Vol. 7 l Núm. 3 l Diciembre 2016
Ganadora del: “2013 U.S. EPA Environmental Quality Award”
El Archipiélago de Puerto Rico
Retos ambientales y de sostenibilidad comunes a islas pequeñas Ver Pág. 12
Puerto Rico: Un acercamiento geográfico a sus islas Ver Pág. 20
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Caja de Muertos
Nuestras costas e islas ante el cambio climático: impacto del cambio, vulnerabilidad socio-ecológica y estrategias de adaptación
Islas, islotes y cayos del archipiélago puertorriqueño Ver Pág. 24
Ver Pág. 34
Cayos Barca
Desecheo
Cayos de Cordillera
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Nelson Álvarez Febles Especialista en agricultura ecológica, agro biodiversidad y sustentabilidad. Autor de los libros El huerto casero: manual de agricultura orgánica, y La Tierra Viva: manual de agricultura ecológica. alvareznelson@hotmail.com
Ernesto L. Díaz, MS, MEM Científico marino. Director del Programa de Manejo de la Zona Costanera y Coordinador del Consejo de Cambios Climáticos de Puerto Rico. Co-autor del Informe Nacional del Clima de los Estados Unidos - Capítulo del Caribe. Sirvió como Coordinador del Programa de Planificación y Gestión Integrada de Costas del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente - Región del Caribe.
Olga M. Ramos González BS Univ. de Wisconsin-Madison; MA Clark University, Worcester, Massachusetts Trabaja como Analista de Sistemas de Información Geográfica en el Laboratorio de GIS y Percepción Remota del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical, Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de los EUA. Sus áreas de investigación incluyen cuantificar los cambios en la cobertura de terrenos periféricos al Bosque Nacional El Yunque y otros bosques tropicales del Caribe y del mundo, analizar los impactos del aumento en cobertura urbana en los servicios ecológicos de la infraestructura verde y cuantificar la calidad del cielo nocturno alrededor de áreas protegidas en nuestro Archipiélago. oramos@fs.fed.us
Eliezer Nieves-Rodríguez Es Ayudante Especial en la Oficina del Secretario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales y profesor de Geografía de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Maya Quiñones Zavala BS Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, Puerto Rico; MSc University of Dundee, Dundee, Scotland Geógrafa puertorriqueña, trabaja como técnica cartográfica para el Servicio Forestal de los Estados Unidos en el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical. Se especializa en sistemas de información geográfica, percepción remota y cartografía. Como parte de sus labores en el Instituto, es coautora de varios artículos científicos, reportes técnicos y mapas de investigación. Sus mapas también aparecen en muchas de las publicaciones y presentaciones del Instituto.
Naireisa Ginés González MA en Gestión Ambiental y Ecoturismo Es Oficial de Turismo Sostenible de la Compañía de Turismo de Puerto Rico.
Craig G. Lilyestrom, Ph.D. Ph.D. en LSU/Baton Rouge (Biología Pesquera), 1989 Trabaja con el DRNA desde el 1990, actualmente en el área de Pesca Recreativa y Deportiva.
Sergio A. Colón López Es socio de la Sociedad Ornitológica Puertorriqueña Inc. desde su fundación en 1995. Técnico en electrónica de profesión. Ornitólogo aficionado desde el 1989. Ariel Lugo Es el Director del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical del Servicio Forestal de los Estados Unidos de América. Su especialidad es la ecología tropical y en el presente estudia los bosques noveles y sistemas socio-ecológicos de Puerto Rico.
Nuestro agradecimiento a los fotógrafos y entidades que nos permitieron utilizar sus espectaculares fotos para el diseño de esta edición: Víctor Manuel Nieves (autor del libro Vieques y Culebra), Robert P.VanDam, Alberto López, Carlos Diez, USDA Forest Service International Institute of Tropical Forestry, GIS and Remote Sensing Lab, La Compañía de Turismo de Puerto Rico.
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El Archipiélago de Puerto Rico Retos ambientales y de sostenibilidad comunes a islas pequeñas................................................. 12 Puerto Rico: Un acercamiento geográfico a sus islas........................... 20 Islas, islotes y cayos del archipiélago puertorriqueño......................................... 24 Nuestras costas e islas ante el cambio climático: impacto del cambio, vulnerabilidad socio-ecológica y estrategias de adaptación.............................................. 34 Las islas del archipiélago como recurso ecoturístico................................................. 48 Peces y pesca en el archipiélago de Puerto Rico............. 52 Las aves migratorias más comunes de nuestro Archipiélago y sus rutas.................. 54 Sembramos a Tres Partes: los caminos de la agroecología y la soberanía alimentaria.................. 59
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Carta de la Editora Estimado público lector: Nuestros colaboradores y colaboradoras han preparado para esta edición de Corriente Verde excelentes artículos para que alcances un mejor reconocimiento de la idiosincrasia del Archipiélago de Puerto Rico y de sus recursos, hábitats, flora y fauna. Para muestra, un botón: “Cuando nos referimos a Puerto Rico, muchas personas damos por sentado que nuestro país es estrictamente “la isla grande” (aunque pequeña en relación con otros países). Cuando pensamos en vacacionar incluimos las islas de Culebra y Vieques como parte de nuestro territorio, pero la realidad es que el archipiélago de Puerto Rico está compuesto por muchos más recursos que los mencionados.” (Dr. Fernando Abruña, “El Archipiélago de Puerto Rico, retos ambientales y de sostenibilidad comunes a islas pequeñas”). “El área de una isla es proporcional al número de especies que sostiene, lo que lleva a que cada isla tenga su propia biodiversidad de acuerdo con su tamaño y tiempo de aislamiento. Su condición de aislamiento lleva a que muchas islas desarrollen variedades y especies únicas conocidas como especies endémicas por solo encontrarse en islas particulares.” (Dr.Ariel Lugo,“Islas, islotes y cayos del archipiélago puertorriqueño”). “Todos los puertorriqueños y puertorriqueñas y las personas que viven en esta Isla y sus alrededores necesitan tener un entendimiento geográfico del lugar donde viven, se mueven, trabajan, viajan y se relacionan con otros seres. No solo es saber dónde quedan, o cómo llegar a lugares, sino entender que esos lugares (islas, islotes y cayos) representan una variedad de ecosistemas naturales y sociales en los cuales vive gente, viven animales y plantas, cambian o son alterados abruptamente por el ser humano.” (Eliezer Nieves, “Puerto Rico, un acercamiento geográfico a sus islas”). Los encantos que se encuentran en nuestro archipiélago, junto con el placentero clima, nos permiten hacer turismo interno durante todo el año. Disfruta de estas lecturas y VISITA NUESTRO ARCHIPIÉLAGO. Esta edición fue posible gracias al apoyo solidario que nos brindó Carolina Morales, oficial de desarrollo de la Compañía de Turismo de P.R. división de Turismo Sostenible, y del Dr. Fernando Abruña, nuestro asesor editorial. Carolina y Fernando se dieron a la tarea de desarrollar los temas incluidos e invitar a las personas colaboradoras. Agradecemos a todas las personas que aceptaron la invitación e hicieron de ésta “una edición de colección”. A Victor Nieves, gracias por sus fotos espectaculares, que nos permitió plasmar los encantos de nuestro archipiélago. Hasta la próxima Alma
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El Archipiélago de Puerto Rico
Retos ambientales y de sostenibilidad comunes a islas pequeñas Dr. Fernando Abruña, FAIA
“Size matters”, es una elocución popular de muchos angloparlantes… de eso trata este artículo. Cuando nos referimos a Puerto Rico, muchas personas damos por sentado que nuestro país es estrictamente “la isla grande” (aunque pequeña en relación con otros países). Cuando pensamos en vacacionar incluimos las islas de Culebra y Vieques como parte de nuestro territorio, pero la realidad es que el archipiélago de Puerto Rico está compuesto por muchos más recursos que los mencionados. Se define como archipiélago un conjunto de islas, islotes, cayos y otras masas de tierra menores cercanas entre sí. Algunos de los archipiélagos más conocidos son Hawaii, Micronesia, Japón, Filipinas, Seychelles y Maldivas, las Islas Canarias en España y Madeira en Portugal; en América, Los Roques en Venezuela, Galápagos en Ecuador, Chiloé en Chile, las islas Vírgenes de los Estados Unidos y las Islas Holandesas del Caribe, entre
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otras. En realidad, aunque en raras ocasiones utilizamos el concepto de archipiélago para referirnos a nuestro país, es indudable que al discutir el futuro ambiental y de sostenibilidad debemos acercarnos más a este valioso recurso. Se suplementan en esta edición de Corriente Verde los diferentes artículos que abordan el tema, que casi no se discute ni siquiera en círculos académicos ni científicos locales. El archipiélago de Puerto Rico está constituido por la isla mayor, -Puerto Rico-, y las islas menores, -Vieques Culebra, Mona, Monito, Desecheo y Caja de Muertos. Incluye, además, cientos de isletas y cayos de menores dimensiones: al noreste de Puerto Rico, la Cordillera, -integrada por los islotes de las Cucarachas, los Farallones y los cayos Icacos, Ratones, Lobos, la Blanquilla y
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Diablos, así como las islas Palominos y Palominitos; al este, la isla Piñeros y los cayos Piñerito y Cabeza de Perro; al sur, los cayos Caribes, Puerca, de Pájaros, Morrillo, Ratones, Caracoles, Berbería, Fríos, Río, Palomas, Mata la Gata (Parguera), María Larga, Caña Gorda, Don Luis, Terremoto, Enrique y otros; al norte, los cayos Negritos, Tres Hermanas, las isletas de Garza y la isla de las Palomas, entre otros. Rodeando a Culebra, se encuentran los cayos Lobo,Yerba, Ratón del Agua, Luis Peña, Norte, Ballena, Tiburón, Geniquí, Sombrerito y Botella y las islas Culebrita y Pelá. Alrededor de Vieques están los cayos Real, de Tierra, Chiva, Jalova y otros. (Continúa en la pág. 14)
Culebra
