Ataraxia

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Gonzalo Salesky

EL AUTOR

Nació en Córdoba, Argentina, en 1978. Ataraxia es su tercer libro, luego de 2011 (poemas y cuentos, publicado en el año 2009) y Presagio de luz (poemas, en el año 2010). Ha obtenido las siguientes distinciones en certámenes literarios: -Primer Premio 2010 de Poesía SALAC, Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias (Córdoba). -Primer Premio en Narrativa en el Certamen Literario 2011 “Convivencia Tecnológica” (Fundación Gutemberg, Mendoza). -Ganador del Primer Concurso Internacional de Cuento sobre la Naturaleza (Latin Heritage Foundation, EE.UU.). -Segundo Premio en el IV Certamen de Cuento Breve y Poesía “Veladas 2011” (Avellaneda). -Segundo Premio en el XXVI Concurso Literario FATSA de Poesía y Cuento Corto (Buenos Aires). -Tercer Premio en Poesía en el Concurso Literario V Aniversario de la Sociedad Argentina de Escritores, Delegación Bernal – Quilmes. -Tercer Premio 2011 de Poesía SALAC (Córdoba). -Cuarto Premio en el Concurso Nacional de Poesía y Cuento Corto "Lavalle hacia el país 2011" (Mendoza). -Mención de Honor en el Concurso de Literatura Fantástica y Horror “Mundos en Tinieblas 2011” (Buenos Aires). -Mención de Honor en el Concurso Internacional de Microficción para niñas y niños “Garzón Céspedes” (España).

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-Mención de Honor en el VIII Concurso Internacional de Poesía y Narrativa “Destacados 2011” (Junín). -Mención Especial en el Concurso 2011 de Poesía y Cuento "El Zorzal" (Buenos Aires). -Segunda Mención en el Concurso de Poesía “Primo Miguel Belletti 2011” (Villa María). -Segunda Mención en Poesía y Tercera Mención en Cuento en el Certamen "Miguel Hernández 2011" (San Martín). -Tercera Mención en el X Certamen Internacional de Narrativa “Leopoldo Lugones” (El Talar). -Tercera Mención en Narrativa en el Concurso 2011 SALAC (Córdoba). -Cuarta Mención en el III Concurso Poético UPF Argentina “Familia global: Diálogo y comprensión mutua” (Buenos Aires). -Mención en Poesía en el XIII Certamen “Antonio Nelson Romera” (Avellaneda). -Mención en Poesía en el Concurso Literario 2011 “Círculo Médico de Quilmes”. -Finalista del I Premio Internacional Grup Lobher de Relato Temático (España). -Finalista del I Concurso de Cuento Breve “Voz Hispana” (México). -Finalista del I Concurso Internacional de Relato Corto y Poesía “Caños Dorados” (España). -Finalista del I Concurso Internacional de Nano Literatura (Venezuela). -Finalista del I Certamen “Picapedreros” de Poesía y Microrrelato (España). -Finalista del II Certamen Literario de Relato Breve “Ciudad Galdós 2011”

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(España). -Finalista del I Concurso de Cuento y Poesía "Voces de mi país" (México). -Finalista del XI Concurso Literario Internacional “Bicentenario de Poesía y Narrativa” (Córdoba). -Finalista del XXII Certamen Nacional de Poesía y Narrativa “Letras Argentinas de Hoy 2010” (Buenos Aires). -Finalista del Concurso de Literatura Fantástica y Horror “Mundos en Tinieblas 2010” (Buenos Aires). -Finalista del II Concurso Internacional de Microtextos “Garzón Céspedes” del Cuento de Nunca Acabar, del Dicho y del Pensamiento (España). -Finalista del III Certamen Nacional de Poesía y Cuento Breve de Ediciones Ruinas Circulares (Buenos Aires). -Finalista

del

Concurso

Tweek

de

Microrrelatos

en

Twitter

(Hipermedula.org). -Finalista del Concurso de Microrrelatos “Antifiestas de Navidad” (Revista Internacional Microcuentista).

© Ataraxia de Gonzalo Salesky Primera Edición - Diciembre de 2011

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A Tomรกs

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SEIS MONEDAS

- La guiadora está en la puerta, señor. - Hágala pasar, por favor. ¡Vamos! La lluvia entró por un segundo en el vestíbulo. El mayordomo abrió y cerró la puerta rápidamente, para evitar mojarse. Ella cerró su paraguas y se quitó el piloto. Saludó cortésmente al dueño de casa. - Buenas tardes, señor. ¿Cómo amaneció? - No tengo tiempo que perder. Necesito que empecemos ahora. Pasaron a la habitación. Él se acostó en su cama recién tendida, sin taparse. Ella se sentó en una pequeña silla, a su izquierda, como siempre. Quince minutos después, comenzaron a soñar. Él caminaba por un jardín repleto de ángeles, tal vez recuerdo de un cuento de su infancia. Nubes verdes cubrían el sol. Los árboles, blancos y negros, se movían a su alrededor como caballos de ajedrez.

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Luego de unos segundos de vértigo, escuchó la voz de ella acompañando cada paso. Siga el camino de flores, sin detenerse. Él obedeció sin mover los pies, suspendido en el aire por dos pequeñas alas que salían de sus tobillos. Voló de esa manera hacia el sendero y llegó hasta el final. Un gran precipicio que nacía a unos metros de allí le dio pánico. El cielo se había oscurecido, alcanzando un tono púrpura, como empapado de sangre. No tema. El fuego va a alumbrarlo en su descenso. Y así fue. El calor y la luz lo acompañaron por la escalera de mármol que bajaba, en círculos, rumbo al infierno. En menos de media hora, él logró encontrar lo que buscaba desde hace tanto tiempo. Y despertar en paz.

Mientras volvía a su pequeño departamento, la guiadora repasó en voz baja el nombre de los pacientes que esperaba ver al otro día. ¿O debía llamarlos clientes? Sus colegas preferían nombrarlos de esa manera, quizá porque elegían no involucrarse tanto.

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Su cabeza estaba a punto de estallar. Se estresaba al pensar en su horrible trabajo, respetado por pocos y muy mal pago. Además sentía el riesgo y la presión de jugar con fuego a cada momento. Entró agotada, tiró el paraguas a la basura y guardó el piloto, ya seco, en el armario. Mientras veía el retrato de su familia en la mesa de luz, junto a su cama, volvió a recordar ese sueño, tantas veces repetido. Desde pequeña revivía continuamente la misma pesadilla. En una plaza oscura de su pueblo natal, sus padres la abandonaban. Los árboles se acercaban con enormes serpientes en lugar de ramas. Mordían sus pequeños pies, la hacían tropezar y ensuciarse con el lodo. Ella –una niña de unos siete u ocho años- quería gritar, correr, despertar de ese lugar siniestro. Después de mucho tiempo había descubierto la forma de hallar a su familia: allí, en la hierba, debía acostarse y soñar. Soñar con ellos. Sólo así volvían a aparecer. Cuando lo lograba, se presentaban en su sueño, de nuevo en la plaza, regresando por ella. Pero su hija ya no estaba. Era imposible que la vieran, que se encontraran los tres en el mismo lugar, en la misma dimensión del sueño. No podían verla, ya que estaban dentro de la imaginación de la pequeña. Y ella no tenía manera de entrar allí. ¿Por qué no pueden verme?

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¿Cómo seguir? ¿Acaso ellos también deberían soñar conmigo? ¿Cómo hacer para verlos siquiera una vez más, cara a cara? Quizá lo que veo por las noches solamente sean recuerdos, del pasado o del futuro. Si sólo hubiera podido despedirme, antes del accidente... Tendría que contratar un guiador para mí. Con lágrimas en los ojos, se sonrió por su ocurrencia.

Mientras miraba la luna llena por la ventana, terminó de darle forma a una idea loca que rondaba su vigilia. ¿Podría arriesgarse alguna noche? Según viejas leyendas, unos pocos habían querido hacerlo. Ser sujetos y objetos al mismo tiempo, guiadores y pacientes, protagonistas y espectadores. Pero sin salir con vida del intento. ¿Será tan peligroso como dicen? ¿Valdrá la pena? ¿Alguna vez tendré el valor… No quiso quedarse con la duda.

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Se acostó de lado, frente al espejo ubicado a la izquierda de su cama. En pocos minutos comenzó a dormitar, tratando de encontrarse, de abrir esa puerta cerrada por años. De ubicar en su mente aquel sueño, de descubrir nuevamente a sus padres. Por fin pudo dormirse. En segundos -quizá en horas- vio pasar todas sus pesadillas, una a una, delante de sus ojos. Sus cuentas pendientes, sus secretos más profundos. Su oscuridad, su dolor. Tenía conciencia de que había empezado a gritar y llorar en voz alta como un bebé, pero no le importaba. Ya no tenía alguien en su cama para hacerle compañía. Esta vez nadie podría escuchar ni despertarla. En ese viaje sin tiempo, volvió a ser pequeña de nuevo. Esperaba, en aquella horrible plaza, que vinieran a buscarla. Todo seguía igual. El césped húmedo tocando sus pies descalzos, aquel vestido rosa, las serpientes mostrando sus enormes colmillos… Aullidos y gritos surcaban esa noche interminable y el viento en contra le impedía caminar hacia delante. Como cada vez, no volvían por ella. Y comenzó a intentarlo. Trató de guiar a esa niña angustiada, de ojos de chocolate y cabellitos rubios. La acostó en el suelo. Poco a poco, en silencio y con las manos en su frente, logró hacerla dormir, provocar otro sueño profundo y entrar en él.

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En esa imagen forzada al límite, sus padres regresaban a buscarla. Con mucho esfuerzo, logró dormir a ellos también y hacerlos soñar con ella. Y así, por fin, en los sueños de su sueño, pudo reencontrarse con sus seres más queridos. Abrazarlos, besarlos, decirles cuánto los amaba y extrañaba. Ahora, aquella niña y esta mujer ya no lloraban, ya no sufrían. Dormían y soñaban, reían y descansaban en paz, en familia, como hace muchos años no ocurría.

Cuando llegó la hora, cerró con seis monedas los ojos de los tres, para evitar que despierten de ese instante pleno de felicidad, anhelando que durase para siempre. Los vistió con las mejores ropas, los abrazó por última vez y se preparó para regresar. Después de despedirse contó hasta diez, como tantas otras veces. 1... 2.... ¿Podré despertar ahora? 4... 5... 6... ¿Qué diferencia hay entre todo esto y la muerte?

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8... 9... Cuando abri贸 los ojos, nada en su vida volvi贸 a ser como antes.

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NIEVE

Era la primera vez en cuarenta y dos años que nevaba en Cienfuegos. Entró corriendo a la oficina, envuelto en su bufanda, con unos guantes que no usaba desde la adolescencia. En su mente seguía jugando con esa posibilidad, con ese sueño repetido tantas veces. Salvar el mundo, ser el único hombre sobre el planeta capaz de hacer algo magnífico, algo especial en un determinado momento. No quería que encontraran ningún defecto en su plan. Hasta su hija lo había ayudado a pulir cada detalle. A contrarreloj debía ordenar todo en su trabajo, preparar las valijas, pedir el permiso correspondiente y viajar. Pronto su familia podría encontrarse con él. Y escapar de esa manera del infierno. A la hora del almuerzo lo autorizaron a salir. Caminó bajo el frío de noviembre por la vereda, rumbo a la Oficina de Control Cerebral.

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Solamente tendría que llenar un par de formularios y nada más, cada uno de ellos con el membrete del gobierno cubano. Con muchas frases refrendando, una y otra vez, que todo lo que hubiera en su cabeza era propiedad del régimen. Hasta cada uno de mis pensamientos. Pero sin ese papeleo burocrático no iba a poder subir al avión. Y su plan se quedaría sin ser conocido por nadie.

