SemanarioUno 409

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BOLIVIA VIVA rían dedicar más tiempo a debatir por qué sus jóvenes están entre los últimos lugares en los exámenes anuales internacionales PISA de matemáticas, ciencias y lenguaje; o por qué no hay ninguna universidad latinoamericana entre las 100 mejores del mundo del ranking del Suplemento de Educación Superior del Times de Londres; o por qué apenas el 2 por ciento de toda la inversión mundial en investigación y desarrollo va a Latinoamérica. Bolivia no participa en estos ránking. En Argentina le dijeron que esos estudios no responden a la realidad. Producto

educativo

Abogado y periodista, editor para América Latina y columnista de The Miami Herald, Andrés Oppenheimer dice que ha llegado el momento de crear un PIB educativo (Producto Educativo Bruto) y ponerlo en el mismo rango que el PIB, el Producto Interno Bruto de los países. Para ello, da tres razones que los gobiernos, los empresarios y la gente apoye esta iniciativa: 1. Vivimos en la era del conocimiento. Los países más ricos del mundo no son los que más recursos naturales tienen, sino, los que más recursos en ciencia y tecnología invierten. Singapur no tiene ni agua (la compran), sin embargo su PIB es uno de los más altos del mundo. 2. Nada tiene que ver con lo político. China comunista es un ejemplo que destina sus mayores esfuerzos en mejorar su calidad educativa, lo que muchos países democráticos no pueden decir. Recomienda que no se debe olvidar que la torta de los mercados se achicó con la crisis por lo que se hace necesario invertir en productos con valor agregado. 3. La pobreza. Políticos, economistas y periodistas ven que la situación es muy grave y que el crecimiento económico no llega a las grandes mayorías. El crecimiento económico no reduce la pobreza ni la desigualdad. China bajó su pobreza del 84% al 12%. América Latina, del 12% al 8%, casi nada. La educación es la clave para reducir la desigualdad. Dice también que los países latinoamericanos deben: tener paranoia educativa y participar en los test internacionales del conocimiento; romper el aislamiento educativo; y tener maestros en todos los niveles educativos de alto nivel profesional Pone como ejemplos de apuesta educativa en los países desarrollados, lo siguiente: tienen las vacaciones escolares más cortas del mundo; maestros con notas de estudio 10% más altas de su graduación secundaria (Corea del Sur 5% más alta del mundo); maestros dWWe jardín de infantes con grados de licenciatura y maestrías; maestros bien

pagados y altamente competitivos. ¿Qué deberían hacer los países de la región, nuestros países? Entre otras acciones, destaca: ver lo que hacen otros cuando lo hacen bien; entender que la disyuntiva entre educación pública y privada es falsa; reducir en términos relativos los presupuestos de educación superior para concentrarlos en preescolar y primaria, pero no castigando a las universidades; darle mayor estatus social a los maestros, que incluye un buen salario. El rol de los

empresarios

Andrés Oppenheimer dice que los empresarios privados y las familias son los que tienen la llave del éxito en materia educativa, ya que son los que más tienen que invertir en la formación de profesionales en ciencia y tecnología. Pone como ejemplo a Brasil, país que, dice, tiene buenas universidades, empresas de alta tecnología, buenos científicos, pero su educación básica y secundaria es floja. Por ello, es que los empresarios de este país vieron hace unos tres años que teniendo tales ventajas, pero descuidando la educación básica y secundaria, en pocos años los avances irían en retroceso y asumieron como responsabilidad apoyar al sistema. Lo hicieron con fuertes inversiones a través de fundaciones que han comenzado a trabajar en intensas campañas para convertir a la educación en centro de atención del poder político y destacar que sólo con educación se lograría mejorar la calidad de vida. La presión social logró captar la atención del gobierno y del poder político. Fue así que en dos años la educación pasó del octavo lugar en importancia de las preocupaciones del Estado al segundo lugar. Hoy la educación en Brasil es política de Estado. Los padres de familia también tienen una fuerte participación en el tema educativo, ya que gran parte de sus gastos están centrados en qué van a comprar para la casa. El auto, el último televisor, la última computadora. La inversión en educación es mínima. Si se invirtiera esta fórmula como en China, la educación tendría la mayor inversión familiar y los resultados serían tener profesionales en todos los hogares. Crear un Producto Bruto Educativo, paralelo al Producto Interno Bruto de cada país, debería ser la meta de todo gobernante, político, empresario y la comunidad en su conjunto, concluye Oppenheimer, quien dejó con sabor a poco una charla de casi cuatro horas que, sin duda, se constituye una voz de alerta para todos, gobernantes y gobernados. http://www.hoybolivia.com/Especial.php?IdEspecial=164

