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Elementos Derecha-Izquierda ________________________________________________________________________________________________

donde el hombre está destinado a vivir, se han acabado, incluso, los recursos de los que puede disponer para sobrevivir, y por esto deben ser utilizados siempre teniendo en cuenta su posible agotamiento. Por lo tanto no se puede excluir que, precisamente como consecuencia de estos distintos fundamentos filosóficos que presuponen sistemas de valores opuestos, opuestas creencias y auténticas concepciones antitéticas del mundo, la difusión de los movimientos de los Verdes ya no esté destinada a convertir en anacrónica la vieja diada sino a reforzarla en el seno de estos mismos movimientos, muy erosionados ya en su interior a pesar de su reciente origen, y en los cuales la distinta manera de concebir la relación del hombre con la naturaleza —ya sea de la deuda que el hombre tiene hacia el resto de las entidades no humanas o simplemente de la deuda que tiene hacia los otros hombres, especialmente hacia las generaciones futuras, en otras palabras, de un límite que le llega al hombre desde fuera o que el hombre se pone a sí mismo— está abocada a volver a introducir, y en parte ya ha introducido, la distinción entre Verdes de derecha y Verdes de izquierda.

adelante) parece que puedan ser considerados unas veces de derechas y otras de izquierdas, o ni de derechas ni de izquierdas. Utilizando un vocablo que ha llegado a ser de uso común en el lenguaje político, aunque con un significado maliciosamente peyorativo, se podría denominar a los Verdes como un movimiento «transversal», en el sentido de que atraviesan los campos enemigos pasando de uno a otro, indiferentemente, por encima y por debajo de ellos, y de esta manera demuestran que remitiéndose a los hechos existe una tercera forma de poner en crisis la diada, además de estar en medio (el Centro), además de ir más allá (la Síntesis), es posible moverse a través: una forma que se resuelve en una atenuación o desautorización de la diada más que en un rechazo o en una superación. La mayor prueba de esta ubicuidad del movimiento de los Verdes está en el hecho de que todos los partidos se han adueñado poco a poco del tema ecológico, sin cambiar nada de su bagaje usual, en todo caso añadiendo un maletín o un bolso de viaje más. ¿Quién se atrevería hoy a tomar posiciones contrarias a la exigencia de tener en cuenta a los que, a través de una forma, a menudo inconsciente, de antropomorfización de la realidad natural, se definen como los derechos de la naturaleza respecto al hombre, de los cuales nacen, por la necesaria correlación entre el derecho de aquélla y el deber de éste, unas obligaciones del hombre respecto a la naturaleza (permaneciendo inalterada la cuestión de si la idea del derecho nace antes de la obligación o viceversa)? Sin embargo, existen distintas maneras de justificar este radical cambio de actitud (especialmente del hombre occidental) hacia la naturaleza, por lo que se ha pasado de considerar a la naturaleza como objeto de mero dominio y dócil instrumento de las necesidades humanas, a la idea de la naturaleza (incluso la inanimada) considerada como sujeto o como objeto de utilización, sí, pero no arbitrariamente ilimitada. Según un punto de vista más metafísico-religioso, la naturaleza también pertenece a un mundo no creado por el hombre, del que el mismo hombre forma parte como sujeto en medio de otros sujetos; un punto de vista más pragmático, utilitarista, afirma, por su parte, que en el universo finito

7. La capacidad del hombre cada vez más grande no sólo para aprovecharse de la naturaleza y para someterla a sus propias necesidades, sino también para manipularla y para desviarla de su curso, ha suscitado problemas de una índole moral y jurídica (como aquellos de los que se ocupa la bioética) que requieren, y que requerirán aún más en el futuro, decisiones políticas (en el sentido anteriormente definido) que, siendo totalmente nuevas con respecto a cualquier otra decisión del pasado, parecería que no se pudieran incluir, cualesquiera que fuesen, en las categorías tradicionales de derecha e izquierda que se han ido formando en una época en que no se podían prever mínimamente que iban a surgir aquellos problemas. Tratándose de problemas eminentemente morales, las dos partes contrapuestas hasta ahora se han dividido de la forma habitual con la que se divide el universo moral, en laxistas y rigoristas. Pero esta distinción entre laxistas y rigoristas se adapta mal a ser confrontada con la que existe entre 67


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