Vol. 6 l Núm. 2 l Agosto 2015
Ganadora del: “2013 U.S. EPA Environmental Quality Award”
Suburbios sostenibles: “La ciudad suburbana” Ver Pág. 16
El desarrollo inteligente: medicina para la salud
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Ver Pág. 20
La cuenca hidrográfica y la ciudad Ver Pág. 36
sección de agricultura
Agricultura urbana ecológica para una ciudad + sostenible Ver Pág. 57
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Conozca nuestros colaboradores Y colaboradorAs Visite nuestra página y lea las ediciones anteriores, subscríbase y reciba por correo las ediciones futuras www.corrienteverde.com Dr. Fernando Abruña, FAIA Abruña & Musgrave, Architects Founding and Past President US Green Building Council- Caribbean Chapter (787) 724-0987 abrumus@gmail.com
Tischa A. Muñoz-Erickson Obtuvo su doctorado en sostenibilidad de Arizona State University. Actualmente es investigadora en el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical del USDA Forest Service, a cargo del programa San Juan ULTRA (Urban Long-Term Research Area), y co-dirige la Red de Investigación de Sostenibilidad de la Fundación Nacional de las Ciencias.
María A. Juncos Gautier, M.S. Directora Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable Escuela de Asuntos Ambientales Universidad Metropolitana
Edlyn García La Torre Maestría en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática en la ETSAM en Madrid y bachillerato de arquitectura de la Universidad Politécnica de PR. Profesora e investigadora sobre biomímesis en la Escuela de Arquitectura PUCPR. Miembro de la directiva del USGBC U.S. Caribbean Chapter.
Jesús A. Garay, Ing., EIT, LEED AP, PMP Director Ejecutivo y Presidente del Concilio de Edificios Verdes, Capítulo del Caribe (USGBC-US Caribbean Chapter) www.usgbc-uscaribbean.org
Carlos E. Pacheco Irizarry, P.E. President/Owner Design of water & wastewater treatment projects Environmental Evaluations & CPE’s O & M Plant Supervision cpacheco@pcaengineers.com
Marilyn Rosa Certificada como Agroempresaria por el programa Iniciativa para la Mujer en la Agricultura del Recinto Universitario de Mayagüez
Max Pérez Padró y Evelyn Ortiz Avilés Esta pareja de permaculturistas es puertorriqueña de pura cepa. Max nació en Río Piedras y Evelyn en Vega Baja. Ambos vienen de la industria farmacéutica. Max laboró por 28 años y Evelyn por 31 años en dicha industria. Viendo la necesidad de hacer un cambio en nuestra isla, deciden viajar a Trinidad & Tobago para certificarse como Diseñadores en Permacultura.
Cruz García y Nathalie Frankowski Arquitectos, artistas, autores y fundadores del estudio de arquitectura WAI Architecture Think Tank con sede en Beijing
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Ariel E. Lugo Obtuvo su doctorado en ecología de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Actualmente dirige el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical del USDA Forest Service, donde también hace trabajo de investigación científica.
Juan Carlos Gallisá Cuenta con una maestría en arquitectura. Actualmente tiene una práctica profesional que incluye gerencia de proyectos, diseño arquitectónico y diseño urbano. Es profesor universitario en temas de arquitectura, urbanismo, medioambiente y agricultura urbana.
José Juan Terrasa Soler José Juan obtuvo grados de maestría en ecología, estudios ambientales y arquitectura del paisaje de las universidades de Michigan,Yale y Harvard, respectivamente. Su trabajo profesional, investigaciones, escritos y docencia están enfocados en la intersección de la ecología y el diseño, e incluyen temas de infraestructura verde y resiliencia de paisajes tropicales. Es arquitecto paisajista licenciado y diseñador en el taller de Marvel & Marchand Arquitectos, en Santurce.
Norma I. Peña Rivera, Ph.D. Miembro asociada de la Junta de Planificación y profesora en la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Sus intereses de investigación incluyen análisis de política pública para la movilidad urbana, transporte de carga, urbanismo, uso de terrenos y la integración de niños en los procesos de planificación. / pena_n@jp.pr.gov Cristina Algaze Beato Cuenta con una Maestría en Arquitectura de Virginia Polytechnic Institute and State University y un post grado de Máster en Arquitectura Bioclimática y Medio Ambiente de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid [ETSAM]. Arquitecta licenciada de la firma de consultoría MASS: Martínez + Algaze Sustainability Studio. Profesional acreditada LEED y pasada presidenta del US Green Building Council Caribbean Chapter.
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Las ciudades como la solución ............................................. 10 Suburbios sostenibles: “La ciudad suburbana”, ¿contradicción o posibilidad?........... 16 El desarrollo inteligente: medicina para la salud.................... 20 Ciudades sustentables y biomímesis .................................... 26 El fin de una era de transportación en Puerto Rico y el comienzo de otra.................................... 31 La cuenca hidrográfica y la ciudad........................................ 36 La naturaleza haciendo trabajo en la ciudad: perspectivas para la ciudad ecológica................................... 42 LEED para el desarrollo de comunidades (LEED-ND).............. 46 Un estilo de vida sostenible.................................................. 52 Elegía de la isla sostenible.................................................... 54 Agricultura urbana ecológica para una ciudad + sostenible............................................... 57 Importancia de la materia orgánica y la salud del suelo en la agricultura....................... 59 Intercambio de semillas y plantas, ¿moda o necesidad?........ 61
Derechos reservados. El contenido de esta publicación no podrá ser reproducido sin autorización de la gerencia. Corriente Verde no se responsabiliza por los productos y/o servicios anunciados. La revista se esmera en publicar material preciso, pero no se responsabiliza por omisiones o errores en el contenido de la publicación. Nos reservamos el derecho de publicar y/o editar cualquier material editorial suministrado.
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Carta de la Editora Amiga y amigo lector: “¿Cómo logran tan buena y completa información educativa para publicar en su revista?” -me preguntó recientemente uno de nuestros lectores. Aprovecho esta oportunidad para contestar la pregunta y explicarles cómo nos llega la información y qué hacemos para publicarla. Para comenzar, una clave del éxito y calidad de la revista estriba en que tenemos como asesor editorial al Dr. Fernando Abruña, arquitecto de profesión y reconocido en Puerto Rico como el “padre de la sostenibilidad”. Desde la creación de Corriente Verde en el año 2009, Abruña ha aportado su tiempo de forma voluntaria para asesorarnos y colaborar con la revista. Corriente Verde se publica tres veces al año. En cada edición escogemos un tema central. Abruña nos sugiere los títulos y se da a la tarea (que toma meses) de recopilar y hacerle un llamado a las grandes mentes de la sostenibilidad en Puerto Rico y a expertos y expertas en los temas escogidos. Estas personas responden a su llamado y colaboran también de manera voluntaria con sus conocimientos. Sin nuestros colaboradores y colaboradoras y nuestro gran amigo Abruña, la Revista Ambiental Corriente Verde no sería posible. Entre Abruña y esta servidora hacemos, además, una evaluación de nuestros anunciantes y patrocinadores para asegurarnos de su compromiso ambiental en cada una de sus empresas y actividades comerciales. Otra persona que también ha estado con nosotros desde nuestros comienzos es el Dr. Rafael Méndez Tejeda quién, además de ser colaborador, nos ofrece un gran apoyo recomendando a los científicos y científicas que colaboran con la revista. En la página siete de cada edición, publicamos información biográfica de cada persona colaboradora; conócelas. Puedes, además, buscar en nuestra página de la Internet (www. corrienteverde.com) todas las ediciones anteriores y artículos organizados por categorías, a manera de biblioteca de referencia sobre temas ambientales y de sostenibilidad y como servicio público al país. A Abruña, Mendez Tejeda y a todos nuestros colaboradores y colaboradoras, les damos las gracias por guiarnos y llevarnos a la honrosa y privilegiada posición en que nos encontramos hoy: “La más seria y completa publicación ambiental en Puerto Rico”, así reconocida por el premio Environmental Quality Award 2013 de la EPA (Environmental Protection Agency). Gracias, además, a ustedes, nuestro público lector, por escogernos como su publicación ambiental favorita. Nos honra el que nos distingan con su lectura y auspicio. Hasta la próxima Alma
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Las ciudades como la solución Arq. Cristina Algaze, LEED AP
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oy día somos más de 7 billones de personas en el planeta y para finales de siglo llegaremos a un máximo estimado de 11 billones. Con esta alta densidad poblacional es fácil reconocer que la suma de las acciones individuales conforman un impacto ambiental considerable a nivel planetario. Tanto así que la ciencia ha nombrado informalmente a la actualidad como el Antropoceno, la era en que el cambio del estado del planeta es infligido por las acciones humanas. Un lado positivo de este aumento poblacional es que surge junto al aumento en crecimiento urbano. Actualmente, la población urbana llega a un 54% de la población total del planeta y se estima que para el 2017 la mayoría de las personas vivirán en áreas urbanas. Por lo general, una ciudad tiene menos impacto ambiental que un tipo de desarrollo más disperso como la suburbia. Por tanto, debemos ver a la ciudad como el lugar oportuno para establecer la transformación hacia la sostenibilidad. El bien común a largo plazo: denominador común de los parámetros de una ciudad sostenible
áreas naturales, se debe localizar el crecimiento urbano en áreas ya impactadas (urbanas e incluso suburbanas), mediante el relleno de espacios subutilizados o remanentes. Esta densificación debe venir acompañada de una diversidad de usos para suplir a distancias accesibles las múltiples necesidades de sus habitantes. La densidad da paso a otros beneficios que surgen de manera sinérgica. Algunos de ellos son: z la costo efectividad de la transportación alterna y del establecimiento de infraestructuras, z la disminución de zonas de crimen mediante vecindarios que se mantienen activos 24 horas al día, z un vecindario denso y de usos mixtos que permite aumentar vías peatonales y/o para bicicletas, promoviendo estilos de vida saludables, z mayor proximidad entre el trabajo y la vivienda, lo que minimiza el tiempo y la energía invertida en transportación. Ejemplos de esto son los recientes proyectos que han ido transformando la ciudad de Nueva
Algunas lecciones de éxito demuestran que concertar la planificación urbana a base del bien común a largo plazo es la clave para salvaguardar los recursos naturales, permitiendo una prosperidad social y económica. Hay múltiples parámetros que conforman la ciudad sostenible, pero aquí vamos a agruparlos en tres grandes áreas. 1. Localidad, densidad y usos Para promover la conservación de
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York de vehicular a peatonal. Un proyecto estrella es el conocido Highline. La rehabilitación de una antigua línea de tren convertida en parque lineal ha permitido nuevos usos y comercios en un área deprimida de la ciudad. El proyecto ha demostrado que promover áreas recreacionales y peatonales regenera la biodiversidad natural de la zona y fomenta actividad económica y social. 2. Infraestructura eco-efectiva y edificaciones La infraestructura es fundamental para viabilizar la ciudad y debe trabajarse simultáneamente a dos escalas que son por naturaleza interdependientes: la de la ciudad y la de sus edificaciones. Los sistemas actuales de energía, manejo de agua - agua potable, aguas usadas, aguas pluviales-, y materiales y recursos deben sustituirse por alternativas
eco-efectivas, es decir, re-diseñar la manera en que hacemos las cosas para que no solo minimicen el impacto ambiental, sino que sean regenerativas con el medio ambiente, y por ende, de beneficio para el bien común. Un ejemplo de un sistema de infraestructura eco-efectiva podría ser la cosecha de agua de lluvia en San Juan, PR. Si cada techo urbano contribuyese a una cosecha de agua local, disminuiríamos grandemente los elevados costos e inefectividad de tratamiento y bombeo de agua desde un embalse lejano. De esta manera, se ahorra agua y simultáneamente energía. Se pudiese incluso alcanzar un sistema de ciclo cerrado si complementamos la utilización de agua de lluvia con elementos como equipos de plomería de bajo consumo, reutilización de aguas grises para riego y tratamiento de las aguas usadas mediante la mimesis de sistemas de filtración naturales, por ejemplo, los ‘living machines’. Es importante notar que esta estrategia
no sería igualmente viable para una ciudad en Arizona. Por esta razón, toda estrategia debe estar circunscrita a su condición local y climática. Ejemplos actuales de logros a nivel de ciudad en cuanto a infraestructura son Alemania, que ya ha logrado suplir mediante energía renovable mas KWh de lo que consume en un fin de semana típico, y San Francisco, que actualmente recicla más del 70% de su basura, disminuyendo drásticamente sus vertederos y llegando a su meta de “basura cero”. 3. Participación comunitaria y autogestión Más allá de planes maestros a gran escala, la vida urbana se genera en pequeños bolsillos o núcleos de ciudad que le sirven a quienes la viven y la necesitan. Por esta razón, la participación comunitaria es la clave para dirigir una transformación basada en el sentido de pertenencia por parte de las personas usuarias. Esta apropiación del espacio permite una revitalización urbana auténtica asegurando su mantenimiento.