Hasta 2012 se había intentado de todo para aliviar la crisis mundial. Después de las pérdidas, los quebrantos, las enfermedades infecto-contagiosas, aparecía nuevamente la peor de las plagas: el hambre. Los rescates, los montos millonarios y los subsidios para los bancos y grandes empresas no servían de nada. La gente continuaba agobiada por las malas noticias de cada día. Violencia, manifestaciones y saqueos en las ciudades más importantes del mundo. Sequía, menos alimentos disponibles, poca energía, nada de combustible. Falta de insumos básicos, aluviones de personas famélicas robando cosechas,

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destruyendo alambrados para buscar gallinas, pavos, cerdos, vacas. No sólo en los países de tercer orden. Europa y Estados Unidos estaban llegando a niveles nunca vistos de desocupación e indigencia. Hasta la gran esperanza puesta en anteriores presidentes se había esfumado en muy poco tiempo. ¿Sería la suya la solución definitiva? Era una de las Cinco Ideas Finalistas del Concurso Mundial. La última alternativa de la ONU. Centenares de miles habían participado presentando todo tipo de proyectos. Brillantes, increíbles, absurdos… uno por uno fueron desechados casi todos. Los impuestos a los animales domésticos, a cada kilo engordado por habitante, a los hijos, a los deportes y su televisación. El asesinato selectivo de otras especies. Los tributos sobre el alcohol, los cigarrillos, ansiolíticos y energizantes. El exterminio de todas las mascotas, la venta de la Luna por hectárea para los pocos millonarios que quedaban en el planeta. La destrucción del hemisferio sur, la migración total hacia el otro hemisferio. El envío de basura hacia el Sol. La eliminación de las fuerzas armadas de todos los países. Fundir y vender las reservas de oro de cada país. Cancelar los juegos de apuestas y de azar por diez años. Hacer trabajar a cada

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habitante en los medios de transporte masivos, para elaborar manufacturas simples en los momentos ociosos que ocupaban viajando. Cultivar granos en el fondo del océano y en las playas. Promover la venta libre de drogas. Prohibir los fuegos artificiales y el maquillaje a todas las mujeres; de esa manera, liberar tiempo y dinero malgastado. Otros apostaban a reciclar el agua de lluvia, construyendo enormes piletas arriba de las casas, edificios, avenidas y parques. Los más alocados pensaban encontrar en el mar el combustible necesario para poner en marcha al mundo nuevamente. Ya no quedaban ideas que permitieran evitar la catástrofe. Sólo la de él. Y cuatro más. ¿Cuáles serían las otras? El 25 de agosto envió su propuesta por correo electrónico. Ese mismo día le habían contestado. Paradójicamente, si tenía éxito con su plan, en un futuro cercano no tendría de nuevo esa posibilidad. Debía redactarla lo mejor posible. Usaba un cuaderno de tapas duras y de color marrón, con el lomo negro, de renglones celestes casi imperceptibles, para anotar lo que fuera surgiendo en su mente, para tachar lo que no sirviera. De sus hojas sacó el pasaje del vuelo 841 rumbo

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a Washington, con fecha del día siguiente. Chequeó otra vez el horario de salida y decidió guardarlo en su bolsillo derecho para evitar descuidos. Tenía unas horas más para seguir escribiendo. Un borrador, un pensamiento que podía salvar el mundo.

Había que destruir Internet. Y todo aquello que implicara transferencia de información. A través de su invento, la combustión sintética de datos, podía hacerse en sólo tres semanas. Toneladas de cables y antenas a lo largo y ancho de la Tierra quedarían inutilizados. El sistema de transmisión por vía inalámbrica también. La vida sería distinta sin tanta gente alejada de la realidad y encerrada en las redes virtuales que amenazaban con quedarse con todo. Miles de millones volverían a vivir como hace treinta años, cuando... ¿Se solucionaría la falta de alimentos? Probablemente las personas, con tanto tiempo sobrante, se comunicarían otra vez con la naturaleza. Cultivarían su propia comida. El ser humano, alienado como nunca, había perdido la capacidad de conversar cara a cara. No parecía creíble que las mismas personas, tan poco tiempo atrás, se encontraban en

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los parques y plazas, hacían ejercicio, leían libros, se alimentaban de manera sana. Se

ahorraría

toda

la

energía

gastada

en

el

tráfico

y

almacenamiento de tanta información, equivalente a la mitad de la generada a nivel mundial. Sólo era una cuestión de costumbre. Si la humanidad había sido capaz de vivir sin teléfonos celulares e Internet en 1980, bien podía hacerlo ahora. Seguramente crecería la industria del papel. También la posibilidad de cosechar frutas y verduras en la propia casa. La gente volvería a disfrutar del aire libre, a conseguir trabajos de verdad. Disminuiría la cantidad de desempleados. Según su investigación, la red de redes había reemplazado unos trescientos millones de personas como mano de obra en fábricas, bancos, aeropuertos, oficinas, compañías de seguro, empresas de correo, diarios, revistas, editoriales... Imaginaba una gran resistencia al principio. Quizás los fanáticos de Facebook protestarían y tendrían que conformarse con pegar sus fotos impresas en la puerta de su casa para que cualquier desconocido las pueda mirar. ¿Cómo podrían sino satisfacer esa necesidad de ser vistos por otros en todo momento? ¿Serían capaces de vivir sin la mirada puesta en sus pequeñas pantallas? ¿Se darían cuenta del tiempo que pierden?

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Siguió escribiendo, pensando en el rostro de aquellos que lo votaron. Decenas de extraños que habían leído, con entusiasmo y tal vez con esperanza, su primer bosquejo. Algunos medios ya hablaban de “la solución cubana”. Muchos otros la rechazaban de plano, tildándola de poco práctica, de anticapitalista, de demasiado romántica. Pero tenía espalda para soportar las críticas. Pese a los prejuicios, estaba en la final. Tan cerca de la gloria.

Ocho horas después de terminar, entró a la Casa Blanca con su cuaderno viejo bajo el brazo. En las escaleras saludó al presidente con un apretón de manos. Estaba seguro: si lo escuchaban, el mundo cambiaría. Gracias a él. Y a sus locas ideas. ¿Quién lo hubiera dicho? Si mi padre me estuviera viendo... Si después de tantos años había vuelto a nevar en Cienfuegos, todo era posible.

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ROSAS ROJAS

En la puerta del hospital de urgencias, donde estacionan las ambulancias, había una pelea entre dos hombres. Me llamó la atención porque solamente uno de los dos golpeaba al otro, que no caía al piso a pesar de los tremendos puñetazos que el primero le aplicaba en el rostro. Habían comenzado dentro de un taxi y bajado de él a los tumbos. Quien recibía los golpes ni siquiera sacaba las manos de sus bolsillos, como si en ellos estuviera protegiendo algo valioso. No ofrecía ningún tipo de resistencia, sólo buscaba evitar los impactos. Pero no lograba hacerlo del todo, y el que golpeaba de manera feroz –que por su ropa parecía ser el taxista- le asestó varias trompadas más hasta que el agredido, al fin, se decidió a correr. Me pareció extraño que no hubiera intentado defenderse o al menos, alejarse cuanto antes.

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Perdí de vista a los dos hombres y seguí caminando. Entré al hospital por una de las puertas laterales. Venía bastante apurado, como siempre. Iba a visitar a un pariente internado y sólo llevaba un ramo de rosas rojas en mi mano derecha.

Unos segundos después, sentí que me empujaban desde atrás. Trastabillé y casi caigo al suelo. En una de las galerías, cerca de la terapia intensiva, el mismo hombre que había recibido los golpes me tomó del brazo y con un arma pequeña apuntó a mi pecho. Haciendo ademanes, me obligó a acompañarlo. No dudé un segundo. Estaba muy lastimado y de su ojo izquierdo parecía caer sangre. Su camisa blanca, llena de pequeñas manchas de color oscuro. Y sus dientes... Corrimos un largo trecho. La gente se horrorizaba al ver su cara destrozada y el revólver que llevaba en su mano derecha. Parecía algo grotesco, un hombre desequilibrado corriendo al lado de otro que seguía sosteniendo, como si fuera un trofeo, un ramo de flores. No entiendo por qué en ese momento no pude soltarlo.

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Subimos a un pequeño ascensor. Allí bajó su arma y me miró a los ojos por primera vez. Sacó de su bolsillo una pequeña caja de color blanco, cerrada con cinta adhesiva, y me la entregó sin decir nada. Al detenernos en el segundo piso, volvió a tomarme del brazo y así corrimos hasta el borde de un balcón que se encontraba unos pasos delante de nosotros. Abajo, la gente había empezado a congregarse. Extrañamente, a pesar de todo, yo me encontraba tranquilo y seguro de que no iba a lastimarme. Algo en su mirada lo decía. Pero aún no llegaba a entender por qué me había dado la caja. - No la abras todavía. Sólo después que me vaya. No cometas los mismos errores que yo. Habló como si estuviera leyendo mi mente. No tuve tiempo de preguntarle nada. Acercó la punta del revólver a su garganta, debajo de la nuez de Adán, y disparó. Se desplomó sobre mí. Y la sangre... ¡por Dios! Tanta sangre a borbotones sobre mi ropa, mis zapatos y el ramo de flores. Me lo saqué de encima. Sentía vergüenza de pensar más en el asco que me producía ensuciarme que en la locura y el drama de ese pobre hombre.

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En pocos minutos llegó la policía. Tarde, como en las películas. Sólo atiné a quedarme sentado, apoyado contra la pequeña pared que nos rodeaba. Guardé la caja en el bolsillo. Tuve la tentación de dejarla tirada o de esconderla en el pantalón del suicida, pero preferí respetar su último deseo. Cuando todos se fueran, la abriría.

Una vez en mi departamento, cerca de las cinco de la tarde, aún no había podido almorzar. Seguía asqueado por la horrible sensación de la sangre caliente sobre mi cuerpo. Volvía a verla, manando con violencia, mojando mis manos y mis pies. Me senté en el living. Acababa de llamar la policía para pedir algunos datos y ver si podía aportar algo más. De paso, me avisaron que el psicópata no había muerto todavía. Estaba muy grave, internado en el mismo hospital de esta mañana. Era prácticamente imposible que sanara o despertara, según el comisario a cargo de la investigación. Sin embargo, algo me impulsó a ir a verlo. Para saber más de él o de su vida. Además, me tentaba la idea de dejar la cajita blanca de bordes plateados entre sus pertenencias.

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Pero no iba a poder hacerlo.

Una hora después, estaba en camino del hospital, por segunda vez en pocas horas. Llegué a la sala de terapia intensiva pero dos oficiales me impidieron el paso. Estaban parados al lado de la puerta, uno de cada lado. Me preguntaron si tenía relación con él, si era familiar o pariente. No quise decirles mi nombre, sólo contesté que lo había conocido hace poco tiempo. El más joven me dio el pésame por anticipado y me informó que podía quedarme por allí, para esperar el obvio desenlace. Di media vuelta y busqué la salida. Había sido un día bastante largo.

Apenas subí a un taxi para volver a casa, tomé la caja y me decidí a abrirla. De una vez por todas. Nunca hubiera podido imaginarme lo que contenía.

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Tenía que entregársela a alguien. Pero no a cualquiera. Alguien que fuera capaz de llevar a cabo lo que la caja pedía. Vi por el espejo retrovisor que el taxista había visto lo mismo que yo. Y supe que comenzó a desearla, con todas sus fuerzas. Estacionó a los pocos metros, cerca del sector de entrada y salida de ambulancias, y giró hacia mí. Me exigió la caja y no quise dársela. Por eso mismo comenzó a golpearme. En el rostro, en los oídos, en el estómago… Pero no la solté. La guardé en mi bolsillo, a salvo de todo. Tratando de esquivar sus trompadas, bajé del auto. Sin saber hacia adónde iba, empecé a buscar al próximo destinatario. Advertí que desde lejos nos estaban mirando. Era un hombre calvo, como yo, que parecía llevar algo pesado en sus manos. Lo seguí. Enceguecido por el impulso de compartir con alguien especial el contenido de la caja, fui hacia la galería donde se encontraba. Aún sin saber cómo iba a convencerlo de que acepte. Se me ocurrió quitarle el arma a un guardia del hospital. Lo hice y corrí con todas mis fuerzas por uno de los pasillos. Mi corazón latía cada

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vez más rápido. La sangre ensuciaba mi camisa. Tenía el ojo izquierdo semicerrado y mis dientes… Encontré al calvo y lo tomé del brazo. Con la pistola apunté a su pecho y lo obligué a correr junto a mí, para alejarnos de todo. Nos refugiamos en un ascensor. Cuando bajamos en el segundo piso, casi sin aliento, le di la caja y le indiqué: - No la abras todavía. Sólo después que me vaya. No cometas los mismos errores que yo. No tuvo tiempo de preguntarme nada. Allí mismo, cerca del balcón, acerqué la punta del pequeño revólver a mi garganta y disparé. Caí sobre él. Y mi sangre... por Dios, tanta sangre a borbotones sobre su ropa, sus zapatos y el ramo de rosas rojas que él seguía sosteniendo entre sus manos, como si fuera un maldito trofeo.

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SOMOS ESPEJOS

No seré un lobo perdido en las estepas ni es tu deseo de almíbar mi destino. Tampoco el sol deja ver las estrellas si en cada lágrima no finges el olvido.

Como no queda ya nada en qué creer, la vida pasa. No encontrarás tus sueños porque en la noche en que ardió tu corazón, no lo escuchaste. Sólo somos espejos.

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DILUVIO

Una botella al mar, una plegaria… es triste ver en qué me he convertido. La sombra en los espejos, la espina en el ojal, aquello que se lleva siempre dentro.