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De forma general, las islas pequeñas dependen en gran medida de la agricultura, la pesca y el turismo como sus principales industrias para el suministro de alimentos y su desarrollo. ENERGÍA Existen una serie de rasgos que caracterizan las islas pequeñas como Puerto Rico y sus componentes del archipiélago. Entre los rasgos más comunes se encuentra la importación de petróleo como fuente principal para la generación de energía. No es casualidad que el costo de energía eléctrica en las islas a través del mundo sea mucho mayor que en los países
Playa Flamenco, Culebra
continentales. De hecho, aunque nos quejamos sobre el alto costo de la electricidad en Puerto Rico, si nos comparamos con islas vecinas y con otras distantes, como Hawaii, donde los precios superan los $0.40 por kilovatio-hora, nos percatamos de que tenemos una ventaja competitiva sobre ellas. No obstante, el mejorar nuestro sistema y recursos energéticos permitirá hacer la inversión local y extranjera más atractiva. La contaminación del aire por la quema de petróleo o de nuestras aguas por su derrame es un espectro que se mantiene en la medida en que continuemos
utilizándolo para la generación de la energía que consumimos. Somos energívoros: Puerto Rico es el país que más energía eléctrica consume por cuerda de terreno en el planeta. Este es un problema común para muchas islas pequeñas que no cuentan con el recurso y que deben importarlo para cubrir sus necesidades energéticas. Estamos en una ruta marítima activa que mantiene en suspenso la calidad de nuestras aguas en la medida en que puedan ocurrir derrames catastróficos como los que han sucedido en otros lugares del planeta (Alaska y el Golfo de Méjico como ejemplos emblemáticos). Un pequeño accidente de derrame
de petróleo podría ser grave si se afectan hábitats críticos como los manglares, arrecifes o las zonas pesqueras en una isla pequeña. Algunas islas vecinas (como Nevis y St. Kitts) han adoptado planes agresivos para cumplir con sus necesidades energéticas a través de fuentes renovables incluyendo sistemas fotovoltaicos y el uso de aerogeneradores para combatir el aumento en los precios del petróleo. Ante estos aumentos, algunos países (como Francia y Canadá) han adoptado el uso de la energía nuclear como opción. La energía nuclear es una propuesta atractiva pues su aportación de CO2 al
efecto de cambio climático es muy reducida. Sin embargo, la disposición segura del material residual radioactivo o un accidente nuclear podrían ser devastadores. No es lo mismo un accidente nuclear en un ambiente continental (como fue el caso de la planta de Chernóbil en la Ucrania) que un accidente de esas mismas proporciones en una isla como Puerto Rico o cualesquiera de sus islas satélites que conforman el archipiélago. Un accidente de esa magnitud probablemente significaría evacuar TODA la población de la isla y abandonar en el olvido toda la producción histórico cultural del país. Los países ricos que adoptan estrategias energéticas nucleares con frecuencia disponen del material radioactivo en poblaciones desventajadas económicamente, quienes reciben “subsidios económicos radioactivos”. Esperemos que ante la presente crisis fiscal esta no sea una opción desesperada a considerar. Por fortuna, la única planta nuclear en Puerto Rico se encuentra en el municipio de Rincón; fue un experimento y lleva décadas desactivada y en abandono. Las fincas fotovoltaicas y los parques eólicos que pueden tener sentido en ambientes continentales no lo tienen en ambientes isleños y archipiélagos cuando ocupan parte de las limitadas tierras bioproductivas del país. La estrategia más apropiada es la generación distribuida a través de instalaciones en los techos de las viviendas y edificios existentes en lugar de ocupar suelo agrícola. CAMBIO CLIMÁTICO Muchas islas pequeñas que componen los diferentes y numerosos archipiélagos en el planeta se ven más afectadas que otros países por motivo de los efectos del cambio climático. En particular, se ven más afectadas aquellas pequeñas islas con costas CORRIENTE VERDE l DICIEMBRE 2016
de pendiente llana que pierden mucho territorio ante el aumento de los niveles del mar, reduciéndose el uso de la tierra y, en ocasiones, incluso, creándose problemas de reasentamiento, como está ocurriendo actualmente en las Islas Marshall. Los países continentales con costas no están exentos de este fenómeno, pero en comparación con el gran tamaño de su restante territorio, el daño puede ser menor y a veces marginal comparado con el causado en las islas pequeñas que conforman un archipiélago. Aunque las lluvias fuertes son características de muchas islas tropicales, en Puerto Rico ya comienzan a ser irregulares, impredecibles y extremas seguidas por periodos extensos de sequía según los modelos que proyectan el cambio climático. Los extensos periodos de sequía que ya se experimentan pueden resultar en una grave escasez de agua que dificulte el desarrollo y que cree serios problemas de salud pública. DESPERDICIOS Y CONTAMINACIÓN El problema ambiental más común que afecta a casi todas las islas pequeñas es la disposición (segura) de sus desperdicios sólidos y líquidos, en especial los desechos humanos y las aguas residuales urbanas. Pocas islas cuentan con instalaciones sanitarias adecuadas de recolección y tratamiento, aún en zonas urbanas desarrolladas; las que existen son costosas y rara vez se les da el mantenimiento necesario. Como ejemplo, cuando se construyó nuestra escuela Ecológica de Culebra diseñada para la Autoridad de Edificios Públicos y el Departamento de Educación, hubo una espera de varios años luego de construida para conectarla al nuevo sistema sanitario de la Isla Municipio. (Continúa en la pág. 16)
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Durante ese período, la escuela operó con una planta ecológica de tratamiento en un solar aledaño. En general, las instalaciones en muchas zonas rurales siguen siendo muy rudimentarias (frecuentes pozos sépticos) o totalmente deficientes (descargas crudas de aguas negras a cuerpos de agua cercanos o a tierra abierta). El resultado es una severa contaminación del agua incluyendo el suministro de agua dulce (ríos y aguas subterráneas) y aguas costeras alrededor de playas, arrecifes y lagunas que son importantes para el turismo, la recreación y la pesca. Esta contaminación presenta graves riesgos para la salud humana. Es solo recientemente que las islas han comenzado a prestar atención a este problema, pero las inversiones necesarias para recolectar y tratar los desechos son de tal magnitud que ha sido mínimo el progreso logrado. Estrategias simples como la incorporación de inodoros de composta y el reuso de aguas grises pueden ser opciones a considerar. Mientras más pequeña es la isla, más difíciles son sus problemas de disposición de desperdicios sólidos. Para tener un sentido de escala: no es lo mismo descartar una batería con su pequeño contenido de mercurio en Caja de Muertos que en Australia. El aumento constante de las importaciones del extranjero de materiales, equipos y enseres de primera necesidad ha traído consigo una enorme acumulación de chatarra (principalmente vehicular), un inmenso caudal de gomas de autos y aparatos, botellas, latas y plástico. La mayoría de los sitios de disposición se encuentran arrestados por la EPA (Environmental Protection Agency) por no cumplir con los más básicos requisitos de disposición y en algunos casos ocupan tierra que podría destinarse a otros
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usos importantes. La recolección y eliminación de desechos es muy costosa a pequeña escala, ocasionando que los desechos no se recojan con la frecuencia necesaria y fomentando vertederos clandestinos sin ningún tipo de control más allá de una multa (en raras ocasiones efectuada) y de limitada eficacia. Los lugares aprobados para rellenos sanitarios se extinguen en la isla…¡No se nos ocurra exportarlos a las otras islas que componen nuestro archipiélago! Estas islas son un importante recurso durmiente, que como población tenemos, para atender asuntos ambientales en nuestro futuro cercano. Los desechos de las plantas de cemento y la contaminación del aire de las operaciones de producción son ejemplos de problemas localizados de contaminación industrial en Puerto Rico. Existe una preocupación real por los peligros que representan los productos químicos tóxicos que se importan a nuestras islas en cantidades significativas.Visite una ferretería y notará que los anaqueles de químicos tóxicos para el control de plagas, pastos, yerbas invasivas e insectos ocupan un área substancial en la huella de piso de la instalación. Los insecticidas han sido ampliamente utilizados en campañas de control de mosquitos y otras plagas de insectos sin el debido control de sus posibles efectos ambientales, como lo demostró la reciente controversia sobre el asperjar la isla (y sus habitantes) con Naled para defendernos contra el zika y el dengue. El daño potencial ocasionado por el exceso de productos químicos tóxicos es mucho más grave dentro del limitado ambiente de las islas pequeñas y, en especial, aquellas ubicadas en zonas tropicales y húmedas como las de nuestro archipiélago. CORRIENTE VERDE l DICIEMBRE 2016
AMBIENTE Y RECURSOS NATURALES El daño y la destrucción de los recursos costeros y pesqueros productivos es un problema casi universal en los archipiélagos. Los arrecifes de coral son destruidos por la construcción o dragado, la contaminación, la sedimentación y el envenenamiento de los peces. Los manglares son destruidos por el dragado o el relleno clandestino o no reportado, o por cambios en la circulación del agua y su correspondiente salinidad. Los recursos, incluyendo manatíes y tortugas marinas, se enfrentan a grandes retos de supervivencia en el Caribe. La ciguatera puede aumentar con las actividades contaminantes en las áreas de los arrecifes de coral, creando una disminución continua del potencial productivo de la pesca costera y ocasionando un correspondiente aumento en la importación de pescado y otros sustitutos congelados. Aunque la cubierta forestal ha aumentado desde su punto más bajo en la década de los treinta, Puerto Rico se ha visto amenazado en las últimas décadas por la continua expansión urbana. La pérdida de suelo bioproductivo contribuye a muchos problemas secundarios tales como la escasez de agua, la erosión de los suelos y la pérdida de hábitat para especies en peligro de extinción. La crisis económica y fiscal actual ha impactado severamente la industria de la construcción, reduciéndose la venta de sacos de cemento progresiva e inexorablemente a niveles nunca antes vistos… Aunque son malas noticias para la industria del diseño y construcción de edificios, el fenómeno constituye un alivio al medioambiente natural. El Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico y su programa