Permitir un urbanismo autogestado es instrumental tanto para la sostenibilidad ambiental como para salvaguardar la salud y seguridad en áreas de altos niveles de pobreza, problema urbano que predomina a nivel mundial. Hablamos de lugares donde hay un solo inodoro por cada 500 personas como ocurre actualmente en Nairobi, Kenya. Un gran ejemplo de un proceso participativo es el proyecto VPUU (Violence Prevention through Urban Upgrading) en los ‘slums’ de Khayelitsha, Ciudad del Cabo, Sudáfrica que se ha ido implementando desde el 2006. El proyecto ha impactado positivamente a aproximadamente 200,000 personas. La metodología del proyecto ha sido permitir que la comunidad sea parte del proceso de desarrollo. El proyecto se nutre de la inclusión de la comunidad en el análisis del estado de las áreas, proceso participativo para otorgar las prioridades de intervención y de asignación de tareas de operación y mantenimiento a miembros de la comunidad. Consistió en la inserción de una serie de edificios altos que funcionan como “nodos de seguridad”, los cuales cuentan con vigilancia 24 horas al día y con infraestructura para llamadas de emergencia. Estas intervenciones lograron un gran desarrollo social, económico y ambiental a su alrededor. Ahora existen parques, áreas seguras de juego de niños, desarrollo de vías de comunicación y transporte y un menor índice de criminalidad en todas estas comunidades. Proyectos comunitarios como VPUU, que con pequeños gestos logran grandes beneficios de transformación urbana, validan las palabras del urbanista Jaime Lerner :“Toda ciudad puede cambiar en menos de 3 años, no es cuestión de tamaño, ni de recursos financieros.”
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Suburbios sostenibles: “La ciudad suburbana”,
¿contradicción o posibilidad?
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a densificación, la peatonabilidad, la diversidad en usos, la variedad de sectores económicos poblacionales y, más recientemente, la concienciación sobre la sostenibilidad y el ambiente han sido, entre otros, algunos de los ingredientes principales que por décadas profesionales de la arquitectura, el urbanismo, la planificación y de estudios de la ecólogía han propulsado como antídoto a los problemas generados por la morfología de la ciudad modernista, que fue concebida durante la década de los 30’s y 40’s, evolucionada, implantada y generalizada entre los 50’s y 70’s y que aún sigue con vida en muchos lugares del planeta. Consciente de que no tengo un contrato exclusivo con la verdad y que por limitaciones editoriales no podré discutir todos los elementos que conforman esta discusión, me aventuro a presentar la tesis que argumento en este escrito.
Por Dr. Fernando Abruña, FAIA- Arquitecto
Una de las críticas principales a los suburbios consiste en su crecimiento desparramado y de baja densidad que tiene como resultado su ineficiente uso del suelo. Este desparramamiento genera, por necesidad, extensas redes de infraestructura urbana,
El reciente despertar para fomentar la integración de las acciones antropogénicas con las naturales, junto a las nuevas tecnologías de comunicación, transportación edificación y a las innovaciones sociales resultantes de todas ellas, pueden ser los nuevos instrumentos para transformar los suburbios, por décadas ya criticados y vilificados, en unos espacios caracterizados por la sostenibilidad. En ausencia de un mejor término, llamamosen aparente contradicción- a esta innovación física y social, “la ciudad suburbana”.
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incluyendo las de transportación, las de suministro de agua, las de disposición de aguas usadas y pluviales y las de distribución de energía eléctrica. Mientras más extensas sean estas redes, mayores serán los recursos necesarios para operarlas y mantenerlas. Así pues,
resultará evidente que un edificio multipisos de apartamentos en condominio requerirá de una infraestructura mucho más compacta y eficiente que la que supone la construcción de viviendas unifamiliares que caracteriza nuestros suburbios. ¿Cual es la medicina necesaria para actualizar los suburbios sin tener que entrar en los procesos de “renovación urbana” de la década de los 60’s y 70’s que se caracterizó por la demolición de estructuras existentes (estrategia que aún se utiliza) para ser substituidas por otras de dudosa calidad y eficiencia? Veamos la plétora de opciones que vienen a la mente.
Imaginémonos suburbios transformados por la construcción de una o dos plantas de pisos adicionales sobre una ya existente, sin mayores intervenciones estructurales y usando nuevos materiales resistentes a sismos, capaces de enfrentar vientos mayores de 200 MPH, de mucha mejor eficiencia térmica y de mucho menor peso... Aumentaremos su densidad entre 200 y 300%. La limitación estructural de altura no va en detrimento sino en beneficio de la salud mental de la persona usuaria. Según el arquitecto Christopher Alexander, a través de su equipo de investigación en la Universidad de California en Berkeley, al excedernos por sobre los cuatro o cinco pisos en
estos ambientes, el ser humano comienza a perder su sentido de escala y de relación de convivencia. En edificios muy altos, la escala de los automóviles comienza a verse como la de un juguete o la de una maqueta, los árboles comienzan a percibirse como germinados de brécol y el deseo de “bajar” al nivel de la calle se reduce, por indolencia y vagancia, limitando la interacción social con las demás personas. Pensemos, además, en integrar una amplia diversidad de usos mediante la creación e integración de micro empresas de diferentes tipos que puedan acomodarse en las estructuras existentes y atender las necesidades vecinales y que, a través de las tiendas virtuales que permite la internet, puedan también atender necesidades a escala mundial. (Continúa en la pág. 18)
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Imaginémonos que al crear estas micro empresas podamos, a la vez, formar una red de servicios que permita la interacción y polinización económica entre ellas y sus potenciales consumidores. Piensen, el lector y la lectora, en un directorio de recursos de servicios profesionales, técnicos, educativos, recreativos y de salud, entre otros, que podrían estar a la disposición del vecindario a distancias peatonales si la información se organiza para su accesibilidad. ¡Estos directorios ya existen en el mercado! …Son programas que se pueden instalar en nuestros teléfonos inteligentes que nos alertan sobre los servicios más cercanos a nuestra ubicación. En la medida en que se patrocina este tipo de actividad, se enriquece el vecindario en sus dimensiones sociales, culturales y económicas y se comienzan a difuminar las diferencias con la ciudad nuclear tradicional. En este escenario podemos ya vislumbrar la distribución de bienes a través de “drones” (micro naves aéreas no tripuladas) que permitan la entrega de estos bienes sin transitar las carreteras ni enfrentar los consabidos “tapones” que caracterizan la ciudad centralizada. La posibilidad de lograr autonomía laboral a través de estas nuevas tecnologías de comunicación harán menos apetecible el uso de las carreteras y de vehículos de motor individuales (eléctricos o de combustible). Esta disminución en la intensidad de uso de las carreteras podrá dar paso a micro-corredores de vegetación y esparcimiento que permitan la reintroducción de la naturaleza en los espacios de la ciudad suburbana. La educación tradicional en recintos universitarios de acero, hormigón y vidrio ya está siendo transformada.
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En algunos casos, son sustituidos por unos recintos virtuales, en los que la transferencia de información y conocimiento se da a través de la “nube cibernética” que administra estas interacciones a escala global sin necesidad de edificios ni salones. El acoplamiento de la internet inalámbrica como plataforma para la programación y control de equipos, sistemas y actividades repetitivas nos permitirá “dialogar” con las neveras, los hornos, las luces, las alarmas y la restante cornucopia de aparatos electrónicos y eléctricos que el mundo contemporáneo nos ofrece. Estos “diálogos programados”, que de otra forma abacoran nuestra psiquis operacional, potenciarán la reducción en el consumo de recursos y energía. El escenario de lograr reciclaje y compostado autónomo en el mismo sector donde se genera la materia prima, se avecina con celeridad y puede aplicarse con relativa facilidad en la escala del suburbio. El lograr total autonomía energética a través de la generación distribuida, individual (por edificio) o en microredes (por sectores) con el uso de fuentes renovables apunta a la eventual desaparición de las plantas termoeléctricas generadoras que ahora caracterizan la generación y distribución centralizada de este servicio. El reciente anuncio del empresario Elon Musk (principal oficial ejecutivo de la Compañía Tesla) de ofrecer una unidad de batería de litio de escala residencial posibilita cambiar, en corto tiempo, la manera en que concebimos la generación, distribución y consumo de electricidad. Las extensas redes que alimentan los suburbios se harán innecesarias y dejarán de existir. Cada edificio generará su propia energía y se consumirá en el mismo lugar. Esta estrategia CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
le añade una deseable “densidad virtual” a la ciudad suburbana. El mismo escenario puede proyectarse para el suministro de agua potable y la subsiguiente disposición de aguas grises y negras. La estrategia de cosechas de agua de lluvia sobre los techos de las estructuras (mediante tecnologías ya accesibles en el mercado) permitirá la autonomía de cada edificio con respecto al agua. Los efectos de la sequías que afectan a las personas abonadas de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados serían mitigados ya que la captación de agua no se limitaría a los embalses existentes. El conglomerado de todos los edificios de esta ciudad suburbana actuará como un omni-embalse capaz de atender las necesidades de agua en el mismo lugar donde se cosechan, haciendo innecesaria y obsoleta la compleja y “bizantina” red de distribución actual. La integración y la administración de las cuencas hidrográficas podrán, presumiblemente, operarse con mayor eficiencia en este escenario de ciudad suburbana que esbozamos. La disposición de aguas grises podrá hacerse mediante su inyección subterránea en los patios de las estructuras existentes; las negras podrán procesarse a través de humedales construidos, diseñados para integrarse en el ciclo hidrológico. En resumen, la posibilidad de lograr autonomía de todos los sistemas y servicios que tradicionalmente se han hecho a través de extensas redes permitirá la transformación de los suburbios en nuevos focos densificados de interacción social y de producción.
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El desarrollo inteligente: medicina para la salud Por María Juncos
“Sal a caminar, no estés quieto: te vas a enfermar, detenerse sin razón afecta la circulación…” Roy Brown
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l dogma económico de crecer indefinidamente para asegurar el progreso ya comienza a ser una fábula del pasado. Hoy observamos los umbrales de la insostenibilidad en casi todos los renglones como resultado del desarrollismo desde mediados del siglo pasado: áreas urbanas abandonadas y deterioradas, los recursos de agua contaminados, el cambio climático, la inseguridad alimentaria, el límite del endeudamiento, el alto porcentaje de pobreza en la población y el deterioro de la salud pública son algunos ejemplos. Estamos viviendo los impactos del crecimiento desmedido y la salud de nuestra gente también se ha visto afectada.
