Proceso histórico de la enmienda Platt (1897-1934) (1)

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M. MÁRQUEZ STERLING

chazan les serán impuestas peores, más violentas y menos piadosas medidas." "Cuba es un país extranjero; y así lo sostiene la Corte Suprema de los Estados Unidos", prosigue Teller, "y así también lo sostuvimos nosotros al declarar, en esta Cámara, que la República de Cuba existía y que su pueblo es libre e independiente. Yo no abrigo temores en lo que atañe a la condición de Cuba. Si hoy su Gobierno empuñara las riendas y nosotros lo reconociéramos, retirásemos nuestras tropas y abandonáramos el intento de dominarlo, prevalecerían en Cuba el orden y la paz. Es verosímil que ocurriera en su territorio alguna excepción, pero no excedería en magnitud a las que se producen a menudo en nuestros estados, ni de más gravedad que la rebelión del whisky en Pennsylvania y la de Dorr en Rhode Island, acaecidas en el comienzo de nuestra historia. Tales conflictos fatalmente suelen ocurrir, y el pueblo de Cuba sabrá encontrar justa solución a sus problemas." De las dos Enmiendas hermanas, el Senado aprobó primeramente la mayor en edad, es decir, la del senador Spooner, que fué legitimada por 45 votos contra 27. Presidía en ese momento el senador Jacob H. Gallinger, de New Hampshire, y no había terminado de pronunciar las cifras del escrutinio cuando desplegó Mr. Platt los labios para pedir que también se despachara su Enmienda. El oleaje de la oposición rápidamente volvió a encresparse y un demócrata, Mr. James K. Jones, de Arkansas, pide que a la Enmienda le sea íntegramente amputado el artículo tercero. La nota más agradable a Mr. Platt en este debate fué, con toda certeza, el breve discurso en que Mr. Hoar aunó a la Doctrina de Monroe la Enmienda sobre Cuba, nota singular, exclusiva para el senador de Connecticut, im-


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