Un lápiz invisible o la tormenta que encuentra su razón en el ocaso. Allí, en la incertidumbre, te esperaré despierto, sabiendo que me ignoras todavía.

Mi vida sin promesas se escapa del lugar que ocupó desde hace tiempo. Mi espíritu se queda sin aliento, las ganas de volar pudieron más.

Hoy la distancia entierra hasta mi nombre y al regresar parezco, más que nunca, ese diluvio anunciado desde siempre, aquella página que alguna vez fue tuya.

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SILENCIOS AJENOS

Librando batallas que nunca fueron mías, soñando que lucho contra tu ignorancia. Pensando que -a veces- nada importa tanto, callando lo que antes todos sostenían.

Volviendo a dudar de tantos presagios y esculpiendo a gritos silencios ajenos. Todo será igual, ayer o mañana, si sigo, con fuerza, seduciendo espejos. Si sigo nombrando mi culpa en el viento, buscando tu abrazo por la madrugada.

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MUY LEJOS

Me sentiré un idiota, tu perfume se irá con el silencio muy lejos. Tus sueños se llevarán mi vida, tu alma que buscaba utopías… tu cuerpo, tan vacío de mí.

¿Paciente valentía o luminosa sombra? Tu espectro me condena. Acorto las distancias con otra gran derrota; sé que no tengo pruebas y que lejos, muy lejos, se irá todo de mí.

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TIBIEZA

Todo este tiempo, fugaz e interminable, dejó mi espuma bañando tu guarida. Descubriré mi ser en tus rincones, ya no quisiera que sientas mi tibieza.

Me alejaré del vértigo y las dagas, de la distancia que alega cercanía. Más allá de tu silencio cómplice, espero tropezar con la respuesta.

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OCULTAR EL ALMA

La sed no es arte, sólo es lo que me queda cuando no encuentro retazos en el viento, pedazos de mi sangre, mastines que velen en mi duelo.

Bajo la lluvia espera nuestro sueño y el ansia de saber, mejor que nadie, que los años pasan, que la vida es esto. Que todo es mentira y nada nos queda. Porque es mucho más fácil ocultar el alma que mostrarla a gritos.

Nada cambiará, ayer o mañana, si seguimos siendo tan poco, tan grises, embarrando espíritus, volcando la luna en otros espejos.

¿Habrá salida eterna? ¿Llegarán las hordas que presagian agonía? 33


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Hoy el camino existe y es inĂştil, me entregarĂŠ a una vida sin promesas.

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GRIS

Olvido mis orígenes cada vez que despierto. Sueño destinos de grandeza, victorias nobles, épicas derrotas.

Pero de día, mi vida sigue gris. A pesar del milagro y los naufragios, mis cicatrices se cubren con silencio.

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FUEGOS DE ARTIFICIO

Sin pasado ni memoria, las máscaras son muchas. Los fuegos de artificio disimulan, esconden fiestas vanas, vacías de sentido, huellas de sangre borradas por el viento.

Segundo a segundo, las pantallas hipnotizan. Ahora somos una ciudad dormida, un pueblo alienado que sólo ensancha calles. Derrumbando la historia entre cejas hambrientas, décadas tormentosas, sombras entre recuerdos…

Ojos que miran, ardientes, la pasión oculta de las víctimas. ¿Dónde fueron los gigantes? ¿Cuántas luces partieron en una sola noche?

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LEJOS

Apuestas perdidas, lecturas en vano, soberbia en la sangre. Me siento tan lejos…

Hoy vuelvo a verme en pequeñas batallas, con pasajes lúgubres y heridas al viento.

Ha pasado lo peor de la conquista, dejaré mi lecho perfumado y seguiré sembrando.

Me quedaré tan sólo con el destino leve, con el día, la neblina y aquellas voces lejanas.

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DÍAS INÚTILES

Hay días inútiles que trato de evitar, la sangre nunca miente. Aunque aquello se aleje, encuentro en las tormentas un modo de escapar, una rendija.

¿Por qué será? No sé, quizás que todo muere y quema al ir naciendo. Que nada importa ya porque es inútil soñar... la vida sólo es esto.

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SIN NADA

Sin palabras, sin aliento, sin agua y sin sed, sin fuego en mi cama.

Sin esperanzas ni frutos. Sin pasi贸n, sin prisa, sin recuerdos ni estrellas.

Sin nada que me nombre tu sonrisa, con todo lo que ayude a olvidar, sigo escapando, ciego y sin vida, sintiendo que el amanecer es poco.

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CADENAS

Un fondo de silencio, una canción se escriben solas, sin miradas amargas. Pudimos doblegar aquel fantasma aunque mañana regresen las cadenas.

¿Podré volver al seno de mi tiempo? ¿Podré salir del barro sin tu amor? La piel me ayudará lo suficiente, ya no será de rosas el perfume y el cielo, cada noche, me cubrirá de ocaso.

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HOJAS DEL ALMA

Tuve instantes de locura, tierra fértil para excesos. Arranqué y arranqué hojas del alma, supe llegar al borde del abismo.

Enfrenté los dragones de la noche. Temblando, con la daga vacía, el corazón latiendo en una mano y por mis venas, la sangre congelada.

El tiempo lo era todo y a la vez, nada tan frágil como ver nuestra vida consumirse. Como ser los condenados desde siempre, para siempre, jugando a ver el fin de esta quimera.

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INFINITO Y ETERNO

Acaricio lo imposible, lo profano. Trato de no dejar huellas. Dejo que nuestra vida pase en tu boca, en mis sábanas.

Sueño con enamorarte… Quiero que todo se aleje y se concentre en un punto, casi infinito y eterno.

Ojalá la muerte sea tan sólo hoguera, para vivir al lado de tu nombre, tan cerca de la ausencia que libera.

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BLANCA

Como el horizonte previo a la tormenta, blanca como el agua que aĂşn no cae, como la figura que alumbra mis noches, casi como un hada...

La nostalgia viaja a travĂŠs del tiempo ganando batallas a la oscuridad. Es blanca mi alma cuando te recuerda alejando sombras, sin miedo a perderte.

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SER DISTANCIA

No quise solamente ser eclipse, encontrando el alma donde ya no está. No quisiera ser sólo la sombra de aquello que no fui: ser mentira, espantapájaros, secreto a voces, ser distancia.

Tampoco pretendo estar seguro de cómo pasa el tiempo, sin haber logrado todavía retar al destino. Y en mi esencia, preguntas sin respuesta me someten, me agobian, me interrumpen… me liberan, al fin, de aquellas sombras.

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NO BUSQUES

No busques el rumor de tu silencio ni el hielo sediento que no quema. No busques color en el vacío ni en lágrimas perdidas, la tristeza.

No busques en el mar ninguna gota, no te ahogarás llegando a lo profundo porque te falta callar, te falta mucho para cantar victoria en la derrota.

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CULPA Y PECADOS

A cada paso, siluetas luminosas caminan junto a mí, aunque es difícil salir –escapar– de la armadura.

No seremos libres al seguir creyendo promesas fugaces, en letras sin alma, en culpa y pecados que quitan el cielo.

¿Habrá campanas para evitar el miedo? Mejor callar a veces –casi siempre–, dejar que el viento pronuncie nuestro nombre.

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Gonzalo Salesky

EN MIS MANOS

Cuando descubra tu ser tendré polvo en mis manos. Las lágrimas ya secas; tu vientre, vacío como mi alma.

Mis páginas borradas, una a una, como terrones del olvido, como sangre. Tu dolor, el mío y este mundo no alcanzarán para tapar el cielo.

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Gonzalo Salesky

MÁS ALLÁ

No hay nada más, más allá de tu silencio. Sólo palabras.

Más allá del cielo, del infierno, la música y el tedio, del tímpano aturdido, de sinfonías vacuas, del olfato y la sangre… ¿qué queda en este mundo tan vacío?

¿El proceso, la causa, el hálito salvaje? Ánforas y espíritus osados, casi ciegos, no quieren más crepúsculos en vela.

Banderas de vidrio encierran la tristeza. La suciedad mojada, el espectro del fuego, los temas recurrentes. 48


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Gonzalo Salesky

¿La pasión apagada?

Refugios en otoño, príncipes despojados opacan mi instinto al verme en tu piel.

El tiempo me libera y, suavemente, me entrego a tu recuerdo una vez más.

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Gonzalo Salesky

DESEO SIN TIEMPO

Deseo desearte siempre, sos mi deseo sin tiempo. Quisiera evitar la culpa de cada abrazo furtivo, de nuestro espectro vacío en cada sueño encontrado. De cada mañana turbia entregada a tu sonrisa, de aquellos miedos gigantes a volver hacia el dolor.

Desearía que estuvieras aquí dentro y, en mi boca, escucharas mis palabras. Respirando el mismo aire, alrededor de tu aliento, y latieras con mi sangre en el alma.

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Gonzalo Salesky

BRISA, NOCHE, DÍA

Como un refugio dormido de mi culpa, como una herida reabierta con el tiempo, el viento no ha impedido que te vayas tras él, como la primera vez.

Siento que mi vida se termina y me desangro, creyendo en tu mirada. Sólo queda la brisa, la luna por la noche, el infierno de día.

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Gonzalo Salesky

OTRA HOGUERA

Sé que perdimos sueños con el miedo soplando detrás de nuestra espalda. Mi refugio fue un cuarto sin ventanas; tuve mi espacio, vacío, sin estrellas y mi tiempo, sólo de madrugada.

No creo que el dolor sea para siempre, el espejo pide a gritos otra hoguera.

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Gonzalo Salesky

SÓLO ES ESO

La vida ya no es nada, sólo es eso que nos impide mirar hacia el costado. Que nos arropa con el frío en la sangre, que canta a pesar de mi silencio.

¿Para qué seguir luchando con el viento? Nada nos queda, solamente el fracaso muestra las grietas de nuestra soledad. La vida ya no es nada… sólo es eso.

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PLÁCIDO MISTERIO

Descubro que los años son suspiros, que quizá otra piel no es suficiente al pelear con tu fantasma. Con mis sueños y tus miedos, con tu amor, con el fracaso.

Los ángeles sabrán que la mentira es ajena. La muerte no me espera, nada nunca será lo que parece. La soledad, mi plácido misterio, no despierta sospechas al ocaso.

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Gonzalo Salesky

EN CADA AGONÍA

Dosis eternas de sangre corrompida. Ejércitos ciegos, sedientos de venganza. Las siete trompetas presagian el final y en cada agonía, disciplino el vértigo.

Allí, encontraré la sombra que no habla y escucha, que se aferra al espurio fantasma del pasado. El orden –en la muerte– está naciendo.

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Gonzalo Salesky

DESPEDIDAS

En mi diamante descubriré el dolor de mantenerme vivo a cualquier precio. No habrá miradas, tampoco despedidas, y encontraré el alivio en cada lágrima.

Ojalá el fuego apague este dilema. El crepúsculo desgarrará la tarde poco a poco, como tu piel sedienta, y no habrá lágrimas, tampoco despedidas.

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ADÓNDE VOY

No quiero que me veas entre llagas, nunca estaré a la altura de tus sueños. Pasaré inadvertido el resto de mi vida, no me preguntarás adónde voy.

Caminando, por la senda vacía, pasando en limpio las hojas de mi alma. A veces ya no sé qué es lo que viene detrás del viento, detrás de su emboscada.

Costó tan poco dejar de imaginarte en nuestro espejo vacío de colores… Si mi cordura se despide del mundo, no me preguntes más adónde voy.

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Gonzalo Salesky

SI TE PIERDO

Relojes de arena marcaron mi destino. Ayer fue poco, hoy será más, mañana o nunca sabré que eternamente habrá consuelo si te pierdo.

Si te pierdo… la noche se abrirá y no serás el viento en mi nostalgia. No habrá más pétalos, ni viento, ni marea. Sólo espejismos fugaces, sólo brisa.

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Gonzalo Salesky

PRIMERO

Primero quiero descubrir todos tus sueños, tus cicatrices, tu herida, tu alma en paz. Dejarte el cielo completo y en tus manos dejar mis ganas y mi verdad en tu sangre.

Olvido mis fantasmas y el vacío cada vez que veo el sol en tu sonrisa. Iluminaste mi pasado en un segundo y recobré mis sueños, mi ansiedad.

Primero intentaré alejar tus miedos, sentir que a veces hace falta el dolor y alguna vez, ser más que luna llena. Las cadenas y el eco me persiguen aunque tu vida me aleje del abismo. Todo es mejor, a tu lado, aún si no pasa.

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VESTIGIOS

Dentro del mar, vestigios de la culpa y un par de pesadillas y recuerdos. Nada más penetrará en la sangre.

