LA REVOLUCIÓN DE LOS 60 Y 70
¡CUIDADO! ESA PELIRROJA ROBA CORAZONES ¡Lucy ya llegué! Se escuchaba en el estudio cuando entraba Desi Arnaz buscando a su esposa en la famosa serie televisiva “Yo Amo a Lucy”. Muchas personas recordarán a Lucille Ball como la pelirroja ingenua que metía en problemas a su esposo cubano, con el único fin de ayudarlo a progresar en el mundo del espectáculo en Estados Unidos. En 1951 los programas de televisión no eran muy elaborados, pero esta serie causó una verdadera revolución técnica. Por primera vez se grabó con público presente y en formato cine de 35 mm. Hecho que hizo merecedores a Desi y Lucy, de cinco Premios Grammy. La idea nació de un programa radial que tenían los dos (ya en ese entonces esposos), y en la que creyó la cadena estadounidense CBS. La historia incluía a dos personajes más, los vecinos de la pareja: Ethel (Vivian Vance) y Fred (Bill Frawley), grandes profesionales, pues en la vida real se detestaban. Uno de los episodios que recaudó los más altos índices de
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audiencia en la historia, registrando el 67.7% fue cuando Lucy dio a luz. El interés del público radicó en que después de la filmación, en realidad la actriz tuvo a su segundo hijo. Sin embargo, la felicidad que demostraban los protagonistas, no se reflejaba en su vida privada. La fama sorprendió al cubano, quien descargó sus temores e inseguridad en el alcohol y lo banal. Cansada de discusiones y peleas en el mismo set de grabación, Lucille se despidió de Desi con un beso en el episodio final de la serie. Luego vino el divorcio. Con su debut en esta comedia, que perduró por casi seis décadas, Arnaz se convirtió en la primera estrella latina de la televisión estadounidense. Y aunque ya separados, años más tarde, en 1962, Ball le ofreció la producción ejecutiva de la nueva serie, “The Lucy Show”. Su amistad creció conforme pasó el tiempo, de hecho, Lucy fue la última persona que habló con él en vida. Después de una larga carrera exitosa, Lucille Ball falleció a los 77 años, dejando un legado que aún hoy puede ser visto en muchos países.