Para la Naturaleza tienen como meta impulsar la conservación de ambientes naturales en la isla hasta lograr un 33% de cubierta forestal protegida. Aunque muchas islas tienen programas de replantación de árboles, éstos solamente han tenido un éxito marginal. Puerto Rico NO tiene una industria maderera local. Casi el 100% de las maderas que utilizamos son importadas. Aquí yace un gran potencial que ecológicamente administrado puede convertirse en una industria importante para la economía de nuestro país y con potencial de exportación a países vecinos. TENENCIA DE TIERRAS Y SUELOS En las islas pequeñas con recursos limitados se debe hacer un uso eficiente de todas las tierras disponibles para satisfacer las necesidades básicas de suministro apropiado de agua, alimentos y materiales de construcción, enmarcados en una calidad de vida razonable y manteniendo el funcionamiento de los sistemas naturales de los que dependen todos ellos. Esto requiere una planificación completa y una cuidadosa asignación de la tierra para los usos más apropiados. La tierra es un bien limitado y precioso en una isla. El apego de una persona boricua isleña a su tierra puede ir mucho más allá de los conceptos continentales de propiedad, e incluye dimensiones espirituales arraigadas en nuestra cultura indígena. Los sistemas de tenencia colectiva tienen ejemplos muy limitados en Puerto Rico y sus islas, siendo el Proyecto ENLACE del Caño Martín Peña el experimento más exitoso hasta el momento. La tenencia colectiva adquiere especial significado y relevancia mientras más pequeños son los componentes
del archipiélago de Puerto Rico. ¡Imaginémonos que el estado disponga o algún interés privado adquiera, por ejemplo, el 75% de las tierras de la isla de Vieques o de Culebra solo porque estén disponibles en el mercado abierto de bienes raíces! Los sistemas impulsados por la economía norteamericana de propiedad privada individual no ayudan en este sentido al ambiente de islas pequeñas como Puerto Rico y sus componentes de archipiélago permitiendo y en ocasiones fomentando por inacción el desarrollo anárquico, el abuso de recursos y la destrucción. El recién aprobado Plan de Uso de Terrenos incorpora sistemas ágiles de zonificación y conservación en el interés común, pero su éxito dependerá de la rigurosidad que se siga con su implantación. El recurso del suelo, base de la agricultura, es inevitablemente limitado en islas pequeñas como las que constituyen nuestro archipiélago. Estamos sujetos a los mismos problemas de erosión del suelo y pérdida de fertilidad que los demás países del mundo, pero aquí el problema se agudiza porque el recurso es muy limitado. En Puerto Rico, nuevamente, la presión demográfica de una población que registró aumentos significativos sobre el suelo se ve afectada, ahora en beneficio del ambiente, por la ola migratoria de puertorriqueños y puertorriqueñas que buscan mejores opciones y posibilidades económicas en Norteamérica y otros países extranjeros.Ya somos más personas puertorriqueñas en la diáspora que isleñas en el archipiélago. Una limitación importante de recursos en las islas es la dificultad para encontrar suministros de arena y grava para la construcción sin crear problemas ambientales CORRIENTE VERDE l DICIEMBRE 2016
serios. La remoción de arena de las playas lleva a la erosión costera y a la pérdida de playas que son un importante recurso turístico y recreativo. Las islas están en una relación dinámica con el mar, con el material que se deposita constantemente en las líneas de costa o se arrastra lejos de ellas. La erosión costera es una preocupación local, especialmente cuando afecta carreteras, edificios o tierras agrícolas escasas. El costo de los trabajos de protección para controlar la erosión de las costas es continuo en los países que sufren este problema. El aumento del nivel del mar previsto por el cambio climático se convertirá en un problema generalizado para todas las islas. USO SOSTENIBLE DE LOS RECURSOS DE LA ISLA Todos estos problemas contribuyen, de una forma u otra, al problema ambiental más grave que enfrentan las islas pequeñas: el uso sostenible y la administración de recursos isleños limitados. Aunque el crecimiento poblacional es un factor importante en muchas islas, en Puerto Rico está disminuyendo a través de la emigración causada por la crisis económica y fiscal que atravesamos. En vista de que los límites de los recursos son mucho más cercanos en las islas, hay menos espacio para el error: una persona isleña no puede mudarse a otro lugar en caso de una catástrofe ambiental, como apuntamos en el ejemplo de la energía nuclear. Puerto Rico supera su límite de capacidad de acarreo. Necesitamos el equivalente de 16 islas para atender nuestro desafiante consumo de recursos. Para contrarrestar la huella de carbono de la persona puertorriqueña típica, necesitamos sembrar 800 árboles por cada uno de los seres que residimos en la isla. (Continúa en la pág. 18)
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Para asegurarnos un futuro ambiental aceptable, debemos tomar medidas para revertir la degradación constante de nuestra base de recursos y estabilizar la población dentro de la capacidad de acarreo de las islas que componen el archipiélago. Deben incrementarse los esfuerzos para restaurar los recursos dañados y lograr una administración integrada de los usos de los recursos y de las actividades de desarrollo, particularmente en la zona costera crítica que en Puerto Rico incluye la mayor parte de nuestra población. Esto será muy difícil;
requiere cuestionar algunos de los supuestos de desarrollo heredados de modelos coloniales impuestos o copiados de la metrópoli estadounidense. De lo discutido anteriormente se desprende que las islas requieren formas únicas de desarrollo adaptadas a las limitaciones del medio ambiente y que se deriven de las sociedades tradicionales que vivieron con éxito dentro de esos límites durante generaciones. REFLEXIÓN FINAL Los archipiélagos como el de Puerto Rico y otras islas vecinas del Caribe
Isla Palomino
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dependen en gran medida de las importaciones y se ven afectados adversamente por los cambios en la economía mundial. Estas economías suelen ser más pequeñas y más vulnerables a las fluctuaciones en los costos de energía, transportación y suministro de bienes, entre otras, creando un marco de constante incertidumbre a la que no se tienen que enfrentar países continentales de mayor tamaño. Es por esa misma razón que el consumir lo que se produce localmente tiene efectos positivos en la economía local, con mayor impacto que en un país continental.
Si comparamos las preocupaciones y prioridades ambientales y de sostenibilidad de las islas pequeñas con las de los países continentales, notaremos una diferencia marcada en sus prioridades. Las islas pequeñas y los archipiélagos a los que pertenecen son un modelo potencial para el futuro, enfrentándonos ahora a lo que será la preocupación a más largo plazo de los restantes países del mundo a medida que la degradación de los recursos se acerca a los límites del planeta. Los ojos del mundo están puestos sobre lugares como el archipiélago de
Puerto Rico para ver y estudiar cómo enfrentaremos nuestros actuales retos económicos ante la escasez de recursos y los efectos del cambio climático. La crisis económica y fiscal que ya nos impacta nos forzará a movernos hacia estilos de vida y patrones de consumo más responsables y cónsonos con los de islas pequeñas (como las que componen nuestro archipiélago), que hacia patrones de consumo continentales, inspirados en la economía norteamericana, como ha sucedido en Puerto Rico por los pasados 63 años.
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Referencias: Origen y desarrollo del archipiélago puertorriqueño, Enciclopedia de Puerto Rico, recuperado el 1 de noviembre de 2016: http://www.enciclopediapr.org The Federation of Saint Christopher and Nevis: Energy Transitions Initiative: Islands: Recuperado el 5 de noviembre de 2016 http://www.nrel.gov/docs/ fy15osti/62706.pdf
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Puerto Rico:
Un acercamiento geográfico a sus islas Eliezer Nieves-Rodríguez
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Es Borinquén la hija, la hija del mar y el sol…
¿Por qué un acercamiento geográfico?
sí termina el himno nacional de Puerto Rico, y así mismo comenzó hace ya más de 100 millones de años un proceso que dio paso a la formación de nuestra isla, Puerto Rico. Viajando desde el Océano Pacífico a lo que es hoy el Mar Caribe, esta proto-isla fue aflorando y subiendo fuera del mar a fuerza de choque entre placas tectónicas, calor y mucha presión por la actividad volcánica… Más tarde las islas que le rodean tendrían su génesis.
Todos los puertorriqueños y puertorriqueñas y las personas que viven en esta Isla y sus alrededores necesitan tener un entendimiento geográfico del lugar donde viven, se mueven, trabajan, viajan y se relacionan con otros seres. No solo es saber dónde quedan, o cómo llegar a lugares, sino entender que esos lugares (islas, islotes y cayos) representan una variedad de ecosistemas naturales y sociales en los cuales vive gente, viven animales y plantas, cambian o son alterados abruptamente por el ser humano.
A
Con el tiempo, fue ocurriendo el cambio constante, llegando y acumulándose arena, tierra, semillas, plantas, árboles y animales hasta que, por último, llegaron sus primeros pobladores, con sus actividades y su legado al paisaje. [Alianza Geográfica de Puerto Rico, Guilbe y Mollineli]
No se trata solo de ir a Culebra. La Geografía nos ayuda a entender por qué en una de las playa más hermosas del mundo aún encontramos restos de una presencia militar. No solamente es ir a Vieques a disfrutar de un recorrido en Kayak por una de las pocas bahías bioluminicentes del mundo, sino saber que debemos mantener un equilibrio desde los montes hasta el mar para mantener su brillo a perpetuidad. Ir a la Isla de Mona es totalmente distinto a ir a las Islas municipio de Vieques, Culebra o la Reserva Natural de Caja de Muerto. Muchas personas van por la aventura, por tener un contacto directo con la naturaleza, pero al no haber un sistema de trasportación frecuente, el costo es alto, dejando esta visita solo para los amantes de la naturaleza, campamentos, caminatas, exploración de cuevas, la aventura o la práctica de la cacería.
