28 de junio de 2015. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari
288 LA REVISTA QUE HABLA DE VOS
Antes de dar el otro paso Arenilla
Laudato si’ David Tovilla En un mundo llamado Arana
LA REVISTA QUE HABLA DE VOS
5.- EDITORIAL
CONTENIDO
10.- ZAGUĂ N Arenilla: Antes de dar el otro paso
13.- PATIO Laudato si David Tovilla
20.- BALCONES Fotogramas parlantes
28.- SITIO En un mundo llamado Arana
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EDITORIAL Próximos a iniciar el mes de julio, vale la pena rememorar aquellos personajes que han aportado su luz a la identidad comiteca. Tal es el caso del músico, marimbista y compositor Enrique Penagos Rovelo, último miembro de de la familia de don Manuel Penagos Hernández. Nació el 2 de julio de 1925. Todos los hijos varones de la familia de don Manuel conformaron los grupos musicales de “La Chuja”, “La Chula Tanguista” y “La México-Chiapas”. En 1966, independiente de sus hermanos, conforma “Maderas que Cantan”. Participó en otras agrupaciones como “La Clave Azul” y “Águilas de Chiapas”. Compositor de varias melodías donde destacan “Virginia”, “Alicia”, “Elena”, “Francisco Enrique”, entre otras. Fallece el 17 de abril de 1996.
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ANTES DE DAR EL OTRO PASO
ARENILLA ¿Quién es esta muchacha tan modosita, tan tapadita del pecho? ¿Quién esta muchacha tan de raya en medio? Debo hacer caso al sello que dice “Rosario Castellanos”. Sí, es Rosario de mil pumpos, Rosario de mil tortillas de comal, de mil misterios. ¿Quién es esta muchacha con apenas cierto brillo artificial en los labios? ¿Quién esta muchacha que no ve de frente, sino así, de manera sesgada, como si lo importante no estuviese en el centro de la lente, sino en la periferia, en el aro que lo rodea y que le da forma? Llama mi atención esta fotografía de Rosario. Si alguien me diera a elegir una de las tantas fotografías que le tomaron elegiría ¡ésta! El cuello de su blusa está abotonado; su cabello cae con una certeza de equilibrio, como si cada mazo (a partir del camino) se desperdigara generoso sobre el plato de la balanza para que todo esté en equilibrio. Armonía, equilibrio, pueden ser palabras que definan este instante. Sobre la blusa lleva algo como un saco de dril, como una bata de trabajo. Si no conociera la historia de su vida diría que este uniforme es semejante al que usan las presidarias. Pero ¡no! Si no conociera su historia de vida diría que es una bata de pintora, pero ella no fue pintora. ¿Dibujaba o sólo llenaba los muros del aire con su palabra? Se ve tan modosita, tan que no mata una mosca. Se ve tan frágil, tan muñequita de sololoy. Su rostro, terso, parece a punto de quebrarse. Como si toda ella fuese de porcelana y alguien, algún cabrón, llámese Ricardo, llámese Tormenta, estuviese a punto de aventarle una piedra, desde la lejanía, desde la otra orilla. ¿Y por qué me gusta esta fotografía? Porque parece revelar el lago de agua estancada que ella fue. Ella ahí, en medio de las montañas, sola, en medio de la lluvia, ve cómo el aguacero mueve sus aguas. Las gotas chocan contra su cristal, le provocan un movimiento como de olas de mar. Esto es lo que los otros miran, pero ella, ella es un simple charco de agua estancada. Se mueve porque los otros meten sus manos para ver si está tibia el agua, si está fría. Las gaviotas, desorientadas, llegan hasta el espejo de su superficie y buscan peces, peces de mar; lo mismo hacen los pelícanos. Todos buscan peces en su interior, pero ella
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Zaguán