Un bálsamo ante toda esta locura me servirá para brillar en el ocaso. Tú no lo harás, no será poco ni mucho perderme y encontrar el universo.

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Gonzalo Salesky

SOLAMENTE

Sólo buscaré rozar tu alma. Tu puño y mi letra, tus heridas... La victoria ajena.

Nada más tendré que mi vida al aire sin la realidad que descubre, a gritos, solamente muecas.

Volviste una vez a mi cementerio de esperanza y fuiste lo poco que tengo para sonreír, sólo tu belleza.

Traspaso los vidrios, reaccionando al fuego, sacando del fondo de mi corazón otra gran quimera.

No me reconozco, no vuelvo, te esquivo, 61


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Gonzalo Salesky

y en la habitaci贸n, mi alma te recuerda.

Tu voz en la noche ya no suena exhausta; me pide que calle, que grite y libera tantas otras veces en que no hubo nada. S贸lo tu pasi贸n y mi cuerpo en venta.

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Gonzalo Salesky

FRUTA MALDITA

Una fruta maldita y la oración me alejan, me acercan, tantas otras veces, del cielo que busco.

Sombras y fortuna no van de la mano. La mirada fluye, y las botas de un ángel marcan el camino.

En mi oscuridad, espera, dormida, toda aquella angustia. Desde allí, despierto. Sin oír tu voz, descubro que vivo latiendo sin alma.

Conmueve mi tiempo tu vacío, me interroga a gritos tu silencio. Me molesta tanto estar ausente…

Olvido mis fantasmas, desaparece el miedo 63


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pero el cielo no llega.

Escucho tu susurro, sostengo la agonĂ­a aunque la escarcha en tu voz sigue quemando.

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AGUA DE LLUVIA

No mata, tampoco fortalece sentir el odio correr como la sangre. Como una especie amenazada, o un ladrón que teme mucho más de lo que sueña.

Lavando pecados con agua de lluvia no me encontraré. Saldré por la vida temblando de sombras, masticando el viento y olvidando todo: carne sin espíritu, heridas sin rosas.

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Gonzalo Salesky

PREGUNTA

Todo es historia, ya casi nada queda en el tintero. A veces es mejor dejar la pluma en alto, mirar hacia la luna, saltar sin ver el sol en cada página.

No habrá motivos para no sentir culpa en la distancia que aclara tantas cosas… Pregunta, si en aquello que dejé, también dejé mi alma y mis derrotas.

Pregunta si es posible la verdad, si vale más pelear que la victoria. Si en cada huella descubro lo que fui y nada más. Nada menos, pregunta.

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Gonzalo Salesky

UN POCO MÁS

Me duele ya no ser aquel guerrero desafiando las tormentas. La pureza y los límites abruman (siguen vivos).

Para abordar, entero, a la nostalgia, sólo necesito un par de sueños, un poco más de tiempo y un abrazo. No pasará de largo tu silencio.

Degustando pasión, explorando lo efímero, los años pasan de golpe y nuestro brillo opaca lentamente la rutina.

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Gonzalo Salesky

TUS PASOS

Quizá el espíritu no dote de sentido ni aquel orfebre diseñe tus pecados. No creas que tu vuelo pudo ahogar en tanto aire, todo lo que lloramos.

En esta oscuridad, aún sigo vivo. Espérame, aún no sigo tus pasos. No dejes que camine hacia el abismo sin que antes recuerde mi naufragio.

Buscando ese silencio que no llega me dejarás dormir, en esta infancia lánguida de fe y expectativa. ¿Me soñarás despierto en cada página?

Por eso, no pronuncies aquel nombre ni te permitas dejar atrás su sombra. ¿Desde cuándo la vida es sólo piel? ¿Por qué en la espina casi no quedan rosas?

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Gonzalo Salesky

VIENTO Y MAREA

Serás la brisa, soplando en cada página de mí. ¿Por qué tanto desvelo en pretender que la vida no cuesta?

Tendré que estar atento a los detalles, sintiendo por los dos, sufriendo como pocos, pensando como siempre que nada importa tanto.

No me preguntes más qué es lo que pasa, es cómodo contemplar las estrellas desde adentro. Mi sombra va, indecisa.

Me apuran los fantasmas, y en una sola noche de nostalgia sólo serás, al fin, viento y marea.

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Gonzalo Salesky

VICTORIA AJENA

¿Cómo contemplar la victoria ajena? ¿Cómo pretender que perdí todo? Una vil derrota puede más que un poco de amor y de distancia.

¿Cuándo lograré sentirte mía? ¿Cómo brillaré al caer la luna? Sé que al fin el tiempo no me miente y, como siempre, se saldrá con la suya.

Viví escuchando cantos de sirena y arrullos de paz en mi horizonte. El semblante es otro desde que descubro el final del viento.

Todo vuela hacia abajo, no dura para siempre la condena. La lluvia de verano va a secar mis ganas de encontrarte en el camino.

¿Cuánto tiempo nos queda? ¿Cuánta vida? 70


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Gonzalo Salesky

¿Cuánto brillo fugaz? ¿Cuánta nostalgia?

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TIERRA PROMETIDA

Me sumerjo, nado, vuelo y respiro en la estirpe impoluta de las lágrimas. A veces, intento soñar despierto.

Oigo tu voz llamarme desde el fondo del alma condenada y es inútil. Te seguiré buscando aunque no quieras.

Como toda mi vida sospeché, no somos más que tierra prometida. Un mundo gris, un ave sin bandera, una promesa al viento, una plegaria.

En hogueras tímidas sabrás inmolar, en silencio, la nostalgia. En tu boca, un sepulcro blanqueado me esperará, callando cada grito.

Allí, en la inmensidad, estarás más que nunca muy lejos, de Dios como de mí.

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Gonzalo Salesky

POLVO Y CENIZA

Serán tu nombre y el mío recordados para siempre. Como un ave sin bandera, serás mi corazón latiendo en otro pecho.

Porque creí más en Dios desde el momento en que llegaste a mi sed, a mi locura vacía de paz, a mi valle de lágrimas.

Porque fui, sólo una vez, polvo y ceniza y fue difícil romper esa armadura. Serán tu nombre y el mío, para siempre, lo que soñamos ser algún verano.

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Gonzalo Salesky

PERDIENDO LA FE

Pierdo la fe todos los días, siento que ni la sombra me acompaña. Me cuesta ver la luz en mi epitafio y en el silencio, ya no sabré callar.

No encontraré el reflejo de mi alma; tu soledad, la mía y nuestro orgullo quedaron, para siempre, en madrugada.

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SUEÑOS EN VELA

Nos interpela el tiempo... ¿Acaso pasó tanto? He perdido la cuenta de los sueños en vela, del día que buscamos el milagro.

Está la misma luna mirándonos de frente, ¿acaso pasó tanto? Ya nada se parece a aquel arrullo, tu voz me desconoce para siempre.

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Gonzalo Salesky

CONTRA EL OLVIDO

Una forma mínima. Palabras que dotan y quitan el sentido. Afuera, la ciudad ya no descansa y no hará más lugar para los tibios.

¿Qué extraña luz habrá llegado ahora que todo lo que quema está naciendo? Dentro de un laberinto con espejos vuelvo a nacer, príncipe despojado,

a desangrar todo lo que no quiero, a comprender lo poco que aún estimo. Afuera, la ciudad se ha vuelto otra y empezará a pelear contra el olvido.

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Gonzalo Salesky

VIENTO DE AGOSTO

Mi cuerpo hambriento no responde, tu aliento y mi sangre no se mezclan y seré esclavo, una vez más, de tu crepúsculo.

En este valle cada día es más difícil retener el alma, descubrir la mentira, y se van, se me van, siempre tan lejos...

la esperanza detrás de cada duda, la paz en cada lágrima, las flores con el viento de agosto.

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Gonzalo Salesky

PERSEGUIRÁN MI SOMBRA

Seré un reflejo, atado a la marea. Una promesa al viento, una plegaria, un acorde violento que se apaga, un ángel merodeando tu silencio.

Nada podrá detenerme, sólo el tiempo se adueña de lo poco que me queda. Tuve una vez o dos, o casi siempre, tantos deseos de arrojarme por la borda...

No me preguntes más, no volveré; los tiburones perseguirán mi sombra.

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REY A OSCURAS

No somos más que un poco de nostalgia, una sonrisa al viento, un rey a oscuras. Una plegaria que nace sin aliento, un dios que apaga la luz sin ver la luna.

Derramando la siembra, ya no espero. La tristeza será nuestra enemiga y borrará todo lo que soñamos. ¿Por qué es más fácil creer en las espinas?

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PREFIERO

Salgo intacto del amor, pero no es fácil caer, una vez más, en esa trampa. Sólo un momento tuve polvo y arena en mis manos, escurriéndose de a poco.

Siempre vuelvo a tropezar con mi tibieza y no me alejo de vos, de tus pecados. No viviré de nuevo aquel intento, por eso aún estoy ciego, entre tus brazos.

Porque prefiero perder a seguir vivo, prefiero lastimarme a no quererte. Elegiré las cartas, como antes y no seré otra cosa que un motivo para alejarme de mí, de mi distancia.

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DEJAR DE VER LA LUNA

Sé que en cada paso, vos me darás la espalda y el corazón no escuchará lo que vivimos. La sombra del tiempo me descubre tímidamente, tal vez sin la coraza.

No creas que es fácil dejar de ver la luna. ¿No te das cuenta que muero en cada espejo?

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Gonzalo Salesky

ESPACIOS VACÍOS

Nunca me llevé bien con el tiempo, a veces lleno los espacios vacíos con sangre. A veces los esquivo callando como un tonto, sufriéndolos.

Nunca pude competir con esa angustia porque jamás no existe, porque el hoy se va cada mañana... Porque mi ayer, sin Dios, no da consuelo.

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DAGAS EN SILENCIO

Me siento bien sin entender al mundo, a esa utopía vacía de sentido. ¿Por qué tanto desvelo en simular? ¿En negar todo?

No creo que el dolor siga acechando; lo evito a toda costa, aunque no sangre. Serán mi patria las dagas en silencio, tu cómplice cansancio, la poesía y la seguridad de amar mis días haga lo que haga, aunque no sangre.

Jaurías hambrientas me cierran el paso, me acosan y buscan esa herida. La mano descalza del pasado intenta arrebatarme todo lo que no fui.

¿Habrá un camino eterno? ¿Abrirás tu corazón después de cada duda? No sé dónde va mi alma y es inútil peregrinar detrás de las promesas.

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Gonzalo Salesky

TUMBAS SIN NOMBRE

Abrazo las flores de tumbas sin nombre y en la pesada nostalgia, en cada lágrima, buscaré tu foto, gastaré tu aliento, sin tener la prisa que otros esperan

de mí. Tu voz se va, lejana, y no estará oculta en mi pasado. ¿La libertad será algo más? En tu agonía verás al viento, soplando en cada página.

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DE REOJO

No me digas nada, no es verdad que s贸lo somos cristales en el viento. La edad oscurece a quien no llega a contemplar, en silencio, su vida.

No hables ahora, mejor seguir callando, mejor seguir mirando de reojo a todo los que van, sin sus ra铆ces, muriendo en cada verso, callando sus heridas.

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POR TU SOMBRA

A pesar de las caídas, la lanza en el costado, la cruz en mis espejos. La corona de espinas, la fe y el sacrificio, la subida al calvario. Del látigo y el manto que cubrirán mi vida aún sigo, por tu sombra, caminando.

Desafiaré los vientos, la marea. Tu barca y la tormenta, mi espíritu y su voz en el desierto. No soñaré tu aliento y el dolor... nuestro dolor se irá muy lejos, después del tercer día.

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Gonzalo Salesky

ESCRIBIR FINALES

Las cartas de marfil ya no son mías. No creo en la mentira y mi horizonte se pierde, se oculta, sin tus ojos.

No cambiará más nada en el camino. Sé que es muy pronto para escribir finales, en nuestra voz se irá la piel y su reflejo.

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Gonzalo Salesky

AMNESIA

Un poco más de viento, una canción y un lúgubre pasillo impiden que abra tu ventana.

Cerró la oscuridad y ahora eres otra. La amnesia nos persigue y otra historia ha dejado de crecer en cada herida.

Rasgando pedazos del infierno, encontraré el camino y los atajos para llegar, sediento, hasta tu alma.

¿Me dejarás dormir en pesadillas? ¿Me buscarás despierto en madrugada? Me soñarás vacío por las noches, tal vez la luna te enseñe la nostalgia y poco a poco, nada me importará; la vida es mucho menos que un delirio.

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Gonzalo Salesky

ESTRELLAS FUGACES

Besando tu silueta en la pared me vuelvo loco, y sangro, y no te espero. No pude darte mรกs que pesadillas.

