Manuel de Quesada y Loynaz

Page 34

20

ACADEMIA DE LA HISTORIA

movimiento que no contase con la previa sanción de los revolucionarios de todo el resto de la Isla". Calificado más tarde de "único impaciente" por su actitud en San Miguel, sin embargo, Céspedes no asistió a la junta. Manifestó por escrito su conformidad con los acuerdos que en ella se tomasen, y en la misma comunicación se adhirió a lo que parecía ser el deseo de la mayoría de los conspiradores, respecto de aplazar el movimiento. Es más, fué a instancias de él y de sus amigos de Manzanillo, que ahora Eigueredo y Aguilera decían en esa junta a los camagüeyanos: "No tienen ustedes que hablar, pues ya se ha variado el plan conforme a sus deseos: el mismo Carlos Manuel de Céspedes, mandatario de Manzanillo, en una comunicación ha pedido la demora del movimiento hasta el año de 1869, después de terminada la zafra" (1). Esta reflexiva actitud de Céspedes demuestra que, no obstante su exaltación patriótica, acató, mientras fué posible, el parecer de la mayoría de sus compañeros. Las circunstancias, variando más tarde, impusieron distintas soluciones; pero no era Céspedes, no, como se dijo, el único impaciente. Los impacientes eran: Luis Figueredo, que al frente de un nutrido grupo de labradores se hallaba en el Mijial, a ocho leguas de Holguín, e instaba para que se le permitiese el ataque de esa población; era Rubalcava, que rondaba inquieto en torno de Las Tunas e interceptaba con Vicente García el paso de los delegados camagüeyanos que se dirigían a San Miguel, para pedirles que abogasen por la sublevación inmediata; eran Angel Maestre y Juan Ruz, que, con numerosos prosélitos, ocultos en los bosques de La Esperanza, a una legua de Manzanillo, hacían oír sus quejas por la demora; eran, en fin, el sentimiento nacional cubano y la fe en la independencia patria, que crecían sin cesar, como una ola terrible y vengadora. A pesar de tales apremios, la junta acordó prevenir a los impacientes "que no contaran con.auxilio alguno, y que, por el contrario, si se levantaban, serían declarados traidores a la patria y no se les consideraría como cubanos"; agregando, y "así se hizo constar en el acta a petición de los bayameses" (2), sin duda para atenuar tan fuertes amenazas, "que sólo en el caso de ser descubierta la conspiración, y el Gobierno librase orden de prisión con(1) Así lo afirmó varias veces Salvador Cisneros Betancourt relatando los sucesos de aquella junta. Céspedes se refería a la zafra de 1868-1869. (2) Rectificación a las efemérides de La Discusión, por el coronel C. M. de Céspedes y Céspedes.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.