LA REVISTA QUE HABLA DE VOS nada lleva, nada posee; salvo oscuridad, silencio, reclamos. Me gusta esta fotografía por un detalle casi irrelevante: tiene cejas. ¡Dios mío, qué pensaba a la hora de los otros retratos! ¡A la hora en que muestra un rostro severo, artificial, como piedra, en que se pinta, repinta, una y otra vez, las cejas con un lápiz negro! Uno de los retratos más conocidos de Rosario es donde aparece con un puño cerrado sobre el marco de su barbilla. Ella ve hacia el cielo, hacia donde está el foco de luz, abstraída, como si la vida no estuviese en la Tierra sino en alguna constelación a millones de años luz de esta vida. Sus ojos buscan, está a punto de hallar la fórmula de algún misterio, pero sus cejas repintadas, curveadas, trazadas como si fuesen alas de cuervo, le otorgan al retrato un carácter de payaso, de caricatura. Todo su rostro es alterado por ese aleteo incruento. La armonía del rostro es rota como si mil piedras, en alud, reventaran contra un valle. ¡Dios mío! ¡Qué rostro tan sin rostro el de Rosario! La gran feminista no tuvo un rostro propio. Disimuló su timidez y fragilidad debajo de una máscara de tronco de árbol. Pero el tronco, se advierte, por más que intenta esconderlo, es un tronco enfermo por alguna plaga. Qué rostro tan oscuro el de la mujer que pretende dar luz. El rostro que muestra esta fotografía es el rostro de una tacita de té. Está a punto de decir algo, sus labios a punto de abrirse para pronunciar la palabra. Su cabello cae sin ataduras. Es la fotografía de una muchacha modosita, cubierta. Lleva el cuello abotonado. Hace frío. En el corazón de Rosario siempre hay un árbol sin hojas que recibe el viento que viene del Sur, de lo más profundo.
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Laudato si’
David Tovilla Para Mariana
El 18 de junio se presentó, de manera oficial, la segunda encíclica del Papa Francisco, con el título Laudato Si’. Desde esa fecha, en el portal oficial del Vaticano se encuentra disponible en varios idiomas. La emisión de una carta papal tiene importancia por fijar posiciones frente a temas específicos y en tanto línea para la estructura. Sin embargo, la encíclica de Francisco adquiere otra dimensión porque: a) proviene de alguien que se ha convertido en protagonista de la agenda mundial, con hechos concretos como la reanudación de las relaciones Estados Unidos-Cuba; b) el escrito no está concebido para consumo interno, la aspiración expuesta por su autor es que pueda interactuar con todas las personas con independencia de su creencia religiosa; c) está muy bien separada la reflexión intelectual de las secciones con fundamento creyente; d) refleja el respetuoso equilibrio que, en la actualidad, se mantiene entre ciencia y religión; atrás quedaron los tiempos de los dogmas. Por todo ello, el texto “Sobre el cuidado de la casa común” es de referencia necesaria. Las primeras reacciones al texto papal se concentran en su tema central: el debate ecológico. Se dice que el Papa quiere incidir en la cumbre sobre el cambio climático a celebrarse a finales de año. Sin embargo, la virtud del pliego es que no se reduce a un tema, tampoco es una simple toma de posición, mucho menos es la reiteración de los lugares comunes sobre el calentamiento global. Por eso hay que leerlo: porque constituye una de las muy raras visiones integrales sobre el mundo actual, a partir de una perspectiva ciudadana, crítica. Durante la lectura, la capacidad de exposición lograda por Francisco hace que se olvide que proviene de un religioso y
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LA REVISTA QUE HABLA DE VOS pareciera más un artículo de una prestigiada revista de debate, sobre elementos constitutivos de la vida del siglo XXI. ¡Qué documento! Laudato Sí’ se construye desde doscientos cuarenta y seis párrafos numerados para evitar dudas y facilitar sus alusiones. Retomemos sólo algunos de los que no se circunscriben a lo ecológico. En el 47, el Papa aborda el asunto del avasallamiento perturbador de la digibasura: “los medios del mundo digital, cuando se convierten en omnipresentes, no favorecen el desarrollo de una capacidad de vivir sabiamente, de pensar en profundidad, de amar con generosidad. Los grandes sabios del pasado, en este contexto, correrían el riesgo de apagar su sabiduría