La Geografía nos muestra una serie de relaciones espaciales que podrán darnos claves para entender mejor el paisaje natural y relacionarnos de una forma más efectiva con el paisaje cultural. Por eso es importante conocer la geografía de Puerto Rico y sus Islas, para poder planificar, disfrutar y conservar. Los cinco temas de la Geografía Una forma de acercarse a la geografía de Puerto Rico y las islas, islotes y cayos que le rodean es utilizar cinco temas sencillos, pero significativos. Estos fueron creados para facilitar el estudio de esta disciplina de pensamiento espacial. Luego de un estudio donde se identificó que muchas personas y estudiantes no tenían un conocimiento adecuado en geografía, se establecieron unos estandares nacionales y entre ellos la creación de los cinco temas de la Geografía. Pensar temáticamente nos ayuda a recordar más fácilmente los mensajes y significados (Ham), por lo que muchas personas educadoras utilizan este acercamiento para el estudio y comprensión de la geografía física y humana, que aquí le resumimos. Localización Todo está en algún lugar y podemos viajar, explicar cómo llegar y planificar una ruta hasta encontrarlo utilizando el sistema de coordenadas de latitudes y longitudes, como hacemos cuando se acerca un huracán o fenómeno atmosférico y entendemos que entrará primero por las islas de Vieques o Culebra, para luego moverse al oeste y entrar por el (Continúa en la pág. 22)
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este de la Isla. Eso es pensamiento espacial o geográfico. Muchas personas hoy día utilizan mapas digitales en línea como Google Maps o Earth, lo cual ayuda a la compresión de escala y localización absoluta.
marcaron la transformación del paisaje y sus estilos de vida, entre otros. Cada lugar tiene su historia, naturaleza y condiciones.
También hay quienes con más frecuencia utilizan un tipo de localización relativa, la cual se vale de información ya existente o referencias geográficas de lugares. Por ejemplo, para describir dónde se encuentra la Isla de Caja de Muerto, podrán recurrir a decir que está al Sur de Puerto Rico, o al Sur de Ponce. Hay quienes por costumbre (o mal uso de la terminología geográfica) dirán que está “debajo de”. Así que podrían usar de referencia a la Isla Grande para localizar las islas islotes y cayos que pertenecen políticamente a Puerto Rico.
El termino región no es otra cosa que una manera de clasificar y agrupar lugares que tienen por lo menos algo en común, alguna condición o característica que los define y que están unos al lado de otros o por lo menos cerca, de tal manera que en un mapa podamos crear unos conjuntos o grupos más grandes.
Lugar Es un punto, sitio, localidad o espacio delimitado sobre la superficie terrestre. Puede ser descrito por sus condiciones o características físicas como su topografía, geología, atributos geográficos sobresalientes, clima y vegetación, entre otras. También, puede ser descrito por sus atributos culturales o históricos, tales como su arquitectura, gente, religión, idiomas, comidas típicas, costumbres, estructura política, servicios, eventos históricos que
Región
Los cayos e islotes que conforman la región de la Cordillera al noreste de la Isla Grande, conforman lo que es la Reserva Natural Arrecifes de la Cordillera. En la Isla de Puerto Rico, siempre podemos reconocer lo que es la Región del Carso del Norte, pues la identifica su origen y características geológicas y topográficas. Puerto Rico y sus islas pertenecen a la región denominada Archipiélago de las Antillas Mayores. Movimiento Desde su origen geográfico hasta el presente, el movimiento hacia y desde las islas de Puerto Rico ha estado presente y continuo. No solo la gente se mueve por medio de las visitas y el turismo interno,
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también quienes son residentes de las Islas Municipios de Culebra y Vieques mueven bienes, productos y servicios. Muchos puertorriqueños y puertorriqueñas viven y entienden este tema a perfección cuando viajan a Vieques o Culebra, sobre todo, el aspecto de viajar en lancha a un precio menor al de viajar en avioneta, o simplemente entender cómo el precio y diversidad de los productos es distinto al de la Isla Grande. Relación ser humano y ambiente Este tema nos muestra cómo cualquier acción conlleva algún tipo de consecuencia, sea buena o sea negativa para el medio ambiente, su biodiversidad o la gente. Nos permite tener claro por qué muchas de las Islas de Puerto Rico son manejadas para ser Reservas Naturales, Refugios de Vida Silvestre y Áreas para la Conservación. Es Borinquén la hija, la hija del mar y el sol… Finalmente lo que importará es ese acercamiento geográfico responsable que toda la ciudadanía debe asumir: conocer lo que es nuestro por naturaleza para así poder conservarlo para futuras generaciones.
Islas, islotes y cayos del archipiélago puertorriqueño Ariel E. Lugo, Maya Quiñones y Olga M. Ramos González USDA Forest Service Instituto Internacional de Dasonomía Tropical
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l archipiélago puertorriqueño (el Archipiélago, Figura 1) se compone de aproximadamente 660 islas, islotes y cayos (islas: ver recuadro) que ocupan aproximadamente 8,937.62 km2. Puerto Rico es su isla más grande: sobre 600 millones de veces más grande que su cayo más pequeño (un cayo cubierto de manglares en el sur de Salinas) con un área de 0.001434 hectáreas (Figura 2). El área de la isla promedio en el Archipiélago (la mediana) es de 0.1405 hectáreas. El Archipiélago es dinámico, con su costa siempre cambiante debido a procesos
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naturales como la erosión o el depósito de sedimentos y también a la actividad humana. Además, la actividad tectónica y los cambios en el nivel del mar transformarán el número y distribución de islas en él. isla: porción de tierra rodeada de agua islote: pequeña isla despoblada cayo: isla pequeña, llana y arenosa
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Los archipiélagos son grupos de islas aledañas en un cuerpo de agua, ya sea en el océano, el mar, un lago o un río. Al igual que muchos otros en el mundo, el de Puerto Rico es de origen volcánico. Sus formaciones rocosas más antiguas datan del periodo Jurásico hace 150 millones de años. Mediante la actividad volcánica submarina y el
movimiento de las placas tectónicas, se movió, sumergió y afloró el terreno, formando la geografía que observamos hoy día, incluyendo las formaciones calizas que dominan algunas de sus islas y cayos. Los siguientes cinco factores son relevantes para la conservación del Archipiélago. Aislamiento y endemismo: La comunidad biólogica boricua designa a la isla e islotes de Mona como las Galápagos del Caribe, en alusión a las famosas Islas Galápagos donde Darwin desarrolló sus teorías sobre la evolución. El mar aísla las plantas y los animales isleños. El aislamiento de
poblaciones es uno de los elementos más importantes en la evolución de las especies; mientras más tiempo una población permanezca aislada de otras poblaciones de la misma especie, más oportunidades tiene de evolucionar. Por otro lado, el área de una isla es proporcional al número de especies que sostiene, lo que lleva a que cada isla tenga su propia biodiversidad de acuerdo con su tamaño y tiempo de aislamiento. Su condición de aislamiento lleva a que muchas islas desarrollen variedades y especies únicas conocidas como especies endémicas por solo encontrarse en islas particulares. En Mona, viven reptiles, anfibios, insectos, árboles y otras plantas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.
Especies naturalizadas: En 1868, el gobierno español introdujo cerdos y cabras a Mona. Éstas son especies naturalizadas, o sea, especies no nativas que se han adaptado exitosamente a su nuevo medio ambiente. Los ratones y las mangostas también se naturalizaron en el Archipiélago, pero su introducción no fue deliberada. Al día de hoy, las islas del Archipiélago contienen más especies de plantas y animales que las que contenían antes de la llegada del ser humano. Sin embargo, los seres humanos también causaron extinciones de especies, incluyendo especies endémicas como el perezoso (Continúa en la pág. 26)
Figura 1
Figura 2: Ordenación de las 660 islas del Archipiélago de acuerdo a su rango en tamaño (área) desde la más grande a la más chiquita.
