la UNAM. Dirige actualmente la revista Acequias y es autor de los poemarios De noche los amores son pardos, Al sur de tu silencio, De lagos, Lagunas y otras danzas, Desierto blues e Imaginario de voces. Mis ojos el fuego está dividido en nueve secciones, que van del acercamiento al blues o, más bien, dictar desde la última sensación que le provoca al poeta, y atravesar por la pasión que le profesa a la música, para entrar en el cotidiano actuar, y en ello está por igual el exhumar instantes de reflexión o mostrar Julio César Félix trazos del yo que se vuelve insoslayable habitar el recuerdo y sus RICARDO MUÑOZ MUNGUÍA espinas. El poeta abre el panorama que le rodea, así es como despliega en versos precisos desde la capital donde reside —“Torreón es una cantina/ expandida y diversificada/ en putimil quinientas laguneras sucursales/ expendedoras todas/ del líquido dionisiaco”— hasta sitios que para el lector fuera de Coahuila le pueden parecer ajenos como la referencia que hace sobre Parras de la Fuente: “los ángeles que habitan estas tierras/ en este pueblo confinado/ al agua/ al vino/ a la plenitud/ son seres que dialogan con sus huertas;/ nadan en las aguas de su tierra:/ beben el vino que producen (exhacienda de Perote y San Lorenzo)”. Mis ojos al fuego es precisamente lo que se denota en su título: mirar hacia atrás, hacia la gente, los sitios que circundan y, por otro lado, ver hacia el interior del yo…, una visita que indudablemente quema.

Mis ojos el fuego

Julio César Félix, Mis ojos el fuego. Universidad Autónoma de Coahuila (Siglo XXI. Escritores Coahuilenses tercera parte), 2010; 107pp.

84 • 26 de junio de 2011

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l ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez anduvo por México hace un par de semanas, dictando conferencias aquí y allá, sobre estrategia contra la violencia, recuperación de la confianza, inversiones, turismo y un vasto número de cuestiones que propició durante su gobierno en la nación sudamericana. Ante los gobernadores de Quintana Roo, Yucatán, Veracruz y Campeche, Uribe Vélez, en Cancún, dijo —en resumen— que la recuperación de la imagen de su país fue clave para generar la confianza de los inversionistas y del mercado turístico, “lo cual permitió elevar la llegada de vuelos de todo el mundo, cruceros y lograr su consolidación como destino de convenciones de talla internacional”. Advirtió que la principal estrategia para esta recuperación (habría que ver si fue real o solamente en la virtualidad política con la que muchos ex mandatarios juzgan sus periodos de gobierno) fue la política de seguridad interna (léase el tema de Ingrid Betancourt, que fue, evidentemente, el que lo catapultó, por unas semanas, en el plano internacional). Habló de incentivar la participación ciudadana “en la lucha del Estado y de sus órganos de seguridad contra los grupos criminales, además de aplicar acciones que llevaron a

¿Es la

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l progreso científico, qué duda cabe, es portador de buenas noticias para la salud y el bienestar de los seres humanos. Claro, de los que tienen acceso a servicios y medicamentos de punta, caros y difíciles de adquirir. El resto, es decir, la mayoría, debe seguir soñando que vive tranquilo con el Seguro Popular, otra de las grandes imposturas del actual sexenio, hasta que un accidente o una enfermedad los lleven a las atestadas salas de espera de los sanatorios y hospitales que no recibieron presupuesto para modernizar o ampliar su capacidad. ¡No tienen recursos para

atender a los miles de ilusos, víctimas de los comerciales del gobierno que pregona que la salud está al alcance de todos los mexicanos! El correo electrónico, esa maravilla que nos comunica instantáneamente de un lado a otro del mundo, que nos permite ver el rostro y escuchar la voz de nuestros seres queridos, ha tenido también su contraparte. La gente casi ya no escribe cartas y en el futuro será poco probable que contemos con la correspondencia de grandes personalidades que nos revelaban sus pensamientos más íntimos o reveladores en sus misivas de papel, sobre y timbre. Bueno, y si ya no habrá Siempre!


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