Metrópolis 60

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e ha ido Gabriel García Márquez. Enero abrió la cuenta y a esta se han sumado escritores entrañables. También murió Emmanuel Carballo, protagonista de la crítica literaria en México. Sobre García Márquez, premio Nobel de Literatura en 1982, se ha hablado suficiente en periódicos y revistas impresas y digitales. No obstante, el verdadero homenaje comienza cuando se aborda su obra, se analiza, se lleva de un lugar a otro como la vida, la felicidad y muchas veces (más de las que uno supone) la tristeza y el desamparo. Esto es lo que pienso cuando vuelvo a leer “El último viaje del buque fantasma” (1968), publicado en La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. La genialidad de García Márquez, la encuentro en éste. Su estilo, el oficio de apuntar como reportero que fue, la frase, el detalle preciso. El tema del texto es la relación entre realidad y sueño. Hay quien dice que se sueña lo vivido pero la maquinación del proceso hace que lo soñado se presente fuera de foco o desordenado, de tal forma que esa otra realidad, aparece como nueva. Freud se refiere a los sueños como aquellos que permiten sacar a flote los deseos reprimidos. Hay quien dice que los sueños son el futuro, su cercanía. El mismo protagonista no sabe si sueña, sobre todo al día siguiente, cuando ve el acuario radiante de la bahía, el desorden de los colores de las barrancas de los negros en las colinas del puerto. Dice: “Me dormí contando las estrellas y soñé con ese barco enorme, claro, quedó tan convencido que no se lo contó a nadie ni volvió a acordarse de la visión hasta la misma noche del marzo siguiente.” El argumento: un buque aparece una de las tantas noches de marzo, algo falla en sus agujas de orientación, porque derivó hacia los escollos, sucumbe sin hacer un solo ruido. El niño-hombre lo mira, pero nadie cree. Su madre se niega: “ella pasó tres semanas gimiendo de desilusión, porque se te está pudriendo el seso de tanto andar al revés, durmiendo de día y aventurando de noche como la gente de mala vida…” La historia se presenta en retroceso. El hombre recuerda la primera vez que vio el trasatlántico inmenso. Las hipérboles son espectaculares: más largo que todo el pueblo y mucho más alto que la torre de su iglesia. Era un niño entonces; la edad, acaso el desvelo, falsifican las imágenes. Las preguntas, en este momento, pueden

El tema del texto es la relación entre realidad y sueño. Hay quien dice que se sueña lo vivido pero la maquinación del proceso hace que lo soñado se presente fuera de foco o desordenado, de tal forma que esa otra realidad, aparece como nueva.. ser muchas: ¿De dónde viene la nave y cuál es su pasado? ¿La nave existe o sólo es la luz del faro que aparece y desaparece sombras? ¿Podemos referirnos a otra existencia, por lo tanto, a otra memoria? ¿Dentro del sueño, el niño-hombre sueña que mira un barco frente a su pueblo? ¿Se trata de un objeto real, palpable o sólo una representación simbólica, la manifestación del espíritu, la razón, las ilusiones, el padre muerto once años atrás? Es casi imposible creer en lo que no se ha visto. Estamos acostumbrados a las leyes de la comprobación, la física y la realidad misma; el cuento nos propone mirar dentro del sueño donde, para el autor del texto, está lo que verdaderamente existe. El sueño emerge y se instala como evidencia. Veamos tres ejemplos:

1 “…mientras más evocaba al marido muerto más le borboritaba y se le volvía de chocolate la sangre en el corazón, como si en vez de estar sentada estuviera corriendo, empapada de escalofríos y con la respiración llena de tierra, hasta que él volvió en la madrugada y la encontró muerta en la poltrona, todavía caliente pero ya medio podrida como los picados de culebra, lo mismo que les ocurrió después a otras cuatro señoras, antes de que tiraran en el mar la poltrona asesina, muy lejos, donde no le hicieran mal a nadie...” 2 “…el tuvo que acostumbrarse a su miserable rutina de huérfano, señalado por todos como el hijo de la viuda que llevó al pueblo el trono de la desgracia, viviendo no tanto de la caridad pública como del pescado que se robaba en los botes, mientras la voz se le iba volviendo de bramante…”

3 “…ahora van a ver quién soy yo, pero se cuidó de no compartir con nadie su determinación sino que pasó el año entero con la idea fija, ahora van a ver quién soy yo, esperando que fuera otra vez la víspera de las apariciones para hacer lo que hizo...” En la transgresión, el sueño ha dejado de ser sueño y lo real se afirma, el hombre roba un bote, atraviesa la bahía y pasa la tarde “esperando su hora grande en los vericuetos del puerto negrero, entre la salsamuera humana del Caribe.” Nada lo distrae, ni las tiendas de los hindúes donde veía “los mandarines de marfil tallados en el colmillo entero del elefante.” El hombre condujo al trasatlántico y apenas tuvo tiempo de quitarse para gritar en medio de la conmoción “ahí lo tienen, cabrones, un segundo antes de que el tremendo casco de acero descuartizara la tierra.” El recurso de la sinestesia visual y auditiva es determinante. Se atestigua la presencia del barco pero dentro y alrededor de él, hay un silencio rotundo. En el clímax la representación está completa: “ se oye el estropicio nítido de las noventa mil quinientas copas de champaña que se rompieron una tras otra desde la proa hasta la popa”; “se hizo la luz, y ya no fue más la madrugada de marzo sino el mediodía de un miércoles radiante; “él pudo darse el gusto de ver a los incrédulos contemplando con la boca abierta el trasatlántico más grande de este mundo y del otro encallado frente a la iglesia.”; “el nombre grabado en letras de hierro, balalcsillag, y todavía chorreando por sus flancos las aguas antiguas y lánguidas de los mares de la muerte.” Gabriel García Márquez, lejos de su postura política y las amistades que le causaron polémicas, maneja con dominio total lo real (para muchos “lo verdadero”) y lo irreal (el sueño, por ejemplo). Este cuento resume su apuesta de tratar lo improbable como verdad irrebatible. Y ahí, en ese justo espacio, la memoria, ese incendio de mariposas. Twitter: @contreras_nadia

Mayo 2014 | 5°Aniversario | Metrópolis 27


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