18 1 almas oscuras pacto de pangre

Page 191

traviesa y maliciosa. Jamás podría acostumbrarse a aquel hermoso rostro. —¿Qué haces aquí? —susurró. —No podía dormir —contestó él despreocupado, y se incorporó sobre el codo para verla mejor. Sus ojos la recorrieron de arriba abajo empapándose de ella. —¡Eso ha tenido gracia! —dijo Kate con una risa chispeante. Se colocó el pelo tras las orejas y frunció el ceño—. ¿Por dónde has…? —William arqueó una ceja con chulería y señaló la ventana, esbozando aquella sonrisa perfecta que la dejaba sin aliento—. Eres un presumido. William soltó una carcajada y palmeó la cama, invitándola a acercarse. Kate se aproximó despacio, con un millón de mariposas en el estómago. Se tumbó junto a él, de lado, con el codo en la almohada y el rostro en la palma de la mano. —¿Y esto? —preguntó William dando un ligero tirón al camisón de Kate. Era largo y blanco, de tirantes, con un delicado lazo violeta que fruncía la tela por debajo del pecho. —Marie —señaló ella. Como si el nombre por sí solo lo explicara todo—. Tu hermana no es una buena influencia para mí, empiezan a gustarme todas estas cosas. —Bajó los ojos y acarició la suave tela, consciente de que era la primera vez que estaban solos después de todo lo ocurrido, y ahora que todo había terminado. —Estás preciosa —susurró él acariciándole la mejilla. Entornó los ojos y dibujó una sonrisa maliciosa—. Así que… beso de maravilla. Kate enrojeció de golpe, sintiendo un calor insoportable que le quemaba las mejillas. —¡Serás entrometido, has estado escuchando! —exclamó, y le dio un empujón en el hombro. —Solo un poquito —replicó divertido. —Pues no te emociones demasiado, lo dije para dar envidia a Jane. William tomó un gran trago de aire y lo soltó con fuerza, convirtiéndolo en un suspiro de pesar. Se inclinó un poco, apenas unos centímetros separaban sus rostros. —Entonces, tendré que esforzarme un poco más —susurró con sus labios sobre los de ella. Los rozó ligeramente, la besó en la barbilla y después en la garganta. Kate sintió sus labios fríos, pero la piel le ardía allí donde él los posaba. —Sí, creo que tendrás que esforzarte un poco más —susurró sin aliento. William volvió a besarla en los labios, muy despacio, mientras le deslizaba una mano por el cuello hasta la nuca. Kate respondió a su beso con vehemencia y su respiración se volvió áspera. Se deslizó hasta pegarse a él y William la envolvió con sus brazos, estrechándola con ternura. El beso se transformó en una necesidad apremiante y comenzó a desabrocharle la camisa. Deslizó las manos por sus fríos costados hasta el pecho, sin apenas respiración. William se giró con un rápido y único movimiento que colocó a Kate bajo su cuerpo. Hundió el rostro entre su pelo y acarició con la nariz su garganta aspirando el dulce olor de su piel. Le deslizó por el brazo uno de los tirantes de su camisón y la besó en el hombro, después en la clavícula. De repente se incorporó sobre los brazos, contemplándola preocupado. Kate estaba inquieta, demasiado nerviosa, podía sentirlo; y no era por la pasión del momento, era otro tipo de inseguridad. —¿Qué… qué ocurre? —preguntó ella. —Kate, no vamos a hacer nada que no desees —dijo en tono comprensivo. —Yo, yo lo deseo —replicó con la voz entrecortada. —Solo tienes que decírmelo y pararé, no hay prisa —insistió con expresión culpable. Se había dejado llevar más de lo que pretendía, y aquel no era el momento ni el lugar. —No es eso, es que… —guardó silencio intentando encontrar la forma de contárselo sin morirse de vergüenza. —Puedes decírmelo. —Yo nunca… Una idea cruzó por la mente de William y la sorpresa iluminó sus ojos. —Nunca has estado con nadie, ¿verdad? Kate cerró los ojos y negó con la cabeza sintiendo cómo el rubor subía hasta sus orejas. William se incorporó y se quedó de rodillas frente a ella, y Kate hizo lo mismo muy desconcertada. —Pero no debes preocuparte por eso —dijo ella. Cogió el rostro de William entre las manos—. Yo te quiero y quiero estar contigo, aquí, ahora. —Lo besó, deslizando los brazos alrededor de su cuello. Haciendo un gran esfuerzo, William separó sus labios de los de Kate. La cogió por los hombros y la apartó unos centímetros para poder mirarla. Dibujó una sonrisa en la que concentró todo el amor que sentía por ella. —Yo también te quiero, tanto, que voy a parar esto ahora mismo. Ella comenzó a protestar y él le puso un dedo sobre los labios. Se sentó al borde de la cama, la cogió por la cintura y la atrajo hasta sentarla en sus rodillas. La acunó contra su pecho, percibiendo la mezcla de sentimientos que hervían en su interior. En ese momento iba ganando terreno un creciente enfado. La besó en el pelo con ternura y sujetó su barbilla para que lo mirara. —Kate, la primera vez es muy importante y ha de ser especial. Quiero que sea especial para ti. Esa experiencia va a marcar muchos aspectos de tu vida, y ahora yo me siento responsable de… —No pudo terminar la frase porque Kate volvió a besarlo. —¡Dios mío, eres tan mono! —exclamó envolviendo su cuello con tanta fuerza que temió ahogarlo.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.