Samir y su familia

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CAPÍTULO 1 “Infancia de Samir” Un martes íbamos mi hermano Abdel y yo de camino hacia el instituto cuando vimos a nuestro amigo Ali y nos fuimos con él hacia el instituto. -Buenos días Ali ¿como estas? -dije yo. -Muy bien y vosotros. ¿qué tal? -dijo Ali. Mi hermano dijo: -No muy bien, estoy un poco resfriado . -Yo estoy muy bien Ali- dije yo. Llegamos al instituto y pasamos allí el día estudiando. Al salir mi hermano y yo nos fuimos al bar de nuestros padres a comer. A los cinco, como todas las tardes después de hacer los deberes, nos íbamos Ali y yo a hacer ciclismo. Ese día hicimos 30 kilómetros y fuimos hasta la montaña más alta de Damasco. A las 7:30h llegue a casa, me duché y hasta las nueve que cenamos estudié Biología porque tenía un examen muy difícil al final de la semana. La tarde del jueves le dije a Ali que no podía salir con la bici, porque tenía que estudiar para el examen. Se quedó un poco disgustado pero me entendió. El viernes como todos los días nos fuimos hacia el instituto. La hora que tenía después del patio tenía el examen y al patio me fui a la biblioteca para hacer el último repaso. Cuando se acabó el instituto el viernes estaba muy contento por el examen pero me esperaba un fin de semana muy duro trabajando en el bar. El sábado me desperté a las 6:30h de la mañana para ir al bar a trabajar. Cuando llegué ya estaba allí mi padre preparando las mesas. -Buenos días papá, ¿qué hago?-dije yo. -Buenos días hijo, si quieres ves a la panadería a por las barras de pan que le encargué ayer a Yasmina -dijo mi madre. -De acuerdo, en 2 minutos estoy aquí -dije yo. Me fui a la panadería que estaba al otro lado de la calle y cuando llegué había mucha cola, así que volví al bar y me tomé un café cuando me lo termine volvi a la


panadería, y ahora solo había dos personas. Cogí el pan le pagué y me fui corriendo al bar que ya había mucha gente esperando a que hubiera pan. Cuando se acabó el sábado no estaba muy cansado y pensé en salir un rato con mis amigos, pero como al día siguiente tenia que trabajar decidí irme a casa a descansar y estar fresco para el día siguiente. El domingo me desperté a las 7:00 porque por las mañanas los domingos no venía tanta gente al bar. El domingo cerramos el bar para la hora de comer. Ese día para comer mi madre hizo Baba ghanoush que es un plato a base de berenjenas que esta muy bueno acompañado de una tabbouleh que es una ensalada buenísima. El lunes nos fuimos al instituto y esa semana no tenía ningún examen así que no iba a estudiar en toda la semana. Salimos de las clases y fui a comer a casa mi abuela que siempre me hacía una comida riquísima. Cuando se hicieron las 16:30 me fui a mi casa a cambiarme y prepararme para irme con Ali a hacer ciclismo. Cuando llevábamos unos 15 km me caí al suelo y me hice un herida en la pierna y otra en el brazo que ocupaba todo el brazo. Ali se asustó mucho y no sabía qué hacer, yo le dije que fuera al pueblo a por ayuda pero no me quería dejar solo. Así que estuvimos unos diez minutos descansando y que se me pasara un poco el dolor y volvimos a mi casa, dejé la bici y me fui con mi madre al médico. El médico me dijo: -Tranquilo, Samir, es solo un rasguño dentro de unos días ya no tendrás nada, no tienes porqué preocuparte. -Me duele mucho el brazo, con que me podría quitar un poco el dolor- dije yo . -Te voy a recetar una medicación para que se te pase el dolor. Te tienes que tomar un sobre cada 8 horas- dijo el médico. -Vale muchas gracias- dije yo. Esa noche me dolía muchísimo y no pude casi dormir, pero a la mañana siguiente ya no me dolía casi, pero aun así no fui al instituto y me quedé toda la mañana en casa solo porque mis padres tenían que trabajar en el bar y no me podían curar. Mi abuela vino a las 13h para hacer la comida, así que no estuve tanto tiempo solo. El dia siguiente ya fui al instituto y todos me preguntaban qué me había pasado y se los conté, al principio me gustaba que se preocupasen por mí, pero al final del día estaba cansado de contárselo a todos así que cuando se acabó el instituto me fui corriendo a casa.


