Las bienaventuranzas son una lección de vida, para esta y la futura, dada por quien es el camino, la verdad y la vida. Nadie puede ir al Padre sino es por Jesús (Juan 14:6), Él no es un camino de muchos, sino el camino. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Esto incluye también no cualquier Jesús (2 Corintios 11:4), sino el verdadero Jesús, en la verdadera doctrina, en la verdadera iglesia: “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo” (Efesios 4:5).