En el uso del territorio es donde mejor podemos apreciar, visual y físico-espacialmente, la obsesión de sostener este crecimiento a toda costa. Hemos consumido el territorio isleño ineficientemente y de prisa. En solo unas décadas el impacto ha sido contundente. Miramos a nuestro alrededor y vemos un paisaje con una huella construida casi de costa a costa y una huella de baja densidad fuera de los centros urbanos, lo que comúnmente conocemos como “desparrame urbano”. Algunas de las características de este tipo de crecimiento insostenible son las largas distancias que separan las áreas residenciales de las comerciales, la excesiva red de carreteras y la falta de alternativas de transportación. Esto se debe, mayormente, a la zonificación que favorece un solo uso en áreas específicas. Como resultado, los lugares donde vivimos, trabajamos y compramos están segregados. No están a distancias razonables, ni con alrededores que inviten a caminar. Esto imposibilita independizarnos
del automóvil. Solo en los centros urbanos históricos, y varias cuadras alrededor de éstos, encontramos algunas distancias caminables con aceras cómodas para el peatón. Junto con el desparrame urbano también creció el peso de la población, un tema que apenas se discute en los foros pertinentes. Cuando vivimos en áreas urbanas compactas que posibilitan hacer las diligencias a pie, en transporte público o bicicleta -como en ciudades de Europa y Estados Unidos-, la actividad física se vuelve parte de los quehaceres diarios. ¡No hay que pagar para ir a un gimnasio! En Puerto Rico, la falta de espacios peatonales y la dependencia en el automóvil para todo promueve un sedentarismo que nos mata. Salimos de nuestros hogares y nos sentamos en el auto para ir al trabajo o hacer las diligencias -con estacionamientos a pasos de los edificios para no caminar mucho-, luego nos sentamos en nuestros escritorios, a medio día buscamos el almuerzo por un servicarro, volvemos a nuestros hogares sentados en el auto, cenamos, leemos o vemos televisión sentados y, por último, nos acostamos a dormir para repetir la rutina al otro día. En nuestra cultura suburbana automovilística, caminamos mucho menos que las personas en ciudades compactas y con alternativas de movilidad. Por otro lado, la mayoría de nuestras aceras están abandonadas, rotas, con basura, y sin árboles que den sombra, fresco y un ambiente atractivo para caminar. El desuso las convirtió en estacionamientos para autos. ¿Y el transporte colectivo? El uso de la transportación pública disminuyó drásticamente en los pasados treinta años mientras la CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
tenencia de vehículos aumentó. Puerto Rico es uno de los lugares en el mundo con mayor densidad de vehículos por habitante, ¡casi un vehículo por persona! Las razones son varias. No solo desarrollamos priorizando al automóvil, sino que, además, el servicio de nuestro sistema de guaguas públicas no es de calidad. No hemos construido para densificar con viviendas y comercios los alrededores del Tren Urbano para hacerlo viable, y carecemos de una red supramunicipal de autobuses eficientes o trenes livianos. Aunque a principios del siglo pasado tuvimos un tren que pudo haber evolucionado a un sistema integral de transporte colectivo alrededor de la isla, la planificación urbana lo descartó para imitar el “sueño americano” estadounidense, favoreciendo la venta de automóviles. En el proceso, se nos olvidó crear hábitats urbanos saludables para la ciudadanía. Así que hoy somos muy pocas las personas que nos aventuramos a caminar a las paradas de guagua o a las estaciones del Tren para usar el transporte colectivo. Publicaciones científicas del American Journal of Public Health, el American Journal of Health Promotion y de la Escuela de Medicina de Johns Hopkins revelan que existe una relación directa entre el desparrame urbano, el sedentarismo y el sobrepeso. Esto, a su vez, trae otros problemas de salud como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes, ansiedad, depresión y hasta el riesgo de cáncer. Mientras más crece la huella construida desparramada, dependiente del automóvil, más puede crecer, a la vez, nuestro índice de masa corporal si no buscamos alternativas para mover el esqueleto. Datos del
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Centro de Prevención y Control de Enfermedades y del Departamento de Salud de Puerto Rico revelaron que el 65 por ciento de las personas puertorriqueñas está sobrepeso u obesa y que, en las próximas décadas, esta proporción podría subir a un 85 por ciento. ¡Hemos construido un Puerto Rico que desalienta la actividad física y fomenta el sedentarismo! El desarrollo inteligente es un antídoto para este mal y para otras enfermedades relacionadas,
pues crea espacios urbanos que promueven la actividad física y disminuyen significativamente la cantidad de horas que nuestro trasero está sobre el asiento del automóvil. El desarrollo inteligente es un concepto de carácter universal que recoge las mejores normas urbanísticas sensitivas al medio ambiente y a la salud de las comunidades. Este concepto se encuentra dentro del contexto del
desarrollo sustentable: desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad para que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades. El desarrollo inteligente tiene diez principios, bajo los cuales hay un sinnúmero de estrategias que propician comunidades caminables, agradables y solidarias para beneficio de nuestra salud. A continuación, los principios y cómo ayudan a que estemos mejor:
DESARROLLO INTELIGENTE Principio
Su relación con la salud
1. Combinemos los usos de terreno o zonifiquemos para usos múltiples. 2. Incentivemos el diseño de edificaciones compactas para usar el territorio de forma eficiente.
Facilita caminar o usar la bicicleta pues las distancias son más cortas. Hace más factible y costo-efectivo el transporte colectivo al tener suficiente densidad poblacional para su uso.
3. Ampliemos la gama de oportunidades y alternativas de vivienda para todos los sectores socioeconómicos.
Favorece la integración de las personas desventajadas socioeconómicamente al tejido urbano y la justica social. Todos tenemos derecho a la calidad de vida en la ciudad.
4. Creemos comunidades peatonales, con aceras anchas, arboladas y caminables.
Incentiva caminar para ir de un destino a otro, o simplemente para hacer ejercicios o recrearnos por la ciudad.
5. Desarrollemos comunidades atractivas, distintivas, con un fuerte sentido de pertenencia al lugar (comunidades para la gente, no para el auto).
Promueve cuidar nuestro entorno construido. Hace los lugares más seguros al promover que salgamos a caminar para disfrutar del encuentro y la interacción social.
6. Preservemos espacios abiertos de belleza natural, terrenos agrícolas y áreas ambientales críticas.
Ayuda a integrar la recreación al aire libre, la contemplación, la calidad ambiental y las actividades agrícolas a la vida diaria cerca de nuestras comunidades.
7. Dirijamos el desarrollo de terrenos hacia comunidades existentes, démosle prioridad al mantenimiento de la infraestructura construida: re-desarrollemos y revitalicemos.
Permite que sigamos aprovechando los espacios públicos existentes, a vivirlos y caminarlos por generaciones.
8. Brindemos una variedad de opciones de transportación.
Posibilita el derecho a no depender del automóvil. Podemos decidir si deseamos caminar, usar la bicicleta o el transporte colectivo.
9. Hagamos que las decisiones en cuanto al desarrollo sean predecibles, justas y beneficiosas en relación con los costos.
Propicia que todos los sectores de la sociedad se involucren y que haya transparencia. Fomenta el trabajo en comunidad para el bien común, que incluye la salud pública.
10. Propiciemos la colaboración de la comunidad en la toma de decisiones. El libro Hacia el desarrollo inteligente: 10 principios y 100 estrategias para Puerto Rico está disponible para descargar en PDF en la página web del Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable (CEDES) de la Universidad Metropolitana (UMET): http://www.suagm.edu/umet/cedes/libros.asp
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y biomímesis
E
l hambre del ser humano, como especie clave, ha transformado nuestro planeta a través de la explotación del terreno desde el comienzo del asentamiento urbano y de la agricultura, que han provisto lo básico para sobrevivir: comida y refugio. A pesar de que el cambio climático siempre ha existido, es impresionante su aceleración a un ritmo alarmante por el impacto de nuestra propia evolución tecnológica. Existe evidencia que muestra que la causa de la desertificación del Sahara ha sido en gran parte provocada por la explotación del terreno y por la civilización humana en los tiempos faraónicos. Del mismo modo, tenemos ejemplos más cercanos a nuestra realidad con el impresionante caso de Haití y República Dominicana. Nuestro planeta está en constante cambio, pero es formado por una red altamente compleja donde coexisten sistemas que están en balance. Cuando un organismo vital como las abejas comienza a desaparecer, su aportación a la red crea una ola de causa y efecto que puede cambiar el mundo como lo conocemos. Del mismo modo, los seres humanos somos una especie clave dentro de la red, hasta cierto punto invasora porque no aportamos al balance del sistema de nuestro hábitat, que es el planeta tierra, sino que estamos alterando y afectando la red y poniendo a prueba su resiliencia o sea, su capacidad de recuperarse.
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Edlyn García La Torre
Nuestra historia como civilización está basada en la conquista y separación de terrenos regulados por el gobierno, la cultura, la lengua, la religión y la jerarquía social. Con el tiempo, la evolución de nuestro propio sistema se ha alienado de los sistemas naturales, con excepción de su control y manipulación. En vez de co-existir dentro del sistema natural, hemos querido reprogramar sin medir causa y efecto. Si vemos el planeta desde lejos es uno solo, compartimos el mismo aire, agua, y tierra, pero al acercarnos es evidente la división creada por la civilización humana. Para obtener una coalescencia entre nuestro ambiente construido y el natural, debemos entender las diez propiedades de los sistemas naturales: 1. Funcionan a partir de la luz solar. 2. Usan solamente la energía imprescindible. 3. Adecúan forma y función. 4. Lo reciclan todo. 5. Recompensan la cooperación. 6. Acumulan diversidad. 7. Contrarrestan los excesos desde el interior. 8. Utilizan la fuerza de los límites. 9. Aprenden de su contexto. 10. Cuidan de las generaciones futuras. Las intenciones de coexistir con la naturaleza en el urbanismo se pueden ver en propuestas utópicas como la de cuidad jardín de Howard. Sin embargo, al querer simplificar y CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
dividir zonas en propuestas de dos dimensiones, excluimos factores de complejidad que ya existen en el mundo natural. La clave está en cómo nuestro impacto aún forma parte del balance. Siempre existirá la cadena alimenticia, el cambio climático y épocas de sequía entre otros asuntos. Como residentes del planeta y organismos, estamos vivos por el sol y el agua, elementos básicos para la vida. Por eso, como formamos parte del ciclo de vida, mantener el balance debe ser nuestra misión como especies sociales. Si queremos ciudades que formen parte del ciclo de vida, debemos empezar a mirar cómo la naturaleza se conecta y qué organismos ya tienen resuelta su aportación al ciclo. Este concepto de estudiar el genio de la naturaleza para ser imitada no es nada nuevo, aunque tiene un término popular llamado biomímesis. El término biomimética fue acuñado por el biofísico estadounidense Otto Schmitt en la década de 1950. A pesar de que es un término conocido desde antes y relacionado con la tecnología, no fue hasta el 1997 que se popularizó con el libro de Janine Benyus, Biomimética: Innovacion Inspirada por la naturaleza. De acuerdo con ella, “la biomímesis es una estrategia de inserción de los sistemas humanos dentro de los sistemas naturales.” Como menciona Jorge Riechmann, es esa inserción de estrategias la
que mantiene ese lazo y conexión del ser humano al necesitar y buscar contestaciones a sus innovaciones en la misma naturaleza. Biomimética, entonces, es la emulación consciente del genio de la naturaleza. Es por eso que la naturaleza tiene tres roles importantes: naturaleza como modelo, medida y mentora. La naturaleza es como un laboratorio donde se aplica el método de observación y análisis. Se trata de imitar la naturaleza, no porque sea una maestra moral, sino porque funciona. Hay tres maneras de mimetizar: forma, función, sistema.
vez cultivan su comida con prácticas similares a nuestra agricultura. Su aportación al sistema, no solo a la cadena alimenticia, al mantenimiento nutricional de los suelos y aeración del mismo es importante, haciendo de las hormigas otra especie clave en el sistema. Otros organismos sociales como las abejas y avispas son excelentes ejemplos de construcción por su uso de materiales locales, su eficiencia en forma y su aportación
Así mismo, la lista puede continuar con excelentes ejemplos de cómo el balance del sistema natural sucede y apenas el ser humano comprende un porcentaje bajo. Vivimos en una era en la que no podemos seguir simplificando los sistemas, pero gracias a la evolución tecnológica, podemos empezar a entender la complejidad del sistema natural y poder aplicarlo a nuestras ciudades logrando que nuestra aportación a la red natural no provoque un
al sistema natural en su rol de polinizadoras de la flora. Los hongos son un sistema impresionante que recicla toda descomposición, convirtiéndola en nutrientes. Su sistema de comunicación y detección de nutrientes es envidiable hoy en nuestro mundo de comunicaciones y tecnología.
desbalance. Nuestro rol como especie clave y organismo social con una huella ecológica inmensa debe ser de control y mantenimiento de ese balance, cuidando de nuestro único hogar, una mega ciudad donde compartimos todos y todas el mismo aire, agua y tierra.
