Las esculturas de San José en la ciudad de Murcia. José Alberto Fernández Sánchez La celebración del Año Santo de San José es el pretexto para llevar a cabo una revisión sobre el desarrollo escultórico de su iconografía en el ámbito de la ciudad de Murcia. La retrospectiva ofrece una panorámica sobre buena parte del patrimonio plástico local vinculado al culto del Santo Patriarca ofreciendo una visión concreta del fenómeno en el espacio de la capital diocesana. The celebration of the Holy Year of Saint Joseph is the excuse to carry out a review of the sculptural development of his iconography in the city of Murcia. This retrospective offers an overview of a large part of the local plastic heritage linked to the cult of the Holy Patriarch, offering a specific vision of this phenomenon in the space of the diocesan see.
L
a declaración de 2021 como Año Santo dedicado a San José presenta una ocasión idónea para el análisis tipológico de las esculturas que, bajo esta advocación, se conservan en el ámbito de la ciudad de Murcia. Ciertamente, la proyección del tema desde tiempos modernos hasta la actualidad permite encuadrar toda la evolución de su plástica mostrando, en consecuencia, una panorámica completa de la propia evolución artística registrada en este espacio concreto. Por mucho que la celebración exprese los 150 años de culto especial a la figura del Santo Patriarca en el seno de la nueva sociedad contemporánea, definiéndolo además como patrono de la Iglesia Universal, su veneración va más allá evocando la predilección popular por el “Pater Putativo Christi”1. Primeras referencias documentales Las primeras noticias recogidas sobre este asunto se conservan en los protocolos notariales municipales que aluden, ya en 1596, a la ejecución de una imagen del “Patriarca” para “el oficio de carpinteros”. La efigie, acaso el primer titular escultórico del gremio, debía configurarse en base a “dos figuras [que] podrán separarse” teniendo cada una, San José y el Niño, su peana independiente. Todo ello, en “cuatro palmos y medio”, debía ser ejecutado por el escultor Juan Pérez de Artá muy activo en la ciudad en aquellas décadas finales del XVI2. Ciertamente, no se trataba de la primera escultura documentada del tema, sólo tres años atrás se recogía otra realizada por Jerónimo de la Lanza para la Puebla de don Fadrique, pero revela el nuevo protagonismo conferido a la imagen de bulto a partir del desarrollo de las recomendaciones del Concilio de Trento3. Así, de la presencia del santo en infinidad de tablas y relieves asociados particularmente a la Natividad, perfectamente rastreables en la Diócesis de Cartagena a través del legado renacentista, se pasa a una preferencia por la figura exenta que responde en todo al nuevo espíritu suscitado por la “devotio moderna”4. A este ímpetu ciudadano, reivindicativo de esta devoción predilecta,
1. Véase al respecto la Carta Apostólica Patris corde. Con motivo del 150º aniversario de la declaración de san José como patrono de la Iglesia universal, dada por S.S. FRANCISCO, Madrid, San Pablo, 2020. 2. MUÑOZ BARBERÁN, M., Memoria de Murcia (Anales de la ciudad de 1504 a 1629), Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 2010: p.115. 3. Ídem: p.106. 4. Son representativas de este contexto el ejecutado por Jerónimo Quijano para el relieve principal de la Capilla de Rodrigo Gil de Junterón o el ejemplar, ya particularizado, de Alonso de Monreal en el retablo de San Nicolás de la Iglesia de la Soledad de Cehegín. Véase sobre este último HERNÁNDEZ GUARDIOLA, L., “La pintura en la Diócesis de Cartagena en la segunda mitad del siglo XVI” en AA.VV., Signum. La gloria del Renacimiento en el Reino de Murcia, Murcia, Comunidad Autónoma, 2017: p.246.
139