Revista Orillera #03

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Reacciones a la violencia y la corrupción: De la indignación a la proactividad George Yúdice*

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ste ensayo se divide en tres partes. En primer lugar, se constata la inseguridad y la corrupción que generan los imaginarios dominantes hoy en día en América Latina. En segundo lugar, se indaga en las manifestaciones de indignación que rechazan el status quo político y buscan establecer procesos autónomos de gobernanza. La última sección toma el ejemplo del MediaLabPrado, que ha logrado conectar las expresiones de indignación con la producción de aprendizajes, saberes y herramientas para la construcción del procomún. Elijo este ejemplo porque gran parte de su actividad proviene de un movimiento afín a las manifestaciones latinoamericanas de indignación y porque viene trabajando en red con proyectos semejantes en América Latina.

La realidad de la violencia y los imaginarios de inseguridad y corrupción

* George Yúdice, Profesor titular en el American Studies Program y el Departamento de Español y Portugués de New York University (NYU), y director del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe.

La inseguridad que se genera a partir de la violencia y de la precariedad que deriva del despilfarro de recursos, es decir, de la corrupción, son dos de los disparadores más potentes de imaginarios. En América Latina son los temas más preocupantes. Para Imbusch et al. (2011) la violencia es una realidad endémica y va en ascendente desde la década de los 80, cuando terminó el monopolio de violencia que tenían las dictaduras y se pasó a la democracia en tiempos neoliberales. Además, la violencia permea todo; es multidimensional y transversal a todas las esferas de la sociedad: política, judiciario, policía, servicios públicos (todos considerados altamente corruptos); crimen organizado; estancamiento económico, desigual distribución de la riqueza (es decir, creciente pobreza) y desempleo, sobre todo para jóvenes; desarrollo urbano fragmentado y desigual, congestionamiento de tránsito, contaminación, y bajo nivel de los sistemas educativos; sexismo, racismo, clasismo y xenofobia; medios de información y comunicación tanto fidedignos como amarillistas que hacen hincapié en la violencia (Quenan et al., 2014). La sinergia de todos estos factores produce en América Latina un alto grado de percepción de inseguridad y miedo. La inseguridad más palpable se siente en el propio entorno, en este caso las zonas urbanas, donde vive el 80 por ciento de la población latinoamericana (CEPAL, 2012). Con pocas excepciones, las ciudades latinoamericanas son las más violentas del planeta. Según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal, 43 de las 50 ciudades más violentas son latinoamericanas, con una capital nacional —Caracas— en la cabecera. Gran parte de esta violencia se debe a una conjunción del crimen organizado y las fuerzas policiales mismas. El crimen crea fuente de empleo informal para

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Orillera • Año II – Nº 3 • Primavera de 2017


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