EL ZOO DEL ZOO

Page 19

los cruceros que ofrecen yoga entre su lista de entretenimientos–. Repliqué a un amigo español que vino a Rishikesh infeliz con su vida e incapaz de mejorarla. –Complicado salir del mundo de las pegatinas–. Contestó preso de su miedo. –Pero no te das cuenta de que aquí –le dije cuando todavía me molestaba por las causas perdidas–, he olvidado trabajar duro para abandonar las pertenencias y el engaño de las necesidades. –De qué preocuparse amigo pintor, superhombres de plástico con organismos perfectos envasados al vacío, alimentados por complejos vitamínicos y fórmulas de vida eterna poblarán lo que quede–. Habló nuevamente su ingenioso miedo, como si un profundo masoquismo le impidiese desprenderse del cuero. Para expiar sus culpas el compatriota se tomaba muy en serio las técnicas respiratorias y trascendentales, de ahí su insistencia con la India. Así distinguía a todas las personas que formaban este individuo, que como viene a ser común, se queda a mitad por pretender recorrerlo de una sola tacada. –Cuánto daño creer en la iluminación y en los esfuerzos por esquivar el dolor, cuánta energía malgastada en dibujar metas imposibles; qué timo con la dualidad y qué ironía la búsqueda de lo que suponemos en otro plano, buscar en sí; peor aún con los niveles de conciencia y los coloquios para resolver el mundo–. Terminé a gritos delante de sus compañeros. Con este jarro tibio regresó a occidente muy contento al comprobar dentro de su entender que yo estaba equivocado. ¡Sugestión! Para mí que aquel fue un caso de supervivencia.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.