METRO I Junio #235

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El significado del agua potable en esos años llevó a este grupo a plantear en la ciudad de Buenos Aires un monumento al agua pública, algo que tal vez hoy nos parezca extraño, pero en ese momento tener agua potable era sinónimo de modernidad, civilización y progreso. Argentina fue la primera ciudad en América en tener una planta de filtrado para cortar las epidemias en 1869, la que estaba ubicada en Recoleta. De un año al otro los resultados fueron inmediatos. Este Palacio traería no solo prestigio al país sino además mejores condiciones para el ciudadano, porque los países que tenían agua pura en ese momento podían combatir las epidemias de fiebre amarilla y cólera. La

construcción

Para que realmente el edificio se viera como un palacio se eligió hacerlo en estilo “renacimiento francés”. Si bien la idea original era usar mármoles y granitos provenientes de las distintas provincias argentinas esta idea tuvo que ser desechada debido a cuestiones presupuestarias. Finalmente se decidió utilizar piezas de terracota que serían provistas por las fábricas Royal Doulton & Co. de Londres y Burmantofts Company de Leeds. Los planos se hicieron casi en forma de rompecabezas: a cada pieza de terracota se le asignaba un número y una letra para saber exactamente qué posición tenía en el edificio. Las piezas venían en barco con su respectiva coordenada y era ensamblada en el edificio correspondiendo con los planos. Fueron confeccionadas, además, piezas de repuesto por cualquier eventualidad que nunca fueron necesarias, pero el ensamblado del edificio fue tan perfecto, que la única función de las piezas de repuesto fue exponerlas en el museo que se encuentra dentro del Palacio.

Más info Lunes a viernes de 9 a 13 y de 14 a 17hs. Tel. (54-11) 6319-1104 museo_del_agua@aysa.com.ar

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