Informe de acciones y resultados de la Secretaria del Buen Vivir 2015

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Presentación El Sumak Kawsay es un concepto ancestral de los pueblos nativos del Abya Yala, específicamente del territorio subcontinental que conocemos como América del Sur. Antes de poder aproximarnos siquiera al significado de estas palabras, debemos tomar un espacio para observar la dificultad que comprende traducir al castellano este amplio y profundo concepto. El lenguaje es la forma que toma el pensamiento, es una construcción colectiva, vital, que expresa y modela la cosmovisión de los pueblos. De ahí viene la dificultad y la importancia de reconocer este concepto, pues no podemos pretender traducir mecánicamente el término, sino que debemos entenderlo en el contexto de un paradigma, de una visión de mundo y de una forma de vida muy distinta a la de nuestro mundo mestizo occidentalizado.

El Sumak Kawsay, que llamamos Buen Vivir, puede entenderse como vida en plenitud

Bajo la cosmovisión andina el tiempo es cíclico, de modo que no existe la noción de desarrollo ilimitado o infinito. Hoy la razón, que otrora exaltara como ideal la eficiencia de la masiva explotación industrial, da cuenta de que los recursos naturales que han alimentado el cuantioso crecimiento económico global son limitados y que su explotación indiscriminada tiene efectos nefastos en los ecosistemas y, por lo tanto, en la supervivencia de la especie humana y de la vida misma sobre la Tierra. Con estos antecedentes, y reconociendo la complejidad conceptual que atesora el concepto de Sumak Kawsay, comúnmente se ha traducido al castellano como “Buen Vivir”. El Buen Vivir representa un modelo de vida distinto al que se ha propugnado desde la tradición hegemónica occidental. El modelo capitalista, que se impuso durante el siglo XX como el único lógico y factible desde las estructuras del poder mundial, que bajo la lógica de mercado ha convertido todo en un bien de consumo, que desde la hegemonía cultural ha ensalzado en su discurso al éxito económico como el máximo ideal y, que en función de la premisa economicista según la cual lo más eficiente es que cada uno vele únicamente por su propio beneficio, ha aislado artificialmente al ser humano de su comunidad y de la naturaleza, generando un ritmo y un estilo de vida ecocida y enajenante. Ese es un modelo en evidente crisis y ya no puede sostenerse más. La reivindicación del Sumak Kawsay implica una declaratoria de principios e ideales de vida diferentes a los que se han promovido desde Occidente. Las palabras progreso o desarrollo carecen de sentido si no se tiene aire limpio, si se contaminan las aguas o si las especies que habitan el planeta se extinguen por nuestra negligencia. Así mismo, carecen de sentido si la competitividad del sistema nos conduce a relacionarnos con nuestros semejantes como enemigos, si el trabajo acapara nuestro tiempo al punto de no poder convivir con nuestros seres amados, si el estrés que genera la lucha por lograr el éxito financiero arruina nuestro bienestar psicológico y físico. Algunos de los pueblos ancestrales comprendieron que la vida de cada individuo representa solamente un ciclo dentro de una infinidad sucesiva de ciclos, de

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