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Culebra
terrestre puertorriqueño y la jutía puertorriqueña. El ser humano altera los hábitats y las condiciones ecológicas y promueve el movimiento de especies de un lugar a otro acelerando la naturalización. El proceso de naturalización, combinado con el proceso de sucesión—los cambios en las comunidades de plantas y animales a través del tiempo— resulta en la formación de comunidades nuevas o noveles en las que las especies nativas e introducidas se entremezclan formado comunidades estables. La naturalización es un tema especialmente importante para las islas. Una teoría indica que las islas oceánicas tienen más especies de plantas naturalizadas que las áreas continentales. Se cree que esto se debe a que las islas, debido a su aislamiento, contienen un número de especies nativas menor a la cantidad real de especies que pueden sobrevivir en su medio ambiente. La erradicación de especies se utiliza para controlar o tratar de eliminar poblaciones de especies introducidas. Algunos ejemplos de nuestro Archipiélago incluyen la
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erradicación de ratones, iguanas, caimanes, árboles de melaleuca, el pino australiano y la leucaena. Poblaciones realengas de gatos, perros, cabras, mangostas, monos y cerdos también son blanco de los programas de erradicación. Cuando se utilizan sustancias químicas dispersadas en el ambiente para eliminar algunas de estas especies, ocurren efectos secundarios a especies nativas que no son el blanco de la erradicación. Usos de las islas: Durante los últimos 500 años de historia, después de la llegada de los pueblos europeos, los usos de terreno han transformado la geografía de muchas de las islas: desde la Isleta de San Juan, -ciudad portuaria fortificada, urbanizada y conectada por un puente a la isla grande-, hasta Mona, -la cual se utilizó para múltiples propósitos, incluyendo la minería de guano, la agricultura, la caza, proyectos militares, la producción y extracción de madera y otros más. Durante la década del 1970, se propuso ubicar sin éxito en Mona un súper-puerto
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de hondo calado. La propuesta cambió el nivel de protección de la isla. Mona era un Bosque Estatal, el status de conservación más seguro dentro del sistema jurídico de Puerto Rico. La Legislatura de Puerto Rico le quitó la designación de Bosque Estatal a Mona para facilitar la ubicación del súperpuerto. Cayo Santiago, La Cueva y Guayacán se utilizaron para estudiar el comportamiento de varias especies de monos. Los cayos tenían verjas electrificadas para prevenir que escaparan. Sin embargo, las investigaciones se descontinuaron, varios monos lograron fugarse y se han naturalizado en áreas de Puerto Rico. Cayo Guayacán ahora se conoce como Monkey Island y es un atractivo turístico. En Magueyes, la Universidad de Puerto Rico (UPR) tiene instalado uno de los laboratorios marinos más prestigiosos del mundo. Caja de Muertos, Icacos, Ratones, Gilligan y Palomino son ejemplos de islas utilizadas para la recreación. En Caja de Muertos se establecieron concesiones y modalidades de uso para minimizar los efectos de la actividad humana. En Gilligan se establecieron veredas submarinas,
requerimientos para el amarre de botes y límites en el número de personas que pueden estar en la isla simultáneamente. Culebra, Vieques, Desecheo y Mona se utilizaron para prácticas militares que dejaron una huella ecológica que durará por siglos. Isla de Cabras se utilizó para prácticas de tiro y se conectó con Puerto Rico, terminando su aislamiento. En Isleta Marina se ubicó un condominio que ocupa toda la isla y Cayo Norte se privatizó. Todas las islas bajo uso recreativo tienen el mismo problema de sobreuso. A la larga el uso excesivo degrada el recurso y deteriora la calidad de la experiencia con la naturaleza que buscan las personas usuarias. Actividad científica: Las islas siempre han atraído la actividad científica, como el estudio de la dinámica de poblaciones de hormigas del fenecido Dr. Juan Torres, del Recinto de Bayamón de la UPR. Él estableció que 87 especies de hormigas en 44 islas no estaban estabilizadas como se creía, sino que el número de especies de hormigas crecía debido a la inmigración de nuevas especies y a su baja tasa de extinción. Los científicos y las científicas han estudiado los procesos ecológicos que explican cómo las plantas y los animales de Mona interactúan con su ambiente y entre sí. Por ejemplo, los lagartijos en Monito duermen en perchas más altas que en otras islas debido a la presión de depredación que ejercen los ratones. Este ajuste ayuda en la coexistencia de estas dos especies. Similarmente, la dieta de frutas de las cabras e iguanas favorece la dispersión de semillas de algunas especies de árboles sobre otras, lo que a la larga favorece el (Continúa en la pág. 28)
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establecimiento de comunidades de plantas y herbívoros que dependen unas de otras. También se han estudiado los mecanismos por los cuales las plantas de Mona pueden sobrevivir en suelos con poca fertilidad y con sequía. El cuadro que emerge de los múltiples estudios en el Archipiélago es el de comunidades de plantas y animales que funcionan en sincronización con las condiciones ambientales de las islas. A través del tiempo, el ser humano ha intervenido y continúa influyendo fuertemente en el Archipiélago, cambiando la composición de especies y en algunos casos causando la extinción de especies endémicas. Sin embargo, los procesos evolutivos y ecológicos que tanta notoriedad le han dado a las islas, continúan funcionando. Por consiguiente, las especies continúan cambiando e interactuando formando combinaciones noveles de especies. La belleza de las islas, su valor ecológico, su funcionamiento y las amenidades que el ser humano deriva de ellas continúan presentes y atraen a miles de personas a su entorno. El archipiélago puertorriqueño nada tiene que envidiarle a otros archipiélagos en el Caribe o del mundo entero, y en contraste con estos otros, el de Puerto Rico es nuestro y es primordialmente un recurso no patrimonial que nos pertenece a todos en general y a nadie en particular. Agradecimientos: Parte de los datos utilizados para este trabajo fueron producidos en colaboración con Para la Naturaleza, una división del Fideicomiso de Conservación. Esta investigación se llevó a cabo en colaboración con la Universidad de Puerto Rico.
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Nuestras costas e islas ante el cambio climático:
impacto del cambio, vulnerabilidad socio-ecológica y estrategias de adaptación Ernesto L. Díaz
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uerto Rico se encuentra localizado entre las latitudes 17°46’48’’ y 18°38’55’’ (Norte) y las longitudes 65°05’14’’ y 68°06’24’’ (Oeste). Las aguas territoriales alrededor de la isla grande de Puerto Rico, Culebra, Vieques, Mona, Desecheo, Caja de Muertos y sobre 300 cayos e islotes bajo su jurisdicción se extienden nueve millas náuticas (10.35 millas lineales) aguas afuera. Estas islas, cayos e islotes, así como un gran
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Coordinador Consejo de Cambios Climáticos de Puerto Rico
número de afloramientos rocosos, suman 799 millas lineales de costa y presentan una gran variedad de rasgos geomorfológicos. Entre otros, encontramos: 1,225 playas, costas rocosas, acantilados y grandes extensiones de manglares. Sobre 60% de la población vive en los 44 municipios costeros y en estos se concentra gran parte de la infraestructura crítica del país: aeropuertos, puertos, plantas de generación de energía eléctrica,
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plantas de tratamiento de aguas usadas, hospitales, hoteles, marinas, así como infraestructura vial, industrias, comercios y residencias privadas. Aproximadamente 24% de la costa de la isla grande presenta algún tipo de desarrollo en el frente marítimo. Iniciamos este artículo presentando las características socio-ecológicas de nuestras costas e islas para destacar no sólo su importancia
estratégica sino la vulnerabilidad de las comunidades costeras, la infraestructura crítica del país y la biodiversidad. En primer lugar, resulta importante precisar a qué nos referimos cuando hablamos del cambio climático, así como discutir situaciones específicas y conceptos fundamentales para el análisis de la vulnerabilidad y el desarrollo de estrategias de adaptación. El cambio climático es un cambio en la distribución estadística de los patrones meteorológicos conocidos para períodos de tiempo equivalentes. Es decir que el cambio en el clima al cual nos referimos es diferente a la variabilidad natural histórica. El Consejo de Cambios Climáticos de Puerto Rico examina las tendencias y proyecciones asociadas a los siguientes parámetros climáticos y oceánicos: temperatura atmosférica, precipitación, eventos extremos, temperatura superficial del mar, acidificación oceánica y aumento del nivel del mar, apoyado en la mejor ciencia y conocimiento disponible.
Las costas de Puerto Rico han sido afectadas históricamente por inundaciones costeras y por el desborde de ríos, así como por los ciclos naturales de las playas, los procesos de erosión y acreción. Debido a nuestra posición geográfica y condiciones tropicales, las costas de Puerto Rico se ven afectadas por tormentas tropicales, huracanes, marejadas ciclónicas y oleaje asociado a frentes de invierno. Estos fenómenos naturales se han visto exacerbados por los cambios climáticos y el aumento del nivel del mar, lo cual se suma a la ocupación de espacios susceptibles a impactados por la erosión y las inundaciones. La perturbación de los sistemas y procesos naturales afectan la capacidad de estos ecosistemas para proveer los servicios y protección a las comunidades y a la infraestructura localizada en las costas. Los sistemas naturales, además de su rol ecológico, proveen gratuitamente servicios de atenuación de riesgos naturales a la sociedad. La protección y CORRIENTE VERDE l DICIEMBRE 2016
conservación de humedales, dunas, playas y arrecifes de coral constituye una de las estrategias de adaptación al cambio climático más efectivas y que requiere menor inversión de fondos públicos y privados. Entre otros beneficios, las playas sirven de hábitat para diversas especies como tortugas marinas, los humedales reducen los niveles de inundación y sirven de hábitat y refugio para aves nativas y migratorias y los arrecifes de coral sirven de hábitat para poblaciones de especies de valor comercial pesquero o de atractivo recreativo y turístico, además de servir para disipar la energía del oleaje que afecta las costas. El cambio climático se manifiesta en varias dimensiones y afecta múltiples sectores. Los cambios en los patrones de temperatura y precipitación inducen impactos en la salud. Hemos visto cómo nuevos virus como el chikungunya y el zica se suman a enfermedades ya conocidas como el dengue. (Continúa en la pág. 36)
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Las ondas de calor incrementan la incidencia de las enfermedades respiratorias y provocan un aumento en la demanda de energía eléctrica. Las sequías e inundaciones se manifiestan con mayor frecuencia e intensidad. Basta con examinar los eventos “record” de lluvias entre el 2010 y el 2013, así como las sequías del 2014 y 2015, para reconocer que somos testigos de cambios que exigen transformaciones urgentes en nuestros patrones de consumo de agua y energía, así como la adecuación de nuestra infraestructura de servicios. Sin embargo, los fenómenos que más se asocian al cambio climático en Puerto Rico son: la erosión de las playas y las inundaciones costeras.
y la biodiversidad. Las playas de San Juan, Ocean Park, Isla Verde, Rincón, Luquillo y Vega Baja, entre otras, enfrentan problemas de erosión acelerada que vulnera la infraestructura allí construida y significa la pérdida de hábitats costeros. Algunos sectores costeros son más vulnerables que otros. El conocimiento de la realidad de cada sector costero o playa, de las tasas de erosión o acreción, los posibles impactos del alza del nivel del mar y de las marejadas ciclónicas y el oleaje asociado, permiten establecer condiciones de desarrollo específicas para cada lugar que contribuyan a reducir la vulnerabilidad (aumentar la resiliencia) de nuestros proyectos futuros y de la sociedad, en general.
