Flor del Guanto 2. Entre la clase y la subjetividad: luchas por la transformación

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conseguir las cosas fuera a cambio de su cuerpo, era ese el comercio más productivo. Y desde chicos los hombres ladrones o trabajar como animales de carga, porque todo era manual y como eran ignorantes, el estudio no era importante, el trabajo era el que te servía en ese tiempo. Como no tenían ningún tipo de estudio, obligatoriamente tenían que convertirse en esclavos de los que tenían dinero. Eres maltratado porque eres pobre, analfabeto o por si eres negro, indio, feo. A mí me tocó vivirlo, sentirlo, verlo todos los días, como todos aplastaban a todos para su propio beneficio. Ustedes no se imaginan lo que es esperar cuál será la siguiente orden, porque tu opinión por el hecho de ser mujer no vale. Las personas que no han pasado por este tipo de esclavitud no saben, porque somos incapaces de mirar a nuestro alrededor lo que está sucediendo día a día y simplemente no hacemos nada. Les importa un pepino, pero cuando tienen su propio dolor cambian de idea. Aunque a mí también me tocó vivir una esclavitud durante 7 años, gracias a Dios me pude librar y pude elegir por mí misma lo que quería. Como me gustaron siempre las mujeres, inconcientemente y segada por el rencor de aquella vida de mierda, empezó mi guerra contra de ellos y contra todos, casi sin excepción. Era solo mi guerra, ya que ellos ni siquiera sabían lo que a mí me pasaba. Todos eran iguales y eso es una tradición que hasta ahora es permitida. ¿Ustedes creen que yo podía confiar en un hombre o querer algún tipo de relación? Si no termina de hacerte cualquier favor o darte cualquier cosa y ya está pidiendo que te acuestes, cobrándote el favor, porque lo único que gira alrededor de ellos es el sexo. Piensan que entre más mujeres tienen más machos son. Y me dije “mi vida jamás terminará de ese modo”, cerré mis ojos y tomé la decisión de dejarlo todo atrás y buscar una manera diferente de vivir, que si vas por ese camino te lleva hacia un barranco y caes. En todas esas cosas yo pensé, o sea, estos gusanos no son los únicos que pueden gobernar, mandar, creer que siempre tienen la razón. O sea, se tomaron muy en serio lo de la costilla. Lo primero que hice fue estudiar sus malas vidas, cómo se portan ellos y a las mujeres les gusta, se someten fácilmente porque ellas vienen desde la esclavitud y es normal. Y pensé, “si estos miserables, siendo una mierda, pueden conseguir lo que quieren, me refiero a cómo convertir a las mujeres en sus esclavas sexuales, pegándoles, maltratándolas, ellos podían tener las mujeres que les diera la gana y ellas se acostumbraban, ¿por qué yo no?”. En ocasiones se llevaban bien y no es cuento, yo tengo un tío, medio hermano de mi mamá, él tenía 2 mujeres en la misma casa, en habitaciones separadas, en las que procreó hijos, cuando la una estaba pariendo la otra la cuidaba, tan natural como si fueran hermanas. Él desde temprano elegía con quién dormiría esa noche, entraba a la habitación y no salía, y en ocasiones la que estaba en la habitación le llevaba la cena a la cama. 10  Flor del Guanto #2

…el mundo?

Para mí, conquistar mujeres que tenían su marido era un verdadero reto. Yo sentía que no necesitaba un pene para poder hacer feliz a una mujer. Entonces comencé a aprender mañas, trucos que fueran creíbles, para poder someterlas y descubrí que el verdadero truco era un buen sexo, podía transformarlas en personas irreconocibles y eso aumentaba mi ego. El eje de una relación es el sexo, indiscutiblemente. Sabía que a través del sexo, pero no sabía echarlo a funcionar. Si quiero ser mejor que ellos tengo que usar otras estrategias y aprendí a ser una buena amante. Por lo regular, las relaciones donde las mujeres no son satisfechas sexualmente, no duran y si duran no hay felicidad y eso significaba que yo tenía que demostrarles que la felicidad sí existía. Como detestaba a los hombres opté por conquistar a sus mujeres y empecé a tomar una actitud pesada e insoportable, nadie me soportaba, porque yo misma actuaba antipáticamente con todos, excepto con mis novias, porque en todo lo insoportable que era tenía suerte y ¡qué suerte tenía con las mujeres!, y ahora ya no. Para mí no era nada difícil decirle “a mí me gustaría acostarme contigo” y de tales, ahora no tengo ese empuje. Así pensaba, podía tener hasta 5 relaciones al mismo tiempo, yo era la mujer más feliz del mundo. Y como creía y sentía que