Vivimos en un mundo interconectado y lograr entender los sistemas y cómo se conectan, es vital para poder formar parte del ciclo de la vida. Para una cuidad más sustentable, se debe lograr mimetizar al tercer nivel los ecosistemas naturales y sus procesos para lograr la integración. Desde los nutrientes básicos de la vida como el uso de la energía solar y el agua, los organismos en sus ecosistemas utilizan con mayor eficiencia lo necesario. A su vez, pueden identificar cambios en los patrones climáticos para prepararse con reservas de agua, animación suspendida, almacenamiento de nutrientes, entre otras medidas. En la naturaleza, no existe desperdicio y los desechos de algún organismo son nutrición y comienzo de vida para otros. Al pasar del macro del sistema al micro, podemos escoger la aportación al sistema natural de organismos sociales tales como las hormigas y las abejas. Es impresionante la similitud que los seres humanos podemos tener con estos organismos sociales. Las hormigas, por ejemplo, tienen su propio vertedero y cementerio, a su
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El fin de una era de transportación en Puerto Rico y el comienzo de otra Dra. Norma Peña
Miembro Asociado Junta de Planificación de PR
Y
a no es necesario pronosticar que el sistema de transportación que tenemos en Puerto Rico enfocado en el auto privado no es sostenible. Basta con saber que la Autoridad de Carreteras y Transportación cayó en una crisis fiscal profunda. Además de no ser sostenible económicamente, la movilidad de las personas en Puerto Rico tampoco lo es desde el punto de vista ambiental por el
alto consumo de combustible y de tierra para la construcción de infraestructura, por la contaminación al aire que genera y por la poca resiliencia debido a la ubicación de millas de carreteras susceptibles a inundaciones. Sin embargo, el aspecto social de la movilidad, el tercero dentro del concepto de sostenibilidad, es posiblemente uno de los menos reconocidos y más significativos. Un análisis del
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aspecto social evidencia aún más la severidad del problema de no tener un sistema de transporte sostenible porque señala lo precaria que resulta la experiencia humana. Aún más, este tipo de análisis destapa que un sistema de transporte insostenible es un problema de salud pública porque encarece el desenvolvimiento de (Continúa en la pág. 32)
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las capacidades humanas. Para que la movilidad de una sociedad sea sostenible en su aspecto social, tiene que promover la justicia, la buena salud y la formación ciudadana.Y esta es la finalidad de un sistema de transporte. La limitada movilidad que ofrece nuestro sistema de transporte crea más pobreza a pesar de que la población genere actividad productiva. Esta situación no es justa. Nuestra población, aunque sea mayormente pobre (un 45.3% vive bajo el nivel de pobreza y evidencia un ingreso per cápita de $10,658), está obligada a usar autos para manejarse en el territorio. En Puerto Rico hay 3,020,455 vehículos registrados para una población de 3.7 millones y un 89.4% usa el auto para ir al trabajo. Mientras tanto, un auto podría costarle hasta un 38% o más a una persona con un ingreso de $10,0000. La población que utiliza el escaso transporte colectivo, camina o usa bicicleta el 6% de los viajes al trabajo usualmente es cautiva al no tener la opción de comprar y mantener un auto. Sin embargo, la buena movilidad de las personas es fundamental para que puedan expresar y usar al máximo sus capacidades humanas, y en muchos casos, sobrevivir o salir de la pobreza. Nuestro sistema de transporte no es sostenible porque nos mantiene enfermos y enfermas. La salud, fundamental para el desarrollo de las capacidades humanas, también se ve afectada por los patrones de movilidad de las personas y estos, a su vez, por los patrones de desarrollo en el territorio. Los estudios demuestran que vivir en lugares cuyos patrones de desarrollo son densos y compactos propicia un nivel de actividad física mayor y un índice de masa corporal menor que lugares desparramados. Siendo un lugar desparramado, Puerto Rico
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presenta un cuadro de obesidad epidémico: 66% de las personas son obesas. La obesidad redunda en enfermedades cardiovasculares (8%), diabetes (15%), entre otras, que son además costosas para atender. El sistema de transportación que tenemos enfocado en al auto privado es complementario al modelo de desarrollo desparramado, el cual desalienta la movilidad activa, el caminar y el usar la bicicleta. Finalmente, la formación ciudadana no se puede dar desde un vehículo privado por su naturaleza aislante del resto de la sociedad, que queda excluida en cada viaje. Al contrario, durante los viajes a pie, en bicicleta y guaguas, en terminales de lanchas y estaciones de tren, la persona tiene el roce social necesario para verle la cara “al otro” y experimentar la diversidad en la que vive. En estos espacios, mayormente públicos, los ciudadanos y ciudadanas nos reconocemos parte de una sociedad más grande que el individuo o incluso que la clase social o el grupo de pares. Esa diversidad la vemos y tocamos hombro con hombro en una guagua; la escuchamos en las discusiones sobre política y religión, además de cultura popular y gobernanza, cara a cara fuera del auto. La exposición a la diversidad en la que vivimos es ingrediente básico para una sociedad de tolerancia, necesaria para la paz, sana convivencia y solidaridad. La experiencia estéril en el auto privado nos priva como sociedad de aprender, crecer y transformarnos juntos; cancela la sostenibilidad de nuestra sociedad puertorriqueña. En fin, el transporte en Puerto Rico no es sostenible porque no cumple con ninguno de los tres renglones que definen el concepto y su relación entre sí. Tenemos muy buenas razones y una gran oportunidad para repensar no sólo cómo pagar una deuda, sino cómo CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
encontrar soluciones a nuestra necesidad de movilidad a largo plazo y terminar con la era del uso casi exclusivo del auto privado. Las modificaciones y alternativas sostenibles que desarrollemos marcarán una nueva era en la transportación en Puerto Rico. Deberán integrar redes para caminar y usar sillas de ruedas, andadores y coches, y podrán aprovechar la infraestructura vial disponible para usar otros modos motorizados más económicos, menos contaminantes y más socializantes.
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La cuenca hidrográfica y la ciudad Tischa A. Muñoz-Erickson y Ariel E. Lugo Instituto Internacional de Dasonomía Tropical Servicio Forestal Federal Jardín Botánico Sur
N
ormalmente, las ideas sobre las ciudades y las cuencas hidrográficas se consideran en contextos distintos: las cuencas hidrográficas en la literatura hidrológica y las ciudades en la literatura sobre urbanismo o en las ciencias sociales. Las ciudades se establecen, crecen y se expanden sobre el paisaje independientemente del contexto hidrogeográfico, aunque, paradójicamente, las grandes ciudades históricamente se asentaron en los márgenes de ríos, cerca del mar, es decir, en las partes bajas de las cuencas hidrográficas. Por otro lado, tanto quienes estudian hidrología como quienes estudian la geomorfología y la geoquímica consideran las cuencas hidrográficas como unidades fundamentales para el ciclo del agua, el movimiento de materiales por el planeta y la dinámica del ciclo de erosión y sedimentación. Sin embargo, con el desarrollo de la nueva disciplina social ecológica hemos descubierto que el manejo del paisaje se beneficia si unificamos la relación entre las ciudades y las cuencas hidrográficas donde se encuentran. Usemos como ejemplo la cuenca hidrográfica del río Piedras y la porción de la ciudad de San Juan con el mismo nombre. La cuenca del río Piedras en su totalidad pertenece al municipio de San Juan y en un momento dado proveía toda el agua potable que la ciudad necesitaba. Sus terrenos agrícolas se utilizaron
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para expandir la zona urbana del antiguo Municipio de Río Piedras y, en el proceso, se alteró casi irreversiblemente la hidrología del río. Por ejemplo, se rellenaron los manglares costeros y se construyó sobre las quebradas para acomodar la expansión urbana. Los cambios a la cuenca fueron tan dramáticos que el funcionamiento de la ciudad sufrió cambios que afectaron la calidad de vida de su ciudadanía. El relleno de humedales y el entubamiento, sepultura, o canalización de quebradas contribuyeron a las inundaciones de la ciudad. El río perdió la calidad de sus aguas, lo que lo limitó para proveer sus servicios recreacionales a la población y, en algunos sectores, se convirtió en una amenaza a la salud pública. Se abandonó el uso del agua del río como abasto de agua potable y se importó el agua de otras cuencas hidrográficas al sureste y al oeste de la ciudad. La relación entre la ciudad y la cuenca hidrográfica del río Piedras se deterioró a tal grado que la ciudadanía le dio la espalda al río y se olvidó de su potencial para beneficiar la calidad de vida de San Juan. Hoy en día la situación está cambiando y se está levantando conciencia sobre la importancia de rescatar al río Piedras como parte de una estrategia de planificación urbana sostenible para San Juan. El Municipio de San Juan y otras entidades no-gubernamentales están aprendiendo de la experiencia CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
de otras ciudades como Sevilla, Los Ángeles, Salt Lake City y Houston, donde se han dado cuenta que manejar los ríos de una manera ecológica no solamente brinda servicios ambientales y recreativos a las personas residentes, sino que también aporta a la economía de la ciudad. En otras palabras, los ríos pueden contribuir a la sostenibilidad de las ciudades. Para que el río Piedras pueda contribuir a la sostenibilidad de San Juan, se necesita manejar la cuenca y el río como un sistema. Como área de captación del agua, la cuenca del río Piedras recoge toda el agua que cae desde Caimito hasta la bahía de San Juan. Por lo tanto, para rescatar el río se requiere prestar atención a los procesos de captación de agua, de erosión y de sedimentación que ocurren en la parte alta de la cuenca y a cómo estos se conectan y afectan al río en la parte baja de la ciudad. Igualmente, si lo que nos preocupa son las inundaciones y los daños y costos que éstas causan para la ciudadanía, no basta con simplemente manejar el agua o la infraestructura pluvial en la parte baja de la cuenca. Parte de la solución está en cómo manejamos el recurso en todas las partes de la cuenca del río Piedras. Miremos hacia el futuro; las ciudades enfrentan grandes retos físicos y sociales que ameritan reconsiderar el papel de las cuencas hidrográficas en el desarrollo de la ciudad. Uno es el cambio climático
ciudades la respuesta es no, pues la infraestructura fue diseñada sin tener en consideración las cuencas hidrológicas y sus funciones en mantener resiliencia, o sea, la habilidad de recuperarse ante un disturbio. Las ciudades del futuro requieren que la infraestructura verde (e.g., bosques, manglares) y la infraestructura azul (e.g., ríos, lagos), que son parte de la cuenca, sean elementos integrales en un diseño de infraestructura técnica con resiliencia para la ciudad. El segundo reto es desarrollar una visión conjunta para el futuro de la ciudad. Una ciudad sostenible es una que pueda persistir a pesar de cambios o sorpresas que traiga el futuro, pero a la vez debe ser una ciudad donde queramos vivir. Una ciudad sostenible es una en donde la calidad de vida es producto, en parte, de los beneficios que ofrecen los ecosistemas urbanos (como la regulación del agua en la cuenca) y la cual beneficia a todas las personas residentes (no solo a algunas pocas), inclusive a quienes heredarán la ciudad en el futuro. Necesitamos imaginar y diseñar la ciudad del futuro nutriéndonos de múltiples saberes (e.g., hidrología, ingeniería, sociología, conocimiento local, etc.) y a través de la colaboración entre múltiples sectores gubernamentales, cívicos y privados en la ciudad. Solo así podemos construir ciudades que funcionen en armonía con su paisaje. Fotografía aérea del Municipio de San Juan (línea negra) y la cuenca del río Piedras (línea blanca). Los ríos y quebradas de la cuenca se enseñan en color azul.
y la posibilidad de que eventos extremos, como lo fue el huracán Katrina para la ciudad de New Orleans, aumenten en frecuencia y magnitud. Entonces necesitamos
preguntarnos: ¿cuentan las ciudades con una infraestructura urbana que pueda sostener los efectos de eventos extremos como el huracán Katrina? Para la mayoría de las CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
Agradecimiento: Agradecemos a las personas colaboradoras de la Universidad de Puerto Rico, recintos de Río Piedras y Ciencias Médicas, por el trabajo interdisciplinario que llevamos a cabo sobre cuencas urbanas.
