Leadbeater_Charles___Vida_Interna

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77 débiles la misma obra que actualmente están llevando a cabo los discípulos; pero no resulta tan intensa al diluirse en millares de encarnaciones. Pero sobre las luchas en que se empeña mantiene el discípulo un gozo, una paz y serenidad que nada terreno puede conturbar. Si no las mantuviese dejaría de ser siervo fiel del Maestro porque la turbación de los vehículos le impediría la percepción del interno Yo y se identificaría con lo inferior en vez de con lo superior. Por lo tanto, algo hay de ridículo en llamar de dolor al Sendero de renunciación, cuando resulta evidente que mucho más doloroso fuera para el candidato no elegirlo. En verdad, el hombre que cumple con su deber no conoce la tristeza: «Quien en justicia obra ¡oh mi bien amado! jamás huella el sendero de la angustia.» (¹) Esto con relación a la vida interna del discípulo. Pero si consideramos lo que le sucede en el mundo físico, no es en modo alguno inadecuada la denominación de Sendero de dolor, por lo menos si ha de hacer alguna obra de carácter público para auxiliar al mundo. Ruysbroek, místico holandés del siglo XIV, dice de los que entran en el Sendero: «Algunas veces estos infelices quedan privados de los bienes terrenales, de sus parientes y amigos y todos los abandonan. Nadie cree en su santidad y cuantos les rodean rechazan y desdeñan sus obras que atribuyen a malignos propósitos. A veces padecen graves enfermedades.» Blavatsky dice por su parte: «Doquiera hallamos en la historia que cuando un Mesías mayor o menor, iniciado o neófito, tomó a su cargo ense(1) Bhagavad Gîtâ. -Estancia VI.-40.


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