Gracias por lo que tengo, y gracias por lo que soy. Un “gracias” muy, muy sincero cada día yo te doy.
A Isabel le gusta ayudar a su mamá. Si necesitan algo de la tienda, ella es la primera en ofrecerse. —¡Yo voy mamá!, yo voy a la tienda a comprar lo que necesites, dice. Sale de su casa y saluda a los vecinos, pero al llegar a la tienda se enfrenta con la cara seria del señor Castro, quien no saluda, frunce el ceño y siempre está enojado. Isabel, luego de pensar por varios días, ha decidido escribir una nota para hacer sonreír al señor Castro: “Gracias por vender los helados más deliciosos de la cuadra”.
¿Qué crees que pasará con la actitud del señor Castro, luego de recibir la nota de Isabel?
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