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de esta forma nuestros caballos puedan ser vendidos a cualquier país del mundo, con un pedigree reconocido. Se realiza un control exhaustivo tanto de las importaciones, como de las exportaciones de animales, se desarrollan actividades educativas en distintas áreas y para este año tenemos varios proyectos que los invitamos a conocer. Como una actividad de destaque en enero próximo tenemos proyectado que el evento de Punta del Este cuente con la presencia de animales presentados por los principales criadores de Argentina. En principio podrían venir 20 ejemplares. Si podemos concretar este proyecto sería de gran importancia para la raza, y la Exposición de Punta del Este volvería a ser internacional. Hay gran avidez de los criadores de Argentina por poder venir con sus animales al balneario en enero próximo”.
¿Qué perspectivas aprecia para al sector agropecuario “La cría de nacional?
caballos Árabes en Uruguay mejora año a año, eso viene sucediendo desde hace tiempo” Daniel Pastorino
(Carlos Parietti) “Estamos pasando por un momento que se hace difícil, aunque estemos acostumbrados a esto de ciclos buenos y ciclos malos. Está la caída del valor del dólar, los precios de las materias primas que no son lo que eran… esperemos que el clima nos ayude en esta primavera y verano, que no falte el agua. Creo que tendremos uno o dos años más con precios en baja y costos altos y habrá que ver cómo se hace. Lo bueno es que está siempre el espíritu de empujar en la agropecuaria, lo que pasa es que a veces las rentabilidades empiezan a menguar y hay gente que se complica”. (Juan Ache) “Es el sector que mueve al país. Mientras los valores del esfuerzo, el trabajo y la honestidad sigan presentes como una característica del rubro, es difícil que no camine. Claro que debe ser complementado con políticas que apoyen y comprendan la importancia real que tiene para nuestro país”. (Daniel Pastorino) “Después de una década de crecimiento, la cual estuvo dado principalmente por factores económicos externos, hace un par
de años que no tenemos muy buenas noticias. Hoy desaparecieron los productores extranjeros, el precio de las materias primas bajó sensiblemente, el costo de la tierra sigue algo y la presión tributaria sigue subiendo día a día. El precio de los combustibles, los insumos, el costo de la mano de obra, la energía, son todos elementos que nos están jugando en contra. Siempre he creído que el principal recurso, el genuino que tiene nuestro país, es el agro, y lamentablemente desde la capital del país no se tiene esta visión. Un productor que tenía 500 has en el año 2007 a un valor de US$ 1.500 dólares la ha en el 2013 tenía 500 has con un valor de US$ 12.000 por ha. Se dijo que había tenido una gran ganancia, etcétera, que debía pagar mayores impuestos. Lo que no se tuvo en cuenta es que ese productor seguía teniendo lo mismo, 500 has, que no está en el ánimo del productor rural vender su campo. La gran mayoría no tiene campos para especular con ellos, sino que los tiene para trabajar y producir, y el trabajo y la forma de producir cada vez son más difíciles y más onerosas. Todo esto trae como consecuencia, a mí entender, la desaparición de los pequeños productores y el desarrollo de grandes empresas, que son las que pueden producir con mayor tecnología y eficiencia y con planes a mediano y largo plazo. Hoy en día no hay negocios de venta de campos, solo arrendamiento a grandes productores. Este es un fenómeno que se da a nivel internacional, con la excepción de aquellos países donde el gobierno apoya a los pequeños y medianos productores. Los que estamos hace muchos años trabajando con el sector agropecuario sabemos que el éxito de esta actividad viene acompañada de un productor con años de experiencia, que no solo se ha capacitado sino que tiene ese toque personal que lo transforma en un gran productor. Por contrapartida, vemos como economistas, contadores y distintos profesionales han intentando invertir en el rubro y generalmente terminan en un gran fracaso. Deberíamos oír más a esos productores exitosos y no darle tanta importancia a las recetas que se nos imponen desde un escritorio y a las formulas economistas mágicas, que no nos enseñan cómo se engorda un bicho, o cómo se hace para sacar un mejor rinde de una cosecha”.
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