ROVERS/COMPAÑEROS la saludaba y a su jefe sí. Que por qué comenzó a pitarle a ella en el camino el día anterior. Por qué tenía esa actitud tan machista. Y Juan se fue acordando del sueño y pensó que quizás tuviera razón. Que por qué era él tan insolidario, y Juan se acordó de la anciana, de la limpiadora y del televisor. Y bastantes cosas más que había visto en él, puesto que aunque Juan no lo sabía, Verónica era vecina suya y había visto lo que hacía y, sobre todo, lo que no hacía. Juan, que empezaba a sospechar que quizás Verónica tuviese razón, se quedó incómodo y avergonzado. Y hasta se "rebajó" pidiéndolo disculpas que ella aceptó y, al final, Verónica ya se marchó dejando a Juan confuso y pensativo. Volvió a pensar en el sueño y se dijo para sus adentros que no era tan estúpido, que tenía mucho sentido. Que las mujeres de su sueño eran los hombres en realidad. Que eso era una absurda y primitiva injusticia, que todos debíamos ser solidarios unos con otros, que estamos en un mundo, entre otras cosas, para ayudarnos y hacer feliz a la gente y que el machismo era otra forma de insolidaridad. Cuando Juan salió de la oficina y cogió el coche, se volvió a encontrar detrás de un coche conducido por una mujer, pero no tocó el claxón ni se puso a vociferar antes de que aquella mujer arrancará. Llegó al portal de su bloque y, pasando por un lado para no pisarle a la limpiadora, la saludó, y la limpiadora le devolvió el saludo sorprendida. Llegó a casa y decidió ver la televisión comiendo, bajando todo lo que pudo el televisor. Tuvo mucho cuidado de no arrastrar los muebles y sillas para no molestar al que vivía debajo y se comprometió para sus adentros no sacudir más los zapatos en el balcón, pues por fin se dio cuenta de que todo el polvo le caía a la ropa tendida de la vecina de abajo. Y se sorprendió de ver lo fácil que era ser solidario con los demás. Se preguntó Juan que por qué no hacía lo mismo toda la gente, con lo fácil que era, y aquella noche, Juan se acostó con una gran satisfacción y, lo que es más importante, con alegría al ver que había hecho e iba a hacer un poco más felices, pero felices después de todo, a Verónica, al vecino de abajo y en general a toda la gente, eso era lo más importante que había descubierto Juan: LA SOLIDARIDAD PARA CON LOS DEMÁS.
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