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La naturaleza haciendo trabajo en la ciudad: perspectivas para la ciudad ecológica Por: José Juan Terrasa Soler, Arquitecto paisajista y ecólogo
L
a arquitectura paisajista, como oficio o profesión, tiene apenas 300 años de historia, pero como actividad humana se remonta al surgimiento mismo de la humanidad. Esta actividad del ser humano de modificar su ambiente para su propia supervivencia, prosperidad y disfrute es definitivamente anterior a la construcción de edificios. Hoy, igual que hace 25,000 años, implica una relación de la naturaleza con las personas. Por eso, la arquitectura del paisaje, como el paisaje mismo, es ante todo una expresión cultural, que vemos a través de la historia de la naturaleza en la ciudad. Si interpretamos el relato del Génesis como una alegoría de la prehistoria, la salida de Adán y Eva del “paraíso terrenal” representa esta primera definición de la naturaleza como “otro”, en la tradición occidental. La Torre de Babel símboiza el “abandono de la naturaleza” por parte de la humanidad. La reconciliación con ella aparece ya en las primeras ciudades exitosas como Babilonia, en la forma del “jardín mediador” – el jardín que representa el anhelo de recuperar la naturaleza perdida, domesticándola
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y mediando entre el ser humano y ella. Posteriormente, en la ciudad romana, la naturaleza urbana toma la forma del jardín cívico, espacio que permite conducir los asuntos de la polis en un contexto relajado y familiar. En la ciudad medieval la naturaleza está encerrada en los muros del hortus conclusus – espacio privado y seguro de contemplación. Los grandes cambios culturales del Renacimiento y la Ilustración impactaron también la relación con la naturaleza en las ciudades europeas. Los grandes viajes de “descubrimiento” causan una revolución en el entendimiento de la naturaleza y los nuevos flujos comerciales crean una clase urbana burguesa que se deleita en los parques de la ciudad mercantilista. Estos grandes parques burgueses de Europa representan la afluencia del momento, no sólo material sino también intelectual, y una nueva forma teatral de exhibir el “dominio” sobre la naturaleza. Posteriormente, la ciudad industrial recurre a la naturaleza como salvadora de la salud mental y física de su ciudadanía. En esa empresa higiénica de mejorar y humanizar la
ciudad industrial, nace la arquitectura paisajista como profesión, proyectando una reinterpretación de la naturaleza como fuente de salud y bienestar, no como lo salvaje que necesita aculturación. Así surgen movimientos como la Ciudad Jardín (Garden City) y proyectos como el Central Park (NYC) y el Emerald Necklace (Boston), diseñados por Frederick Law Olmsted. La ciudad moderna, deslumbrada por la tecnología como remedio universal, relega la naturaleza urbana a un segundo plano y le asigna el rol del hortus ludi – el jardín del juego y el placer. A finales del siglo 20, como secuela del rechazo al movimiento moderno en la arquitectura de la década de 1950 y el surgimiento del movimiento ambientalista en la del 1960, la arquitectura paisajista y el diseño urbano se plantean una nueva forma de ver la naturaleza en la ciudad. ¿Qué tal si en vez de ser meramente un “adorno” o el escenario para estar “relax”, la naturaleza urbana tiene una función importante? ¿Por qué no pueden
cohabitar en la cuidad, para su mutuo beneficio, el ser humano y la vida silvestre? Paralelamente a estos movimientos culturales, la ecología empieza a ver en la cuidad los mismos sistemas naturales que estudia en ecosistemas remotos. Aparecen visionarios como Ian McHarg, quien escribió el famoso libro “Design with Nature” (1969), y, finalmente, disciplinas nuevas como la ecología del paisaje y la ecología urbana. Toda esta evolución trae a la visión contemporánea de la ciudad ecológica – la que se planifica, diseña, construye y opera como lo que en realidad es, un ecosistema como cualquier otro. En ella, la naturaleza no existe meramente para el placer del ojo humano, como aderezo escenográfico o como adorno de edificios, sino para realizar múltiples trabajos. El paisaje es el medio urbanizador, ordenador y generador de nueva ciudad (ya sea por adiciones o por CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
reestructuraciones). Por paisaje se entiende el ámbito socio-ecocultural particular e identificable donde ocurre la vida humana; no es meramente la vegetación – es el conjunto de sistemas sociales, naturales y culturales (edificados) que sirven de ambiente humano y de vida silvestre (o no-humana) en la ciudad. En la ciudad ecológica, el paisaje es parte integral de la ciudad, y lo cultural y lo natural existen como un cíborg (ser vivo mitad humano y mitad robot). En esa condición híbrida de la ciudad ecológica, hasta los edificios y estructuras son hábitat de vida silvestre. Este concepto de la ciudad como cíborg o híbrido entre lo silvestre y lo construido es parte de una nueva visión eco-funcionalista de la ciudad y de una visión postconservacionista de la naturaleza. Los elementos “naturales” de la ciudad (o la vida silvestre en ella), (Continúa en la pág. 44)
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sea a propósito (por diseño) o no, realizan múltiples funciones que benefician a la vida humana. Los organismos que habitan un río canalizado y semi-entubado como el Río Piedras, por ejemplo, ayudan a oxigenar el agua, disminuir excesos de fosfatos y nitratos y reducir su temperatura. No solamente mejoran las condiciones ambientales para los seres humanos que nadan en el Estuario de la Bahía de San Juan, sino que permiten que otros organismos colonicen y subsistan en la ciudad, aumentando la biodiversidad y mejorando el funcionamiento ecológico de la ciudad. La visión post-conservacionista se refiere a que si bien siempre son necesarias las “reservas naturales”, es importante reconocer que la naturaleza urbana y peri-urbana realiza funciones ecológicas importantes y en muchos casos equivalentes o superiores a las que realiza la naturaleza de las “reservas”. En Puerto Rico, investigadores como el Dr. Ariel Lugo se han enfocado en el valor ecológico de la naturaleza urbana y peri-urbana y han demostrado que las funciones ecológicas que proveen son equivalentes a ecosistemas “prístinos”. Por lo tanto, no es suficiente conservar la vida silvestre en “reservas”, sino también en la vida urbana y peri-urbana para alcanzar un mejor ambiente humano y aumentar la biodiversidad del país. Las funciones ecológicas de la naturaleza urbana son muchísimas y hacen posible la vida, humana y no humana, en la ciudad. Generalmente, nos enfocamos en la vegetación, pero la riqueza microbiana de un suelo, por ejemplo, es imprescindible
para que sea productivo y efectivo en disminuir los niveles de contaminación que muchas veces vemos en la ciudad. La posibilidad de que las aguas de lluvia infiltren los suelos urbanos y fluyan a través de ellos, en vez de ser interceptadas y llevadas rápidamente al mar, aumenta también la fertilidad y funcionamiento de esos suelos y apoya las otras funciones vitales de los sistemas naturales urbanos. La ciudad ecológica depende para su funcionamiento de que la naturaleza urbana esté bien “sintonizada” con sus sistemas sociales y culturales. La condición de cíborg de esa naturaleza urbana – que depende de la función de los sistemas edificados, pero, a la vez, contribuye a ella – requiere un fino ajuste que sólo puede proveer el buen diseño. La infraestructura verde, por ejemplo, es precisamente eso: la conjunción de elementos vivos y edificados que, juntos, provean un mayor beneficio social y permitan una mayor biodiversidad en la ciudad, es decir, que coexistan una mayor cantidad de especies. Dicho de otra forma, la infraestructura verde es “naturaleza diseñada” que trabaja en la ciudad. La infraestructura verde no meramente maneja la escorrentía pluvial. Se ha convertido en el instrumento preferido para alcanzar los objetivos de la ciudad ecológica. Por infraestructura verde se entiende cualquier sistema que realiza una función urbana (transportación, remoción de desperdicios, regulación de temperatura, remoción de contaminantes en el aire, generación de energía, manejo de escorrentía pluvial, etc.) en el que participan
activamente organismos biológicos y genera múltiples beneficios, no una sola función, como la infraestructura común y corriente o “gris”. El conocido y popular High Line de la ciudad de Nueva York es un gran ejemplo de infraestructura verde no relacionada con el manejo de escorrentía pluvial. No sólo es un corredor de transportación, sino todo un parque en el aire que inserta la naturaleza en la ciudad a través de una plataforma elevada (antiguo tren elevado). La infraestructura verde alcanza su máximo potencial en la ciudad ecológica cuando hace múltiples funciones simultáneamente(1). No simplemente debe proveer un servicio, sino también crear mejores espacios urbanos y hacer posible el contacto humano con la naturaleza. En este sentido, representa el ideal de la ciudad ecológica que permite las funciones urbanas de una forma amigable con la naturaleza silvestre y provee un vehículo para restaurar funciones ecológicas perdidas por el desarrollo urbano tradicional. En fin, la visión de la ciudad ecológica es crear las condiciones para que el resto de la naturaleza prospere en la ciudad junto al ser humano, en relación mutualista. La condición híbrida de la ciudad ecológica la hace también más resiliente – apta para sobrevivir condiciones cambiantes(2). Esas condiciones cambiantes ya llegaron con el cambio climático global. Si nuestras ciudades no se mueven al modelo de la ciudad ecológica, con intervenciones modestas, pero constantes, será muy difícil asumir el futuro que nos traerá nuestra propia actividad humana en el planeta.
