Diálogo de Saberes N° 5/6

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Alex González Osuna

Aunado a lo anterior, y de considerar a la educación como acción política por excelencia, encaminada a la solución de problemas puntuales dentro de la sociedad (que reposarán en gran parte en la constitución de una ciudadanía responsable), y atendiendo a la reflexión que desde aquí se ventila, conviene no establecer distinción entre una vertiente sociológica de la IA y otra de carácter educativo. Propongo llamar Investigación Acción Política (IAP’) al intento de fusionar las categorías “educación, política y praxis” en relación al modelo de Investigación Participativa. Aquí se suscribe este enfoque (comúnmente asumido como metodología) de producción de conocimiento para la construcción del sujeto idóneo a las transformaciones que se avecinan para lograr la democracia socialista necesaria a nuestro tiempo. Como refiero al principio, y así lo hacía saber el mismo Freire (1975, p. 17), toda acción encaminada a lograr unos objetivos, llámense de aprendizaje, educativos, de conocimiento, o de investigación, debe pasar por sentar las bases en los que éstos se sustentan, es decir, deben obedecer a una plataforma específica, donde nos posesionamos para decir que lo que estamos realizando o vamos a realizar es “conocimiento” y por lo tanto “verdad”, “un estatuto epistemológico”, diría Martínez (1999). En atención a lo anterior es que reafirmo el concepto de praxis para expresar una forma de concebir el conocimiento; en ella están presentes, en relación dialéctica, procesos que tienen que ver con los significados compartidos en la esfera de lo social, y la

transformación perenne de esa misma dimensión, esto es, reflexión-acción-reflexión, base de la sistematización. Concebir que el aprendizaje está al mismo nivel del conocimiento, y que la educación y conocimiento son una sola y misma cosa, conduce a pensar que el Aprendizaje por Proyectos es la expresión de esa concepción epistemológica recogida en el concepto de praxis tratado en este trabajo y que bien recoge Freire (1975) cuando dice: Los hombres tienen el sentido del “proyecto”, en contraste con las rutinas instintivas de los animales. La acción del hombre sin objetivos, sean buenos o malos, míticos o desmitificadores, ingenuos o críticos, no es praxis, por más que pueda ser un intento de orientación en el mundo. Y al no ser praxis, es una acción ignorante de su propio proceso histórico y de su finalidad. La interrelación entre la conciencia del proyecto propuesto y el proceso para alcanzarlo, es la base de la acción planificada del ser humano, la cual implica métodos, objetivos y opciones de valor (p. 18). No queremos retirarnos de la reflexión sobre el “Aprendizaje por Proyectos”, visto como un enfoque práctico orientado por el reconocimiento de una forma específica de concebir la adquisición del conocimiento (la praxis en nuestro caso), sin dejar para la problematización que su diferencia sustancial con el “Proyecto de Aprendizaje”, es que lo primero implica situarse en la dimensión epistemológica, y lo segundo corresponde al orden metodológico.

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