rre. Ni yo lo sé, es como la tela, un espacio en blanco que se va transformando. Lleva mucho tiempo porque no sólo son capas y capas de pintura sino también de lo que querés decir.
¿Hay libre albedrío en el espectador en general o es una cuestión individual? Están las dos cosas, están las distintas maneras de movilizar. Si se cae un árbol en la calle, para algunos será una obra de arte, para otros será un desastre y a otros les será
indiferente. La obra de arte es igual. Ahora que estoy trabajando más con elementos del realismo hay un código en común y hay ciertas cosas que tienen que ver con el background de una cultura. ¿Qué es lo que más te moviliza de la plástica? El pintar. Es una necesidad casi fisiológica. Si paso mucho tiempo sin hacerlo me pongo mal, me desequilibro, no hay nada que suplante el hecho de pintar. El curriculum de Sol Halabi muestra que tiene los correspondientes títulos de la Escuela de Bellas Artes Figueroa Alcorta, luego la licenciatura en pintura en la UNC y que expone desde 1999. Ha hecho exposiciones en varios países y ha obtenido numerosos premios. ¿Enseñás, tenés talleres? No, creo que no soy buena docente. Tengo los elementos técnicos como para serlo, pero quizás me gustaría algo con chicos que tienen un mundo interior riquísimo y eso me atrae. ¿Trabajás con música o preferís el silencio? Música, todo el tiempo, si no radio. En música prefiero el rock, pero escucho cualquier cosa. No me copa algo como Rata Blanca, por ejemplo, pero la base es el rock, tampoco me siento con la electrónica. Y si no, escucho las noticias por radio y sufro como una perra. Se escucha el ruido de las sierras que indica que se está trabajando en la casa de Sol que está al lado del estudio. La luz, esa inabarcable luz, inunda la silenciosa calle de un barrio lleno de rostros y agua. Cerca de todo.
Viaje al mar
Der corazón te digo
Un secreto
OCIO21