1
Ver: Terrasa-Soler, J.J., M. Bingen, and L. Lugo-Caro. 2014. The Caribbean Landscape Cyborg: Designing Green Infrastructure for La Parguera, Puerto Rico. Chapter 20 In: Czechowski, D., T. Hauck, and G. Hausladen, eds. Revising Green Infrastructure: Concepts between Nature and Design. London: CRC Press/Taylor & Francis. 488 p. http://www.worldcat.org/ search?q=isbn%3A9781482232202
2
Ver: Topos The International Review of Landscape Architecture and Urban Design, Issue number 90 (2015), Resilient Cities and Landscapes. http://www.toposmagazine.com/topos-90-resilientcities-and-landscapes/
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LEED para el desarrollo
de comunidades (LEED-ND) Ing. Jesús A. Garay, LEED AP, PMP.*
Destrucción del ambiente: pecado de la humanidad
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l Papa Francisco, quien fue científico químico antes de sacerdote, ha denunciado, en una valiente encíclica publicada el 18 de junio, la destrucción del medio ambiente como el peor pecado de la humanidad. Advirtió contra el comportamiento “suicida” de un sistema económico mundial que ha convertido el planeta en un “depósito de porquería” y señaló que “el estilo de vida actual” es “insostenible”. Declaró como estrategias de acción el “limitar al máximo el uso de recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar”. Numerosas las causas del “pecado”
Las fuerzas que impulsan esta situación son numerosas. La población humana ha aumentado exponencialmente en los últimos 60 años, de aproximadamente 2.5 billones en 1950 a más de 7 billones hoy. Nuestro uso lineal de los recursos y la manera no
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ecológica en que tratamos los residuos, como desechos y no como capital reusable, es responsable de las toxinas que se acumulan en la atmósfera, en el agua y en el suelo. Este patrón ha acelerado el agotamiento de fuentes finitas de energía no renovable, agua y materiales y está acelerando el ritmo de nuestro problema mayor: el cambio climático. Agudos los retos citadinos Los retos son especialmente agudos en las ciudades, que también se enfrentan a problemas como los de la seguridad alimentaria, la competitividad económica y la austeridad fiscal. Más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas. Las Naciones Unidas prevén que el porcentaje aumentará al 70% en 2050, con la aparición de megalópolis de 10 a 20 millones de habitantes. Implica que, en las próximas décadas, la rápida urbanización y la creciente demanda de recursos naturales moldearán el desarrollo urbano y el crecimiento de infraestructura verde. Para que las comunidades puedan ser sostenibles, estos problemas deben abordarse eficacazmente. CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
Ciudades verdes: solución ambiental, social y económica Los proyectos LEED han demostrado los beneficios de adoptar un diseño ecológico que reduzca los daños ambientales de los edificios y restaure el equilibrio de los sistemas naturales. Las ciudades inteligentes y las comunidades verdes son parte integral de la solución a los problemas ambientales, sociales y económicos que enfrenta el planeta. Las ciudades son motores de crecimiento económico. Generan alrededor del 80% de la producción mundial y cerca del 70% del uso de energía y de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con ella. La forma en que se desarrollen las ciudades más grandes y de más rápido crecimiento en el mundo será fundamental para la trayectoria futura de la economía mundial y del clima. El LEED para el desarrollo de comunidades LEED ND es un sistema de certificación que integra los principios del crecimiento inteligente, el urbanismo y la
edificación sustentable. Con herramientas como estas, las comunidades pueden lograr objetivos de sostenibilidad y de bienestar común, convirtiéndose en ejemplos de innovación. LEED ND se guía por 10 principios del crecimiento inteligente que incluyen densidad, proximidad al transporte público y mezcla de usos y de edificios que favorecen a peatones y bicicletas. Ayuda a catalizar estrategias de desarrollo del vecindario, como vivienda asequible, a proteger el clima y a mejorar la salud pública. La planificación requerida para una rápida urbanización es ideal para la intervención ecológica y la transformación sostenible. Las oportunidades para generar soluciones sostenibles van desde pequeñas empresas verdes hasta servicios de ecosistemas a gran escala. Objetivos de LEED ND LEED-ND busca optimizar el uso de los recursos naturales, promover estrategias regeneradoras y restauradoras, maximizar lo positivo y minimizar las consecuencias negativas ambientales y de salud humana de la industria de la construcción y proporcionar ambientes interiores de alta calidad para quienes ocupan edificios. Destaca el diseño integral de la tecnología existente y estrategias de vanguardia para promover conocimientos en la práctica profesional de construcción y transformación verde. Su base técnica establece un equilibrio entre requerir las mejores prácticas y estimular liderazgo. Establece un conjunto de parámetros, desafiantes, pero alcanzables, que definen la construcción verde para espacios interiores, estructuras completas y barrios enteros.
Los sistemas de calificación de LEED promueven una transformación de la industria de la construcción a través de estrategias diseñadas para alcanzar siete objetivos: n alterar la contribución al cambio climático global n mejorar el bienestar y la salud humana individual n proteger y restaurar los recursos hídricos n proteger, mejorar y restaurar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos n promover ciclos sostenibles y renovables de los recursos materiales n construir una economía más verde n mejorar calidad de vida, equidad social, justicia ambiental y salud comunitaria Estos objetivos son la base de prerrequisitos y créditos de LEED. En el sistema de calificación LEED ND, los requisitos y los créditos están categorizados: ubicación inteligente y acoplamiento (SLL), patrón y diseño de comunidades (NPD) y edificios e infraestructura verde (GIB). Beneficios del uso de LEED LEED está diseñado para abordar los retos ambientales y responder a las necesidades de un mercado competitivo. La certificación demuestra, innovación, cuidado ambiental y responsabilidad social. Los edificios y las comunidades certificadas LEED están diseñadas para proveer los siguientes beneficios: n menores costos operativos y mayor valor de los activos n reducción de residuos enviados a los vertederos n conservación de la energía, del agua y los materiales n ambientes más saludables y productivos para sus ocupantes CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
n reducción de las emisiones de gases invernadero n calificación para incentivos contributivos, “rebates”, permisos verdes La productividad en el uso de la tierra determinará si el mundo es capaz de alimentar a una población estimada de ocho mil millones para el 2030, manteniendo al mismo tiempo entornos naturales. Hoy utilizamos el equivalente de 1.5 de las tierras para satisfacer la necesidad de recursos y absorber los desechos resultantes. Significa que le toma al planeta 18 meses regenerar lo que se utiliza en sólo 12. Si las tendencias actuales continúan, para el año 2030 necesitaremos el equivalente a dos planetas. Según la Comisión Global sobre Economía y Clima, el futuro desarrollo económico no tiene por qué copiar el modelo de alta emisión de carbono y distribución desigual del pasado. Los bajos costos de la energía eólica y solar podrían propiciar la implementación de fuentes de energía renovables y de bajo consumo de carbono para más de la mitad de la nueva capacidad de generación eléctrica en los próximos 15 años. Todos los países tienen la oportunidad de propiciar un desarrollo económico duradero al mismo tiempo que reducen los inmensos riesgos del cambio climático. Las inversiones de los próximos años determinarán el futuro climático mundial. “Que Dios nos encuentre confesados.”
*Ing. Jesús A. Garay, LEED AP, PMP. Director Ejecutivo y Presidente USGBC-U.S. Caribbean Chapter @andygaray Facebook/climaterealitypuertorico
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Un estilo de vida sostenible Por: Evelyn Ortiz Avilés & Max Pérez Padró Instituto de Permacultura de Puerto Rico
Un estilo de vida sostenible se
define como aquel en el que se consumen bienes y servicios que no dañan la economía, el medio ambiente, ni la sociedad. Permite desarrollar una comunidad que apoye la creatividad, la diversidad y la innovación. Es un concepto que transforma de manera responsable a las personas que componen dicha sociedad para crear comunidades más estables, productivas y comprometidas con el medio ambiente. Está atado a los patrones de comportamiento, a las necesidades que tiene cada individuo, sus motivaciones, deseos y condiciones ambientales y socioeconómicas. Este estilo de vida precisa que redefinamos los conceptos de necesidad y suficiencia para estimular una sociedad equilibrada. La crisis ambiental, económica y social con la que el mundo se enfrenta hoy deja ver muy claramente que se agotan los recursos y el modelo de crecimiento que teníamos antes. En nuestro afán diario, nos enfocamos en vivir la vida planificando una meta que siempre está más allá de nuestras posibilidades. Nos encauzamos a tener una casa lujosa, familia con más cosas materiales, etc. Esta mentalidad tiene un impacto en el medio ambiente y en la sociedad en la que vivimos. El modo de vida establecido por la sociedad misma, ha causado que tengamos una degradación ecológica, sufrimiento humano y agotamiento de los recursos naturales.
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Por eso, se requiere que se exploren nuevas alternativas y nuevas soluciones para establecer un estilo de vida sostenible y que hagamos un esfuerzo por compensar de alguna manera el daño que le hemos causado al medio ambiente. Este sistema debe ir a tono con las necesidades existentes de alimento, educación, salud, seguridad y vivienda, entre otras, pues se estima que para el 2050 habrá 9.000 millones de habitantes y que se necesitarían 4 planetas adiciones para satisfacer nuestras necesidades y nuestra forma de vida. Ante este panorama surge el imperativo de buscar soluciones que sean innovadoras, que tengan sentido de colaboración y que respondan a las necesidades, retos y valores de nuestra sociedad. La actitud, el conocimiento, la educación y la experiencia que se precisan para un desarrollo sostenible tienen que permitir que las personas y las comunidades sean las protagonistas del cambio hacia ese desarrollo. Todos y todas deseamos vivir en una comunidad habitable, próspera, saludable, segura y que nos brinde a nosotras y nosotros, a nuestros hijos e hijas, la oportunidad de vivir en un mundo mejor. Para ello se necesita urgentemente que hagamos cambios en nuestra forma de vivir haciendo lo siguiente: l clasificando la basura y separándola, l comprando en el mercado local, l comprando menos, CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
l confeccionando nuestra propia ropa, l construyendo de manera ecológica, l consumiendo menos material plástico, l controlando la población, l creando riquezas reales, l cuidando de la flora y de la fauna, l desconectando los equipos electrónicos cuando no estén en uso, l evitando celebraciones de consumo, l fomentando el trueque o el intercambio, l haciendo huertos comunitarios, l haciendo nuestro propio huerto, l llevando nuestra propia comida al trabajo, l manteniéndonos saludables, l sembrando árboles, l preparando nuestro propio alimento, l reciclando, l recolectando agua de lluvia, l secando la ropa al sol, l trabajando en equipo, l unificando las comunidades, l utilizando combustible y energía renovables, l utilizando la tecnología apropiada, l utilizando ropa 100% algodón, l viajando en transporte colectivo.
La mayoría de las personas no están preparadas para vivir una vida sostenible porque están acostumbradas a llevar una vida cómoda. Carecen de objetivos
reales, de una buena planificación, no toman en consideración el medio ambiente, producen, consumen y eliminan. O sea, utilizan lo que necesitan, lo consumen y luego echan a la basura esos desechos en vez de convertirlos en materia prima de producción o reciclaje. Por otra parte, carecen de estructuras para la toma de decisiones, el diseño y el conocimiento de las prácticas arriba mencionadas para alcanzar una vida sostenible. La permacultura nos ofrece las herramientas necesarias para que podamos lograr un nuevo estilo de vida. Estas herramientas nos permiten reducir el impacto
al medio ambiente, establecer una economía solidaria, tener acceso al conocimiento y, a su vez, utilizarlo como vehículo para intercambiar información con otros y otras. Por otra parte, permite fomentar la producción y el consumo responsable a través del uso adecuado de las tecnologías ancestrales, igual que de las modernas, para mejorar nuestra calidad de vida. Un estilo de vida sostenible es el resultado de un desarrollo
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sostenible. Este se obtiene mediante la adaptación, el compromiso, la organización, los principios éticos y los nuevos hábitos de comportamiento que debemos asumir para alcanzar nuestro objetivo. Adquiere el conocimiento y las prácticas necesarias, aprende, capacítate y estudia para que seas parte del cambio hacia una nueva forma de vida. En el Instituto de Permacultura de Puerto Rico te podemos ayudar...acepta el reto y haz la diferencia por ti y por los tuyos.
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Elegía de la isla sostenible
Cruz García y Nathalie Frankowski
Llamola utopía, voz griega cuyo significado es no hay tal lugar. -Quevedo
L
legamos en zepelín. Así pudimos ver los restos de los primeros dos pabellones construidos en la isla. Ahora hecho ruinas, el primer pabellón consistía de un monolito flotante en el que trabajadores y trabajadoras migrantes llegaban para construir un muro que circundaría los límites de la isla. Asfixiadas por atmósferas de conflictos bélicos y persecución étnico-religiosa, estas personas se acoplaban a su laborioso nuevo estilo de vida. Sus jornadas eran extenuantemente largas. Forjaban en hormigón un muro que eventualmente les impediría abandonar la isla, mientras que haría virtualmente imposible permitir la llegada de más inmigrantes. No fue tanta la huella de carbono que produjeron el monolito flotante y el muro. Los cuerpos con hambre apenas producen emisiones. El muro fue construido con cemento reciclado. Sus agregados poseían certificación ecológica de uno de los burós de oficialización de asuntos de sostenibilidad. Tardó casi diez años su construcción. En ese periodo, trabajadores y trabajadoras iban erigiendo partes de lo que sería su vivienda una vez finalizada ‘la pared’, como familiarmente la bautizaron. Se casaban entre sí. Tenían hijos e hijas. Los edificios residenciales en hormigón expuesto se forjaron siguiendo fielmente modelos de la vivienda para el sector trabajador concebida por algunos de los más respetados arquitectos en el siglo XX. Eran apartamentos para familias.