En las calles, hay tan poco silencio, palabras repetidas sin sentido... Me escapo, ya no sangro, no te espero.

Las lรกgrimas me cuentan de tu ausencia, me alojarรกn por la noche cuando vuele por mis venas, entre estrellas fugaces.

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Gonzalo Salesky

RÍO ABAJO

Palabras que no dicen lo mismo, que encuentran un sentido y ven la muerte de tantos enemigos sin batallas. Del sueño fugaz de los gigantes, de mí y de mi plegaria, ausente de nostalgia.

La sangre sigue yendo río abajo y así tu vida caerá, detrás de mí.

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Gonzalo Salesky

AQUELLA NOSTALGIA

Palabras nuevas, lenguajes descubiertos nos unen y separan tantas veces... El mundo te esclaviza, nada va a liberarte.

¿Cómo arrodillarme una vez más si estamos cediendo desde siempre? ¿Cuánto tiempo negaré lo inevitable?

No deberías llevar tantas promesas a flor de piel, hacia aquella nostalgia.

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Gonzalo Salesky

LUZ DE LÁGRIMAS

Encontraré tu cuerpo en la ventana, en la corteza del mar que no se rompe. Entenderé, al fin, que nada salva, si estás dispuesta a condenarte, a no vivir...

A perderte para siempre en esta luz de lágrimas, a preferir la huida a la batalla. El tiempo no sirve para ocultarse ni redimir. Al fin, nada nos salva.

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Gonzalo Salesky

OTRAS VIDAS FELICES

¿Por qué evitar el trueno que libera? Imitaré otras vidas felices. Tal vez mi estancia en el valle de lágrimas se haga nostalgia en tu voz y en mi maleta.

El tiempo me descubre detrás de aquella estampa. Los sueños no se apagan de golpe.

Bifurcando para siempre el camino, la penumbra asoma. ¿Es verdad que nada nunca llega a su momento? ¿Qué todo cuesta cada día más?

Soy desagradecido igual que cada hijo, renegando de lágrimas paternas.

Oír, soñar, reír, no es nada fácil; no creo que el destino se descubra en la primera noche. Y en mi alma, habrá más de un motivo para amar.

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Gonzalo Salesky

ADÓNDE VAN LOS SUEÑOS

Borraré espacios sin letras, y silencios escritos con el codo. La arboleda me tapará la vista. ¿Y tu verdad?

¿Será un presagio, más allá de todo, lo que me alcanza al volar? ¿Es el dolor que reconozco mío a cada instante?

Creo que el viento elige los recuerdos y el corazón sabrá, tarde o temprano, adónde van los sueños cuando mueren.

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Gonzalo Salesky

CADA PALABRA

Sólo buscaré el destino eterno, el manto vacío y el milagro de saberme vivo a cada instante.

Tendré mis páginas listas, mi sudario, hoy lleno de preguntas y aquel reloj, sin ninguna respuesta.

Sabré que aún falta lo que sobra, por siempre me esperará la luna y en tu voz, soñaré cada palabra.

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Gonzalo Salesky

SILENCIO DORMIDO

Debajo de mi vida encontraré tu velo y tu augurio, tu vacío. Tu carne hecha sangre, tu regreso y aquel silencio dormido en tu canción.

Debajo de vos, no buscaré. Sé que el incienso perfumará tu historia y así sabrás que no vale estar despierto, no sirve ver la luz con otros ojos.

¿Para qué estar atento a los detalles? Debajo del amor, está el olvido.

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Gonzalo Salesky

LEJOS DE MI PERDÓN

Oirás mi voz, desde lejos. Sólo seré tu adiós, tu vida entera, lo poco que no fui. ¿O fui tu meta? La nada que di, tu corazón.

Te veré llorar cada vacío, cada promesa al viento, cada nudo. Y en esa oscuridad, estarás siempre lejos de mí, de mi perdón, de mis plegarias.

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Gonzalo Salesky

VOCES EN SILENCIO

La incertidumbre juega con mis sentidos. Creo reencarnar, veo mis cenizas, volaré muy alto pero el final no llega.

No llega, no existe, no viene a buscarme. Algo me dice que estuvo entre nosotros, que pronto volverá y le daré la espalda.

Que rumbo a mi historia hay voces en silencio. Que en el dolor no queda más que sangre y que en la noche, sólo en esta noche, voy a tropezar con mis secretos.

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Gonzalo Salesky

POCO Y NADA

Seré sólo la mitad de un espacio vacío. De una sonrisa al viento, de mi espalda. La triste quimera de un sediento, la suma de todos mis fantasmas.

Verás que no es difícil. Adivinar detrás de los espejos no tiene precio, siendo tan poco y nada.

Esa tormenta anunciada desde siempre no existirá solamente en tus sueños. El campo de batalla no es el cielo, tampoco la nostalgia.

No es tu mirada quien nos cubre, borrando todas mis huellas con lava. Tampoco es el deseo quien nos guía. Somos ángeles perdidos, entrañas sin dueño, sables del pasado que se aleja. 99


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LA VERDADERA HISTORIA

Es triste ser uno más de los que extienden la mano sólo para arrojar primeras piedras. Que olvidan el pasado y su destino, que borran con el codo lo escrito con la sangre.

Es cruel ser uno más de tantos hipnotizados por sueños, con vidas felices pero ajenas. Degustando ese placer ajeno, viendo pasar la verdadera historia.

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Gonzalo Salesky

PODRÍA SER

Brindaré por esta vida vana, por tu refugio y mi armadura. Por el cielo y aquel castillo de arena en tu mirada.

Podría hablarte de tanta indiferencia... y ser aquel que irrumpe en tu silencio, el que te escribe a oscuras, quien te cela.

Podría ser quien cierra tus heridas pero no elijo ser yo, ni ser la sombra de todo lo que alguna vez fue amor. Me quedo... con la nostalgia pura.

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UNA VEZ MÁS

A veces dudas... y es lo mejor. Si no te escondes voy a tu encuentro. Quizá el destino sea el de siempre y nos despoje del misterio, de la brisa.

¿Salvas mi piel de tanto orgullo? No te arrepientas jamás de tu pasado. Miles de noches pensando en lo prohibido, en cada manzana dispuesta a morir sin tanto pecado.

Esquivo los golpes de la culpa y pienso que no he perdido todo. Habrá otros arco iris y, de noche, el sol verá la luna una vez más.

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NUNCA LLEGA

Como la magia de espejos, como el vino que duerme y encarcela tantas vidas... sueño con el vértigo, con mapas sin nombres como ese tren que nunca, nunca llega.

En cualquier momento tendrás algo de mí y no habrá más matices, más preguntas. Sólo tu voz escuchará mi aliento que nunca llega a hablarte, nunca llega.

Estaré dos mil años susurrando tu nombre, soltando en el viento mi tristeza. Se acumulan las cruces, quisiera elegir una, pero la lluvia en el mar no deja huella.

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AUNQUE NO ENTIENDAS

Vi negro sobre blanco, vi estaciones. Vi trenes subterráneos, vi poesía.

Allí donde no hay nada más que sombra hay bruma, hay nostalgia. Está tu orilla.

Están tu sueño y el mío, está la brisa clavada en los rincones. Va el dolor, susurrando mi adiós, dictándome estas líneas al oído. Leyéndolas en vos (aunque no entiendas).

En el mismo rincón sigo esperando como un beso apagado, como una vieja lámpara.

Como un sombra fría, 104


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Gonzalo Salesky

te cansaste de verme, atada a aquellos tiempos en que todo era nada.

El mañana llegó: no somos la esperanza, sólo el pasado a prueba. ¿Y qué más da? Si lo eterno no existe, si el hoy se va en segundos y este mundo, sin vos, no vale nada.

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Gonzalo Salesky

YA ES TARDE

Me hablás del tiempo perdido, de la noche. De tu promesa y final, de lo que fuimos. Susurrando mi nombre en otro idioma, me dejarás caer.

Ya es tarde para crear otoños, para abrigar silencio. ¿No lo ves?

Hablás de la vida y de la muerte, del vacío que quedará en tus días. Y esa puerta... tu puerta no me abre. Igual voy a escapar: ya es tarde, aunque tu corazón no quiera verlo.

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Gonzalo Salesky

SERÉ

Seré tus ojos durante la batalla. Seré tu aldea. Seré la nada y todo lo que quieras, seré las voces que susurran tu herida.

Seré la música en colores para que cada sol y cada luna, sepas que estás en mí desde aquel día.

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Gonzalo Salesky

MADRUGADA

Su santo y seña, mi vida y mi cordura. Su espíritu y su Dios sobre mi espalda. Su llanto y su veneno, mi condena y aquel delirio, fugaz, en madrugada.

Aunque sigan callando tantas voces sabré salir, de frente, a la tormenta. Tu adiós hablará de mi locura cuando el sol salga, fugaz, de madrugada.

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Gonzalo Salesky

DE QUÉ SIRVE

¿Quién vio a los vencedores y vencidos? ¿Quién dijo que la victoria es nuestra? Va el mundo, de a poco, derrotado y en mi reflejo explotan las tormentas.

No veo los corazones, sólo almas apuradas por tener lo mejor, por dar de menos. Para dejar de ser y sólo verse cada segundo, mejor en los espejos.

¿Habrá un antídoto para esta soledad? ¿Cómo explicar de qué sirve el dolor? ¿Podré salvar tanta desilusión, tanto soldado herido, tanta pena?

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Gonzalo Salesky

ESPEJISMO

Volveré a mi tierra prometida, volveré en secreto a ver la luna. No pisaré dos veces mi camino, volveré por otro rumbo y otra alcoba.

Tendré que ser la huella de mi tiempo, un dios que apaga la luz y espía a oscuras. En el desierto, tan sólo un espejismo y en madrugada, semilla en la penumbra.

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Gonzalo Salesky

DE LUTO

Sabes que un día, al fin, no volveré. Sabrás que la nostalgia es buena consejera. Sabíamos qué poco iba a durar.

Supimos que la aurora, en soledad, no sirve; sé que la luna no sabe de mi luto.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

YA NO ESPERA

Quisiera ver que el tiempo se congele y que mis años no pasen. Es verdad que nada nunca llega a su momento.

Deseo encontrar en otra piel el bálsamo de todas mis heridas. ¿Será más fácil soñar en soledad?

Tu miedo y mi silencio nos retrasan, aún es temprano para tocar el cielo con las dos manos. Mi sombra ya no espera.

Porque el invierno dura más que una estación, la vida pasa. No encontrarás tus sueños si haces de cuenta que no existe el dolor.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

VOCES

No quiero evitar la madrugada. Acallaré las voces que dentro de mí gritan tu nombre.

Sueño con algo más que este gris sin matices, con esta imagen ridícula de mí. Verás, yo sé que siempre puedo caer mucho más bajo, aquietando las voces que susurran tu nombre.

Despierta, la noche sigue lejos. Tus pasos vendrán por mi plegaria.

Te insisto, tendrás que ver la luna sin voltear, esta vez, ningún espejo. 113


Ataraxia

Gonzalo Salesky

ÂżSabĂ­as que siempre vivo latiendo sin alma, secando mi sangre con mis lĂĄgrimas? Trato de ser menos y no puedo. Trato de ser pena sin nostalgia.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

ALGO MÁS

¿Para qué piden un signo? El ritmo de la historia se detiene. Las hordas se dispersan, se acabará el vacío. ¿Da más temor un hombre que no sueña?

Seré algo más que el coraje del viento: un talento y un don, un par de lágrimas. Un poco más de tiempo... un corazón.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

ANTES DEL INVIERNO

Vida y muerte, letra y cava. Mirada cerril, ceniza ausente.

Espíritus que tocan mi cabeza prefieren la noche para no dejar huella.

En mí, cada vez más, pequeñas sombras perciben el invierno antes que llegue.

Encuentro las máscaras de noche, por el suelo, y todo, como siempre, me lleva a tu miseria.

Lucho por vivir sin recordar, borrar de mi retina lo que no valió nada, 116


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todo lo que no supe decir basta.

Ignoro si es inĂştil pero me alojo en tu sed y en mi nostalgia.

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LOCO

Cuando me nombres volveré a ser en tu vida algo más que un loco en mi cordura. Algo menos de lo que siempre esperas, otra lágrima gris, otro fracaso, un suburbio alejado de la aurora.

Cuando suspires mi nombre volveré a ser la tierra en la que siembres tus heridas. Seré el culpable del coraje del viento, un manto negro de piedad, una vasija.

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HACIA NINGUNO

Botellas vacías después de la fiesta, del ruido, del mar, del grito obsceno. De tantas noches perdidas sin mis sueños. De cada paso dado en la oscuridad hacia ningún lugar, hacia ninguno.

