Old Christians DX 32

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28 de acá para allá, llegás a la práctica (que no voy mucho, aclaremos) o al partido y te olvidas de todo, es “tu momento”. Y lo más lindo de todo es en los partidos ver y escuchar a todos los hijos orgullosos de sus mamis gritando: “¡Bien mamá!”, y alentando, eso es espectacular.

Hockey

Pamela grita eufórica su gol en instancias decisivas del campeonato

conseguir niñera. Mi marido no dice mucho porque él sigue jugando al fútbol, entonces no le queda otra que bancársela. Además es traumatólogo y yo por lo general ligo bastantes golpes, desde que tuve mi segundo hijo dejé de jugar en federación para jugar más “light” y ya me fracturé la nariz y me luxé el pulgar, entonces no le causa mucha gracia. Mis hijos, por otro lado, copados, pero no los puedo llevar si no me acompaña alguien porque son chicos todavía y se meten en la mitad del parti-

do. En lo laboral no pueden creer que siga jugando y que no esté cansada. La verdad que el hockey me desestresa, voy feliz a jugar, me renueva, me siento de 20 otra vez… je, je, je. Hasta el año pasado también dirigía en el colegio British. Y antes en el Clifton del Pinar, casi 17 años dirigiendo, así que imagínate cómo voy a extrañar eso. ¿Qué es lo que más disfrutás del Mami Hockey? Lo que más disfruto es que aunque estés como loca todo el día trabajando y llevando nenes

¿Una anécdota de esta experiencia en el Mami Hockey? Una anécdota…, hay muchas, pero la que más recuerdo fue una del partido contra Sampa el año pasado, que no podíamos perder sino no pasábamos a la final. Íbamos un gol abajo, no recuerdo bien el tanteador... soy horrible para los resultados... Último minuto del partido, nos cobran corto a favor y termina el tiempo, pero el corto se juega igual. Decidimos entre todas que pegara la Flaca Carrau, pega, le da rebote la arquera y ella mientras se caía al piso tira una guadaña (cabe aclarar que la practicó todo el año) que le sale tipo globito, pasa por arriba de todas y… ¡entra! ¡Un golazo! Lo festejamos como si hubiéramos salido campeonas de América, montaña humana, las de adentro, las de afuera, la hinchada, todos. ¡Fue increíble! El sueño del pibe, pasamos a la final con ese golazo, el mejor festejo de gol que recuerdo.

“A mis hijos les encanta verme jugar” ¿Nombre? Lucía Vizintín. ¿Edad? 37 años. ¿Puesto? Volante. ¿Familia? Casada con Daniel Fresnedo y tres hijos. ¿Profesión? Contadora pública y diseño del paisaje. ¿Actividad laboral? Ambas. ¿Desde cuándo jugás al hoc-


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