Diplomacia Nº 129: La ingente labor del Cónsul en tiempos de crisis

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y Don Enrique, duque de Coimbra, fallecido soltero hace tres años. Don Miguel, de una gentileza extrema, como sus hermanos, prueba una vez más la vinculación de la Casa Real portuguesa con España al haber ingresado el 28 de junio de 2017 en la Orden de Alcántara, en ceremonia presidida por Mons. Gerardo Melgar, Obispo de Ciudad Real y Prior de la Ordenes Militares, en la Iglesia Vieja del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Finalmente, Don Duarte se casó en 1995 a los cincuenta años en una de las joyas de Portugal, el Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém, en ceremonia celebrada por el Cardenal Patriarca de Lisboa y con la asistencia del presidente de la República,Mario Soares, del presidente del Parlamento, Barbosa de Melo, del primer ministro, Anibal Cavaco Silva, de varios miembros del Gobierno y de 35 familias reales. Hace muchos años Don Francisco de Braganza van Uden, hijo de la infanta Doña María Adelaida de Portugal, me comentaba en Pamplona de la necesidad de que se asegurase la sucesión a la corona portuguesa. Lo hizo durante un viaje que realizó precisamente para asistir en el Colegio Mayor Larraona a unas jornadas sobre Doña María Teresa de Braganza, princesa de Beira, durante las que le llevé al cercano castillo de Olite, de los reyes de Navarra. Ahora esa sucesión está ya asegurada. En Portugal, vieja y noble nación, el ducado de Braganza fue creado en 1442 por el rey Don Alfonso V para su tío Don Alfonso, conde de Barcelos e hijo natural del rey Don Juan I, fundador de la dinastía de Avís. Se convirtió en la Casa más poderosa del reino. Su imponente palacio ducal en Vila Viçosa, con 110 metros de marmórea fachada, hecho construir por Don Jaime, IV Duque de Braganza, gozó de gran esplendor. Lo visité el pasado mes de diciembre de 2019, durante los días en que los caballeros de la Orden de Nuestra Señora de la Concepción de Vila Viçosa nos reunimos en capítulo en aquella ciudad, bajo la presidencia de nuestro gran maestre el actual Duque de Braganza, y me impresionó precisamente el gran salón con los retratos en el techo de todos los duques de Braganza. Recordé además la visita de Don Alfonso XIII al palacio en 1909, siendo recibido por Don Manuel II de Portugal a quien el 14 de mayo de 1908 había hecho caballero de la Orden del Toisón de Oro. En 1578 Don Sebastián I de Portugal falleció en Alcazarquivir y le sucedió su tío abuelo Don Enrique I, cardenal, que murió dos años después. Nuestro rey Don Felipe II (I de Portugal), hijo de la emperatriz Doña Isabel, infanta portuguesa como hemos visto, se convirtió en soberano de ese país. Nuestros “Felipes” reinaron allí hasta que en 1640 el VIII Duque de Braganza se convirtió en rey Don Juan IV tras una sublevación finalizada con la muerte del secretario de Estado don Miguel de Vasconcelos y la partida de la virreina Doña Margarita de Saboya, duquesa de Mantua. Desde entonces los Braganza han reinado en Portugal. Don Juan V llenó Lisboa de hermosos edificios y de cuadros de grandes artistas. José I, con el Marqués de Pombal como ministro, reconstruyó la ciudad tras el terrible terremoto de 1755.

Don Miguel de Braganza, infante de Portugal, duque de Viseu.

La reina Doña María II de la Gloria contrajo segundas nupcias el 1 de enero de 1836 con el príncipe Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha, rey consorte Don Fernando II. Desde antiguo los reyes portugueses tuvieron predilección y vínculos con Inglaterra. La alianza anglo-portuguesa, establecida en 1373, es la más antigua del mundo

Don Alfonso XIII, rey de España, y Don Manuel II, rey de Portugal. A la izquierda, tal y como aparecieron en la portada de la revista Nuevo Mundo, de 18 de febrero de 1909.

Diplomacia Siglo XXI

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