Premura ausente, silencios que no llegan. En la distancia, nostalgia. En el perdón, un poco más de luna y madrugada.

En el olvido, mar calmo y el dolor de ser un poco menos, cada día.

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AUNQUE NO HAYAS PARTIDO

Seré, una vez más, secreto a voces, la noche en que los ángeles se vayan. No creas que tu Dios te ha abandonado, que deja todo a suerte, que pierde su tiempo en otros soles. No pienses que el presente es peor que lo pasado. Esperaré, aunque no hayas partido.

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ANTES DE PARTIR

El horizonte previo a la tormenta quiere olvidar adónde he abandonado mis sueños. ¿Adónde habré sembrado las huellas que vi, antes de partir?

Antes de partir, tuve el consuelo que hoy ya no tengo. Fueron mil fantasías, y esa seguridad que había en mi vida ya no me encuentra. La noche me ha vencido.

Como dicen los sabios o los locos, el bien se vuelve mal desde el pasado. El viejo resplandor sigue asomando aunque el día esté gris. Aunque la luna... aunque en la oscuridad, yo siga vivo, te llamo, descalzo y en silencio para que veas cómo quedó mi alma.

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AL BORDE

Como un boxeador ciego esquivo y lanzo al aire los últimos suspiros de mi sangre.

Miento si pretendo excavar mucho en mí. Tu alma siempre estará al borde de la mía, siempre al borde.

Tendrás que estar atenta, la vida es mucho menos. El cielo estará lejos si lo llamo.

El camino hacia la libertad es algo más que un banquete vacío. Las perlas del collar siguen cayendo alrededor del llanto, del sudor.

Tus sueños, mis sueños, nuestra vida hoy se parecen menos a la aurora. Habrá una apuesta más, una señal para saber si todo está en el viento.

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DISTANCIA

Detente, no sigas. El vértigo te llama pero no, no esperes demasiado.

Despacio. Hoy no sabrás que nada nunca llega a su momento, que todo cuesta cada día más.

No escuches. Sólo adentro tendrás esa respuesta. Y el llamado, mi llamado, te seguirá de lejos.

Las horas que quedan esperan sin suerte. Tengo en mis puños dos llagas, mis ojos nublados y esta risa, temblando por lo bajo. 123


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Los días que restan castigan, contagian. ¿Qué vas a llevarte contigo?

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LAS HORAS QUE QUEDAN

El fuego no se apaga, mucho menos de día. Tampoco el sol deja ver las estrellas.

Tus ojos y la brisa, mis látigos de hielo. Afuera, nada salva, nada queda fuera de la agonía. ¿Y el dolor?

Tendrás que ver cómo sueño despierto, cómo paso mi vida deseando, perdiendo y encontrando las horas que quedan.

No te inquietes por mañana, ya no sufras si me ves doblando en otra esquina.

No puedo hacer nada más que prepararte 125


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para el camino más largo, para el tuyo.

Será duro como nunca y aunque cierres los ojos estaré, como siempre, en mi tibieza.

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UN BUEN SECRETO

Un viejo hechizo parece arrebatarnos la cordura. Aunque la tentación sea tan fuerte, aunque el veneno...

Un buen secreto jamás se ocultará, nunca se ha dicho. Habrá una imagen más de aquello, inútil: un viejo souvenir de la tristeza, un accidente en la ruta, una quimera.

Camino por sombras buscando en la arena restos de tu brisa. Siento en la marea el vértigo enfermo de lo que no olvido.

Aquí, estarás siempre aunque empiece a odiarte. Fuiste lo que nunca supe, lo que pude amar. 127


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¿Lo que di de menos?

Mirando los caminos que marca la luna, contesto, una a una, tus respuestas. En un recorrido tan vano, no hay certezas, y la rutina asalta. La piel siempre descubre el engaño y la canción es la misma, aunque no quieras.

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EN TU VOZ

En tu voz, las palabras son eternas. En tu vientre, serás paz en mi rebaño. En tus besos, fulgor y en el verano mis hojas seguirán su recorrido.

Siempre estaré en tu voz y en las mañanas, tendré en mis manos todos nuestros anhelos.

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TANTA CULPA

En un espectro perdido veo al pasado atenazando mi conciencia.

En tu voz dormida y en silencio, escucho los fantasmas, la pasión.

Y en cada llanto fugaz, bebo tus lágrimas. No dejes que el otoño se desangre entre tanto esplendor y tanta culpa.

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MENSAJEROS DEL OLVIDO

Todavía están los perros merodeando mi súplica, saboreando mis restos. Soñando con mi sangre, oliéndola en silencio, nadando entre las lágrimas, bebiéndolas.

Cómplices del mar y la soberbia, no pueden sentir culpa. Sólo son mensajeros del olvido.

Los caminos se estrechan, los párpados se cierran. Comparo mis fantasmas con obras del silencio.

Allí, en cada penumbra, no alumbra la nostalgia ni el talento. Sólo en la ilusión de aquel pasado sigue la aurora, jugando con el viento.

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FINGIENDO ESTRELLAS

Si alguna vez me fui, hoy estoy lejos. Si alguna vez mentí, no tengo nada. Si alguna vez dejé de amar, estoy perdido. Me voy despierto, si alguna vez soñé soñar, soñar tus sueños.

Lo sé, porque no soy heridas. Lo sé y no soy mis cicatrices. Aunque la tarde siga fingiendo estrellas sé que allí hay mucho más, aunque sean grises.

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TAL COMO ES

Aún están enteros tus sueños. Quizá tu voz se aleje de repente.

Tu sombra sigue, sin mí, y en esa escarcha, veo tu alma tal como fue.

Vives aquí junto a toda la nostalgia. Me abandonaste junto a un pequeño arrullo.

Sé que de noche esperas por mis pasos. Sálvame, tu piel es la culpable de mi sangre.

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Gonzalo Salesky

Despierta de una vez de toda tu penumbra, todo serĂĄ inmortal por la maĂąana.

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ABRIR HERIDAS

Mis fragmentos de memoria piden alas, quieren que te acompañe hacia el vuelo final, sin sentir vértigo.

Debes saber qué triste es la mentira cuando calla, qué ausente es la verdad que no libera. Cómo bate las alas el silencio cuando es mejor callar que abrir heridas.

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FARO

Como un faro en medio del desierto, una coartada imperfecta. Una lágrima dulce, un buen secreto. Mi oración o tus plegarias en el límite salvaje de lo inútil.

Tu espíritu soñando con mi aliento y el párrafo perdido en tu memoria. No queda aquí otra cosa que tormentas en aquel faro, en medio del desierto.

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REFLEJO

Otra vez me permito soñar con otro rumbo, lejos de mis prisiones. Se acerca el fin, no valdré la pena si sigo reflejándome en tu espalda.

Todos están malditos, y tengo que alejarme porque el miedo no espera. Las estaciones de tren, los postes viejos siguen retrocediendo cada día.

En mi despedida, no habrá flores. Sólo el viento arrullará tus pasos. En aquel día, no habrá lágrimas, tan sólo melodías en colores. 137


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Gonzalo Salesky

Perdida en la llanura, serás un día más hacia la noche.

Espero en el limbo, sin trompetas ni máscaras. Sin llaves, sin suspiros, sin dolor.

Espero demasiado lo que no esperé nunca. Espero ciego, sin saber lo que sueño.

Espero el día en que todo sea negro y pueda ver tu alma tal como fue alguna vez.

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SOMBRAS Y OTOÑO

Las sombras y el otoño serán piel en tus huesos. Tendré una copa de vino en la batalla, un sombrero por cada pensamiento. Una sonrisa inútil que nadie más verá porque voy solo, navegando en tus lágrimas.

¿Para qué seguir callando? Una verdad se ocultará en la cruz de tus ojos. No podrás jugar con tu sonrisa, mi vida no te espera. No podrás.

Poemas ausentes me llevan de la mano a mi temor, a aquella fortaleza del comienzo.

Daré gracias que no siento, devolveré mis sueños a la aurora porque ya no tengo nada. Nada, porque el rebaño se ha ido. Porque las flores me encuentran desde arriba, perdiendo mi reflejo. 139


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UN POCO MENOS

Salva tu piel de toda aquella angustia, deja que el árbol suene y traiga piedras. Tira del mar, que pronto habrá un desierto y en tu refugio, cansado, estaré alerta. Trataré de soñar un poco menos si me abandonas y dejas tu maleta.

Como el dictado invisible de un poema, como el tejido sangrante de una mueca, prefiero ser la voz que te acaricia aunque disfrace el dolor de un alma inquieta.

Afuera, la lluvia se ha llevado por siempre lejos, las noches y la angustia de saber que nada es fácil, de saber que todo muere, que todo se marchita.

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DUDAS

Madera fútil, ceniza de la aurora. Pasado atroz que anuncia tus preguntas. Pienso que el viento sabrá de lo que hablamos y en esa escarcha, en tu voz, verás mis dudas: ¿Por qué tu Dios disimula un presagio? ¿Por qué el fulgor precede a la derrota? ¿Me invitarás a salir de mi encierro? Cuerpos sin manos me esperan y, de a poco, entierran lo que queda de mi boca.

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DESDE ADENTRO

Desde adentro, respirando profundo porque el aire es poco, el cielo no es azul y cada noche... cada noche es más larga que la noche.

Sueño con verte otra vez, con ver la luna que desde aquí no sonríe. Sueño que un día volveré a encontrar viejos caminos, un nuevo hogar, una nueva esperanza: poder valerme de mis manos, de mis sueños.

Miro mis pasos hasta aquí y, desde adentro, siento que el alma se me escapa, que puedo volar cada vez más alto. Que falta poco para ver la luz del sol y mi futuro, hecho presente, entre tus brazos. 142


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DESIERTO Y CICATRICES

Esta noche perfumarás mis sueños, esta noche me fundiré en tus brazos. Fui tanto tiempo desierto y cicatrices... Espero ser oasis, primavera, puesta de sol. Dejar de ser naufragio.

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DESPEDIDA

Apagarás la luz para no verme y soltarás mi mano en la tormenta. ¿Seguirás creyendo en fantasías?

¿Sabrás por fin que aquí no queda nada? Nunca entendiste de qué trató mi vida, fuiste el espejo mudo de mis sábanas.

Despediré tu llanto con sonrisas. Tu furia y el hielo, con mi espalda. No alcanzarás a volar, nunca tan alto; despediré, sonriendo, tu nostalgia.

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TE ESPERO

Condenaste al viento a ser discreto, terminaste de abrir mis fantasías. Te acercaste a mí desde el silencio y allí me quedo, en vos, con tu distancia.

Más allá del cielo no hay matices, tu voz me espera. Y yo también te espero.

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VIEJOS AUGURIOS

Serรก mi arma secreta tu pasado, el futuro dejarรก mis deseos al margen de tus ojos. Tengo miedo de ser lo que no soy, de estar nublado.

Tengo miedo de la llovizna eterna, de escuchar sรณlo viejos augurios y ver, de nuevo, pรกjaros al ocaso.

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AL VACÍO

Arrojando piedras al vacío, supurando heridas que no abren, seguiré al acecho.

El viento y tu marea dan alas al misterio. Soñando con quimeras, temblando como la madrugada adivino tu sombra en mi silueta.

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LEJOS DEL RÍO

Sin vos, seré un cristal que no se rompe sólo con el sonido de tu beso, sólo con la ofrenda de tu pulso.

Tendré un manojo vacío de ansiedad, un rostro oculto, una fina madeja. Un lápiz invisible y el adiós a todo lo perdido en el camino.

Otros eligen irse, yo prefiero ahogarme de pie, sufrir sediento, buscar el Edén lejos del río.

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A VECES

A veces dudas si es mejor volar de pie que soñar bajo, si es fugaz lo que no abruma y te libera, si quedará entre líneas el dolor.

A veces crees que nada será fácil en la hoguera. Que pronto he de partir hacia otros mares, que es tarde para ver la luz del sol.

A veces, a veces sé que sueñas que todo lo anhelado deja huella y que soy tu camino, nada más.

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TIMÓN

Sin paz navego por tu valle de lágrimas apelando a tu lástima.

Temor ausente, vidas a oscuras, nuestros sueños perdidos... Indeciso timón, sólo viendo tu faro estaré alerta.

Paso a paso, sin brújula, me pierdo ante las cruces del espejo.

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HACE FRÍO

Hace mucho no siento como antes, hace frío y aquí sigo, despierto. Hace falta que brille y no me oculte, hace poco que escribo mi silencio.

Hace tiempo que vivo sumergido en tu recuerdo que hace olvidar mis sueños.

