86
CRÓNICAS DE LA GUERRA
páginas de la historia universal. Sólo debe exceptuarse la infantería española. Ningún otro ejército de la tierra ha hecho marchas de diez, doce, quince y veinte leguas continuadas, sin tomar resuello, sin probar bocado ni exhalar una queja, teniendo por toda reparación el tubérculo desabrido, cuando lo había, y el monte tenebroso por común alojamiento; á veces, ni el tubérculo ni el monte firme: el insalubre tremedal por Jecho, y el desvelo del hambre por única distracción. Ningún ejército del mundo ha sido más sobrio, más abnegado ni más audaz; ninguno ha soportado mayores inclemencias y desventuras más enormes. La infantería cubana ha hecho caminatas asombrosas, cosa que hoy parece fábula; ha caminado de un crepúsculo al otro crepúsculo, doce y catorce leguas de un solo tirón, y ha visto el nuevo orto sin haber pegado los ojos ni dado fin al andar; ¡siempre caminando, monte tras monte, vereda tras vereda, subidero tras subidero!, viendo ponerse el sol sin la esperanza de que la noche ofreciera sosegado hogar al amor de la lumbre, y viendo nacer el astro del nuevo día, para descubrir entonces, no las bellezas del paisaje ni á la pastora del rebaño apetecible, sino la huella reciente del enemigo, ya preparado para la operación matinal. No nos ciega el entusiasmo; no influye sobre nuestro espíritu el luminoso fantasma de las fenecidas glorias.