Cuba. Tomos II y III : crónicas de la guerra : la campaña de occidente (1)

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CRÓNICAS DE LA GUERRA

rumor de este nombre llena los espacios del panorama oriental (1). Todos los hermanos se parecían, física y moralmente: el aire de familia y la bravura de la raza estaban en ellos bien determinados, y formaban un haz diamantino agrupados por el afecto fraternal, el amor patrio y la veneración que sentían por la animosa mujer que los echó al mundo de la gloria. El semblante guardaba perfecta relación con el porte y la estructura del cuerpo, para darnos el tipo cabal del hombre arrogante y apasionado. José, sin ser un Hércules, era fornido y á la par esbelto; de mirada dura, ceño adusto, angulosas las líneas del rostro, labios gruesos y sensuales, contraídos á veces por una expresión singular que no se sabía si denotaba sentimientos de ira ó emociones placenteras (si lo primero, brotaba en seguida la cólera), pero signos ostensibles del varón fuerte y ardoroso, toda su presencia descubría y retrataba el carácter irascible del personaje, incapaz de soportar la más leve injuria de palabra sin acudir incontinenti al insulto de obra. Por cualquier futileza desenvainaba el acero. Tal era el hombre; pero gallardo á la vez, ágil, expedito, gran tirador, excelente jinete, y muy rumboso. En la guerra de los diez años militó casi siempre al lado de su hermano Antonio, de sus hermanos, diremos mejor, todos igualmente patriotas, todos igualmente altivos y esforzados, como vastagos de un mismo tronco. Empezó de soldado y salió de coronel: diez años de servicio, quinientas acciones de guerra, á razón de un balazo por cada ascenso. Sería interminable la enumeración de las hazañas que de él se refieren, llevadas á cabo temerariamente por el solo impulso del valor, sin aspiraciones a público homenaje ó al aplauso de los espectadores, porque en aquella lucha gigantesca las más de las heroicidades se efectuaban ante un corto número de testigos, y á veces en la soledad del bosque, de donde salía el vencedor con (1) Mariana Grújales do su primer matrimonio con Regüeiferos tuvo cuatro hijos varones, Felipe, Fermín, Justo y Manuel, y en segundas nupcias con Marcos Maceo, siete varones más, que fueron: José, Antonio, To más, Rafael, Miguel, Julio y Marcos. Los once hijos de Mariana Grajaleso tomaron parte en la lucha de los diez años y salieron simultáneamente con el jefe de la familia. Marcos Maceo pereció al principiar la campaña, en acción de guerra, y con tan alto ejemplo emularon la intrépida mujer y sus gallardos hijos.


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