CAPÍTULO 2 “Estallido de la guerra”

Dos años después…. Se acercaban las elecciones del presidente del gobierno y como en Siria las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres mi madre y otras muchas mujeres podían votar y con su voto podía cambiar mucho el gobierno. Los partidos políticos estaban enfrentados por que todos quieren ser presidentes. Dos semanas antes de las elecciones salió un nuevo partido para competir, ese partido se llamaba ¨Yihadismo al poder¨ y su partido anunciaba que si no ganaban ellos las elecciones tirarían bombas por toda Siria. Como nadie les hizo caso hicieron un aviso y tiraron una bomba pequeña en una montaña cerca de Damasco y todos se asustaron, pero como en los días siguientes no tiraron más se tranquilizaron. Llegó el día de las elecciones y todo estaba muy calmado respeto a unas semanas antes. Cuando hicieron el recuento de los votos y ganó el ¨Partido del Renacimiento Árabe Socialista¨, el partido ¨Yihadismo al poder¨ empezó a hacer avisos de bomba durante una semana y cuando vieron que los avisos no hacían asustar a las personas de Damasco, decidieron ir a lo bestia y tirar cinco bombas NBQ (Nuclear/BioQuímico). El lunes 3 de abril nos fuimos al instituto y al salir fuimos a comer al bar. Cuando ya habíamos terminado de comer nos quedamos mi hermano y yo un rato ayudando a nuestros padres porque no teníamos que estudiar. Eran las tres y media de la tarde cuando acabamos de ayudarles, así que estábamos cogiendo la chaqueta para irnos. Entonces escuchamos un ruido muy fuerte por donde vivía mi amigo Ali. Mi padre no me dejo salir a ver qué había pasado, y nos escondimos todo en la cocina. A los cinco minutos escuchamos otro ruido, pero esta vez había sido más cerca y nos asustamos un poco más, entonces llegó la tragedia, cayó una bomba en el bar. -¿Papá, estás bien?- dije yo. Primero tardó en contestarme pero a los sesenta segundos me dijo: -Me duele mucho la pierna y la columna vertebral, y tú, ¿estás bien? -No mucho, creo que me he quemado toda la espalda pero no me duele mucho- dije yo. -Y mamá y Abdel, ¿dónde están?- dije yo.


-Salgamos a buscarlos a ver si ha pasado alguna desgracia - me contestó mi padre. Salimos de la cocina y vimos una pierna debajo de los escombros del techo que lo había roto la bomba. Quite los escombros y vi a mi hermano muerto. Me puse a llorar y entonces mi padre empezó a llamar a mi madre. -Ghada, Ghada, Ghada… Mi madre no contestaba y nos empezamos a asustar. Seguimos buscando y escuchamos una voz que decía: -Estoy aqui, debajo de una mesa. -Mama, mama... -dije yo. Mi padre como pudo levantó la mesa y mi madre estaba viva, pero un minuto después falleció en mis brazos. Yo no sabía qué hacer en ese momento, si llamar a funeraria para que vinieran a por los cuerpos de mi madre y mi hermano o ir con mi padre al médico. -Papá, ¿qué hacemos, vamos al médico a curarnos, o llamamos a la funeraria?. -Mejor vamos al médico porque si han caído mas bombas habrá muchos muertos y la funeraria estará llena- dijo mi padre. Nos fuimos hacia el médico y al pasar por la calle donde vivíamos, vimos que no quedaba nada de nuestra casa, pero seguimos de camino hacia el médico. -¿Papá, por qué ha pasado esto?-dije yo. -No lo se, pero estos días nos tendremos que quedar a dormir en el bar donde haya un poco de techo porque no tenemos otro sitio-dijo mi mi padre. Llegamos al medico y había mucha cola, como mucha gente que estaba allí tenía heridas un médico salió y dijo: -Por favor que se queden solo los que tengan algo roto o quemaduras. Nosotros dos nos quedamos y al poco tiempo nos atendieron. A mi padre le pusieron una escayola en la pierna, y para el dolor de la columna le recetaron unas pastillas, a mi me desinfectaron las quemaduras, me pusieron una pomada y luego donde peor tenía las quemaduras me pusieron una venda.