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SOY

Soy un pasajero del fracaso, un príncipe de espejos, una daga. Un soñador de rubíes, la hoz sin el martillo, las voces en la entrada. Las tribus, conquistadas y libres, el eco de todo lo perdido.

Todo aparece, sin más, frente al espanto de volver a vivir esta miseria. Las lámparas se rompen, la imagen repetida del escándalo me hace temblar en la cruz.

Quizá perdiendo de una vez entenderé de qué va esto; sabré que la mentira no es la verdad a medias y que tu vida es sólo lo que muestras.

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NO CUENTES

No cuentes con el cielo o el infierno, no cuentes con el sol ni con la noche. Espera que decante lo profano, que desfilen los cad谩veres ajenos. No cuentes conmigo o con la voz que ahora call贸, junto con el verano.

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FUGAZ

Los molinos de viento me arrebatan la cordura y el sol de nuestras tardes. Tendré mis párpados listos, mi telar y aquel naufragio, fugaz, sólo en tu orilla.

Hace tiempo que espero estar de paso, sentir la voz de Dios, ver la neblina. Jugar con las palabras de tu sombra, ser el verano y la escarcha, tu secreto.

En mi espejo deliro y te imagino bebiendo y soñando mi dolor. Tendré mis sueños preparados y el sonido de aquel naufragio, fugaz, sólo en tu orilla.

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PUÑAL

Soltó el puñal y vio que la madera convertía en cruces la nostalgia. Su piel y su cordura fueron lejos, testigos de la fe en lo que no existe. Dejó de ver por él y por los otros, soñó que todo se alejaba. Tomó el puñal, herido en llanto, siguió el camino hacia el vacío, rumbo a la indiferencia.

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DE VUELTA

Soy eterno al escribirle a tus raíces, soy la verdad que impone tu certeza. Soy el futuro en tu voz, soy el pasado aferrándose a lo poco que le queda.

Volví, después de muchos pasos, a volar con pena y sin la gloria. Nunca pensé, tan pronto, estar de vuelta.

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FANTASMA EN EL DESIERTO

Veré volar la luna en tu prisión y alada, tu sonrisa, hará mis pasos vanos. Como un fantasma en el desierto, como una especie extinguida, me defiendo de toda la nostalgia. Con esta piel, ajada, que deja tu verano y el dolor de ser un poco menos, cada día.

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LUNA NUEVA

En mi dilema, ausente, el tiempo vuela, no me espera. Ya no sangra.

Vuelven a gritos la cordura, los pedazos rotos del espejo, la luna nueva.

Suelto, suelto tu sue単o, suelto mis sue単os a la par de tus pecados. Pero no quiero ser yo ni ser la sombra de todo lo que alguna vez fue amor.

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ME DUELE

Prefiero saber que nada cambia con el paso del tiempo. Nada me ayuda a superar esa vereda oculta, lo que no puedo cruzar sin hacer daño.

Me gusta, me importa cada vez más el vacío. Me duele la poesía, me puede... me puede tu perfume, como a todos.

Me escucha tu silencio y tu espejismo me hace ser hijo, uno más, de la nostalgia.

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DE MIS PECADOS

El cielo plomizo le agrega a tus párpados una gran certeza: lloverán tus lágrimas antes que el invierno.

Antes que el camino silbe, por lo bajo, otra gran derrota te irás muy lejos de mí, de mis pecados.

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Gonzalo Salesky

LO QUE FUI

Declaro mi inocencia y, derrotado, me siento a contemplar lo que perdimos. Trato de ser mejor, pero no alcanzo a ver ni la mitad de lo que fui.

La fe ya no me sirve y la esperanza invita a despojar tus cicatrices de mĂ­. Pero siguen ardiendo, repiten que la vida no nos habla. SĂłlo promete, a travĂŠs del olvido.

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LO QUE NO FUI

Soy sólo un cuerpo sin tumba, un desaparecido. Pregunta sin respuesta, plegaria sin Dios, nunca más, silente, en nuestro limbo.

Quizá una escuela vacía de gigantes, un libro sin poemas. Soy cada vez menos, soy lo que no fui; cicatrices, nada más, tal vez desierto.

Sólo un espejo en la cubierta luchando contra el mar, que igual refleja.

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ELLA

A través del cielo, de la tierra, de sus ojos mudos, ve pasar la historia.

Hombres y mujeres que soñaron su corazón herido la imitan, la llaman, quieren ser como ella.

Quieren saber qué duele cuando calla, qué falta cuando sobra, qué importa… cuando nada más importa.

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Gonzalo Salesky

LO QUE SOY

Quiero volar al fondo del abismo y sin salir de allí, ver tu mirada. El brillo efímero del sol, el sueño amargo de cada héroe olvidado, de próceres tardíos. De voces que lamerán tu herida. Del placer, del miedo, de mis celos. De la plegaria a oscuras.

Ahora soy lo que ves, soy lo que sueño. No lo que doy, no soy tu ángel ni un ave de rapiña. Tu espíritu y mi cruz, soy tu condena, soy todo lo que alguna vez perdí.

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Gonzalo Salesky

MI ALMA NO

Vives a oscuras, duermes en luces, cosechas entre nubes de plomo. Con tu carne, vacía de mis sábanas. Con tu gemido y el silencio. Mi silencio.

Cruzaste tinieblas, tempestades y tus sueños te muestran lo pendiente. Todo lo fugaz, aquello efímero que siempre se escapa de las manos.

A la luz de otra luna te despiertas, te sabes muerta desde siempre y en cada siglo del tiempo, sabrás que mi alma no te escucha.

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Gonzalo Salesky

VERSUS

Como un cretino del tiempo desgajo citas, recortes, palabras que me alejan del viento y me invitan a volar, muy lejos tuyo.

SĂŠ que no puedo atentar contra la vida porque no es cierto, no es cierta la locura. La impotencia gana, aĂşn me destruye. Imita sombras que no fueron condena.

Pero declaro mi inocencia y por adelantado, me encierro a cobijar tu sacrificio.

166


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Gonzalo Salesky

NO NAUFRAGIOS

¿Serán islas o montañas? ¿Deseos o mentiras? ¿Tu piel o mi fracaso? ¿Mi espada o tu condena?

Somos barcos, no naufragios, vagando en cicatrices, en nostalgia. En mares de mentiras, navegantes del sol, de nuestro ayer, de aquel pasado, que nunca más será lo que no fuimos.

167


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Gonzalo Salesky

ADÓNDE VAN

¿Adónde van los sueños cuando mueren? ¿Adónde va tu voz cuando se calla? ¿Adónde esconderás este secreto? ¿Adónde estás? ¿Por qué sigues dormida?

¿Por qué tu piel oculta mi fracaso? Quizá el dolor tenga algo de nosotros. Tiempos y noches atrás, en la fatiga, supe que la condena estaba cerca.

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Gonzalo Salesky

SERÁS

Serás la fantasía del perverso. Un vientre inútil, tu sueño en el ocaso. El viento sin motivos. Dejaré, te dejaré correr a la deriva sin miedo a tu rostro enamorado.

Siempre supe que el tiempo es buen aliado para saber la verdad. Entendí todo, al fin, que nada queda. Y en la distancia se comprende el dolor.

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Gonzalo Salesky

NO ESPERES

No esperes acallar aquellas voces en otro idioma. No esperes a la luna en tu guarida, no creas que el dolor fue vano, si alguna vez fue vano.

No cuentes con el sol y con la luna, no hay nada mรกs allรก del horizonte. No esperes acallar aquellas voces que gritarรกn mi nombre dentro tuyo.

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Gonzalo Salesky

MUJER

Mujer alada, vuelvo a soñarte, pensando que puedes sacarme del duelo. Creo que no sufres la crueldad del tiempo. ¿Sabes de mi lucha? ¿Sabes de esta vida turbia y sin afanes? Debes escuchar los sueños del hombre, tienes que saber cuál fue la verdad. Vivo el mismo lado de tu eternidad, con el corazón, carne sin alma, mezcla de vacío y esperanza. Latiendo mucho más de lo que sueña, hoy parte, galopando en tu meseta.

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Gonzalo Salesky

VUELA

Vive sin pensar en la muerte. Trata de vivir intentando. Sueña, sin soñar lo que temes. Vuela, sin mirar los fracasos, sin más red que tus sueños. Sacando tu alma fuera, creciendo con las lágrimas, dando gracias a Dios por tanta vida.

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Gonzalo Salesky

PROMESAS

Desprendiendo ataduras con el tiempo saludaré de frente a la marea. Extinguiré el incendio de tus labios, profanaré mi tumba y tu silueta.

¿Te escaparás de mi, como otras veces? ¿Me dejarás soñar con tu ironía? Sé que muy pronto saldrás, será tan fácil como volver al punto de partida.

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Gonzalo Salesky

SOPLO

Un soplo te dio vida, la manzana prohibida te alej贸 de lo que siempre debi贸 ser s贸lo tuyo.

Todo se cae, tarde o temprano, todo es desvelo. Insomnio, secreto a voces, distancia, mar de preguntas.

Todo es verdad, nadie te espera, nada te vale vivir para los otros. Hoy s贸lo queda el agua destinada a lavar culpas, a ser fina llovizna.

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Gonzalo Salesky

TREGUA

Tu deliciosa penumbra, tus secretos, tu espíritu radiante de mí. La ausencia de fantasmas, mi perdón, deseos que de a poco ven mi trampa.

Le pediré una tregua a mi silencio, a las cenizas de más. Ya no me sigas, hemos crecido. Puedo dejar que vueles pero no, no alcanza el tiempo.

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Gonzalo Salesky

PRONTO

La vida sin fantasmas, el temblor de todo lo anunciado. El soplo eterno, la ansiedad, la hora difícil. El hambre, nostalgia de otra época.

Empecinado en recordar lo que no olvido, lo que nunca supe dar, lo que no importa. Pienso que todo va a morir, sé que es muy pronto para admitir la derrota del sol.

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Gonzalo Salesky

UN MITO MÁS

Mirando hacia atrás, quizá el futuro se parezca a un mito más, a profecías enteras.

Sin motivos que me llenen veo la luna marchitarse entre sombras. ¿De qué vale ser distancia? No es tu dios quien recorre los pétalos de noche.

No es la brisa quien me llama, no es tu voz la que grita en medio del desierto. No es el tiempo quien le gana al reloj.

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Gonzalo Salesky

ALETEO

Dejo en tu vientre mi dolor, el paso infame de lo que siempre costó. Verte tan libre me hace odiar un poco más al viento. A tu aleteo sonoro, a tu espejismo, a tus preguntas.

Debes saber qué triste es la verdad que no libera, qué sueños son aquellos que persigues, qué dulce es el puñal que todo acaba.

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Gonzalo Salesky

UN SOLO DIOS

Una mácula, extinta de pecado, salva tu voz. Salva tu alma, salvó tu piel de toda aquella angustia.

No queda nada, al fin, si me detengo a pensar en otros brazos. Hay un solo mediodía en el verano, hay una sola luna, un solo Dios.

No puedes romper estas cadenas sin vacilar ni tejer la nostalgia por el pasado. Por la hiel, por el milagro, por los íconos viejos, por el sol.

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Gonzalo Salesky

LLOVIZNA

Imágenes tenues de llovizna se asoman al palacio. El cielo parece reclamar a cada ángel perdido y encontrado.

¿No ves que el sol está mintiendo? ¿No escuchas los halcones dorados? ¿Otro verano pasará sin llevarnos? ¿A qué le temes? Soy sólo un espejismo.

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Gonzalo Salesky

EL PESO DE TU CRUZ

Una isla a oscuras en medio del desierto ataca mi vida y mis pecados. El recuerdo y el temor de ser tan poco me ganarán, no sé dónde encontrarlos. La oscura realidad, la sangre muerta agitan todo el peso de tu cruz.

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LA BOCA Y EL ALMA

Vivo recordando la nostalgia fugaz de tu belleza. La noche absurda, tu inocencia. El caudal pretérito del odio, tu ironía, tu rubor ante cada mañana repetida.

El faro del pecado, instinto inútil. Tu perfume, tus besos, la humedad. La década infame de locura y el calor que compartimos hoy y ayer, ayer y siempre, nunca tan solos.

Los primeros toques de la muerte, las arrugas, los sueños viejos, 182


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Gonzalo Salesky

causas perdidas de aquellas libertades que hoy no persigo. Que dejan secos la boca y el alma, resabios del amor desperdiciado.

183


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Gonzalo Salesky

HIELO

Asoman al futuro tus p谩rpados de hielo. Mi Dios, tu sacrificio, todas las mentiras en el viento.

No somos la esperanza, s贸lo el pasado a prueba. Presentes como nunca, lo ambiguo y la tristeza me reciben, me alojan, ablandan mi memoria.

