Sinnett_Alfred___Incidentes_de_la_vida_de_la_senora_Blavatsky

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Alfred Percy Sinnett – Incidentes de la Vida de la Señora Blavatsky inspiración! Tenía la vigorosa facultad de subyugar a sus oyentes y hacerles ver, aunque de vaga manera, todo cuanto ella veía. »Una vez nos asustó a las más pequeñas, de suerte que por poco nos desmayamos. Hablamos ido a un hermoso bosque, cuando de pronto mudó el relato de pasado en presente, diciéndonos que todo cuanto nos habla contado acerca de las frescas y azules ondas densamente pobladas estaba en torno nuestro, aunque no lo pudiéramos ver ni tocar. y siguió diciendo: «¡Oh ! ¡qué veo! ¡Un milagro! La tierra se abre de pronto, el aire se condensa y reaparecen las olas del mar..... Mirad, mirad... allí empiezan ya a moverse. Estamos rodeadas de agua, en medio de los misterios y maravillas del mundo abismal! » Se había levantado del arenoso suelo y hablaba con tal convencimiento, tenia su voz un tono de tan horrorizada admiración y su infantil rostro denotaba tan vivo terror y gozo al propio tiempo, que cuando tapándose los ojos con entrambas manos, como solía hacer en los momentos de excitación, cayó en la arena exclamando a voz en grito: "¡La ola!.. ¡Ya está aquí! ¡EI mar! ¡el mar! ¡Nos ahogamos!», todas las niñas nos echamos rostro al suelo gritando tan desesperadamente como ella y tan por completo convencidas de que nos había tragado el mar y ya no existíamos. Se deleitaba en congregar al atardecer en torno suyo a unas cuantas chiquillas y nos llevaba al sombrío gabinete zoológico, donde nos embebía con sus cuentos y leyendas de hadas. Después nos refería las más inconcebibles historias acerca de si misma, con inauditas aventuras cuya heroína era ella cada noche, según explicaba. Todos los animales disecados en aquel museo le habían concedido uno tras otro su confianza, contándole la historia de la vida de ellos en pasadas encarnaciones o existencias. Nacida en una familia cristiana ¿dónde había podido oír hablar de la reencarnación ni quién podía haberle enseñado nada acerca de los supersticiosos misterios de la metempsícosis Sin embargo, tendida sobre su predilecto animal, una enorme foca disecada, y acariciándole la blanda piel de color blanco argentino, nos relataba las aventuras que la misma foca le había contado, describiéndolas con tan brillantes colores y elocuente estilo, que aun los adultos se detenían, sin querer a oír sus narraciones. Todos escuchaban y se veían subyugados por el encanto de sus relatos, y los peque ñu el os creían firmemente cuando decís. Nunca podré olvidar la vida y aventuras de un corpulento flamenco que estaba en imperturbable contemplación tras los cristales de una espaciosa vitrina, con sus dos alas listadas de escarlata, extendidas en actitud de emprender el vuelo, y sin embargo aprisionado en su celda. Nos decía Helena que siglos antes, aquel flamenco no había sido ave, sino un hombre de veras, que por haber perpetrado espantosos crímenes y un asesinato, lo convirtió un poderoso genio en flamenco, ave sin cerebro con las alas salpicadas con la sangre de sus víctimas y condenado a vagar perpetuamente por desiertos y pantanos. »Yo le tenía un miedo horrible a aquel flamenco. Al oscurecer, cuando me tocaba cruzar el museo para ir a dar las buenas noches a la abuela, que raramente salía de su contiguo gabinete, me tapaba los ojos y corría a escape por no ver al ensangrentado asesino. Si gustaba Helena de contarnos cuentos y referirnos narraciones, todavía era más aficionada a escuchar las que otros relataban. Entre la numerosa servidumbre de la familia Fadeef había una anciana ama seca, famosa por los infinitos cuentos que sabía, con inagotable memoria para retener todas las ideas relacionadas con la superstición. Durante los largos crepúsculos estivales, en el verde césped que alfombraba los árboles frutales del huerto, o durante las todavía más largas veladas de invierno, agrupados en torno de la chimenea de nuestro aposento, nos arrimábamos a la anciana, y sentíamos suprema felicidad cuando estaba dispuesta a relatarnos alguno de los cuentos de hadas

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