El aumento en el nivel del mar continúa acelerándose. Esto significa que las mareas y el oleaje típico de nuestras costas, así como el oleaje asociado a frentes fríos de invierno y a sistemas ciclónicos como los huracanes, tendrán mayores impactos en nuestras costas y comunidades, en la infraestructura
Enfrentamos grandes retos climáticos, pero contamos con el conocimiento y la capacidad para adaptarnos. A corto y mediano plazo, resulta imperativo desarrollar mecanismos innovadores de financiamiento para adaptar aquella infraestructura existente que deba ser protegida o
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adecuada verticalmente, pero urge que los nuevos desarrollos que se propongan en las costas incorporen en las etapas de planificación y diseño la información y el conocimiento existente. Las universidades y los gremios asociados a la planificación y a la construcción, así como las personas ingenieras y arquitectas, pueden contribuir al desarrollo de mejores prácticas profesionales que reduzcan la exposición a riesgos actuales y potenciales y que permitan la adecuación de las estructuras para extender su vida útil. El Consejo de Cambios Climáticos agrupa representantes de agencias federales y estatales, universidades públicas y privadas, investigadores e investigadoras independientes, organizaciones sin fines de lucro, firmas privadas y personas profesionales comprometidas con proveer y examinar la mejor información y conocimiento sobre los temas climáticos y oceánicos de Puerto Rico y el Caribe. Para mayor información visite: www.pr-ccc.org
Vieques
Víctor Manuel Nieves, es publicista, además de escritor y fotógrafo de la naturaleza.
Ha publicado varios libros, “best sellers”, sobre la historia natural de las reservas naturales de la Isla, entre ellos uno sobre Isla de Mona, otro sobre El Yunque, un tomo en gran formato titulado Puerto Rico 365 y uno reciente sobre las islas municipios Vieques y Culebra. Con VIEQUES y CULEBRA, su entrega más reciente, ha completado el cuarto volumen de su serie de libros sobre las reservas naturales de Puerto Rico, en los que usando fotografías históricas en combinación con una rigurosa investigación y por supuesto el uso de la cámara nos revela la historia perdida de lugares icónicos del paisaje de Puerto Rico. Sin embargo, su trabajo trasciende a otros lugares del mundo, en especial a los países latinoamericanos, donde trabaja otros proyectos.
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Playa Chivita, Vieques
Vieques
Playa Brava, Culebra
A la venta en: Libros AC Santurce La Tertulia Viejo San Juan Librerias del ICP Amazon.com
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Las islas del archipiélago
como recurso ecoturístico Naireisa Ginés González
Puerto Rico como destino
turístico se promueve y reconoce, en gran parte, por sus bellezas costeras, tales como las playas de arenas claras y agua cristalina localizadas en las diversas islas que componen su archipiélago. El ejemplo más resaltado es la Playa Flamenco de la isla de Culebra, la cual ha sido reconocida como una de las mejores playas del mundo. También se ha destacado la Bahía Bioluminiscente de Vieques, Bahía Mosquito, que ha sido reconocida como la más brillante. Igualmente algunas de las islas, como la de Palominito en la región este, se han expuesto en películas de gran auge cinematográfico. Ciertamente, el conjunto de islas que componen el archipiélago de Puerto Rico es un pilar fuerte de nuestro turismo, tanto interno como externo. Precisamente, el mayor atractivo turístico de las islas es su belleza
natural compuesta a su vez por una diversidad ecológica que es importante proteger. Las islas, islotes y cayos son áreas naturales protegidas, ya sean administradas por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) o por otras entidades, federales o privadas. En el caso de las islas de Culebra y Vieques, que son municipios habitados, una gran parte de sus terrenos pertenecen a alguna área natural protegida. Es importante considerar este factor a la hora de aprovechar las islas turísticamente de la manera más efectiva y sostenible.
ecoturismo” para distinguir que existe un trillado uso de la palabra “eco” para diferentes actividades cuyo impacto es negativo y que no necesariamente cumplen con los principios básicos del ecoturismo. Lo primero que hay que entender es que hacer turismo en un área natural no es lo mismo que hacer ecoturismo. Por eso, el enfoque individual y colectivo siempre debe ir arraigado a cumplir con cada uno de estos principios: conservación de los recursos naturales y culturales, educación e interpretación, desarrollo económico local y participación ciudadana.
El balance entre las necesidades sociales, económicas y culturales y las necesidades de protección de estos recursos naturales tan demandados turísticamente se puede lograr a través de un verdadero ecoturismo. Se hace hincapié en la frase “verdadero
La Compañía de Turismo de Puerto Rico (CTPR) tiene el Programa de Certificaciones Verdes que otorga una Certificación Ecoturística a empresas que cumplan con requisitos que correspondan a sus actividades bajo los principios antes mencionados. Estos requisitos se
Punta Arenas, Isla de Mona
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encuentran explicados en las Guías de Ecoturismo de la CTPR. Asimismo, la División de Turismo Sostenible ofrece orientaciones y evaluaciones a empresariado u organizaciones con este enfoque. Actualmente, la empresa turística Black Beard Sports, que se encuentra en la isla de Vieques, es una de las empresas certificadas bajo el Programa de Ecoturismo. Esta empresa ofrece una diversidad de actividades, -tales como buceo y “snorkeling” y recorridos en bicicleta y kayak en la bahía bioluminiscente de Vieques-, las cuales deben cumplir con los requisitos ecoturísticos establecidos para cada una. Asimismo, la empresa Pure Adventure, también certificada como Ecoturística, ofrece viajes desde Ceiba a las islas de Vieques y Culebra, promoviendo servicios educativos, responsables con el ambiente y que cumplen con los principios del Ecoturismo. Estos dos ejemplos representan el comienzo del uso del potencial ecoturístico que tienen tanto las islas municipios de Culebra y Vieques, como las demás islas que bordean a Puerto Rico y que, frecuentadas por cientos de visitantes, en muchos casos, sufren del impacto de sobrecarga y de sus consecuencias, algo que no se permite en las prácticas ecoturísticas. Además de las Certificaciones de Ecoturismo, existe el recién creado Programa de Turismo Sostenible de Base Comunitaria como otro potencial desarrollo de proyectos ecoturísticos. Este programa se fundamenta en proyectos dirigidos por las propias organizaciones comunitarias locales en coordinación con la entidad que administra la protección del recurso. ¿Quién mejor que la comunidad para cuidar su propio “patio” para las futuras generaciones? Por otra parte, la esencia del ecoturismo consiste en las gestiones individuales de cada persona como turista consciente, responsable y amante de la naturaleza. ¿Cómo puedo disfrutar de las islas haciendo ecoturismo individualmente? Déjate llevar por los 4 principios del ecoturismo de esta manera: Conservación de los recursos naturales y culturales z Utiliza medios de transporte de menos impacto; las embarcaciones motorizadas deben cumplir con las regulaciones correspondientes y manejarse adecuadamente. z Realiza actividades responsablemente, por ejemplo, haz “snorkeling” sin tocar los arrecifes de coral ni los peces. z Reduce residuos, no dejes basura y evita alimentar animales.
z Sobre todo, sigue las reglas indicadas por la entidad administradora de la isla visitada. Educación e interpretación z Busca información anticipada sobre el área a visitar e impártela a las personas que te acompañen; lee las rotulaciones y obtén guías de ecosistemas u organismos, tales como tarjetas de aves de Puerto Rico o peces del Caribe. z Muestra a otras personas buenas prácticas. Por ejemplo, practica el concepto de “no dejar huella”. Desarrollo económico local z Utiliza servicios locales como transportes, recorridos turísticos, alquileres de equipo, restaurantes, artesanías u otros servicios antes que utilizar servicios externos. Participación ciudadana z Promueve e intégrate a eventos locales, tales como charlas, limpiezas o ferias, entre otros, y dona talentos que pueda aprovechar la comunidad. Aplica estas prácticas en tu próxima visita a los tesoros de este archipiélago y disfrútalo al máximo. Realiza algunas de las actividades favoritas como “snorkeling”, kayakismo, “paddleboarding”, senderismo, observación de aves y buceo (personas certificadas o con un operador certificado) haciendo tu propio ecoturismo. Algunas de las islas popularmente turísticas son: Reserva Natural La Cordillera en Fajardo (Icacos, Palomino, Palominito y Cayo Lobos); Reserva Estuarina de Bahía de Jobos en Guayama y Salinas (Cayos Caribe); Reserva Natural de Caja de Muertos en Ponce; Cayo Aurora o Guilligan en Guánica; Reserva Natural La Parguera en Lajas (Mata la Gata); Isla Piñero en Cabo Rojo; Isla de Mona (requiere de planificación anticipada y permiso provisto por el DRNA). Para más información de atractivos, actividades e información de ecoturismo visita seepuertorico.com o comunícate a la CTPR al 787-721-2400.
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Peces y pesca en el Archipiélago
de Puerto Rico S e podría considerar que la pesca en Puerto Rico empezó formalmente en el año 1936, en medio de la Gran Depresión, con la promulgación de la Ley de Pesca Núm. 83. Esta Ley se enfocó en estimular y ordenar la pesca comercial, otorgando licencias de pesca a todo solicitante, sin más criterios. La Ley Núm. 83 no contemplaba la pesca recreativa, ni la acuicultura.