tenía el poder, abusaba de eso. Porque me convertí en una buena amante y siempre decía “si a ellas lo único que les importa es un buen sexo, ya que sus maridos o parejas anteriores no las satisfacían como querían”, y empecé a prepararme, aprendí a besar, acariciar con pasión, tiernamente, suave, muy dulce, no tenía hora ni fecha, siempre estaba dispuesta para complacerlas en todo lo que al sexo se refiere, porque sentimientos, como decir sentimientos, “te amo” o algo así, no existían. Ellas sí tenían cualidades que me gustaban más allá del sexo, pero nunca me enamoraba y sí se puede mantener una relación sin estar enamorada. Yo podía ser la persona más dulce, tierna, cariñosa con ellas, pero no las amaba. Y las relaciones más duraderas eran cuando no me reclamaban nada. Detestaba las escenas de celos, porque no me gustaba que me hicieran ningún tipo de escena ni reclamos y lo más sano para mí era cortar la relación. Acostarse con una mujer es mucho más placentero que con un hombre... entrar en sus puntos más sensibles, saber qué está pensando, que si a tu lado solo tiene comprensión, respeto, confianza, estar segura de qué es compartirlo todo y lo más importante que son iguales, mujeres capaces de entenderte, que las dos están sedientas de amor, de ternura, suavidad, para enseñarte lo que no sabes, ya que la vida es un constante aprendizaje. Todas sabemos que a la mujer le encanta saber que es importante, que es el complemento en la vida de la persona que está en ese momento, ¿quién renunciaría a ser consentida, comprendida y complacida sexualmente?, nadie. Cuando estaba segura que sabía que las relaciones lésbicas son inexplicablemente maravillosas, me cansaba, quería ya estar con otra diferente y aprendí a entrar de una y apoderarme de sus sentimientos y estar segura de que si estuviera conmigo una vez lo estaría siempre que yo quisiera y me podía dar el gusto de decirles que “ya no quiero nada contigo, tú eres muy celosa, pasas sólo reclamando que si te soy fiel o no y siempre reclamos”, pero era mi misma actitud la que las alteraba y esa era la causa para terminar la relación, y tenía el descaro de decirles “si me voy a ganar un problema por algo que no hago, entonces lo hago, entonces tienes razón de reclamarme”. No me importaba cuánto las lastimara ya que no confiaba en ninguna, porque siempre pensaba que sólo era el interés de un buen orgasmo lo que las movía a decirme que me amaban, pero no eran sentimientos de “yo deseo lo mejor para ti”. A mí solo me importaba lo que pase conmigo misma, que sólo mi opinión cuenta y que siempre tengo la razón y como no tengo una manera inteligente para resolver las cosas las resolvía con violencia, maltratos, que así era. Yo sé que no soy la única que he sufrido y hecho sufrir, pero sí una de las que lo he superado. Hay muchas que nunca se recuperan de una pérdida o cualquier cosa que te genere dolor, no físico, ese tipo de dolor es momentáneo, pasa rápido, el que no pasa es el sentimental, el del alma, el que te agobia, el que te

¿cuándo las relaciones …

deja sin ganas de continuar, el que te deja como autómata. De este tipo de dolor muchas no sabemos cómo superarlo. Tal vez existan muchas maneras de hacerlo, pero la que a mí me funcionó fueron 7 largos años para pensar y reflexionar que estaba equivocada. Con esto no quiero decir que es el tiempo que dura aprender, a mí en lo particular sí, pero eso no quiere decir que tú te tardarás el mismo tiempo. Porque en ese tiempo aprendí muchas cosas muy importantes, empezando por las amistades, no lo que llamamos relación, que califico como una manera de someter a otra persona. Una amistad de mujeres, digo amistad porque la persona que está contigo es tu amiga, tu cómplice, es la persona con quien lo compartes todo con libertad de poder decirle lo que quieres y lo que no, tener más confianza de diálogo y teniendo muy en cuenta que no debes hacer lo que no te gustaría que te hagan a ti. este es un avance de lo que próximamente les explicaré con más detalle en mi libro, y para terminarlo me gustaría contar con la colaboración de todas ustedes, quiero descubrir junto a ustedes cómo termina esta historia. Clase y Transformación  11


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