Sarnago nº 7

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Algunos articulistas afirman que esta obra debió ser una donación de la reina Isabel la Católica al convento de San Pedro el Viejo. De esta obra no tengo constancia de la época en que fue vendida, aunque parece ser que lo fue antes de la Guerra Civil. El expolio de arte sacro prosiguió en los años siguientes, en concreto poco antes de los años 60, con la desaparición de dos ternos de uso litúrgico, uno de ellos para el oficio de difuntos y otros de gran ceremonia que devolvió la diócesis de Calahorra cuando San Pedro Manrique pasó a la diócesis de Osma. Para concluir he de referirme a la última de las desapariciones; tuvo lugar en la década de los años sesenta; se trataba de un lienzo tenebrista de grandes dimensiones que representaba a un santo arrodillado, desnudo de cintura para arriba, en actitud de penitencia que se hallaba sobre la puerta que daba acceso a la sacristía y sobre el que después de mucho indagar nadie ha sabido informar sobre su actual paradero. En contraposición a esta tarea depredadora he de mencionar el celo con que los últimos tres curas han tratado el patrimonio eclesiástico, inventariando y restaurando debidamente; entre estas obras cabe mencionar dos pinturas en cobre y algunos lienzos así como las tallas de San Pedro y Santa María de la Peña, patrona de Villa y Tierra. No obstante debo hacer un reproche y es que coloquen, de una vez por todas, la tronera de San Pedro el Viejo (que pudo ser salvada “in extremis”) cuando estaba a punto de ser expoliada, en el baptisterio donde se encuentran otros restos románicos como la portada románica de San Martin. La obra civil no ha tenido mejor destino; en la década de los años 20 se derribó la puerta del Cinto, con el escudo de la familia Manrique, señores jurisdiccionales de Villa y Tierra, el arco de Santa Anita y la Picota. Algunos escudos pertenecientes a ennoblecidos ganaderos han desaparecido, como el que llevaba la divisa de los Valdeosera, que perteneció a J. Bretón, uno de los últimos alcaldes, por el estado noble, de San Pedro. En los últimos años ha proseguido este deterioro con el derribo de la casa de Juntas, cuya fachada principal bien pudo haberse conservado, y el paso de las ruinas de San Pedro el Viejo a propiedad particular como consecuencia de una concentración parcelaria que no tuvo en cuenta la conservación del patrimonio de la villa. Finalmente hay que lamentar el deterioro y abandono del casco viejo de la villa con algunos edificios que en día de hoy amenazan ruina. Imagen gótica del siglo XV. Y en cuando a espacios naturales hay que lamentar que la consEscuela de Gil de Siloé trucción de pistas para los aerogeneradores haya arrasado la cañada de merinos “Real Oriental Soriana” a su paso por las cumbres de la sierra del Alba y que en la zona del Cayo de Oncala sean irreconocibles los indicios de restos dolménicos a que hicimos referencia en nuestra obra “Fuego Sendero y fiesta. Para concluir me viene al recuerdo un párrafo de Gaya Nuño de la obra arriba mencionada con tanta vigencia en estos momentos: "El desprecio de todo cuanto ostenta una intrínseca nobleza, el continuado afán de lucrarse con lo que está al alcance de la mano -aunque no nos haga falta-, la indiferencia, esa irresponsabilidad de nuestro pueblo, sólo seguro de sí mismo cuando puede solventar una disputa con las armas en la mano, todo eso actuó sin freno. Pobreza, miseria, pero, muy sobre todo, mala educación, analfabetismo. Deploramos esa ausencia de respeto para con lo antiguo, respeto que no se derivaría precisamente de ninguna clase de sapiencia, sino de la elemental educación de que siempre se ha procurado privar al pobre pueblo español”. No obstante no es mi deseo acabar este artículo con un tono pesimista y quiero recordar a quienes han tenido la iniciativa de los inventarios y restauraciones de arte sacro en pintura y escultura como también a los que se han preocupado de la consolidación de las tres puertas de la muralla y del castillo de los Manrique. Es también el momento de hacer una mención especial a los responsables del descubrimiento y excavación de los Casares, un yacimiento que tanto está aportando para conocer la historia de la villa en épocas pasadas sobre todo en época celtibérica, romana y medieval. A pesar de las pérdidas mencionadas, la villa cuenta con un considerable patrimonio; es cuestión de que la gente lo conozca y lo valore; porque es la mejor manera de preservarlo para el futuro y para disfrute de todos. Desde 1980

Asociación Amigos de Sarnago

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