Elite

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―Aquí.―Él tendió su mano. Estampé la tarjeta sobre ella y esperé a que la deslizara. En su lugar, la guardó en su bolsillo y me agarró del brazo para llevarme por el pasillo opuesto. Una pequeña puerta, decía “La Habitación Roja”. ―¿Es el infierno?―le pregunté en voz baja. Debido a que en el extremo opuesto era un restaurante muy lujoso. Yo ni siquiera quiero saber qué estaba aquí. ―No exactamente . ―Chase me dio una sonrisa triste―. Pero es mejor que ser visto y no oído aquí, ¿entiendes? Aterrorizada, sólo pude asentir mientras él deslizaba mi tarjeta. La luz roja se apagó y la puerta se abrió. ―Buena suerte, Trace. Y para que conste. Esto mejorar á . ―Bien.―Mi barbilla temblaba mientras recogía mi tarjeta y entraba en el cuarto oscuro. No se veía tan mal. Hasta que mis ojos se acostumbraron y me di cuenta que algo andaba mal acerca de dónde estaba. ―Carne fresca. ―Una chica ronroneó a mi lado. Me aparté y seguí caminando hacia una mesa vacía. Olí la comida, pero no vi ninguna comida en ningún lugar. Gente murmuraba en voz baja, pero en su mayor parte, nadie me prestaba atención. Me senté a la mesa y miré el menú. Todas las opciones eran para los vegetarianos. Genial. No hay carne. Maldito seas, Nixon. Cuando el camarero se acercó y tomó mi orden estuve a punto de llorar. Algo sobre una hamburguesa de tofu era tan malo después de haber sido criada alrededor de las vacas. Revisé mi celular por mensajes. Nada. Ni siquiera de Monroe. El almuerzo oficialmente apestaba. La gente hablaba de mí. No tenía amigos, y no podía comer carne. Para empeorar las cosas la única mesa libre estaba justo en el medio de la cafetería, lo que significa que estaba en exhibición para que todos la vean. Esperé mi comida. Y esperé.


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