Reporte Sexto Piso No. 36

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Cleptorremuneración George Monbiot 8

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xiste una relación inversa entre utilidad y recompensa. Los empleos más lucrativos y prestigiosos tienden a causar los mayores daños. Los trabajadores más útiles tienden a estar peor pagados y tratados. Recordé esto mientras escuchaba a una cuidadora describir su trabajo. La empresa de Carole le da una lista de visitas de… tres visitas de media hora por hora. No tienen en cuenta el tiempo que precisa para ir de un sitio a otro, y tampoco se lo pagan, lo que significa que gana menos del salario mínimo. Durante los pocos minutos que pasa con un cliente, es posible que tenga que sacarlo de la cama, ayudarlo en el baño, lavarlo, vestirlo, prepararle el desayuno y darle las medicinas. Si alguna vez tiene un respiro, dijo al programa radiofónico You and Yours, lo pasa con sus clientes. Para algunos ella es la única persona que ven en todo el día. ¿Existe un empleo más difícil o que valga más la pena? Sin embargo le pagan con críticas e insultos además de con céntimos. Los miembros de la familia le gritan por llegar tarde y no pasar suficiente tiempo con la persona, luego la empresa la regaña por las quejas que recibe. Su profesión es atacada en los medios de comunicación, ya que los problemas creados por el modelo de la empresa se achacan a los trabajadores. «Me gusta mucho visitar a la gente; me gusta ayudar, pero las críticas constantes me deprimen —dice—. Es como ser siempre culpable». Su experiencia no es nada excepcional. Un informe realizado por la Resolution Foundation revela que dos terceras partes de los cuidadores que están en primera línea reciben menos de lo necesario para vivir.1 El 10%, como Carole, ganan ilegalmente menos del salario mínimo. Este abuso no ocurre tan sólo en el Reino Unido: en Estados Unidos, el 27% de los cuidadores que realizan visitas a domicilio cobran menos del salario mínimo legal.2 Imaginemos la vida de los propietarios o los directivos de la empresa. Tenemos que imaginarla, ya que, por razones obvias, la cuidadora no reveló su verdadero nombre ni el de la empresa para la que trabaja. Cuantos más costos y flecos recorten, más beneficios obtendrán de su negocio. En otras palabras, cuanto menos les importe, mejor les irá. El jefe ejecutivo perfecto, desde el punto de vista de los accionistas, es un absoluto sociópata. Estas personas pronto serán muy ricas. El Gobierno las elogiará como creadoras de riqueza.3 Si donan suficiente dinero para fondos del partido, tienen muchas probabilidades de llegar a ser pares del reino.4 Efusivos perfiles en la prensa elogiarán su desenfado y su olfato como emprendedores. Adquirirán un amplio portafolios de inversiones, que tal vez incluya algunas propiedades, de modo que

—aun en el caso de hacer algo parecido a trabajar— pueden seguir viviendo del trabajo de gente como Carole, mientras ella lucha para pagar alquileres abusivos. Sus descendientes, quizá durante muchas generaciones, nunca necesitarán aceptar un trabajo como el suyo. Los cuidadores funcionan como un telar humano, yendo de una casa a otra, zurciendo el tejido social, mientras que muchos de sus empleadores, accionistas y ministros del Gobierno rajan la tela a ciegas, recortando, subcontratando y desregulando en nombre de los beneficios. No importa cuántas veces el mito de la meritocracia se desacredite. Sigue resurgiendo, como se vio en la campaña de las elecciones de 2015. ¿Cómo, al fin y al cabo, puede justificar el Gobierno la enorme desigualdad? Una de las lecciones más dolorosas que un adulto joven aprende es que se recompensan los rasgos erróneos. Celebramos la originalidad y el valor, pero los que llegan a la cima a menudo son conformistas y sicofantes. Nos enseñan que las trampas nunca prosperan, sin embargo el país es gobernado por chanchulleros. Si uno posee la única habilidad indispensable —saber abrirse paso a cualquier precio hasta la cumbre— la incompetencia en otras áreas no es ningún impedimento. La ex jefa ejecutiva de Hewlett-Packard, Carly Fiorina, aparece en lugares destacados en listas de los peores jefes de Estados Unidos: un buen logro si se tiene en cuenta la competencia.5 Despidió a treinta mil trabajadores en nombre de la eficiencia, sin embargo supervisó que el precio de las acciones de la empresa se redujera a la mitad. La moral y la comunicación llegaron a ser tan malas que en las reuniones de la empresa la abucheaban. La obligaron a dimitir, con una indemnización de 42 millones de dólares. ¿Dónde se encuentra

Imaginemos la vida de los propietarios o los directivos de la empresa. (…) Cuantos más costos y flecos recorten, más beneficios obtendrán de su negocio. En otras palabras, cuanto menos les importe, mejor les irá. El jefe ejecutivo perfecto, desde el punto de vista de los accionistas, es un absoluto sociópata.


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