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Por: Dr. Craig G. Lilyestrom
Por los años 1980, Puerto Rico contaba con una próspera industria pesquera de empaque de atún importado del Pacífico, que era una de las mayores empresas de alimentos procesados en la Isla, tanto en volumen como por valor. En contraste, en esta época, la pesca comercial local había pasado su pico productivo y la recreativa empezaba a despertar. Hubo iniciativas de adiestrar pescadores locales en las
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técnicas de pesca de atún en los embarcaciones grandes, pero no dieron los resultados esperados. Los tiempos cambiaron, las plantas procesadoras de atún cerraron y esta gran industria dejó de aportar miles de empleos y millones de dólares a la economía de Puerto Rico. En el 1998, se firmó la Ley de Pesquerías de Puerto Rico (Ley Núm. 278), en un adelanto
significativo para la base legal de la pesca en la Isla. Mediante esta Ley y el Reglamento de Pesca del 2004 por primera vez se definieron las varias categorías de “pescador comercial”, “pesca recreativa” y “acuicultura”, además de establecer algunas medidas para el manejo y conservación de las poblaciones pesqueras. En el 2010, se actualizó el Reglamento de Pesca, añadiendo y refinando medidas de manejo. En el año 2000 inició en el DRNA el programa de estadísticas de la pesca recreativa marina, como complemento al programa de estadísticas pesqueras que recopila datos de la pesca comercial desde hace décadas. Estos dos programas nos presentan el cuadro más completo de la actividad pesquera en el Archipiélago de Puerto Rico. La inclusión de las islas de Culebra y Vieques en la captación de datos de la pesca recreativa marina ha sido difícil por razones logísticas y sigue como tarea inconclusa. Históricamente, en la pesca comercial, se capturan aproximadamente entre 170 a180 especies de peces y mariscos. La composición de la captura y las especies principales han variado a través del tiempo, pero en general los carruchos y langostas, peces de arrecife y chillos de aguas profundas constituyen las especies principales hoy en día. La captura se desembarca en alrededor de 89 centros pesqueros en la costa. Se estima que hay aproximadamente 1,200 pescadores y pescadoras comerciales, número que tiende a mantenerse bastante estable a través de los años. En el oeste es más intensa la pesca, por la amplia plataforma insular. La actividad pesquera en las islas municipio de Vieques y Culebra es parte importante de su cultura y economía. No hay un estimado del valor económico total de la pesca comercial en Puerto Rico, pero genera unos $6 a 7,000,000 anuales en
ventas directas, basado en capturas de 1,500,000 a 2,000,000 lbs. La pesca recreativa en el archipiélago de Puerto Rico presenta un cuadro bastante diverso, con actividad en agua dulce, estuarios y el mar. En la Isla, hay unos 20 embalses, en la mayoría de los cuales se practica la pesca recreativa de lobinas, tucunares, chopas, tilapias y barbudos, entre otros. El DRNA ha desarrollado facilidades modernas en los embalses de Guajataca, Lucchetti, La Plata y Cerrillos, para atender tanto a los aficionados como a los que organizan torneos competitivos entre clubes. La pesca recreativa en los ríos tiende a concentrarse en las desembocaduras, con los robalos, mojarras y cocolías entre las presas comunes. En algunos ríos, la pesca del cetí (etapa larval del olivo) que se captura con redes de malla fina, es una tradición. En los últimos años, ha crecido mucho la pesca con mosca (“Fly fishing”) y la “trucha tropical”, el dajao, se considera un reto en la parte alta de los ríos. La pesca con botes de motor, kayaks y de orilla en las lagunas costeras es cada día más popular. Sábalos de hasta más de 100 lbs., robalos, jureles, mojarras, picuas y más deleitan a los aficionados a la pesca recreativa en lagunas. Las lagunas de San José y Torrecillas se promueven a nivel internacional por la calidad de la pesca de los sábalos grandes que se encuentran todo el año, a solo minutos del aeropuerto internacional. A su alrededor, se han levantado prósperos negocios de “chárter” para atender visitantes, y hasta un pequeño hotel en la orilla de la Laguna Torrecillas, especializado en ofrecer servicios a las personas aficionadas a la pesca recreativa de sábalos. Puerto Rico goza de fama internacional por la pesca del marlín CORRIENTE VERDE l DICIEMBRE 2016
azul, sobre todo en la costa norte. Se celebran numerosos torneos cada año. Pero la especie de mayor captura en la pesca recreativa marina es el dorado. Las personas pescadoras en botes privados abordan cerca de 1 millón de libras de dorado cada año, además de petos, atunes, sierras y otros. Otra modalidad popular de pesca recreativa marina en Puerto Rico, que incluye las islas municipio, es la pesca de arpón en apnea. La Isla cuenta con personas campeonas reconocidas a nivel mundial en esta especialidad. En Vieques y Culebra, la pesca recreativa marina es uno de sus grandes atractivos turísticos, con mucho potencial de crecimiento si es bien planificado y manejado. Las dos islas cuentan con las últimas poblaciones saludables de macaco (“bonefish”) en Puerto Rico. Hay negocios de “chárter” dedicados a esta especie. Es la más valiosa entre todas las especies de peces recreativos, con la posible excepción del marlín azul. En los cayos de la Florida, se estima el valor de cada ejemplar, a través de su vida, en unos $70,000 cuando se practica la “captura y liberación”. En el 2011, se estimó que la participación en la pesca recreativa marina en Puerto Rico fue de aproximadamente 100,000 personas. Aportaron más de $72,000,000 a la economía local. Encima de esto, se estima que algunas 60,000 a 80,000 personas pescan recreativamente en aguas interiores, pero al momento no contamos con datos de su aportación a la economía local. De lo anterior, se ve claramente que Puerto Rico - el Archipiélago completo - pesca. Y esa pesca contribuye significativamente a la economía, lo cual subraya la importancia de su manejo cuidadoso y conservación.
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Las aves migratorias más comunes
de nuestro Archipiélago y sus rutas Sergio A. Colón López
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uando caminas por un bosque, un descampado o cualquier lugar arbolado, sea en la ciudad o en el campo, quizás no te des cuenta de que puede haber un ave migratoria hurgando entre las hojas de un árbol. Puede que esa especie migratoria sea más común de lo que imaginas. La clasificación de “común” se basa en los datos y observaciones hechas por observadores de aves y cualquier otra persona estudiosa de ellas. Cuando hablamos de aves migratorias lo primero que nos viene a la mente son aquellas que crían en Norteamérica, pero hay que saber que también tenemos
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visitantes de Europa, de Suramérica y del océano Atlántico, tanto de las regiones boreales como de las australes, e incluso de no tan lejos, como las que migran de nuestro propio archipiélago. Son las del grupo de las limícolas (chorlitos y playeros) las que nos visitan en grandes cantidades; éstas huyen del temprano frío que se cierne en las latitudes septentrionales debido al corto verano. ¡Hay que migrar pues el alimento escaseará y en las latitudes más cálidas hay alimento abundante! Comienzan a migrar a finales de julio, principalmente las adultas, luego se les suman las más jóvenes,
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incrementándose su presencia en nuestras marismas o humedales de tal manera que en ocasiones forman una gran alfombra gris. Se mueven principalmente por la ruta de la Costa Atlántica (la costa este de Canadá y Estados Unidos y las Antillas). Entre las limícolas, las que más comúnmente se ven en nuestros humedales son los playeros Guineilla Menor (Tringa flavipes), Coleador (Actitis macularius), Patilargo (Calidris himantopus) y los pequeños Gracioso (Calidris pusilla) y Menudillo (Calidris minutilla); entre los chorlitos, el Cabezón (Pluvialis squatarola) y el Acollarado (Charadrius semipalmatus). En las costas nos podemos encontrar con los Playeros Areneros
(Calidris alba), que corren tras el vaivén de las olas a ver si queda al descubierto algún invertebrado para comer, y en los litorales rocosos el Playero Turco (Arenaria interpres), conocido también como “vuelvepiedras” por la manera peculiar de voltear las piedras para buscar su alimento.Ya para la primavera comienzan a emigrar de regreso al norte de Norteamérica para comenzar una temporada de cría. Otra familia grande y hermosa que llega a nuestras islas por la ruta del Este de Norteamérica es la de las reinitas —aves pertenecientes a la familia Parulidae— que muchas veces pasan inadvertidas pues generalmente se alimentan entre los follajes de los árboles y es más lo que se les oye que lo que se les ve. En su mayoría hacen un reclamo, un repetitivo “chip” —tal vez por eso en Méjico y gran parte de Centroamérica se les conoce como “chipes”. Muchas de ellas tienen llamativos colores. Entre las que se encuentran muy presentes en todo nuestro archipiélago lo son las reinitas Pechidorada (Setophaga americana), Galana (Setophaga discolor), Trepadora (Mniotilta varia) y Candelita (Setophaga ruticilla). A estas se les puede ver en cualquier hábitat, incluso algunas en nuestros patios. También son comunes en las ciudades o zonas urbanas con espacios arbolados. La familia de las reinitas tiene cerca de cuarenta especies, de las cuales sólo tres son residentes y, de éstas, dos son endémicas de Puerto Rico. En los manglares son muy comunes y abundantes las Pizpitas de Mangle (Parkesia noveboracensis), sin embargo, están ausentes en la zona central, ocupando su lugar las menos abundantes Pizpitas de Río (Parkesia motacilla). La Reinita Rayada (Setophaga striata) es muy abundante en otoño, pero
su presencia es muy rara el resto del año pues continúa su migración a Suramérica; es que durante su migración prenupcial (cuando se dirigen a Norteamérica a criar) prefieren moverse a través de Centroamérica. En la Cordillera Central, además de algunas de las arriba mencionadas, abunda la Reinita Azul (Setophaga caerulescens) y, aunque menos abundante y comúnmente que ésta, se suele avistar la Verdosa (Setophaga virens). Ambas son muy llamativas por sus hermosos colores. Se les puede ver hasta en sitios tan altos como Cerro de Punta y Cerro Jayuya. Solemos considerar migratorias aquellas que no crían, pero que vienen a pasar el invierno en nuestro Archipiélago. Además, tenemos especies nidificantes que luego de criar se van a otras partes fuera de nuestros territorios, a saber: el Chirre (Phaethon lepturus), el Vencejo Negro (Cypseloides niger), el Querequequé (Chordeiles gundlachii), el Julián Chiví (Vireo altiloquus) y la Golondrina de Iglesias (Progne dominicensis). CORRIENTE VERDE l DICIEMBRE 2016
De Europa nos visitan algunas especies marinas; esto ocurre mayormente en otoño e invierno, siendo la más común la Gaviota Sombría (Larus fuscus). Hay migraciones del Hemisferio Sur. El invierno austral empuja a las aves, mayormente pelágicas u oceánicas, hacia nuestros mares. También, puede que, por otras razones, en ocasiones se pueda avistar en las charcas la subespecie andina del Pato Chorizo (Oxyura jamaicensis). Por último, también existe un tipo de migración a la que se le podría llamar intraisla. Es la migración que ocurre dentro de la misma isla cuando los recursos se agotan en determinado lugar de ella o simplemente cuando comienza o termina la época de cría. Un claro ejemplo es el del Chorlito Blanco (Charadrius nivosus), del que hay individuos que migran desde Cabo Rojo a costas como las de Camuy o Luquillo. En el archipiélago, el Pato Quijada Colorada (Anas bahamensis) y la Paloma Turca (Patagioenas squamosa) se suelen ver volando entre las islas de Culebra,Vieques y la Isla Grande.
