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“Me siento muy orgullosa” Lidera una empresa modelo en el rubro de la construcción. Una mujer que jamás se dejó vencer y que camina a paso firme en la vida. Por Estilo Canning . Fotos Esteban Tomeo

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n Norma Luz María Fernández de Ospital la emoción está a flor de piel, siempre. Sus ojos claros se empañan cada tanto al recordar aquella infancia cuando, a sus 12 años, la muerte la sorprendió llevándose a su madre y debió afrontar su adolescencia de la mano de su padre, un tallerista gráfico de 45 años, y su abuela paterna, una asturiana de 89. Los recuerdos continúan y rondan en el aire. Como ronda Ricardo Ospital, el alma mater de la empresa. Así define Norma a su marido, con quien fundó hace 50 años una empresa que hoy es líder y modelo en el rubro de la construcción, pero que dejó de acompañarla en 1994 porque la muerte, otra vez la muerte, decidió llevárselo en medio de un terrible episodio que incluiría secuestro y asesinato. Sin embargo, Norma siguió. Ella asegura que la empresa es su motor, es su salud. Habla vivaz, alegre, locuaz. Es una mujer con empuje que formó su carácter a fuerza de duros golpes pero que no claudicó. Y hoy es ella la que lleva adelante el emporio Ospital de la mano de sus hijos Marcela y Pedro. Por su trabajo y tenacidad, este año la Asociación de Mujeres de Negocios y Profesionales del Sur la reconoció con el premio Palas Ateneas. Y ya en 2011 la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) le había entregado una mención especial en el marco del 5º Encuentro Federal Anual Mujeres del Bicentenario 2010-2016.

¿Cómo fue tu inclusión en este tipo de negocio que en general estaba manejado por hombres? N.O. Creo que la mía fue una generación donde todavía la mujer no estaba demasiado incorporada a las empresas comerciales o industriales, o de cualquier otro tipo. Si bien yo me casé y estuve al lado de mi marido y en esas circunstancias lo

acompañé, fue un poco por haber heredado de parte de mi padre que era empresario, esa actividad. O sea que no me costó para nada. Porque mi padre tenía talleres gráficos y yo le ayudaba desde que tengo prácticamente uso de razón. Entonces no fue difícil. No obstante tampoco fue fácil el haber acompañado a un hombre en una actividad que nada tenía que ver con lo mío.

Creo que soy una artista frustrada porque mi padre tenía mucho gusto también por la arquitectura y no me dejó seguir Arquitectura nunca porque decía que no era una carrera para la mujer en aquel entonces. Porque - en esa época no se usaban pantalones - ¿cómo iba a subir yo una escalera con pollera a mirar un techo en una obra? Y a él le encantaba la arquitectura. Yo lo heredé.

Ricardo a nivel comercial era una persona que tenía una visión increíble para los negocios. Pero implementar un salón de exposición, eso corrió todo por mi cuenta. No es porque él no tuviera la iniciativa sino porque me dejaba a mí y consideraba que era capaz como para poder avanzar y eso en esa época era difícil porque no había mujeres que estuvieran al frente de empresas como estas. Yo era un complemento de Ricardo. Acá el alma mater era él.

¿Y de la docencia qué aplicaste en este trabajo? N.O. Tengo un carácter muy especial, me gusta dar órdenes. Empecé a dar clases con 45 chicos en la escuela 15 de Sarandí. Tenía 17 años. ¿Cómo es la relación con la competencia? N.O. Es dura porque siempre una competencia es dura pero hemos tenido siempre una excelente relación. Hoy las empresas líderes no pertenecen a las mismas personas, son otros capitales. Pero nosotros tratamos siempre de mantenernos en cordialidad.

Ricardo Ospital en Canning “Los chicos tuvieron la visión de instalarnos en Canning y ahí los acompañé porque me parecía que era una zona de crecimiento, una zona que iba a prosperar y efectivamente en este momento nos está yendo muy bien”, cuenta Norma.

Los dos tuvieron una visión innovadora que los llevó a cumplir ya 50 años. N.O. Sí, él tuvo una visión innovadora en cuanto a la parte comercial y tuvo una visión innovadora en mi persona que era la que lo llevaba a hacer este tipo de exposiciones. De hecho cuando Ricardo hizo el primer salón, vinieron todos a verlo.

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¿Hay cada vez menos empresas familiares en este rubro? N.O. No es que haya cada vez menos, quizás no hay de esta envergadura. Pero las empresas familiares son todo un problema, si bien nosotros no lo tenemos porque mis dos hijos se llevan perfectamente bien, el problema se nos presenta ahora con la tercera generación. Es todo un tema. Teniendo en cuenta eso, ¿hacia dónde va Ricardo Ospital? N.O. A seguir adelante, a todo nivel, a nivel comercial, logístico, operativo, todo. Yo creo que fui la primera dentro de lo que es Capital Federal y Gran Buenos Aires en tener un equipo de computación, habían venido los colegas más importantes de Buenos Aires a ver qué había hecho


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