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El diseño de Le Corbusier para una ciudad contemporánea se combinó con otros modelos como la Brasilia de Lucio Costa y Niemeyer, los apartamentos brutalistas de los Smithsons y uno que otro esquema idealizado por vanguardistas soviéticos como Ginsburg o Melnikov, con el fin de desarrollar un plan definitivo en el que la vivienda para el sector trabajador proveyera los programas necesarios para mantenerlo separado del resto de la ciudad.
de la modernidad en arquetipos arquitectónicos celebratorios de la cúspide del antropoceno, o la llamada era de la transformación de la tierra por manos humanas.
Construidos el muro y la vivienda social, la clase trabajadora sembraba los árboles que la dividirían del centro de la ciudad. En esta zona se plantaron también turbinas eólicas, plantas para el recogido de la lluvia, sistemas de irrigación en los que no se desperdiciaría ni una gota de agua, sistemas de generación energética en el que no se perdería ni un soplo de viento.
El concepto que motivó la organización del centro de la isla se basó en la idea de ‘la ciudad empresarial’. Quienes la organizaban justificaban la construcción de torres cruciformes siguiendo el modelo del Plan Voisin y el levantamiento de torres infinitamente altas recubiertas con celdas fotovoltaicas y vidrio. Los rascacielos celebraban silenciosamente la relación dialécticomaterialista del protagonismo de las grandes empresas y su inversión multimillonaria en el desarrollo de la ciudad sostenible.
Ya organizado el cinturón verde, nombre que se le otorgó al denso muro vegetativo, los grupos trabajadores comenzaron a construir en el centro de la ciudad pabellones para conmemorar los avances CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
El ethos, filosofía que impulsaba todos los esfuerzos de la isla, era ‘ciudad sostenible, mundo mejor’. Para esto se comisionaron el diseño y construcción de segmentos y elementos de algunas de las visiones de ciudad sostenible más significativos de los siglos XX y XI.
Las céntricas torres albergarían a las personas dignatarias, tecnócratas
y empresarias responsables de desarrollar, planificar y administrar la isla. Viajando de otras ciudades desarrolladas, con certificaciones y diplomas de los institutos más respetados, esta clase directiva consolidaría la moderna visión del futuro sostenible. La clase elite se habría encomendado desarrollar estrategias y herramientas para el desarrollo y crecimiento de la economía de la isla. A través de sus invenciones tecnológicas, sus intervenciones estratégicas y sus conclusiones legislativas, la isla se convertiría en un paradigma de desarrollo sostenible para el resto del mundo. En las torres de marfil y hormigón, de vidrio y mármol, la tecnología, la política y la economía formarían una tríada de progreso indiscutible. Las finanzas y el desarrollo garantizarían la venida de años de continuo crecimiento. La isla en manos de la elite marcharía el camino de la utopía alcanzable. En la zona entre los rascacielos y la vivienda para trabajadores y trabajadoras, un tercer grupo de pabellones expondría los desarrollos económico-tecnológicos que, de acuerdo con los líderes, representaban avances inéditos en el desarrollo sostenible de la ciudad contemporánea. El tercer grupo de pabellones consistía de una serie de
edificaciones y estructuras en la que se expondrían estrategias económico-tecnológicas que, de acuerdo con quienes organizaban, representaban avances inéditos en el desarrollo sostenible de la ciudad contemporánea. Construidos por un grupo selecto de personas trabajadoras adiestradas, los pabellones en esta región se encontraban estratégicamente en un cinturón que separaba el centro, con las torres administrativas de la banda periférica, de la vivienda social para la clase trabajadora. Levantados siguiendo los más rigurosos métodos constructivos, cada pabellón en esta zona representaba un logro en las estrategias modernas de sostenibilidad. Desde granjas orgánicas, hasta la extracción sostenible de tierras raras para el desarrollo de herramientas, cada pabellón enfatizaba en un área a explorar tecnológica y económicamente. En esta zona, algunos trabajadores y trabajadoras laboraban sin descanso recogiendo frutas y vegetales sin pesticidas y preservativos. Otras personas procesaban coltán y tántalo para desarrollar herramientas de comunicación, agricultura y transportación. Algunas se encargaban de manufacturar vestimentas con telas biodegradables, mientras otras construían materiales ecológicos para la construcción de CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
edificaciones. Para defender la isla de posibles amenazas al estado sostenible de su economía, un grupo selecto de personas de la clase trabajadora fue adiestrado para formar un ejército capaz de mantener el orden dentro de la isla y vigilar la periferia en las áreas limítrofes al muro que la circundaba. Desde el zepelín se veía la huella de la isla que, en armonía, finalmente, concretizaba la promesa de la modernidad, esa materia líquida que se transforma y transforma con el paso del tiempo. La isla iba de camino hacia mejores futuros. Antes, en el lejano horizonte, la quimera del desarrollo modernizante acortó su distancia, materializada en lo que comenzó como esbozos fugazmente ilusorios. Utopía no más, la isla evidenciaba cómo el idealismo romántico también depende de perspectivas y memorias selectivas. La ciudad ideal evidenciaba que conceptos, ideologías y ambiciones toman protagonismo solo en detrimento de otros conceptos y valores que son considerados menos importantes. En la isla todos asumen su rol. La isla crece económicamente. Su desarrollo es sostenible. BIO Cruz García y Nathalie Frankowski son arquitectos, artistas, autores y fundadores del estudio de arquitectura WAI Architecture Think Tank con sede en Beijing.
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Agricultura
Agricultura Urbana Ecológica para una Ciudad + Sostenible
C
Por: Juan Carlos Gallisá, arquitecto de profesión, urbanista de vocación y agricultor de afición
uán sostenible es una ciudad dependerá mucho de cuán seguro es su sistema de alimentos. La ciudad es un ecosistema urbano compuesto por una comunidad de seres vivos y un medioambiente construido por estos que les sirve de hábitat. Son los seres vivos los que hacen funcionar la ciudad, los que la hacen tener vida propia y todo ser vivo necesita oxígeno, agua y alimento como elementos básicos de subsistencia. La ciudad es un ente bien complejo constituido por varias infraestructuras, redes y sistemas físicos, técnicos o administrativos, tales como las edificaciones y espacios urbanos, la transportación, el agua, la energía eléctrica, las comunicaciones, la disposición de desperdicios, los espacios verdes, la organización social, la salud, la educación y la gobernanza, por mencionar los principales. Estas infraestructuras y sistemas no existen de forma aislada, interactúan entre sí y se afectan positiva o negativamente de acuerdo con complejas relaciones.
El sistema de alimentos en la ciudad (incluyendo producción, procesamiento, distribución, consumo y disposición de residuos) debe ser objeto de nuevos estudios, análisis, rediseño y reconstrucción ante las realidades económicas, ambientales, sociales y de salud pública en nuestros tiempos. El acceso a alimentos inocuos y nutritivos así como los procesos intermedios, desde que se producen los alimentos hasta que llegan a nuestra mesa para ser consumidos, tienen que ser revaluados para verificar cuán confiable y seguro es este sistema y cuán vulnerable estamos ante un asunto de seguridad alimentaria¹. Históricamente, la agricultura como actividad de producción de alimentos se daba mayormente en la periferia de las ciudades. A medida que se fue mecanizando la agricultura y se desarrollaron los sistemas de transportación que utilizaban combustibles fósiles económicos, principalmente el petróleo, se fue distanciando la producción de alimentos hacia las
seguridad alimentaria- “Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana”. (Cumbre Mundial sobre la Alimentación, 1996)
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zonas rurales más alejadas de la ciudad. Con la globalización de nuestra época, esta producción de alimentos no solo se separó de la ciudad y se ubicó en la ruralía sino que se separó de un país a otros países distantes en el planeta. La producción de alimentos se ha desarrollado con una alta dependencia del petróleo, no solo por la lejana transportación de alimentos sino también por su alta mecanización en la producción y por el procesamiento de alimentos de forma industrializada.
incrementos en el nivel del mar que llevan a reducir o a salinizar tierras de cultivos, la desertificación de terrenos que una vez fueron cultivables y una mayor frecuencia en inundaciones, sequías y heladas que echan a perder cultivos. Otros problemas de desarrollo insostenible como la deforestación, la sobrepesca y la pérdida de biodiversidad también pasarán factura en la disponibilidad de alimentos en el futuro.
Económicamente, lo anterior representa un gran problema actual pues el encarecimiento continuo del petróleo arrastra un encarecimiento constante de los alimentos. Además, la carencia de producir y procesar los alimentos que se consumen localmente representa una oportunidad perdida de desarrollo económico local, ya que no se generan empleos en estas actividades y no se genera actividad económica local relacionada.
desmedido de las industrias multinacionales de alimentos y las políticas neoliberales que priorizan el comercio internacional han llevado a una reducción significativa de pequeños y medianos agricultores y agricultoras tradicionales en muchas partes del mundo. Cada día, la producción de alimentos está más limitada y controlada por estas multinacionales. Esta falta de soberanía alimentaria² en muchos países ha creado una serie de problemas sociales y una mayor inequidad.
Hoy en día nuestro planeta sufre unos serios problemas ambientales y de desarrollo que pueden reducir la producción de alimentos globalmente en un futuro no muy lejano. Algunos de estos problemas están relacionados con el cambio climático, como lo son el estrés hídrico y los cambios en la disponibilidad de agua, los
Socialmente, el crecimiento
La agricultura industrializada y la producción de alimentos están hoy en día altamente cuestionadas por los efectos negativos en la salud pública. Esto se debe a la cantidad de fertilizantes, herbicidas y pesticidas químicos que se utilizan
en las siembras y la cantidad de aditivos y químicos en los alimentos procesados. Un nuevo sistema de alimentos basado en una agricultura urbana³ ecológica, inteligentemente planificada, implantada y administrada podría mitigar muchos de los problemas que hemos mencionado en este escrito. Este nuevo sistema estaría compuesto por un sinnúmero de huertos urbanos (caseros, comunales, institucionales, públicos y
comerciales) que producirían una buena cantidad de alimentos dentro de la ciudad o en su periferia, por una red de mercados agrícolas que ofrecerían las oportunidades de venta de estos productos locales, por unos centros de procesamiento o cocinas comunales que podrían procesar y darle un valor añadido a estos productos y por un eficaz modo de distribución de productos y manejo de residuos. Este nuevo sistema de agricultura urbana no suplantaría por completo el actual sistema de alimentos que existe en muchas de nuestras ciudades, pero sí reduciría considerablemente la alta dependencia en la importación de alimentos y nuestra vulnerabilidad ante un problema de seguridad alimentaria. Con esto crearíamos unas ciudades mas resilientes⁴ y, por tanto, más sostenibles.
soberanía alimentaria- Es el derecho de los pueblos, de sus países o uniones de estados a definir su política agraria y alimentaria, sin dumping frente a países terceros. (La Vía Campesina, movimiento campesino internacional) agricultura urbana- “Una industria ubicada dentro (intra-urbana) o en la periferia (peri-urbana) de un pueblo, una ciudad o una metrópoli, que produce, procesa, suministra y distribuye una gran variedad de productos alimentarios y algunos no alimentarios, (re-) utilizando en gran medida, los recursos humanos y materiales, productos y servicios que se encuentran en y alrededor de esa área urbana“. (L. Mougeot, 2000) 4 resiliencia- “La capacidad de un ecosistema de aguantar choques externos y reorganizarse mientras cambia para poder retener esencialmente la misma función, estructura, identidad y mecanismos de retroalimentación.” (Manual de Transición/Rob Hopkins) 2
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AGRICULTURA
Importancia de la materia orgánica y la salud del suelo en la agricultura Por: Ing. Carlos Enrique Pacheco Irizarry
El 2015 ha sido declarado por la
Food Administration Organization (FAO), (suscrita a las Naciones Unidas), como el año para la protección de los suelos. Es muy poca la atención que le dedican los gobiernos y el público en general a esta parte esencial del planeta Tierra. Los suelos son parte fundamental en la protección del recurso agua, la producción de medicinas, el control del cambio climático, la producción de textiles,
el control de inundaciones y la más importante, la seguridad alimentaria del planeta. Aquí discuto la interacción del suelo con la agricultura y la importancia que provee la materia orgánica para mantener una producción eficiente y sostenida de alimentos. La ciencia que estudia los suelos se conoce como edafología. Estudia las características del suelo, su formación, el efecto
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del medio ambiente sobre él, sus usos, utilidad, elementos que lo componen y su conservación. Enfocaré en el mantillo, la capa superficial de la tierra. La ciencia ha estimado que le toma a la naturaleza sobre 500 años desarrollar una (1) pulgada de su espesor y, por ende, puede clasificarse como un recurso no renovable. La importancia del suelo no solo consiste en su capacidad de conservar los elementos básicos que apoyan la vegetación que florece sobre él, sino en el papel que juega en el manejo del recurso agua y su relación con el calentamiento global. El principal peligro para la salud de los suelos es romper su integridad física por medio de la deforestación, laboreo intensivo y desconocimiento de las buenas prácticas en su manejo. El resultado de este mal manejo es la erosión de suelos que arrastra sedimentos y nutrientes transportados por la escorrentía pluvial. El arrastre provoca pérdida de fertilidad, incremento en niveles de turbiedad en el agua, sedimentación de los lagos, introducción de nutrientes en exceso a los cuerpos de agua. También le afectan los pesticidas, herbicidas y una variedad de compuestos químicos recalcitrantes, hormonales y las manipulaciones de genética.
