REVISTA Nº 13 - Junta Estudios Históricos Tucumán 2013

Page 38

38

Revista de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán

plo de la majestuosa construcción de la época. La estancia de Alta Gracia no tenía las dimensiones ni el valor de la anterior, pero constituía un importante complejo que reunía ocho puestos, carpinterías y herrería, además de tienda, despensa, barbería y botica.5 En la Rioja, donde los jesuitas se instalaron más tardíamente (1624), acumularon también un importante patrimonio inmobiliario. La fundación de la Casa de la Compañía se concretó, como en las otras jurisdicciones, mediante la ayuda financiera de las autoridades y los vecinos. En este caso, fue el mismo gobernador de la provincia del Tucumán, don Luis Quiñones Osorio, quien se convirtió en el principal benefactor de la Orden. Para ello legó una finca valuada en “8000 escudos de oro y doce siervos” para fundar el Colegio. Con el tiempo construyeron la Casa de ejercicios, dos hornos para tejas y tinajas. Entre las estancias cercanas a la ciudad se contaban La Saladilla, Las Cañas, El Duraznillo y las Higuerillas. En la sierra de Velazco se ubicaba la estancia de Guaco y en el valle de Famatina, las haciendas de Malligasta y Nonogasta y numerosas tierras y potreros adyacentes. La lista de propiedades da cuenta del acaparamiento de las tierras ubicadas en las zonas más ricas de la jurisdicción. La mayor parte de los terrenos fueron adquiridos durante el siglo XVII.6 El último Colegio en fundarse en el Río de la Plata fue el de Catamarca que data del año 1743. En poco más de tres décadas hasta la expulsión de la Orden, los jesuitas adquirieron cuatro haciendas en la jurisdicción. La más importante fue la de Alpatauca que tenía anexadas dos estancias más, Santa Rosa y Desmonte. El complejo estuvo dedicado especialmente a la producción de algodón y aguardiente. Le seguía en importancia la hacienda de Amamato que junto a la de Paquilín, eran establecimientos ganaderos. La hacienda de La Toma era la tercera en importancia y estaba dedicada también a la producción de aguardiente aunque tenía anexados dos potreros más. 7 Algunas valuaciones de las propiedades se registran en la Tabla 1. 5 6

7

Confr. Joaquín de Gracia, Los Jesuitas en Córdoba, Buenos Aires, 1940. Confr. Lía Quarleri, “Los jesuitas en La Rioja colonial: los mecanismos de adquisición de tierras. Integración y conflicto (1624-1767), Memoria Americana, 8, Universidad de Buenos Aires, 1999. Confr. de La Fuente, A., “Aguardiente y trabajo en una hacienda catamarqueña colonial: La Toma, 1767-1790”, Anuario del IEHS, III: 91-159, Tandil, 1989.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.