BUSINESS AND TECHNOLOGY AGOSTO

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ENERGÍA comercial como una fuente de poder de bajas emisiones de dióxido de carbono. Mediante el uso de vapor y presión para convertir la mezcla de moléculas de carbón en una mezcla consistente de gases simples, las plantas de gasificación comprimen más energía de una tonelada de carbono y controlan los resultados de los productos de una mejor manera, de acuerdo con Julio Friedmann, quien lidera un programa de manejo de carbón en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en California, Estados Unidos. La fuente energética, conocida como GreenGen, es el generador de ciclo combinado de gasificación integrado de gas de 250 MegaWatts mayor del mundo. También es el primero construido como una cama de prueba para la captura de carbón. La combinación de la captura de carbón a una escala comercial es necesaria para evaluar la contribución del potencial de la gasificación de carbón para disminuir y revertir la aceleración del cambio climático inducida por el hombre. En contraste, “nosotros no tenemos ningún plan como nación de magnitud mundial para llevar a cabo cortes a las emisiones de gases con efecto invernadero. No hemos llevado a cabo acciones económicamente importantes, incluyendo plantas como GreenGen”, declaró Friedmann. Recordemos que los gases de efecto invernadero son básicamente el ozono, el dióxido de carbono o el metano, producidos sin control en las fábricas, el transporte y las actividades humanas en general; gases que son atrapados por una capa baja de la atmósfera y que provocan un aumento en la temperatura del planeta. Estos gases inciden de esa manera en el calentamiento global y por ende en el cambio climático. GreenGen se asemeja más una refinería que a una estación generadora. La planta convierte al carbón en una mezcla de gases antes de quemar estos gases para manejar tanto los gases como las turbinas de vapor. GreenGen está diseñada para soportar un proceso adicional mientras el desecho de carbón es extraído antes de la combustión, a diferencia de otros generadores de ciclo combinado de gasificación integrado. Los gases de la planta reaccionan con el vapor para producir hidrógeno y así inician las turbinas. Se forma una corriente pura de dióxido de carbono que es mucho más sencilla de capturar que el difuso flujo de gas monóxido de carbono en una planta energética convencional. Greencan y todos los otros generadores de ciclo combinado de gasificación integrado que se encuentran en varios estadios de construcción en el mundo −incluyendo otra planta en China y dos en Estados Unidos− son los únicos supervivientes de entre docenas de proyectos de construcción de estos generadores propuestos y puestos en anaquel durante las décadas pasadas. La mayoría se quedó en el camino hace sólo unos pocos años. Un empuje contra la

legislación de carbón colapsó a estos desarrollos en Estados Unidos, como ocurrió con las negociaciones sobre el tratado para el cambio climático llevado a cabo durante el 2009 en Copenhague. Sin tales medidas, las utilidades no tienen ningún incentivo para invertirse en la captura de carbón. Durante el mismo periodo, el carbón perdió progresivamente su estatus como el combustible más barato para la generación de energía, mientras que las operaciones con fractura hidráulica inundaron el mercado de gas natural y azotaron los precios del gas. Supervivientes tales como GreenGen de China podrían renovar el aspecto de los generadores de ciclo combinado de gasificación integrado si son comercialmente viables. Pero los críticos declararon que los retrasos y los sobregiros en los costos de estos proyectos obligaron a que la inauguración se posponga más de un año de lo programado. Los sobregiros en los costos y un escándalo político han obscurecido la imagen del siguiente de estos generadores, que podría estar operando más tarde en este mismo año, un año después de lo programado. Hace un año Duke Energy, con sede en Charlotte, Carolina del Norte, Estados Unidos, tuvo la aprobación del estado para cargar a los pagadores de impuestos 2.7 mil millones de dólares para el proyecto, cuyo presupuesto de construcción fue inflado desde 1.9 mil millones hasta 3.3 mil millones desde que los trabajos empezaron en 2007. Los alegatos sobre un proceso de aprobación impropio irrumpieron con el despido de varios ejecutivos de Duke y la acusación sobre el regulador de utilidad más alto de Indiana de “mala conducta” oficial. En abril la utilidad adornó su requerimento a 2.6 mil millones y cargó 420 mil millones como pérdida en la hoja de balance. Críticos de la generación de energía mediante carbón ven incluso en el presupuesto de estos generadores una inversión pobre, citando sus cualidades ambientales. El sulfuro y los metales pesados capturados por las plantas deben ser dispuestos en algún lugar seguro, y los oponentes cuestionan si el secuestro de carbón capturado bajo tierra será aprobado como técnicamente viable y socialmente aceptado. Si no es así, tales plantas deberán afrontar multas bajo las regulaciones y normas futuras. China puede ofrecer un suelo más fértil para la tecnología de estos generadores y el secuestro de carbón. Gracias a un programa agresivo de producción de arcilla y gas, la sustitución de la gasificación mediante la presurización del carbón por otra fuente de energía es difícil de imaginar en China. No hay gas suficiente para los más de mil millones de chinos. Si China obtiene todo lo que desea de gas natural, puede decidir no construir 100 000 Mega Watts a partir de la gasificación de carbón dentro de los siguientes cinco a ocho años. Pero de todos modos, todavía tendrá que construir 400 000 MW

Núm. 7 • 2012

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