Mentiroso parte 1

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I

Aquello ya no era lógico, su preocupación era algo normal, Isabela estaba empezando a estar seriamente preocupada. Llevaba algo más de diez años trabajando en casa del cardenal Signori y nunca éste había estado tanto tiempo sin dar señales de vida. No había recibido ni tan siquiera una escueta nota de aviso, ni una llamada, nada, simplemente el cardenal no aparecía. Signori era un hombre trabajador dedicado en cuerpo y alma al Vaticano, pero siempre tras una larga jornada de trabajo, le gustaba pasar las últimas horas del día encerrado en su despacho entre sus queridos libros, mientras Isabela le preparaba una escueta cena y le abría la cama. La vieja sirvienta no era mujer de


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