en medio del ruido dispersivo de la información. Esto nos exige un esfuerzo para que esos medios se traduzcan en un nuevo desarrollo cultural de la humanidad y no en un deterioro de su riqueza más profunda. La verdadera sabiduría, producto de la reflexión, del diálogo y del encuentro generoso entre las personas, no se consigue con una mera acumulación de datos que termina saturando y obnubilando, en una especie de contaminación mental. Al mismo tiempo, tienden a reemplazarse las relaciones reales con los demás, con todos los desafíos que implican, por un tipo de comunicación mediada por internet. Esto permite seleccionar o eliminar las relaciones según nuestro arbitrio, y así suele generarse un nuevo tipo de emociones artificiales, que tienen que ver más con dispositivos y pantallas que con las personas y la naturaleza. Los medios actuales permiten que nos comuniquemos y que compartamos conocimientos y afectos. Sin embargo, a veces también nos impiden tomar contacto directo con la angustia, con el temblor, con la alegría del otro y con la complejidad de su experiencia personal. Por eso no debería llamar la atención que, junto con la abrumadora oferta de estos productos, se desarrolle una profunda y melancólica insatisfacción en las relaciones interpersonales, o un dañino aislamiento”. El párrafo 92, hace recordar sucesos inhumanos recientes en México. La de aquellos niños que primero mataron un perro y luego a un menor de edad (Revista 10. Número 283): “cuando el corazón está auténticamente abierto a una comunión universal, nada ni nadie está excluido de esa fraternidad. Por consiguiente, también es verdad que la indiferencia o la crueldad ante las demás criaturas de este mundo siempre terminan trasladándose de algún modo al trato que damos a otros seres humanos. El corazón es uno solo, y la misma miseria que lleva a maltratar a un animal no tarda en manifestarse en la relación con las demás personas. Todo ensañamiento con cualquier criatura es contrario a la dignidad humana.” El Papa coincide, en el 105, con la tendencia cada vez mayor de lo nocivo de la carencia de límites, reglas, ordenamientos: El hecho es que el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto, porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia. Cada época tiende a desarrollar una escasa autoconciencia de sus propios límites. Por eso es posible que hoy la humanidad no advierta la seriedad de los desafíos que se presentan, y la posibilidad de que el hombre utilice mal el poder crece constantemente cuando no está sometido a norma alguna reguladora de la libertad,
LA REVISTA QUE HABLA DE VOS sino únicamente a los supuestos imperativos de la utilidad y de la seguridad. El ser humano no es plenamente autónomo. Su libertad se enferma cuando se entrega a las fuerzas ciegas del inconsciente, de las necesidades inmediatas, del egoísmo, de la violencia. En ese sentido, está desnudo y expuesto frente a su propio poder, que sigue creciendo, sin tener los elementos para controlarlo. Puede disponer de mecanismos superficiales, pero podemos sostener que le falta una ética sólida, una cultura y una espiritualidad que realmente lo limiten y lo contengan en una lúcida abnegación”. Francisco subraya la necesidad de pensar, reflexionar, en el punto 113: “La humanidad se ha modificado profundamente, y la sumatoria de constantes novedades consagra una fugacidad que nos arrastra por la superficie, en una única dirección. Se hace difícil detener- nos para recuperar la profundidad de la vida. Si la arquitectura refleja el espíritu de una época, las mega estructuras y las casas en serie expresan el espíritu de la técnica globalizada, donde la permanente novedad de los productos se une a un pesado aburrimiento. No nos resignemos a ello y no renunciemos a preguntarnos por los fines y por el sentido de todo. De otro modo, sólo legitimaremos la situación vigente y necesitaremos más sucedáneos para soportar el vacío”.