184


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Gonzalo Salesky

NO HABRร MILAGRO

El tiempo me atraviesa, me recorre. Dibuja la tardanza en mi reflejo. Mis agujas, las tuyas, tienen distinta forma.

Serpenteando el abolengo de la historia brilla tu escudo. Y en el fondo del mar no habrรก tesoros esta vez, no habrรก milagro. Tu sol abraza la llanura y en mi piel solamente se detendrรก el verano.

185


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Gonzalo Salesky

RODANDO CON LA LUNA

No habrá cárceles ni olvido, no habrá sombras que busquen tu voz en mi silueta. No habrá notas lejanas, sólo sueños ni arco iris después de la tormenta.

Tu voz me llenará de cicatrices si espero y todo pasa, si soy sombra. En tu estrella me iré y en tu silencio mantendré escondida mi lujuria.

Todo lo que no supe decir no sigue allí afuera, rodando con la luna.

186


Ataraxia

Gonzalo Salesky

ALMA

El alma no cambia, dijiste, el alma no presiente. El alma es más que una pregunta, es sólo la respuesta de tu dios.

A todo lo que huye, a todo lo que escribo entre líneas, entre el fuego y la miseria de los dos, entre silencios borrados con el codo.

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Gonzalo Salesky

QUÉ FUE

Mi vida fue un camino a recorrer, fue la primera sangre, fue una meta. Un déjà vu de flores, un puente hacia el dolor, una mirada.

Como la estirpe olvidada, como las tres estrellas, sigo asomando. Tratando de entender qué fue mi vida, qué fue mi corazón alguna vez.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

ESPÉRAME

Espérame entre el fuego, espérame en la brisa. Espérame sin ángeles custodios, espérame en silencio.

Allí donde no hay nada, espérame, sin frutos, y yo te llevaré hacia la cosecha.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

DOS

Los dos quisieron nombrar las mentiras de la historia. El pecado nunca fue detenerse. La orfandad exquisita del vértigo los hizo temblar alguna vez.

Buscaron la verdad desgarrando las sombras. Otros durmieron en laureles, pero los dos prefieren escapar del libreto.

Encontraron un país que no los llama, que trató de exiliarlos. El sudor, la esperanza, el azar y el triunfo fueron aliados y hoy los esperan, hoy los abrazan. Ya nada temen, la tormenta se ha ido, los gigantes de papel están cayendo.

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Gonzalo Salesky

CEGUERA

Huérfano de luz, te grito a oscuras mi nombre. Te prometo que nada será igual, que mi fracaso es sólo un paso más.

¿Qué tendrá que pasar para que sepas que la verdad sólo se ve en las calles? La ceguera siempre fue contagiosa: no tengas miedo, somos todos iguales.

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Gonzalo Salesky

AMAPOLA

Es tan frágil y pequeña que duerme flotando en una hoja de amapola. Se baña en rocío y vuelve a acostarse, viendo la luna brillar sobre sus ojos.

Se va hacia la luz y vuela en silencio porque ése es su idioma. Como el mundo grita, no van a escucharla, aunque entienda aquello que no todos ven.

Siempre tan ausente, trémula en la niebla, no deja que nadie se acerque a su vida. Quiere susurrar lo que otros se callan…

Despierta de noche y en las madrugadas, esperando un sueño que la haga feliz, volará en silencio. Porque ése es su idioma.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

VENDRÁ EL MAR

Sálvame. Tus ojos me separan del miedo, de la noche, del dolor. Te dejo ser mi condena, a través de tus sueños va mi espíritu.

Espérame, el naufragio no pide nuestros nombres y después de las dudas, vendrá el mar.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

POR LA MAÑANA

Fría. Perfecta. Sola como la nieve. Silueta a oscuras, reflejas el retorno a nuestra casa.

Crees. Esperas. Sueñas con alas y luces. Despertarás siendo menos, pero mucho quedará entre los dos por la mañana.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

PROMESAS DE PAZ

La muerte es sabia. Una pequeña historia nace dos veces en cada amanecer. Pero el camino hacia la libertad es otro.

Búsqueda eterna, vacío existencial, sueños desterrados por profetas ciegos ganaron mi esencia y hacen que en el alma, descubra, en silencio, promesas de paz.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

NUESTRO ALIENTO

Tiempos y silencios nos esperan, descubren que todo está en el viento. Las hojas ya no mienten y es otoño, sé que al volar encontrarás tus sueños.

Los frutos se alejan de repente; sé que al volver, te soñaré despierto y no habrá despedidas, no habrá sombras, sólo la escarcha en tu voz y en nuestro aliento.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

ESCARLATA

En la llanura, pequeñas sombras delatan la huella del silencio. ¿Te atreverás a perder la batalla?

Picos y abismos son parte del pasado, quizá el otoño me cubra de escarlata.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

ESTARÉ

Se terminan las hojas, el bálsamo, el consuelo, y mi epitafio, en blanco. ¿Me habré alejado de mí? ¿Seré tan poco?

No sé si continuar, pero es inútil luchar con esa sombra que veo en el horizonte. No me nombres: si cierras los ojos, estaré.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

NO ESTARÉ SOLO

Traiciona el vicio de escribir aunque libera, a medida que sangro. Sé que pasarán viejos veranos en el desierto abrasador, en la llanura.

No estaré solo, las páginas irán acompañando cada día y cada noche. El fin del mundo veré cerca, y nada más importa (nada menos).

Lo escrito duele, vuela, me despoja de toda la conciencia. Siempre fluyen el odio y el amor sólo hacia afuera... sólo hacia afuera.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

ES INÚTIL

Tus canciones me dirán que estoy de luto, que otro ocupó mi lugar, que voy de paso. Que nada importa ya porque es inútil dejar que disimule la pasión.

Alguna vez pensé, como un idiota, que para siempre era cierto, que lo eterno no es quimera. Me desprendo del alma y es inútil sentir, soñar, reír... dar lo mejor.

200


Ataraxia

Gonzalo Salesky

FARSA Y TRAGEDIA

Vendrá otro cuarto de siglo a la intemperie, Sodoma y Gomorra siguen cerca. Ciudades dormidas por pantallas sucias persiguen luces vanas, sueños truncos. ¿Por qué otra vez repetir esta historia? ¿La farsa, la tragedia y el derroche?

Nunca más seas cómplice de espejos, salva tu piel de toda aquella angustia. Huyendo del pudor y de las dagas nos iremos corriendo, al fin desnudos. .

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

CENTINELAS

No somos dioses, tampoco centinelas de la brisa. No estaremos de luto, ni vencerás las bestias con los ojos cerrados.

Afuera, otra vez, veo la sangre como cada diez años. Mi suelo no pregunta cuánto sacrificio falta, cuánto tiempo se derrama en las espigas.

202


Ataraxia

Gonzalo Salesky

MENTIRAS EN EL VIENTO

Trato de ser más que un labrador en este valle vacío de ternura. Salgo y entro de lleno en tu recuerdo, no espero estar seguro de mis dudas. ¿Seremos sólo mentiras en el viento? Pronto oscurecerá de todas formas y allí verás qué poco es lo que valgo.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

ALMAS CONGELADAS

No es el amor, es la pena. No es el espíritu, es el alma y la certeza de ser un condenado.

Todos atienden su instinto, se pierden en la luz o en la neblina y en el silencio que oculta aquellas voces.

Tendré mis ojos serenos. Por cada lágrima suelta habrá un rebaño de almas congeladas.

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Ataraxia

Gonzalo Salesky

ÍNDICE SEIS MONEDAS

06

ADÓNDE VOY

57

NIEVE

13

SI TE PIERDO

58

ROSAS ROJAS

20

PRIMERO

59

SOMOS ESPEJOS

28

VESTIGIOS

60

DILUVIO

29

SOLAMENTE

61

SILENCIOS AJENOS

30

FRUTA MALDITA

63

MUY LEJOS

31

AGUA DE LLUVIA

65

TIBIEZA

32

PREGUNTA

66

OCULTAR EL ALMA

33

UN POCO MÁS

67

GRIS

35

TUS PASOS

68

FUEGOS DE ARTIFICIO

36

VIENTO Y MAREA

69

LEJOS

37

VICTORIA AJENA

70

DÍAS INÚTILES

38

TIERRA PROMETIDA

72

SIN NADA

39

POLVO Y CENIZA

73

CADENAS

40

PERDIENDO LA FE

74

HOJAS DEL ALMA

41

SUEÑOS EN VELA

75

INFINITO Y ETERNO

42

CONTRA EL OLVIDO

76

BLANCA

43

VIENTO DE AGOSTO

77

SER DISTANCIA

44

PERSEGUIRÁN MI SOMBRA

78

NO BUSQUES

45

REY A OSCURAS

79

CULPA Y PECADOS

46

PREFIERO

80

EN MIS MANOS

47

DEJAR DE VER LA LUNA

81

MÁS ALLÁ

48

ESPACIOS VACÍOS

82

DESEO SIN TIEMPO

50

DAGAS EN SILENCIO

83

BRISA, NOCHE, DÍA

51

TUMBAS SIN NOMBRE

84

OTRA HOGUERA

52

DE REOJO

85

SÓLO ES ESO

53

POR TU SOMBRA

86

PLÁCIDO MISTERIO

54

ESCRIBIR FINALES

87

EN CADA AGONÍA

55

AMNESIA

88

DESPEDIDAS

56

ESTRELLAS FUGACES

89

205


Ataraxia

Gonzalo Salesky

RÍO ABAJO

90

LAS HORAS QUE QUEDAN

125

AQUELLA NOSTALGIA

91

UN BUEN SECRETO

127

LUZ DE LÁGRIMAS

92

EN TU VOZ

129

OTRAS VIDAS FELICES

93

TANTA CULPA

130

ADÓNDE VAN LOS SUEÑOS

94

MENSAJEROS DEL OLVIDO

131

CADA PALABRA

95

FINGIENDO ESTRELLAS

132

SILENCIO DORMIDO

96

TAL COMO ES

133

LEJOS DE MI PERDÓN

97

ABRIR HERIDAS

135

VOCES EN SILENCIO

98

FARO

136

POCO Y NADA

99

REFLEJO

137

LA VERDADERA HISTORIA

100

SOMBRAS Y OTOÑO

139

PODRÍA SER

101

UN POCO MENOS

140

UNA VEZ MÁS

102

DUDAS

141

NUNCA LLEGA

103

DESDE ADENTRO

142

AUNQUE NO ENTIENDAS

104

DESIERTO Y CICATRICES

143

YA ES TARDE

106

DESPEDIDA

144

SERÉ

107

TE ESPERO

145

MADRUGADA

108

VIEJOS AUGURIOS

146

DE QUÉ SIRVE

109

AL VACÍO

147

ESPEJISMO

110

LEJOS DEL RÍO

148

DE LUTO

111

A VECES

149

YA NO ESPERA

112

TIMÓN

150

VOCES

113

HACE FRÍO

151

ALGO MÁS

115

SOY

152

ANTES DEL INVIERNO

116

NO CUENTES

153

LOCO

118

FUGAZ

154

HACIA NINGUNO

119

PUÑAL

155

AUNQUE NO HAYAS PARTIDO

120

DE VUELTA

156

ANTES DE PARTIR

121

FANTASMA EN EL DESIERTO

157

AL BORDE

122

LUNA NUEVA

158

DISTANCIA

123

ME DUELE

159

206


Ataraxia

Gonzalo Salesky

DE MIS PECADOS

160

LA BOCA Y EL ALMA

182

LO QUE FUI

161

HIELO

184

LO QUE NO FUI

162

NO HABRÁ MILAGRO

185

ELLA

163

RODANDO CON LA LUNA

186

LO QUE SOY

164

ALMA

187

MI ALMA NO

165

QUÉ FUE

188

VERSUS

166

ESPÉRAME

189

NO NAUFRAGIOS

167

DOS

190

ADÓNDE VAN

168

CEGUERA

191

SERÁS

169

AMAPOLA

192

NO ESPERES

170

VENDRÁ EL MAR

193

MUJER

171

POR LA MAÑANA

194

VUELA

172

PROMESAS DE PAZ

195

PROMESAS

173

NUESTRO ALIENTO

196

SOPLO

174

ESCARLATA

197

TREGUA

175

ESTARÉ

198

PRONTO

176

NO ESTARÉ SOLO

199

UN MITO MÁS

177

ES INÚTIL

200

ALETEO

178

FARSA Y TRAGEDIA

201

UN SOLO DIOS

179

CENTINELAS

202

LLOVIZNA

180

MENTIRAS EN EL VIENTO

203

EL PESO DE TU CRUZ

181

ALMAS CONGELADAS

204

http://gonzalosalesky.blogspot.com 207


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