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Sembramos a Tres Partes:
los caminos de la agroecología y la soberanía alimentaria 1 Por Nelson Álvarez Febles
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llá en las montañas del Barrio Matuyas de Maunabo, una tarde en que la memoria pinta luminosa y fresca, en el batey de Don Santos Rodríguez, aquel jíbaro campesino de más de setenta años, cuerpo delgado y sonrisa amplia, recordaba que en la época de su juventud en aquellos montes sembraban, durante los tiempos secos de la cuaresma antes de las lluvias de mayo, talas diversificadas e integradas de varias cuerdas para suplir una buena parte de los alimentos. Fue aquel el día que Don Santos me dijo: “Nosotros sembramos a tres partes: una para la familia, otra para los vecinos y otra para las sabandijas.” Esa frase que me fue trasmitida hace varias décadas, ha sido como un mantra, un koan zen, un enigma, de esos que los maestros pasan de generación en generación para ser descifrados en el trascurso de la vida. ¿Cuáles son las tres partes?: La familia: La agricultura campesina y familiar, la del conuco, tala, milpa o chacra, la indígena en su vínculo espiritual con la tierra, la agricultura familiar que alimenta a la gran mayoría de la humanidad, tiene como primera razón de ser el autosustento del núcleo productivo. (Continúa en la pág. 60) Este texto está adaptado de la introducción del nuevo libro del autor, Sembramos a Tres Partes: los caminos de la agroecología y la soberanía alimentaria (2016), publicado por Ediciones Callejón, 288 págs., disponible en librerías y en: http://www.edicionescallejon.com/
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En el imaginario campesino, familia es un concepto amplio que incluye parientes en relación horizontal y vertical, compadres y comadres, mientras que en muchas cosmovisiones originarias incluyen también a todos los seres animados y físicos que nos acompañan sobre la Tierra. Los vecinos: La agricultura tradicionalmente está insertada en un medio físico y social, la cultura del agro, y se nutre de complejas redes de interacción que facilitan el flujo de bienes y servicios, mientras aportan estabilidad y seguridad. Parte de la producción de las fincas
campesinas y familiares entra en los circuitos locales, ya sea a través del trueque, el comercio o la solidaridad. Esto provee a las familias agrícolas dinero para adquirir lo que no pueden producir, trabajo en intercambio para las labores más pesadas y apoyos comunitarios de buena voluntad. Es la agricultura local en su mejor expresión. Las sabandijas: Siempre se pierde una parte de las siembras debido a las plagas y enfermedades, pues por más ecológica que se intente, la agricultura es una intervención humana sobre la naturaleza
con la intención de producir lo que sembramos, desplazando a la fauna y flora del lugar. Las y los agricultores interactúan y son parte de una multiplicidad de procesos complejos con la naturaleza: por lo tanto es normal que algunas de las siembras, animales y otros emprendimientos no funcionen como si fueran máquinas industriales. Mientras tanto, el Dr. David Pimentel2, de la Universidad de Cornell, nos dice que tradicionalmente en la agricultura se ha perdido una tercera parte de los cultivos por plagas y enfermedades. Añade que a pesar de los millones de toneladas de plaguicidas usados
Pimentel, David (2005). “Environmental and economic costs of the application of pesticides primarily in the United States.” Environmental Development and Sustainability 7:229-252.
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en el mundo anualmente, se pierden entre 35 y 40 por ciento de los cultivos. Don Santos constataba esa realidad desde su experiencia jíbara campesina. El libro Sembramos a Tres Partes (ver nota), como intento de comunicación y síntesis, quiere ser varias cosas a la vez: un lugar donde compartir muchas de las enseñanzas y experiencias agroecológicas que la vida generosamente me ha regalado; un intento de expresar cómo sentipensamos este momento particular en el tiempo, cuando la naturaleza nos grita ¡basta ya! de tanto maltrato, mientras las voces de los pueblos del mundo luchan por sus derechos frente a la desidia y estupidez de los que solo piensan en sus intereses económicos; también un puente que recoge la enorme riqueza de conocimientos y biodiversidad, el legado de generaciones de abuelas y abuelos sabios, para a través de la ciencia de la agroecología apostarle a ese futuro luminoso de paz y equidad que sabemos que es posible. Además es un reconocimiento a tantas y tantos que a través de la historia, en todos los lugares y con el amor que requiere trabajar con la Madre Tierra y sus frutos, preparan los suelos, siembran, cuidan, riegan, cosechan, distribuyen y cocinan nuestro sustento cotidiano. Frente a la arrogancia que solo ve componentes aislados para fabricar productos industrializados que en vez de ofrecer una buena nutrición aumentan las enfermedades y engrosan las ganancias de las grandes corporaciones, proponemos el trabajo solidario de la gente, comunitario, como opción para un futuro agro-alimentario de calidad y sustentabilidad económica, ecológica y social.
ni la agroecología. Hay mucho escrito sobre estos temas, tanto de principios generales como de aplicaciones concretas a una enorme variedad de agroecosistemas, cultivos y realidades locales. A través de los años hemos tenido la oportunidad de aportar con nuestros otros libros, seminarios y talleres a la práctica de la agricultura orgánica y ecológica. Es un libro que transita movimientos, pueblos y países, que
se entretiene en algunos momentos o proyecta análisis a través del tiempo. Asimismo es un libro de historias y compromisos, pues la vida del autor ha transcurrido entreverada con algunos de los tiempos, lugares y hechos entretejidos en el hilo discursivo del libro. También es el compromiso con tantos niños y niñas indigentes en mi tierra isleña a mediados del siglo pasado que vendían fresas en conitos hechos de hojas de malanga en la carretera número 15 hacia Guayama; otros desnudos y con los vientres hinchados en las playas de Loíza; niñas que subían del río pesadas latas de agua a chozas en Barranquitas. Esas imágenes infantiles repetidas a través de la vida: en una escuelita pagada por los padres con grandes esfuerzos en Kenia porque el gobierno había abandonado la educación pública ante las presiones del Fondo Monetario Internacional; niños y niñas que duermen apretujados entre cartones en las calles de Río de Janeiro o Cochabamba; caritas duras y asustadas de ojos negros, marrones o azules como testigos de la injusticia a través de la vasta geografía del sufrimiento y la sinrazón. (Continúa en la pág. 62)
No es un manual sobre cómo practicar la agricultura ecológica CORRIENTE VERDE l DICIEMBRE 2016
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La Primera Parte del libro argumenta que la sustentabilidad económica, ecológica y social es la forma en que la humanidad puede encarar una verdadera seguridad alimentaria futura, a partir de una soberanía alimentaria desde la realidad local de todos los pueblos y una solidaridad entre lo humano y la naturaleza. A partir de realidades internacionales enfoca en América Latina, e incluye algo de historia agroalimentaria, los cambios de paradigmas y las bases conceptuales de la agroecología, la crítica del impacto negativo de la agroindustria corporativa y transgénica, para luego construir a partir de los derechos comunitarios, la recampesinización, las luchas locales, las mujeres y las semillas de esperanza.
En el subtítulo del libro reivindicamos la palabra surcos, sinónimo de zanjas, caminos, canales, veredas y sendas, que recoge conceptos que nos parecen apropiados para esa compleja realidad campesina que está en la base de la agroecología. Un surco es una zanja, una cuneta o un cauce que se realiza con el arado sobre un terreno. También refiere a las
La Segunda Parte enfoca en los temas de la agroecología y la soberanía a partir de la realidad de Puerto Rico. Además de que soy puertorriqueño y la agroecología se nutre desde lo local, nuestra realidad isleña ofrece ángulos interesantes cuyo estudio nos adentra en dificultades y esperanzas muy propias de este principio de siglo XXI. Puerto Rico, al ser una colonia norteamericana desde el 1898, ha sido un laboratorio de estrategias neoliberales con un tremendo impacto negativo sobre la población y naturaleza del país. Comienza con un vistazo a la historia y geografía, cubre aspectos agroalimentarios, analiza la destrucción de la seguridad alimentaria hacia el 1950, el desarrollo de modelos agroindustriales y la penetración de los transgénicos. Luego se construyen los argumentos hacia una futura soberanía alimentaria a partir del rescate de los conocimientos tradicionales jíbaros campesinos, la construcción de autonomía política y la finca agroecológica familiar como modelo productivo.
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huellas que quedan sobre la tierra al andar. Los caminos que van desde la agroecología a la soberanía alimentaria no suelen ser lineales, estáticos, dogmáticos, jerárquicos ni excluyentes, por eso proponemos andar por los surcos compartiendo dudas, errores, peligros, saberes, respeto y responsabilidades…y por supuesto, conocimientos, satisfacciones, éxitos y beneficios.