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A principios del siglo XIX, Puerto Rico, mediante una agricultura impulsada por los monocultivos del café, tabaco y caña, desforestó la mayoría de sus montes. Todavía podemos observar, par de siglos después, que la vegetación es de un bosque joven y muchas arvenses que demandan (y aportan) muy pocos nutrientes. Durante el proceso de industrialización del pasado siglo, se abandona prácticamente la agricultura dando paso a la ocupación de las mejores tierras de la llanura para viviendas y carreteras. En la mayoría de los casos ese mantillo fue removido para dar paso a la construcción, desconociendo su importancia como un recurso norenovable. Uno de los principios básicos de la agro-ecología es ver el suelo como un ente viviente. Se dice que en un (1) centímetro cúbico de composta vive la concentración más alta de seres vivientes del planeta. Para lograr un “proceso de humificación” necesitamos incorporar materia orgánica a los suelos. La naturaleza provee esta materia orgánica poco a poco con la caída de hojas y árboles al terreno, por la interacción de organismos con esa biomasa, integrando ciclos naturales y convirtiéndola en compuestos asimilables por las plantas en reciclaje de nutrientes. Los bosques son la manifestación de milenios de este continuo proceso.
yacimientos de minerales ricos en fósforo, potasio y solo productos comerciales producidos mediante procesos agroquímicos extranjeros. Entonces, el reto consiste en poder producir nuestros propios fertilizantes a partir de las herramientas que nos provee la agroecología: siembras de leguminosas, producción de hongos micorrizas y técnicas como asociaciones de plantas, rotaciones y policultivos. La realidad es que la mayoría de nuestros agotados terrenos necesitan introducir material orgánico en una forma eficiente. Este material orgánico se encuentra en nuestros residuos de comida; tenemos que reciclar esa biomasa. En estos residuos se encuentran los nutrientes y el agua. Decimos reciclar, porque la materia orgánica que queremos preparar deberá pasar por algún proceso de descomposición, ya sea compostación, fermentación y/o descomposición anaeróbica. Todos estos procesos tienen sus ventajas y desventajas, así como sus niveles de equipamiento y metodología. Actualmente el compostaje es la forma predilecta y costo-eficiente para transformar la materia orgánica en forma asimilable por las plantas y los microorganismos.
Esta materia orgánica se compone de dos elementos principales; carbono y nitrógeno (C/N). El carbono es consumido por los microorganismos en sus procesos energéticos. Termina como dióxido de carbono y nitrógeno. Este nitrógeno es transformado de forma que las plantas pueden absorber fácilmente. Para introducir un proceso agrícola eficiente, tenemos que mantener este balance de ciclos naturales. La agricultura, al intervenir en este proceso, tiene que re- introducir materia orgánica para reponer la que sustrae mediante los cultivos. Este balance, además de proveer las condiciones eficientes de agua, luz y oxígeno, mantiene esta “comunidad viva” y el ambiente idóneo para suplir nutrientes y micro-nutrientes esenciales en el desarrollo de cultivos saludables y con alta capacidad nutritiva.
En Puerto Rico apenas se recicla el 4% de la materia orgánica disponible. Las oportunidades son inmensas de poder desviar toneladas de materia orgánica de nuestros recargados sistemas de relleno sanitario (vertederos) si existiera una política de apoyo gubernamental hacia esas iniciativas. En otros escritos mencioné la recicloponía como estrategia de recoger estos residuos en una forma fermentada y desviarlo a composteras que compartan cultivos que se vendan a los mismos generadores a precios de descuento. Esta metodología promete la producción de acondicionadores y enmiendas a los suelos que pueden mantener esta materia orgánica en un uso beneficioso. A su vez, esta método de integrar recogido de orgánicos, compostaje, siembras y distribución provee la oportunidad de que la persona agricultora realice sus ventas directas al generador.
Las prácticas agrícolas convencionales se fundamentan en proveer nutrientes principales y constituyentes esenciales en una forma soluble y sin prestar mucha importancia a la incorporación de la parte orgánica. Eventualmente, la introducción de estos agro-químicos afectan la flora y fauna que habita en ese perfil de suelo requiriendo insumos adicionales en un círculo vicioso que no favorece a la persona agricultora, ni al ambiente, ni menos la rentabilidad de la producción agrícola. Peor aún, todos estos insumos agro-químicos se importan. No producimos material nitrogenado, no tenemos
Invito al Departamento de Agricultura a que re-evalúe su estrategia. Es posible nutrir nuestros suelos con biomasa que de otra forma terminaría en vertederos o, peor aún, en incinerar estos nutrientes y lanzarlos al aire. Nuestra agricultura puede fundamentarse en esta iniciativa con ventajas para el bien común: desarrollamos oportunidades de trabajo en la elaboración de productos orgánicos y en la reducción de importaciones, desviamos la biomasa más contaminante de los vertederos y mejoramos nuestra seguridad o soberanía alimentaria reduciendo el calentamiento global.
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AGRICULTURA
Intercambio de semillas y plantas, ¿moda o necesidad? Marilyn Rosa Tirado
Agroempresaria / Fresas y Uvas Rose
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ecientemente realizamos un intercambio de semillas y plantas en la Plaza del Mercado de Las Piedras con el grupo Sembremos. ¿Por qué hacer intercambios de semillas y plantas? Esta actividad ha tomado auge en los últimos años por varias razones: 1. Es una manera de adquirir semillas y plantas diferentes a las que ya se tienen y, así, aumentar el inventario para la siembra de un huerto sin tener que invertir dinero. 2. En el compartir con otras personas a quienes les apasiona la agricultura, la jardinería, la horticultura, la hidroponía, la permacultura, etc., se adquieren conocimientos que de otra forma hubieran sido costosos. 3. Tomar el tiempo de preparar tus semillas y plantas para el evento del intercambio es terapéutico ya que ha sido comprobado que estas actividades ayudan a una mejor salud mental, física y emocional. Podemos mencionar el ejemplo de la Sra. Inma Peña Fuciños, Terapeuta Hortícola y diseñadora de jardines terapéuticos y didácticos, a quien en España le otorgaron el premio extraordinario de Educación para la salud en el diseño de un programa de Terapia Hortícola para personas con problemas de audición y lenguaje. En
este enlace se puede conocer más sobre este tema: www. naturalezaterapeutica.com. (No la conozco personalmente, pero he leído sobre su excelente trabajo.) 4. Nos evita tener que comprar semillas transgénicas para nuestros cultivos. Estas semillas son modificadas genéticamente y, al ser alteradas, su resultado final puede ser perjudicial para nuestra salud. Esta es la controversia que se discute sobre la compañía Monsanto. 5. También esta actividad nos ayuda a conservar nuestras semillas nativas, las que recogemos de nuestros huertos y patios. Como pueden ver, son muchas las ventajas que obtenemos al recolectar semillas. Tengo un pensamiento muy mío y es el siguiente ¨ninguna semilla debe ser depositada en el zafacón, si no la puedes sembrar, compártela con alguien o tírala en el camino, patio o algún lugar donde tenga la oportunidad de germinar´. Acostumbro hacerlo y, en mi jardín, en ocasiones cosecho ajíes, espinacas y muchas cosas más que no he sembrado; simplemente he depositado las semillas y ellas me regalan sus frutos. Ahora mismo tengo una espectacular planta de CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015
parcha. Es muy divertido esperar en algún momento ver nacer algo que no esperas ya que no lo sembraste. Es importante saber cómo guardar y conservar nuestras semillas. Aquí les comparto como hacerlo de forma correcta. 1. Lo primero es buscar un lugar seco y fresco. El calor en exceso y la humedad son perjudiciales y acortan su duración. 2. Puedes usar varios envases para guardarlas, tales como bolsitas plásticas, envases de cristal o plástico, preferible que cierren herméticamente. Personalmente reuso los envases de la comida de bebé. 3. En la nevera, puedes guardarlas ya empacadas en el área donde colocamos las hortalizas o verduras. 4. Para mantener las semillas sin humedad cuando las almacenas fuera de la nevera, puedes colocarle en el envase donde las tienes un absorbente de oxígeno para mantenerlas secas. 5. No olvides anotar la fecha de empaque en el envase para saber cuáles son las más recientes y las más viejas, ya que la mayoría de las semillas guardadas pueden durar hasta tres años. De esta forma, cuando necesites para sembrar, sabrás cuales debes usar primero.
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AGRICULTURA 6. Cuando recoges semillas en tu huerto o jardín debes, antes de almacenarlas, asegurarte de que estén secas. Puedes colocarlas en un envase o periódico al aire en una mesita por varios días. 7. No puedes olvidar escribir el nombre de la semilla de inmediato cuando la colocas en el lugar donde las vas a guardar. 8. Cuando estés listo (a) para sembrar tus semillas, la manera de saber si las que tienes guardadas van a germinar es colocar las que vas a sembrar en un envase de agua de un día para otro. Las que se queden en el fondo germinarán; las que floten no.
esta manera evitamos comprar semillas alteradas. En Puerto Rico tenemos varias personas que se están dedicando a vender semillas. Esas deben ser nuestra primera opción. En las estaciones experimentales de la Universidad de Puerto Rico pueden conseguir buenas semillas y en las oficinas de Servicio de Extensión Agrícola que están ubicadas en la mayoría de los pueblos pueden recibir excelente
Cuando compren sobres de semillas en el supermercado, jardinerías u otro lugar, es importante que verifiquen la fecha de expiración en el sobre y siempre sigan las recomendaciones de siembra que les indican. Otro detalle importante es su procedencia, ya que de
información sobre como germinar, propagar o cultivar en sus huertos. Queremos ser parte de este movimiento de intercambios y educación para lograr contribuir con un granito a nuestra necesidad de seguridad alimentaria. Continuaremos realizando estas actividades con diferentes grupos de apoyo para lograr motivar a la mayor cantidad de personas a
preparar sus huertos. Les invito a visitar la Plaza del Mercado de Las Piedras a ver un huerto urbano que ha sido preparado por un grupo de jóvenes para demostrar cuán sencillo puede ser hacerlo en sus hogares. Si desean más información sobre este tema u otro relacionado a la agricultura, pueden comunicarse al 787-647-7171. También, nos pueden visitar en la Plaza del Mercado de Las Piedras en la Oficina de Agricultura Municipal.
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CORRIENTE VERDE l AGOSTO 2015