El dia 6 de abril fue el entierro de mi madre mi hermano y mi abuela que la encontramos sin vida el día siguiente de los hechos. Ese día fue muy duro para mí, porque sabía que una vez enterrados ya no los volvería a ver más. Durante una semana nos quedamos en el bar y cada día íbamos a curarnos. Cuando a mi padre le quitan la escayola nosotros dos y algunos vecinos del barrio donde teníamos el bar decidimos comprar cuatro caballos y un par de carros para irnos a un lugar seguro. El día 3 de mayo, justo un mes después de la gran tragedia emprendimos el viaje hacia Alemania.


CAPÍTULO 3 “Viaje a Alemania”

El primer día que íbamos camino de Alemania hicimos unos doscientos cuarenta kilómetros y llegamos hasta Hamā, Síria. Allí nos quedamos a dormir en un hostal y el día siguiente nos despertamos, y desayunamos en el mismo hostal. Una vez acabamos de desayunar cogimos los caballos y los carros y retomamos el viaje, ese día queríamos ya salir de Siria para estar más seguros y llegar a Pozantı una ciudad de Turquía y pasar allí la noche. A las dos y media del mediodía llegamos a Alepo una ciudad aun de Siria y decidimos parar un momento para comprar algo de comer en un kebab. - ¿Buenos días qué queréis para comer?-dijo la camarera. -Queremos siete raciones de patatas fritas, tres coca cola, dos aguas grandes y tres kebabs y cuatro durums- dijo mi padre. -Vale serán veintitrés euros, en unos minutos lo tendrán hecho- dijo la camarera. Nos dieron lo que pedimos pagamos y seguimos nuestro camino. Antes de llegar a la frontera de Turquía todos creíamos que nos dejarían pasar sin ningún problema. Pero al llegar a la frontera de Turquía nos pararon. -Hola buenas, ¿dónde se dirigen ustedes?-dijo un aduanero Uno de los que venía con nosotros que era vecino de allí contestó. -Estamos de viaje y vamos hacia Alemania al hotel Achat. -¿No vendréis de Siria y estáis escapando de la guerra?- dijo el aduanero. -No, somos de Irak, allí no hay guerra -contestó mi padre. El aduanero no se creía nada y nos llevaron al cuartel de la policía portuaria para hacernos preguntas en un detector de mentiras para ver si decíamos la verdad. Llegamos al cuartel y uno a uno nos conectaron unos cables muy extraños y contestamos a las preguntas. El primero en hablar fue mi padre le preguntaron unas preguntas fáciles, pero la cuarta pregunta ya no fue tan fácil. -¿De dónde eres?- preguntó un policía. Mi padre contestó que era de Irak, entonces el detector de mentiras empezó a pitar y todos nos asustamos. Luego preguntaron la misma pregunta a dos o tres


personas mas y todos contestaron que eran de Irak y cuando respondieron pitó el detector. Estuvieron un rato hablando los guardia civiles entre ellos mientras nosotros estábamos esperando a ver qué decían. Los agentes decidieron apresarnos en una especie de cárcel que estaba en una montaña de la frontera. Cogieron tres coches de policía y nos llevaron a esa cárcel que era un infierno, al llegar un agente dijo: -Estaréis aquí hasta que se acabe la guerra o hasta que alguien pague vuestra indemnización, también os quitaremos los caballos y comeréis una vez al día si trabajáis lo suficiente. Pasamos el primer día trabajando mientras había sol en una plantación de cacao. A la noche nos juntamos para cenar y luego teníamos que dormir en el suelo de una caseta muy fría. La noche del día siguiente estuvimos hablando sobre escapar de allí, y un vecino dijo que teníamos que observar los turnos de los guardias que había, estuvimos observando una semana entera para que todo saliera bien. Llegó el martes de la semana siguiente y nos volvimos a reunir una noche con las chicas ya que dormían en otra caseta, y sin que se enterase el guardia vinieron a nuestra caseta. Estuvimos hablando y decidimos que nos teníamos que escapar el domingo de esa semana, ya que los domingos solo cambia una vez el guardia y era mientras comían. Cuando nos despertamos el domingo estábamos todos muy contentos porque no podía fallar el plan, pero a la misma vez estábamos asustados, yo personalmente estaba muy asustado. Se hizo hora de comer y mientras los guardias comían, nosotros nos escapamos por detrás de el lugar donde comíamos, y así los guardias no nos veían porque no teníamos que pasar por delante de ellos. Nos escapamos y recorrimos unos quince kilómetros a pie y así nos aseguramos que no no vieran. Esa noche dormimos en una casa abandonada que estaba en medio de la montaña. -Enhorabuena lo hemos conseguido -dijo una vecina llamada Teby. -Estoy muy orgulloso de vosotros ahora toca descansar -dijo mi padre. -Sí, a descansar-dije yo. Al día siguiente me desperté y vi que estaban todos durmiendo aún, así que decidí volver a dormirme.


