Revista The 13th Nº 39

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presentado ante el público con una sobrevaloración de género. Un mundo y una vida que es presentada con un tedio en su protagonista pero que sin embargo habla mucho de la muerte en vida de este personaje y la despreocupación total. Y cuando no se trata de Shaun y la pobre vida carente de romanticismo que mantiene con su novia Liz (Kate Ashfield), estos elementos se refuerzan con su amigo Ed (Nick Frost), una mole que se pasa el día tirado en el sillón jugando videojuegos o con la somnolencia en que la población realiza sus tareas diarias. Algo que, si bien tiene una búsqueda exagerada, no se aleja demasiado de los muertos vivos que podemos encontrar a diario en la calle, el trabajo o incluso al mirarnos en el espejo. El unificar la parsimonia total de los personajes con el puro dinamismo visual resulta en una mezcla ideal. Ya que logra mantener, en un mismo nivel de importancia, la gracia del grupo

el mismo no pueda sorprender o integrársele un nuevo factor de originalidad. Esto mismo, sumado a la dinámica dispareja del grupo protagonista, al que se le agregan pequeñas grandes participaciones de grandes comediantes como Dylan Moran, Lucy Davis y el siempre querido Bill Nighy, permite que el recorrido en pos de salvarse del apocalipsis sea totalmente caótico. Pero lo es más gracias a las relaciones interpersonales de los personajes que por los zombies en sí, llenando de conflictos familiares, de pareja y amistad (aunque estos últimos a veces pueden confundirse con lo mismo) al grupo liderado por Shaun. Hay un gran sentido de la narrativa humorística en la a manera de narrar entre lo que es la complicidad y los conflictos del grupo con los enfrentamientos de zombies. Los cuales pueden ir desde arrojar discos de vinilo a las cabezas de los muertos, hasta una danza de batalla al son de Don’t Stop Me

de supervivientes con la agilidad extrema con que es contado su enfrentamiento con los seres que están un poco menos vivos que los vivos mismos. El film mantiene ese ritmo de ironía social, acompañado por varias imágenes y personajes secundarios que, al volverlos a ver más tarde como zombies, se resignifican tanto en su sentido inicial como también en el hecho de retomar gags ya usados, aportándoles un nivel de remate diferente al de un comienzo. Uso y reciclaje de un mismo gag del propio film. El hecho de pensarlo y hacer que funcione ya de por si es algo brillante con lo que el director demuestra que el hecho de conocer un género o un arquetipo, no significa que

Now de Queen. Wright y Pegg reviven un género aportándole una nueva mirada, estilo y lectura al mismo. Y si bien es cierto que hace tiempo que las historias de zombies gozan una larga vida, más de la que debería para ser sincero, Shaun of the Dead es un claro ejemplo de que no todo ya está visto. Sino que se le puede aportar grandes elementos que lo hagan vivir de mejor forma. Y de no ser así, al menos se lo puede utilizar en pos del humor. Hecho que nunca le va hacer mal ni al público ni al cine. Sobre todo si viene de parte de toda esta hermosa gente.

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