Crítica de la ideología i

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imperialismo, que corresponde a la dominación y hegemonía absoluta del capitalismo financiero y de la malla de empresas trasnacionales, es más bien al imperialismo que sirve el gobierno popular. Sus políticas monetaristas, sus seudo-nacionalizaciones, por medio de compra de acciones, sus entregas del control técnico de las empresas nacionalizadas, la entrega de sus reservas fiscales a bancos del imperialismo, la emisión de bonos soberanos en el sistema financiero internacional, hablan de ello. Lo que ha ocurrido con el caso Snowden y la clausura del espacio aéreo al avión del presidente boliviano, no es más que roces y amagues en el reordenamiento de la organización del imperio, del orden de dominación mundial, bajo el encuadre del diagrama de poder del control. Estas desavenencias de gobiernos, uno, el gendarme del imperio, el otro, gobierno progresista de un país periférico, no son más que contingencias en la marcha descomunal del diagrama de poder del control, marcha hacia el Estado de excepción mundial prolongado. Estas desavenencias muestran que ninguno de sus gobiernos, de sus asesoramientos, de sus servicios de inteligencia, comprende lo que pasa, ninguno comprende esta marcha desbordante del diagrama del poder del control. Todavía mantienen las imágenes del periodo de la guerra fría. Se trata de representaciones anacrónicas que no corresponden al presente. No se pude esperar otra cosa de estos gobiernos, agenciamientos concretos del poder del Estadonación, aunque uno sea imperialista y el otro sea subordinado; Estadonación construido a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Sus “estructuras” y representaciones responden a la gravitación de este largo periodo. Las “estructuras” políticas y las formas de representación del presente están en ciernes, emergiendo de las nuevas experiencias. Las cabezas de estos gobernantes siguen peleando guerras pasadas, cuando asistimos a la marcha descomunal del diagrama del poder de control mundializado. Otra anotación. Un diagrama de poder, lo que hemos llamado diagrama, es decir, mapa, interpretando las cartografías de poder investigadas por Foucault, no es el resultado del diseño de élites conspiradoras, como es la imagen que tienen algunos críticos de la dominación imperialista. No es ninguna variante de la teoría de la conspiración la que explica la conformación de mapas de poder. Al contrario, las élites conspiradoras no son más que uno de los componentes del diagrama de poder. Élites que se ilusionan con sus conspiraciones, que casi nunca les sale, pues enfrentan múltiples contingencias y la complejidad de la “realidad”. El diagrama de poder, las cartografías de fuerzas, los mapas de agenciamientos y


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