Revista Decires - Decires Año VI, N° 7, 2014

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Decires a la mutua aceptación, que permitía mirar al otro fraile como don regalado por el mismo Dios24. También la descripción de una de las facetas de la vida comunitaria hecha por Celano muestra con claridad los vínculos que existían entre los primeros frailes: “Al despreciar todo lo terreno y al no amarse a sí mismos con amor egoísta, centraban todo el afecto en la comunidad y se esforzaban en darse a sí mismos para subvenir a las necesidades de los hermanos. Deseaban reunirse, y reunidos se sentían felices; en cambio, era penosa la ausencia; la separación, amarga, y dolorosa la partida” (1 Cel 39). Francisco pretendía que los hermanos en su modo de vivir reflejaran los momentos cruciales de la vida de Jesús. Debían mostrar la vida oculta del Salvador en medio de la gente, tanto a través del testimonio de su presencia y de su vida según el Evangelio en el mundo, como también por el trabajo realizado fuera del lugar en que habitaban. El tiempo de la actividad pública de Jesús, sobre todo en cuanto a la proclamación del Reino, debía no solamente resonar como un eco, sino hacerse, tal como ya se ha mencionado, con la predicación de la Palabra de Dios con el fin de suscitar la fe (cf. 1 RnB 16, 7)25. Se puede notar entonces que Francisco no quería limitarse a la actividad, a emprender las acciones; a él le importaba algo más, vivir conforme al Evangelio. La obra de la salvación de las almas requería la entrega de la vida. Este era el método de Francisco para buscar la plenitud del Reino de Dios, para construirlo y extenderlo26, método que no descartaba el amor fraterno, más bien lo favorecía, porque los hermanos dedicados a la predicación ambulante se caracterizaban a la vez por el profundo deseo de vivir comunitariamente27. El anuncio de la Buena Nueva formaba parte integral de la vida de los frailes, que adquirió tres dimensiones, pues se 24 25 26 27

L. Iriarte, Powołanie franciszkańskie. Synteza ideałów św. Franciszka i św. Klary, op.cit., 199,202-216. Ibid. K. Esser, Temas espirituales, Oñate (Guipúzcoa) 1980, 195. L. Hardick, J. Terschlüsen, K. Esser, Franciszkańska Reguła Życia, Niepokalanów 1988, 48; [La Franciscana Regla de la Vida].

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