Parte del problema mundial es el consumo casi como condición de vida. Lo expone en
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el rubro 203: “Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios. El consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecno económico”. Esto se completa en el punto 222: “La constante acumulación de posibilidades para consumir distrae el corazón e impide valorar cada cosa y cada momento. En cambio, el hacerse presente serenamente ante cada realidad, por pequeña que sea, nos abre muchas más posibilidades de comprensión y de realización personal. La espiritualidad propone un crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco. Es un retorno a la simplicidad que nos permite detenernos a valorar lo pequeño, agradecer las posibilidades que ofrece la vida sin apegarnos a lo que tenemos ni entristecernos por lo que no poseemos. Esto supone evitar la dinámica del dominio y de la mera acumulación de placeres”. También agrega en el 223: “La felicidad requiere saber limitar algunas necesidades que nos atontan, quedando así disponibles para las múltiples posibilidades que ofrece la vida”. Como se aprecia Laudato Si’ es más que el documento ecológico del Papa. Es una invitación a revisar cómo se vive y actúa desde cada individualidad. Es una apuesta por frenar las inercias y hacer uso de la libertad con responsabilidad al actuar. Es no desvincular los problemas de su origen. Es recordar que los problemas del mundo actual provienen de los actos humanos y no de los actos técnicos del hombre. Imprescindible porque será tema en lo sucesivo.
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FOTOGRAMAS PARLANTES
Balcones
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Créame, nuestras butifarras están hechas con una carne selecta.
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ยกYa, chuchos! Ya sabemos que les gusta el cotz, Pero deben mostrar mรกs respeto a la autoridad.
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Mirá qué bonita está tu lengua, ¡con razón te gusta tanto el chisme!
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-Acordate que la ropa sucia se lava en casa. -Por eso no voy a salir, mis amigas van a venir.
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Me gustaba más trabajar con el doctor Simi, bailaba sin gracia pero no se creía DJ
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Yo vivo en un mundo llamado Arana Yo vivo en un mundo llamado Arana. En Arana se conoce de la existencia de un gran libro. Los maestros enseñan que dicho libro dice que hay un tiempo de sembrar y un tiempo de cosechar. Los mayores dicen que en Arana hay otro libro que sostiene que hay un tiempo de caminar y un tiempo de volar. Esta es la máxima lección de vida. Los hombres, mientras viven, no dejan de tener los pies bien puestos sobre la tierra, veneran a la tierra que les permite alcanzar el fin último de su destino. Por ello, en Arana nadie usa aviones. Existe un aeropuerto, pero su pista jamás ha servido para que un avión despegue. La pista del aeropuerto sirve sólo como pista de entrenamiento para la máxima que dice que hay un tiempo de volar. Los niños y niñas abren los brazos y juegan a ser avioncitos, a ser cenzontles. Mientras vuelan cantan, cantan las mismas canciones que sus madres les cantaron cuando estaban en la cuna. Se sabe que la esencia de la vida está en el útero y en el regazo de la madre. Cuando los niños dejan de ser arrullados por sus madres comienzan a gatear y a caminar sobre la tierra. Ese es el instante en que dejan el vuelo. Por ello, para regresar al origen, todo mundo sabe que llega un instante en que, como si fuera el tiempo de cosecha, los habitantes de Arana deben volar. La capacidad de vuelo es innata a los hombres y mujeres de Arana. Cuando los extraños preguntan cómo es que los habitantes de Arana tienen la vocación de vuelo, ellos sólo extienden los brazos. Los extraños se asombran. Los cuerpos de los hombres y mujeres de Arana toman una luminiscencia que pariera divina. Cuando los extraños exigen una demostración de vuelo, los habitantes de Arana ríen, ríen mucho. Tontos los extraños. Tal vez nunca han leído el gran libro que sostiene que hay un tiempo de siembra y otro de cosecha. Tontos, los extraños, ¿cómo explicarles que en Arana hay un libro que indica que hay un tiempo de caminar y un tiempo para el vuelo?
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