CAPÍTULO 4 “ Llegada a Alemania”

La semana siguiente de escapar, decidimos empezar a recorrer trayecto para llegar pronto. La primera semana caminamos unos doscientos kilómetros, durante el día recorrimos pocos kilómetros y así tener bastante tiempo cada día para descansar. El domingo de la semana siguiente de escapar decidimos que el día siguiente ya teníamos que ponernos en marcha y hacer unos sesenta kilómetros caminando por día para llegar cuanto antes a Alemania. En todo el día solo comíamos dos veces a mitad mañana y por la noche antes de irnos a dormir. Era una vida muy dura porque como no teníamos mucho dinero, preferíamos comer antes que pagarnos un transporte para no caminar tanto. Solo subíamos con un transporte cuando teníamos que pasar la frontera de un país, que nos escondimos debajo de los medios de transporte. Preferiblemente nos escondimos en los camiones porque eran más grandes y tenían más sitio para esconderte, pero no siempre teníamos esa suerte. Pasamos cinco fronteras, la frontera entre Turquía- Bulgaria, también pasamos por la de Bulgaria-Serbia, Serbia-Hungría,Hungría-Austria y la última fue la frontera entre Austria y Alemania. Esa fue la más difícil para algunos, ya que íbamos cinco escondidos en un camión y los otros cinco iban divididos en dos coches, tres en un coche y dos en otro, yo por suerte iba en el camión y no me separe de mi padre. Pero el coche que iban dos escondidos lo pararon porque encontraron drogas en el interior, hicieron una inspección pero por suerte por debajo del coche no miraron. Eso nos retrasó un par de horas pero nos volvimos a juntar todos y seguimos nuestro camino.

La última frontera estaba en una ciudad llamada Passau, para llegar a Stuttgart nos quedaban cuatrocientos kilómetros. En una semana llegamos a Stuttgart y como no teníamos casa ni conocíamos a nadie estuvimos una semana durmiendo debajo de un puente, el tiempo que estuvimos durmiendo allí no hicimos otra cosa aparte de descansar porque después de dos largos meses caminando sin parar estábamos todos súper cansados. Comíamos de lo que yo robaba del mercado que hacían en una plaza diariamente. Un día estábamos allí y vimos a un señor y una señora con traje venir hacia nosotros. -Buenas tardes nos hemos enterado que vienen de Siria caminando. Nosotros tenemos una ONG, y queremos darles una casa para que vivan bien -dijo la señora.


Al principio no nos lo creímos nadie, todos creíamos que nos estaban tomando el pelo. Luego se pusieron a hablar más en serio y ya nos lo creímos más. Al día siguiente ya estábamos viviendo en la casa. No nos faltaba de nada, cuando teníamos hambre íbamos a la casa de al lado y comíamos en una especie de comedor para refugiados. También fuimos durante cuatro días al medico para que nos curasen todas las heridas. Nosotros no podíamos estar más agradecidos. A las dos semanas nos pusimos a trabajar ocho horas al día para ganar dinero y así poder comer y ahorrando entre todos cuando llevábamos cinco meses trabajando nos compramos una casa en las afueras de Stuttgart, seguimos trabajando. Teníamos una vida que muchos sirios quisieran tener pero por suerte esa gran oportunidad la tuvimos nosotros. Cuando tenía unos diecisiete o dieciocho años empecé a salir con una chica alemana guapísima. Era todo perfecto, pero entonces mi padre enfermó de cáncer. Estuvo tres meses ingresado en el hospital pero el día diez de octubre falleció, dejándome solo en este mundo. Los primeros meses estaba muy tocado, pero luego empecé a olvidarlo poco a poco como pude. Cuando cumplí veintiséis años me casé con la mujer con la que llevaba nueve años y que más quería. A los nueve meses tuve un hijo que se llamó Thomas.

Viernes 13 de mayo 2016. Castellón Ismael Llorens Jaraba


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