Revista Cultural Alternativas N85 Julio 2017

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Si somos capaces de escapar a las estructuras tonales establecidas podríamos ser incluso capaces de apreciar todo lo audible como música, derribando las barreras y las distinciones entre

vio una oportunidad creativa con estos sonidos estridentes, como Luigi Russolo, perteneciente al movimiento futurista italiano y creador del texto (que sirvió incluso de manifiesto) llamado ‘El

Así surge la pregunta final: ¿El silencio existe? Para responder, podemos tomar de ejemplo el experimento hecho por el compositor estadounidense John Cage en Harvard, en donde se

lo que es música y lo que no”. Una vez muerto el prejuicio, dejaríamos de percibir al oído solo como un órgano mediador encargado de conectarse con la mente y de darle un significado intelectual o racional a todo lo que escuchamos.

arte de los ruidos’ y ‘Entonadores de ruidos’. Estos últimos fueron instrumentos que intentaban

introdujo en una cámara anecoica, la cual disminuye al máximo la propagación de ondas sonoras, haciendo que sea imposible escuchar algo estando dentro de la misma, pero aun así el compositor seguía percibiendo un par de sonidos que el describió como alto y bajo, siendo el alto el sonido de su sistema nervioso y el bajo su sistema sanguíneo irrigando sangre por todo su cuerpo, concluyendo así que el silencio no existe y solo es falta de atención ocasionado por la pérdida de la voluntad en oír.

Pero ¿qué tan dispuestos estamos a escuchar? Esta pregunta resulta necesaria en la actualidad donde tenemos el control sobre lo que queremos escuchar y lo que no. Podemos usar de ejemplo el uso de auriculares, siendo nuestro ego endurecido y de orden dictatorial el que limita la escucha a la estimulación de la emociones por sonidos o música previamente seleccionada, evadiendo el entorno que nos rodea, ya que de cierta manera rompemos con la relación oyente - sonido - productor del sonido - espacio, estrechamente relacionados por el contexto histórico. Ahora hablemos del ruido como concepto musical. Empecemos por saber qué es el ruido. El ruido lo podemos entender como cualquier sonido o señal sonora inesperada y ajena a nuestra voluntad. Desde principios de siglo XX hubo quien

asemejar los sonidos industriales de la ciudad, acoplándose como un instrumento más en una orquesta. Un ejemplo más contemporáneo de la utilización de los llamados ruidos como materia prima es la banda alemana Einstürzende Neubauten, perteneciente al movimiento ‘Die Geniale Dilletanten’, quienes a principio de los 80 revolucionaron el proceso creativo echando mano de cualquier tipo de herramienta como instrumento musical.

Ya roto el mito del silencio podríamos concentrarnos en todo lo que nos rodea y contemplar los objetos por si mismos, teniendo el mundo como una enorme composición musical que suena todo el tiempo sin principio ni final. Ver cada momento como una oportunidad de estimular los sentidos con sonidos nuevos e irrepetibles, ya que incluso registrándolos con ayuda de la tecnología actual, solo tendríamos un archivo de un momento que ya pasó y no volverá a repetirse jamás, o en palabras del compositor y paisajista sonoro, Raymond Murray Shaffer: todo sonido se suicida y no vuelve.


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