Revista Ambiental Edición Especial

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completado de forma exhaustiva las posibilidades de la conservación… “negawatts” en sustitución de “megawatts”. Dentro de este escenario, será fácil comprender, público lector, que una bombilla incandescente que no se enciende sigue siendo más eficiente que una lámpara LED encendida. De la misma manera, la mejor lámpara LED no compara en eficiencia con la iluminación natural que obtenemos de la sabia ubicación de la fenestración (ventanas y puertas), así como de la orientación y geometría de un edificio. Aunque la actualización verde de un edificio existente supone atender su emplazamiento, el uso del agua, de la energía, de los materiales y recursos así como la calidad de su ambiente interior, podemos estipular que el aspecto principal que amerita mayor atención es la eficiencia y conservación de la energía. En un segundo lugar, el consumo de agua va adquiriendo poco a poco mayor importancia. Las estrategias de conservación y eficiencia en el uso de la energía han demostrado ser los elementos de mayor costo en la operación y mantenimiento de los edificios, especialmente en Puerto Rico donde el costo actual ronda cerca de los $0.30/kilovatio hora de consumo. Desde el punto de vista de inversión de capital, resulta ser el renglón en el que existen mayores oportunidades y posibilidades de éxito. Antaño, se consideraban económicamente viables aquellas inversiones de capital, para proyectos de mejoras, con períodos de recobro (“simple payback period”) de uno a dos años. Sin embargo, el análisis de recobro de inversión no es el más apropiado al momento de determinar la viabilidad de los sistemas de eficiencia y

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conservación de energía. En la actualidad, en cambio, se practica el Análisis de Costo de Ciclo de Vida. En éste, se consideran los costos y beneficios a mediano y largo plazo. De hecho, los costos en proyectos de energía se ven más como inversiones que como gastos. Entre otras, es una de las principales razones por las cuales actualmente se consideran como saludables las inversiones con periodos de recobro de entre tres a cinco años. ¿Cuáles son los primeros pasos a seguir en la actualización de un edificio? La práctica más común se inicia con auditorías de energía. De forma general, se practican tres tipos de auditorías. La más sencilla se conoce como auditoría tipo “walk through” por su término en inglés. En ésta, la persona que audita es acompañada por la persona gerente de las instalaciones, quien llevará consigo una cámara y una grabadora de mano. Ambas inspeccionan las instalaciones del edificio caminando a través de ellas (de aquí su nombre) y detectando aquellas estrategias evidentes al ojo entrenado de quien audita. La gerencia va fotografiando y grabando lo que la persona auditora va descubriendo y comentando, según transcurre “el paseo informado” a través de las instalaciones. Luego de este recorrido, se priorizan las estrategias y se procede a su implantación. Con frecuencia, las estrategias que se proponen en este tipo de auditoría son de tipo operacional y suponen muy poco o ningún costo. El segundo, y más común, tipo de auditoría es la Auditoría de Análisis (de consumos energéticos). En ésta, se añade un estrato adicional de información. Aquí se estudian los períodos de facturación y la intensidad y frecuencia de los consumos, y se comparan con CORRIENTE VERDE l 2018

las estimaciones que se hacen de los diferentes equipos, enseres y sistemas existentes en el edificio bajo estudio. Se analiza además la eficiencia de la envoltura térmica del edificio y se estudian y proponen proyectos de conservación y eficiencia que suponen inversiones de dinero. El tercer tipo de auditoría de energía es la más completa y rigurosa; también es la más costosa pues, como regla general, además de incluir los trabajos que se efectúan en los otros dos tipos, implica la instalación de equipos de medición y monitoreo de consumos en las diferentes dependencias del edificio en cuestión. Los consumos energéticos varían según la tipología edilicia, de los edificios o de su construcción, a considerar. Así, por ejemplo, el consumo de agua caliente en un hotel será un aspecto prioritario de atención, a diferencia del de un edificio de oficinas, donde el consumo de agua caliente es marginal. Haciendo esta salvedad, de forma muy general, se considera sabio, para la mayoría de los edificios a los que se interesa hacer una actualización verde, atender de forma prioritaria los consumos por concepto de iluminación y de acondicionamiento de aire. Es evidente que todos estos aspectos y estudios deben considerarse al momento de iniciar un proceso de actualización de un edificio existente y que, en este escrito, apenas hemos esbozado los aspectos sobresalientes sobre el tema. Esperamos que la información aquí suministrada sirva de agente catalizador para impulsar a las personas concernidas hacia la acción sostenible en la operación y mantenimiento de edificios existentes que aspiran a convertirse en verdes.


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