DICIEMBRE DE 2012
EDITORIAL
Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay Ya comienzan a vivirse los últimos días del año 2012 y esto nos lleva a reflexionar respecto a los hechos sucedidos durante el año y cómo el país se encuentra actualmente y qué se espera para el futuro. Uno de los hechos que se ha destacado durante el año y principalmente en los últimos meses es lo referente a la evolución del nivel de precios internos del país: la inflación. Alcanzar niveles elevados de inflación tiene múltiples efectos sobre una economía, afectan al consumidor a través del deterioro de su poder de compra, afectan las expectativas de los agentes económicos, desestimulan la contracción de crédito en moneda nacional y a su vez generan presiones en los ajustes de salarios los cuales llevan a un espiral inflacionario de difícil control. Ya desde enero de 2011 el país ha registrado un nivel de inflación por encima del límite máximo establecido por las autoridades monetarias, y peor aún, esta situación se ha profundizado en el último tiempo, el nivel de inflación alcanzó su pico máximo en el último dato publicado de inflación del mes de octubre: 9.11%. Frente a este hecho las autoridades han tomado distintos tipos de medidas, tanto monetarias a través de la suba de la tasa de interés, como medidas de ajuste de precios con determinados sectores de actividad. Entendemos que estas decisiones no terminan de solucionar el problema de fondo sino que por el contrario generan una mayor inflación en dólares que se traduce en pérdida de competitividad para los sectores productivos y distorsionan los sistemas de mercado. Se produce así una ineficiente asignación de los recursos y en cierta forma se niega el principio de beneficios de los empresarios, desalentando así la actividad económica y la inversión. En definitiva los efectos sobre la inflación solo pueden ser transitorios, derivando la atención hacia el estudio de causas que no son realmente las que determinan el proceso inflacionario. La consecuencia de ello es que la ineficiencia continúa fomentándose y la posibilidad de alcanzar soluciones reales se difiere cada vez más en el tiempo. Por el contrario, desde la Cámara se ha venido insistiendo desde hace mucho tiempo que es necesario que la política monetaria sea acompañada con una política fiscal (basada en una reducción y racionalización del gasto público) y salarial que contengan las presiones sobre la demanda y por lo tanto sobre los niveles de precios de los bienes como forma de ayudar a la política monetaria para que cumpla con su objetivo de alcanzar una menor presión en el nivel de precios, sin afectar de forma negativa la competitividad de la economía y el bienestar de la sociedad en su conjunto.