Jocheo Urbano

Salvemos a Bolivia de la escuela…

S

i algún tema es recurrente -entre los muchos que hayen nuestra Bolivia es el de la educación: maestros que se movilizan, maestros que piden incrementos salariales, pero… maestros que en líneas generales no contribuyen a que superemos el bajo nivel de calidad en la formación de los jóvenes. ¿Problema del actual gobierno? Sería demasiada ingenuidad -por parte de quienes piensen esto- o demasiada mala voluntad -por parte de quienes propalen ese criterio-, creer que debido al actual gobierno y a la llamada revolución cultural -que no es fácil encontrarla- estemos fracasando. Habría que traer a la memoria, por ejemplo, que en 1970, se realizó el programa más serio que se haya intentado en el país, para desterrar el analfabetismo, y que también se llevó a cabo el primer Congreso Pedagógico Nacional, al que asistieron educadores y pedagogos internacionales tales como Iván Illich, entre otros. A raíz de aquel congreso, el entonces ministro de educación, Mariano Baptista Gumucio, publicó su libro “Salvemos a Bolivia de la escuela” y posteriormente, en 1975, “La educación como forma de suicidio nacional”. Era en tiempos de gobiernos militares. Se denunciaba en estos escritos que el sistema educativo permanecía inmóvil, atrasado, repetitivo y memorístico. En esta última década, cuando hojeamos la prensa, encontramos afirmaciones como que “la falta de motivación lleva al alumno a bajar su rendimiento” y se recomendaba enseñar a los niños “a estudiar y trabajar solos” (El Deber, 7 de julio de 2004). Era ésa la época de Carlos Mesa, como presidente constitucional. Es decir, ni gobiernos militares ni civiles consiguen que salgamos del estancamiento en el que nos encontramos. Ni el Código de la Educación Boliviana, de 1955, ni la Ley de Reforma Educativa, de 1994, dan como resultado jóvenes con capacidad crítica, que en lugar de repetir de memoria piensen por sí mismos. Y el resultado más triste se produce cuando llegan a la Universidad: ni el

José Ros Docente Universitario

diez por ciento de los postulantes logran aprobar el examen! Y mientras contemplamos esta realidad, los dirigentes del magisterio siguen convocando a paros, marchas, huelgas… 135.000 maestros urbanos y rurales exige mejoras salariales. ¡Y además exigen que se les pague también por los días que no trabajaron! No se puede negar que los salarios de los maestros son muy modestos y que ante la carestía de vida se requiere una mejora económica. Cierto. Pero ¿será que mejorando los sueldos -si es que hubiera posibilidades de hacerlo- mejoraría la enseñanza? Este es el nudo gordiano que tendríamos que tratar de deshacer... Necesitamos maestros bien capaci-

“Hace 40 años, Baptista Gumucio dijo Salvemos a Bolivia de la escuela. ¿Mantendrá actualmente la misma afirmación? Porque ciertamente yo me adscribo a ella” tados, actualizados con la tecnología moderna y, sobre todo, con una gran vocación pedagógica. Amor a la enseñanza y amor al aprendizaje. Y aun cuando se incrementara en un 15% ó un 20% los salarios, no por ello muchos de los maestros van a adquirir como por ciencia infusa aquello que no cultivaron desde la normal. La economía es un incentivo para cualquier persona, es innegable, pero de por sí no otorga la capacidad de dialogar con los estudiantes, de re-descubrir nuestra realidad pluricultural, de inquietarnos para transformar -no con marchas ni paros- la situación de pobreza -debida, en gran parte, a la falta de estudios- en la que nos debatimos. Salvemos a Bolivia de la escuela, afirmó Baptista Gumucio hace cuarenta años. ¿Mantendrá actualmente la misma afirmación? Porque ciertamente, yo me adscribo a ella. www.semanariouno.org

Viernes 13 de mayo de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia

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