La pobreza de muchos es el real “garantismo” de la riqueza de unos pocos.
Ceteris paribus.
Dedicamos este número de Orillera a los oprimidos, a los caídos de la
historia, a los anónimos que fueron arrollados por el falso progreso y la
prosperidad nunca acontecida, a los que el capitalismo jamás les derramará
nada, a aquellos que creen en el paraíso terrenal aunque sospechan incrédulos
que eso es solo para otra vida, a los náufragos para los que no hay ni aguas ni
tierras prometidas, a los marginados de cualquier estirpe, a los segregados, a
los necesitados, excluidos, forasteros, huérfanos, a los pobres de toda condición.
Quienes intentamos entender siempre más intensamente lo que nos pasa,
estamos convencidos de que hemos forjado un capitalismo a la intemperie y
lleno de refugiados, sin lugar donde refugiarse. •